Clemente
Padín, Montevideo, Uruguay
El
primer empuje de la poesía experimental en América Latina
en el siglo XX ocurre con la incidencia del ultraísmo en en nuestros
países a comienzos de los 20s. El ultraísmo es un movimiento
poético de origen español, de fines de 1918, nacido a
instancias de Vicente Huidobro, poeta chileno, quien dio a conocer en
España, las últimas novedades de la poesía francesa,
incluyendo el movimiento de su autoría, el creacionismo. El ultraísmo
aparece en instancias del agotamiento del modernismo rubendariano y
se difunde rápidamente: en el Uruguay, hacia los 20s., aparece
la revista "Los Nuevos", dirigida por Morador Otero e Ildefonso Pereda,
siendo figura destacada Alfredo Mario Ferreiro, autor de "El Hombre
que se Comió un Autobús" (1927); en Chile aparece el movimiento
runrunista; en México, el estridentismo con Manuel Maples Arce
a la cabeza y, en el resto de la región, se suceden los poetas
renovadores. La mayor aporte del ultraísmo fue la nueva consideración
de la metáfora, la "imagen" como fue llamada, sin los nexos habituales
de la metáfora clásica y, a nivel de contenido, los nuevos
temas que imponían las cambiantes formas de vida debidas a las
nuevas tecnologías que se derivaban de los avances científicos:
el ferrocarril, la aviación, los rascacielos, la radio, etc.
En la Argentina se destacaron Jorge Luis Borges, sobre todo por su labor
de difusión y Oliverio Girondo, poeta que no sólo se valió
de las posibilidades expresivas que ofrece la oralidad lingüística
a la manera de las "jijantáforas", estudiadas por el maestro
Alfonso Reyes sino, también, explotó el espacio como ámbito
privilegiado de expresión poética, ya sea adicionando
imágenes como en el poema "Croquis en la Arena", ya sea interpretando
lo verbal y lo visual en el poema, a la manera de los poemas ideográficos
en los cuales la forma del poema va asumiendo la forma del objeto descripto
verbalmente como en el poema "Espantapájaros".
En este ítem debiéramos
también incluir al pintor Xul Solar, emblemática figura
de los 30s., quien propuso un lenguaje articulado y un conjunto de signos
pasibles de ser escritos y leídos en los cuadros que pintaba.
Cada signo podría integrar un diccionario ideal. Los textos-cuadros
de Xul Solar fueron los vehículos de esta propuestas. Ademas,
Xul, creó una lengua, el Neocriol, a partir del español
y y otras lenguas latinas, aunque radicalmente diferente de aquellas.
Los aportes más significativos
de la poesía Madí se concretan, en particular, a nivel
de la semanticidad lingüística: cambio de tópicos
o redes diferentes de significación o isotopías alternas,
etc., características formales propias del desarrollo previsible
de la poesía discursiva que escapan a este estudio. Sólo
en algunos pocos poemas de Gyula Kosice, el más decidido impulsor
del Madí, se aprecian elementos formales de ruptura, sobre todo
en el manejo del isoformismo forma-contenido, una de las banderas del
concretismo literario que surgiría, a mediados de los 50s., en
el Brasil.
LA POESIA INTERSIGNOS
La Poesía Intersignos propuesta
por el poeta brasileño Philadelpho Menezes en 1980 culmina el
proceso experimental que se inició con la Poesía Concreta
brasileña en 1956 continuado con el poema semiótico (1964)
y el Poema/Proceso (1967).
Al igual que el Poema/Proceso, la Poesía
Intersignos propone "retirar del signo verbal la exclusividad en la
exploración de la materia prima poética" (Menezes,1987).
Para Wlademir Dias-Pino, la palabra es el signo de uno de los lenguajes
que puede ser utilizado en la expresión poética, pero
no el único ni el excluyente: "...el Poema/Proceso no pretende
terminar con la palabra...lo que el Poema/Proceso reafirma es que el
poema se hace con el proceso y no con palabras..." (Wlademir Dias-Pino,
1971).
Según Menezes, se puede "definir
sumariamente a la Poesía Intersignos como aquella en los que
los signos visuales y verbales, cada cual con su carga semántica
propia, actúan conjuntamente en la producción del sentido
del poema" (Philadelpho Menezes, 1987). Así, marca sus diferencias
con la llamada "Poesía Visual" que se vale de la dimensión
plástica del lenguaje (el lenguaje no sólo se "lee" sino
que, además, se "ve"). Sostiene que en el poema visual los elementos
plásticos no se integran al significado total del poema sino
que actúan como elementos de confusión, de "ruido" para
generar la mayor ambigüedad posible. También pueden estar
en función de relevamiento o de refuerzo de la expresión
verbal, redundándola, a la manera de los poemas ilustrados o
los "carmina figurata" latinos o los "Pattern Poems" como los define
Dick Higgins (1987) en donde las dos formas de expresión, la
verbal y la visual, pueden separarse sin mengua de información
poética, lo cual es imposible en el poema intersigno. Menezes
retoma el testimonio de la poesía concreta histórica:
la construcción racional de los signos interactuando en la conformación
del sentido, mediante procesos compositivos "precisos", casi esquemáticos,
al contrario de las tendencias más relevantes de la poesía
visual, oriundas del collage y de la diseminación semántica.
