Desde México, Araceli Zúñiga Vázquez
Los poemas se hacen de sonido y de luz… , por lo menos esa es la definición más precisa con la que podría tratar de acercarme al trabajo de Pola Weiss, pionera del videoarte en México, y con esas palabras inicié la introducción a la que sería, creo, la última entrevista que se realizó sobre ella para la televisión de la Universidad Nacional, TV-UNAM, en 1989, que fue cuando la vi por última vez.
Conocí a Pola en los años 1974 ó 75 cuando, recién egresadas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, nos estrenábamos como comunicadoras universitarias en la entonces Dirección de Divulgación Universitaria, frente al Parque Hundido de la ciudad de México, dependencia que con el tiempo se fusionó con Cupra para dar nacimiento a lo que ahora es TV-UNAM.
Y la recuerdo por las estrechas oficinas, con nuestros escritorios muy juntos y ella riendo y echando bulla todo el tiempo, contestando el teléfono… “ divulgeshion forniqueshion …¿quién habla?”, para espanto y soponcio de quiénes pretendían fuésemos serias y formales; pero no, no había modo con nosotras, pues nuestra irreverencia y alegría no sólo significaba que fuésemos un grupo de universitarias recién egresadas con ganas de divertirnos.
No, no sólo era eso. Era una de las manifestaciones del otro modo que teníamos de ver el mundo, del otro modo de ver la ciencia, del otro modo de ver el arte, y, en consecuencia, del otro modo de ver la comunicación universitaria, de la cual hemos sido parte aquel grupo de comunicadoras durante los últimos (casi) treinta años. Partícipes siempre que existía un foro, una conferencia, un congreso (con nuestro periódico mural “La Lengua”) con nuestras opiniones en torno a la búsqueda de un lenguaje propio dentro de la divulgación científica y cultural; nuestro propio, plural, multiétnico, multidimensional, lenguaje visual.
Éramos un grupo (una generación) con el año 68 grabado con marca de fuego en la frente y en el espíritu: Belinda Bernal, Conchita Salcedo, Irma Espìnosa, la poeta Miriam Moscona y el poeta Jaime Reyes (†), Sergio Valdés, Raúl Demesa, Daniel Fernández, Amanda González, Josefina Torres, Lety Zamora, Rebeca Ramírez (ya andaba por allí César Espinosa) y, por supuesto, Pola Weiss (†), que en una de mis imágenes/pensamiento siempre encuentro riendo y bailando, con su bolsa/ladrillo con la cual recogía aportaciones de toda especie para terminar su casa, entonces en construcción.
Con Pola compartimos una época muy interesante para la Universidad: cambios acerca de la orientación académica y científica, cambios en las formas de gobierno interno (y externo) cambios en nuestra percepción de lo que hacíamos y con lo cual siempre mantuvimos una posibilidad de respuesta crítica. Siempre respondonas. Siempre desafiantes. Siempre urticantes y transgresoras. Las pasionarias (de la irreverencia) cultural. Eso éramos.
Recuerdo esos años intensos, de constante actividad, de reuniones loquísimas en casa de alguien hasta el otro día, acompañadas generalmente por unas garrafas enormes de vino tinto que sospechábamos, por las consecuencias posteriores, venían de algún alambique personal de alguna de nosotras: cantando, discutiendo los temas que nos apasionaban de la política universitaria, riéndonos obscenamente de los funcionarios –mediocres o no- y sus tretas para aparentar una autoridad que no les dábamos.
Recuerdo también el viaje de Pola a Cuba, y su alto en mi casa, camino al Aeropuerto, para recoger algunas cartas y direcciones de amigos mutuos. De ese viaje –por cierto– resultó una relación entrañable con el diseñador cubano Felix Beltrán, artista internacional que supo ver en el trabajo de Pola todo su potencial y riqueza. Los dos, cada uno por su lado, me agradecieron después la referencia, pues ambos entendían un lenguaje común, y Pola conoció la Habana acompañada por el gran Semiofago –devorador de signos– Felix Beltrán, al cual habrá que invitar alguna vez para que nos comparta esos días polares.
Con Pola abrimos los trabajos de la primera Bienal de Poesía Visual, en enero y febrero de 1986, en instalaciones del Instituto Politécnico Nacional y, posteriormente, en su ausencia, hemos realizado homenajes y reconocimientos en múltiples eventos a su aportación para las artes no objetuales, esto es, las narraciones artísticas no convencionales y alejadas del mercado del arte y de los “marchants”; por lo menos antes de que la contracultura se volviese tan comercial (que también lo puede ser) y para muestra allí están los hermanitos Stones con su último concierto en México, tan impactante en recursos tecnológicos pero con un final de Walt Disney y una “campanita” volando a nuestro alrededor.
En 1990, el realizador (también multipremiado y pionero de la revista virtual “Clon”, en la Universidad Metropolitana, campus Xochimilco) Antonio del Rivero y yo presentamos, por primera vez en TV-UNAM, una muestra de video experimental y video arte internacional. Allí estuvieron los trabajos de Alberto Roblest y César Lizarraga, en el extremo opuesto a la hoy sala Pola Weiss, y donde recreamos un cinito con sus butacas de madera y su cortinita negra, salita que, me gusta pensar, fue el antecedente y tal vez el estímulo para la actual videosala que lleva su nombre hoy, con sus peluches morados.
Ahí mismo realicé la muestra de video experimental e independiente: Transgresiones , espacio abierto a la reflexión de los trabajos de Pola y otros realizadores más, nacionales e internacionales.
