UNA CLASIFICACIÓN DEL BUDISMO
UNA CLASIFICACIÓN DEL BUDISMO
Por Alvaro Oliva
La historia del budismo siempre nos presenta personajes que, tal vez, no podríamos contextualizar, en esta época, sin embargo, hoy en día, es posible concentrarnos en sus enseñanzas, en medio de cualquier calle de nuestro país, invadida por cientos de transeúntes malhumorados e hipnotizados por la “magia” del siglo XXI, radicada en luminosos aparatos telefónicos u otros productos, originados en la llamada “revolución tecnológica”, que nos envuelve.
Frente a esta vorágine podemos orientarnos, como mencionamos anteriormente, a la historia del budismo y de un personaje llamado: Chih-i. Este maestro, nació en el año 538, alejado de los excesivos estímulos de la actualidad y llegó a convertirse en la primera persona de la historia del budismo chino, que estableció una clasificación completa, sistemática y crítica de la enseñanza budista.
Hijo de un funcionario del gobierno y una budista devota, el infante, cuando apenas tenía siete años, visitó un templo e impresionó a los monjes al memorizar el capítulo 25 del “Sutra del Loto”.
Chih-i recibió una educación que abarcó por completo los clásicos confucionistas y los textos del taoísmo.
Desde pequeño, entendió y tomó conciencia absoluta de la fragilidad de las cosas, en un período histórico donde la dinastía Liang y el estatus de su familia desaparecieron. Tras la muerte de sus padres y el derrumbe de una gran biblioteca, decidió ser monje, a los 17 años, familiarizándose con todas las doctrinas mahayanas.
Cuando tenía 23 años, se quedó, siete años, junto a su maestro Hui-ssu, estudiando el “Sutra del Loto”. En el 557 Chih-i dejó a Hui-ssu y el monte Ta-su y se dirigió a Chien-k'ang, donde su reputación como maestreo creció. En el año 575, cuando tenía 37 años, viajó al sur, al monte “T'ien t'ai”, donde su fama como maestro, llegó a ser tan grande que el emperador de la dinastía Ch'en decretó que las recaudaciones de todo un distrito, se utilizaran para subvencionar al maestro y la naciente escuela “t'ien t'ai”.
Así, tras la concreción de este proyecto Chih-i tomó una idea que le inspiró el “Sutra del Loto” y enseñó un sistema que estaba lleno de detalles enciclopédicos. Sus conocimientos eran ampliamente respetados y atrajo mucho respaldo popular.
Para Chih-i, el estudio y la meditación eran igualmente indispensables. Criticaba a quienes se conformaban sólo con un budismo intelectualizado y además, a los que practicaban, sin contar con la base de un entendimiento.
Chih-i, estableció 35 monasterios y consolidó la trascripción al chino de 15 volúmenes completos del Tripitaka. Dedicó mucho tiempo a viajar y enseñar, siempre en buenas relaciones con la corte real.
En el 597, el emperador lo invitó a visitarlo pero, cuando se hallaba en camino, Chih-i enfermó gravemente. Comprendió que la muerte se acercaba y antes de fallecer, ofreció parte de sus pertenencias a una imagen de Maitreya, mientras invocaba al buda Amitaba.
Muy interesante la historia
Enviar un comentario nuevo