Posteriormente en ROTEIRO DE LEITURA:
POESIA CONCRETA E VISUAL, 1998, al caracterizar a la Poesía Visual,
habla de que, fundamentalmente, existen tres manifestaciones: el poema-embalaje,
el poema-collage y el poema-montaje. El poema-embalaje se caracteriza
por una vuelta al texto y al verso aunque, debido a las sofisticadas
posibilidades de los nuevos tipos gráficos y otros recursos,
es posible hablar, aún, de integración expresiva en la
visualidad. El poema-collage, tiene su origen en la técnica artística
descubierta por el Cubismo que sacaba a los signos de su ambiente habitual
y lo colocaba en otros generando ambigüedad y proliferación
de sentidos. El poema-montaje, al contrario del poema-collage, al reunir
dos signos de diferentes lenguajes no generaría múltiples
representaciones sino una o dos representaciones en la mente del "lector".
"Se crea una articulación formal entre verbalidad, visualidad
y sonoridad que produciría un montaje superconductor en donde
la comunicación exigiría del observador un integral aprovechamiento
de los sentidos, en función de la decodificación de la
hipótesis de lectura del poema".
A nadie escapa que esa integración
(lo visual, lo verbal y lo sonoro que tan bien expresara James Joyce
con su concepto de "verbivocovisual") sólo sería posible
en el futuro cercano a través de los descubrimientos de la técnica,
es decir, el vídeo y, sobre todo, la multimedia.
LOS POEMAS
FIGURADOS O CARMINA FIGURATA
Los poemas de figuras existen desde
el inicio de la tradición poética occidental, en la antigua
Grecia y el la Baja Edad Media y participan , sin duda, de la dimensión
visual del lenguaje aunque, en casi todos los casos, auxiliando y ratificando
la información de la dimensión verbal. Se trata de una
extensión del significado verbal que completa y legitima, redundantemente,
su sentido. Algo así como una "figura de relieve" que "para mayor
energía o elegancia de las expresiones permite algunas licencias..."
(Gramática Castellana). Este recurso estilístico (mise
en rélief) es el contorno lineal o la forma que adoptan los versos
en el espacio de la página que, en general, reproducen la forma
del objeto descripto o representado simbólicamente. También
se les llama poemas asistidos, es decir, poemas verbales reduplicados
visualmente o, como Dick Higgins, pattern poems.
Se diferencian nítidamente de
la poesía visual en cuanto en ésta la integración
de la dimensión verbal y visual es monolítica; en cambio
en el poema figurado, es posible la separación de ambas dimensiones
sin que haya merma significativa de información (lo mismo ocurre
con la poesía ilustrada).
Si los poemas figurados hubieran surgido
en la década de los 60s. estaríamos hablando de poética
conceptualista puesto en el poema de figuras la representación
verbal del objeto se opone o juxtapone a otra representación,
en este caso iconográfica. Es conceptualismo porque nos habla
de un objeto que es, a su vez, su propia representación a través
de otro lenguaje ("El arte es la definición del arte", Joseph
Kosuth). Algo así como escribir la palabra "roca" en una roca
o la palabra "blanco" sobre una superficie blanca.
En nuestro países se destaca
la obra del poeta uruguayo Francisco Acuña de Figueroa quien,
en el siglo XIX, escribió y dibujó 12 poemas de figuras
dando cuenta de la importancia del barroco latinoamericano. También
cabría señalar la existencia, junto a los poemas de figuras,
de los laberintos y los poemas permutacionales, a la manera del místico
catalán Raimundo Lulio, permitiendo al lector manipular las palabras
propuestas y concretar su propia versión del poema, en una suerte
de poética de la recepción.
POESIA MULTIMEDIA
Tal vez la manera más segura
de transgredir los códigos poéticos es valerse de nuevos
soportes y canales puesto que, de alguna manera, éstos impregnarán
con su "ruido" y con sus características expresivas los textos
que vehiculen. Y no otra cosa es la multimedia, nuevo medio de expresión
electrónico, complejo, totalizador, que viene a concretar el
programa, preanunciado por Mallarmé, de poetizar a través
de formas de expresión sintéticas, ideográmaticas
y sincrónicas.