En el Museo del Chopo, también de la UNAM, promoví un homenaje a Pola con la muestra de videos escritos, dirigidos, producidos y realizados por mujeres videoastas: “Extrapolaciones” (1993), trabajos de fotógrafas, poetas, performanceras, músicas, pintoras, escultoras, pero todas potenciando sus propuestas a través del video, donde Pola fue convocada (in memoriam) y sé que allí estuvo y participó con nosotras.
Después Maris Bustamante, Astrid Haddad y yo realizamos el proyecto en homenaje a Lucha Reyes: “Códigos Secretos”, igualmente en el Chopo y en aquel mismo año, donde hablamos sobre las mujeres artistas mexicanas que han buscado otros paraísos (menos) terrenales, pues éste ya no les fue suficiente ni decoroso, y renegaron de una cultura del big brother occidental que las negaba, entre ellas Pola Weiss, Lucha Reyes y otras muchas artistas más.
Los poemas se hacen de sonido y de luz: intersignos que Pola trabajó desde su tranfronterización de géneros: ¿qué hacía Pola con sus videos? Pues eso: >(y me permito citar(me)) >de sonido y de luz desde la música, desde la danza, desde el video, desde los bordes irregulares de los fractales, modelos matemáticos de la naturaleza, desde los plasmas, el cuarto estado de la materia desde el cual es posible la fusión nuclear, desde la socarrona sonrisa de un gato que ya no vemos, pero que sabemos está allí.
Estoy hablando de las inter y multidisciplinas en las que trabajó Pola, y donde han trabajado los grandes artistas y los grandes científicos de este y de todos los milenios, del arte y de la ciencia y de las humanidades y de la tecnología, pero no bajo los conceptos asfixiantes y excluyentes de aquella cultura del hermano mayor que nos ha negado el placer de jugar, buscando.
El ruido también es una señal, dijo alguna vez Naum June Paik, pionero del videoarte en el mundo, cuando en 1965 grabó las calles de Nueva York con una cámara Porta Pack, de Sony… Desde entonces, junto con el cine underground, el op-art, el pop-art, el arte no objetual, el performance, el hapenning, la lucha de los negros por sus derechos civiles, el feminismo, la liberación gay, el rock stage, el hippismo y los movimientos antiburocráticos, asistimos al estallido de una nueva sensibilidad estética, científica y tecnológica, precursora de las ciberculturas que vivimos ahora.
Pero, ¿quién fue Pola Weiss? ¿Por qué decimos que fue –junto con Rafael Corkidi- pionera del Videoarte en México?
(* ) “Para mí el cine sería la épica, la televisión
la novela y el videoarte la poesía”
Pola Weiss
Para los videoastas César Lizárraga y Alberto Roblest (1995), ambos discípulos de Pola Weiss en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM: “El videoarte es una especie de pintura en movimiento, es como sentarte a ver un cuadro, es una búsqueda plástica a través del video”. Lizárraga y Roblest definen que en el videoarte hay algunas áreas muy específicas: el videoarte en sí mismo, el video como apoyo o registro de otras actividades artísticas y el video como búsqueda del arte actual. Lizárraga y Roblest en 1988 formaron el colectivo “Video Dos”, en donde proponen la idea de hacer poesía visual. Proyecto que publicó la primera revista sobre videoarte, video independiente y video experimental: “Visión Múltiple”.
Por su parte, Pola Weiss, en el libro “El video en México” , menciona (ya siendo citada, por supuesto): “El video no es una ventana al mundo, sí es una puerta a la mente del hombre, es tornar esa visión inteligente en una complacencia estética, o es el grado de lo inesperado y sorpresivo de la obra artística en su proyección”.
Pola Weiss ingresa en 1968 a la Universidad Nacional Autónoma de México, matriculándose en la carrera de Ciencias Políticas (POLAtícas). Sin embargo, en 1971 decide cambiar de carrera y se inscribe en la licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva. Entre sus profesores destacan Gustavo Sáinz Reyes y Froylán López Narváez, con quien llega a tener una amistad estrecha y quien ejerce influencia sobre ella en su inclinación hacia los medios audiovisuales.
“Pola Weiss como estudiante, y esto aclaro, visto a retrospectiva, era una estudiosa de los asuntos escolares. Pero ya se advertía desde entonces (la Universidad) que tenía un afán que no se le iba a agotar en el aprendizaje escolar. Ya desde entonces la inquietud, la impaciencia, incluso la agresividad y hasta la insolencia eran marcos de la personalidad estudiantil de Pola Weiss. Al mismo tiempo manifestaba constantemente los arrebatos de la alegría, de la gana de crear, del entusiasmo,” (López Narváez, en Blanco , 1991).
Pola Weiss obtiene el titulo de Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, el 11 de diciembre de 1975, con la tesis “Diseño de una Unidad de Producción en Video Tape (Programa Piloto)”, “siendo la primera vez en la historia de la Universidad que alguien se recibe presentando como tesis un video tape”.
Pola Weiss fue –entonces– una señal. Una mujer/signo. Mujer/estrella. Mujer/luz. Mujer/imagen. Mujer/palabra.
Signo transgresor. Signo corrosivo.
Hasta entonces, Pola, los miembros de Poesía Experimental (y fauna nociva que nos acompaña) te saludamos. Hasta otro día.
(*) “Pola Weiss; Pionera del videoarte en México” , Dante Octavio Hernández Miranda, Fundación Universidad de las Ámericas-Puebla, primavera de 1997.