La multimedia se sitúa junto
a la forma de la expresión y es, desde allí, que determina
los contenidos. Lo cierto es que algo ocurre cuando un significante
se une a un significado que hace que se altere el sentido original de
éste y que hace, además, que dicha expresión sea
pasible de ser trasmitida por otros canales, sin alterar su significado.
Ni que decir cuando el canal "habla por sí mismo", es decir,
cuando por errores del operador o por la aparición imprevisible
del ruido del canal, irrumpen formas impredecibles y extrañísimas
en el texto.
Así como la página ofrece
su bidimensionalidad y el medio ambiente sus tres dimensiones, así
la computación ofrece un espacio virtual, definible como un espacio
lógico, diferente al real, en donde confluyen directivas electrónicas
y algorítmicas programadas que permiten la aparición de
situaciones espaciales a las cuales hay que reajustar toda la pasada
experiencia.
Y ello es posible porque la computadora puede engendrar signos tridimensionales,
previamente programados en el espacio virtual de la máquina.
Pero, sobre todo, puede programar sus comportamientos de acuerdo a la
aleatoriedad del comportamiento de los accionadores de ese espacio virtual.
En suma, una imagen espectral que representa algo que puede ser manipulado
(de la misma manera que manipulamos cualquier objeto de la vida diaria),
con la posibilidad de alterar su comportamiento de acuerdo a leyes lógicas
(similares a las leyes naturales) o ilógicas u otras de acuerdo
al capricho del programador.
El objeto o poema virtual, al igual
que el objeto real, responderá de la misma manera, puesto que
contiene en sí toda la información necesaria para su realización
en tanto poema u objeto. Sin embargo, al tratarse de un objeto virtual,
ya que sólo es un conjunto de datos inscriptos en el disco duro,
se le puede aplicar la física que se desee (y pueda programarse).
Estos poemas, a los cuales sólo se puede apreciar cabalmente
dentro de su propio habitat (ya que su imagen fotográfica sería
un palidísimo reflejo de su "realidad virtual") no sólo
pueden desplazarse y moverse en consonancia a programas precisos y determinados
sino que, también, pueden responder a situaciones provocadas
por el observador, haciendo real la interacción entre poeta,
obra y lector.
La multimedia viene aportando recursos
casi ilimitados al quehacer poético, no sólo la posibilidad
de combinar lenguajes de todo tipo bajo las formas más insospechadas
sino que, además, provée de un nuevo espacio con el cual
entrever otros sentidos de la realidad y recrear ámbitos poéticos
imposibles de ser imaginados por otros medios.
POESIA SONORA
Así como la poesía visual
se vale de las posibilidades pictóricas o espaciales de las letras
y palabras, así la poesía sonora o fónica se vale
de las posibilidades expresivas de los sonidos y articulaciones vocales
que hacen posible la dimensión sonora del lenguaje verbal. La
poesía fónica fluctúa entre la música y
la literatura, entre el habla y el canto, entre la experimentación
fono-verbal y el juego glososemático. No se trata de la lectura
padronizada por la declamación o recitado de los poemas sino
de investigar las posibilidades expresivas de la oralidad en todas sus
dimensiones. Su origen se remonta al del género humano y, hasta
la aparición de las técnicas de grabación electrónica,
se refugió, escrita, en la poesía visual, resurgiendo
con las vanguardias históricas de comienzos de siglo XX a lo
que hoy se conoce como poesía fonética. Luego en los 50s.,
con la aparición de la cinta electromagnética, la poesía
sonora se diversificó notablemente, en virtud del amplio abanico
de posibilidades que ofrecía el nuevo medio y, aún más,
hoy día, con la tecnología digital y sus posibilidades
multimedias.
La tecnología de los 50s. Aportó
la posibilidad de alterar el sonido vocal con efectos de repetición,
contracción y alargamiento del sonido, superposición de
fonemas, etc., hasta límites inimaginables. Lo mismo ocurrió
con la música dando lugar a la música concreta y electroacústica
al punto que, la distinción entre las artes respetada por las
vanguardias históricas, casi desaparece al punto de que habló
de "música fonética".
En palabras de Philadelpho Menezes:
"La Poesía Sonora, latu sensu, tendría por método
la experimentación con aspectos sonoros del código verbal
fuera del habla cotidiana, la declamación tradicional y la poesía
musicada, teniendo por referencia histórica las vertientes foneticistas
de la vanguardia poética y, por finalidad, la creación
de complejos sonoros con la intención de comunicar juegos conceptuales
que sustituyan la comunicación de significados verbales del texto
tradicional."
Clemente Padín: C. Correo
Central 1211, 11000 Montevideo - URUGUAY
Para ESCANER CULTUTRAL, Junio de 2000.