Cheo
Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
Mayo 2001
Cuando
los descubridores (léase colonialistas) europeos arribaron al
nuevo continente, al que llamaron "americano", se encontraron
con la novedad, entre tantas, que los nativos echaban humo por la boca,
las nariz, así distintivamente. Desde luego, en su afán
de hacer negocios y de disfrutar de todo lo exótico de esas tierras,
se preocuparon por conocer cual era el misterio de aquellas bocanadas
de humo oloroso y, además, se pusieron a averiguar que era verdaderamente
lo que fumaban (creo que allí mismo nace el verbo fumar).
Las plantas maravillosas que
permitían llenarse de humo sin morir en el intento, los indígenas
la llamaban "tabaco". Lo bueno, me lo imagino, es que por
esos tiempos nadie moría por fumar, ya que las secuelas no estaban
a la vista, como en estos tiempos.
El cáncer al pulmón, las
ulceras gástricas, problemas de garganta y bronquiales, etc.,
pasaba de esas gentes, y mientras fumaban pipas para conservar una paz
eterna, fumar en corrillos y hasta con el enemigo formaba parte de la
cultura de esos pueblos de antaño. Mientras en Europa la gente
moría de otras epidemias, en nuestra América indígena
se vivía sano y se moría con todos los dientes al natural,
aunque si marrones de tanto fumar.
Tanto
los ancianos del consejo como los chiquillos fumaban cuando se les venía
en ganas, y como aun no existía la discriminación sexual,
entonces las mujeres fumaban a la par que los varones, y nadie estaba
preocupado por las colillas y por las molestias causadas al vecindario.
Y como las marcas aun no aparecían por esos lados, entonces todos
fumaban de lo mismo y a nadie se interesaba de si el tabaco era rubio
o negro, con boquilla o bajo en nicotina.
Hoy, después de siglos
de fumar a diestro y siniestro hasta ensanchar el agujero de la capa
de Ozono, comenzamos a preocuparnos por el vicio de fumar. Las transnacionales
del tabaco andan por ahí golpeándose el pecho y pidiendo
disculpas en los ministerio de la salud y consumidores por los daños
causados a la humanidad; pero ya es tarde, ya que las estadísticas
nos demuestran que millones de seres están perdiendo la respiración
por culpa de aspirar humo, si hasta los que no fumamos nos estamos enfermando
de lo mismo de los que fuman 2 ó 3 paquetes diarios de cigarrillos.
En algunos países, como Francia y los Estados Unidos se está
prohibiendo fumar en los bares, en los ascensores, en las paradas del
Metro y autobuses, en la vía pública; pero mientras esto
ocurre el negocio sigue viento en popa, y los grandes magnates del tabaco
andan con la doble moral que les llega al suelo con eso de que no fume
porque más temprano que tarde se va a morir, pero mientras predican
al viento sus fábricas continúan contaminando con sus
aromas a la humanidad entera. El Estado mientras pone al pie de los
paquetes de cigarrillos: "el fumar daña la salud" continúa
cobrando sumas millonarias por concepto de impuestos. Entonces, a este
ritmo no sé si vale la pena seguir fumando, ya que si yo fumo
con mis impuestos podrá crecer la economía y, al mismo
tiempo, me estoy cavando mi propia tumba, ¡qué confusión!
Al
calor del consumo de tabaco, después de la caída del Muro
de Berlín, en casi toda Europa se origina un mercado negro de
tabaco de enormes envergaduras. No hay esquina en este viejo continente
en que uno se te acerque alguien y te ofrezca cigarrillos de cualquier
marca a mitad de precio e, incluso, se venden cigarrillos cuyo sello
dice: "made in USA", pero que los transporta un camión
clandestino desde Bulgaria a los mercados de los países opulentos.
Por culpa de este tráfico mueren vendedores y consumidores y
de muertes más terribles que el propio cáncer. Cuando
algún gobierno, tal como el alemán, por ejemplo, inicia
una campaña contra el hábito de fumar en lugares públicos
me pregunto que seriedad habrá en esto, ya que los fumadores
no se detienen ante estas campañas ni en los anuncios que "les
amanazan" de los peligros que corren ante el ataque de la nicotina.
Por todas partes te meten anuncios publicitarios
hasta por las narices para que consumas tal o cual marca; también
algunas líneas aéreas como Lufthansa o Iberia (y otras)
han prohibido el fumar durante el vuelo, pero las azafatas te ofrecen
cigarrillos de las más finas marcas junto a los perfumes y al
Whisky.
Ideológicamente
la Cuba de Fidel castro no tan solo ha sabido conquistar la intelectualidad
progresista internacional con sus encendidos discursos revolucionarios,
sino que su industria tabacalera ha conquistado también un importante
espacio. A la hora de realizar un balance minucioso no estoy muy claro
cual de las dos materias de exportación (la ideológica
o el tabaco) ha despertado más interés en el mundo.
Una de las imagines más destacadas,
al Che Guevara lo muestran con un enorme Puro habanero entre sus labios,
todo pareciera que se traba de mostrar más al fumador que al
revolucionario, lo mismo sucede con las fotos de Fidel Castro. No hay
film cubano en que sus actores aparezcan como no adictos al tabaco.
O sea, que no solamente el cigarrillo ( o los cigarros) son parte del
romanticismo mostrado en el celuloide o interpretado con letra de tango
(fumando espero a la mujer que más quiero.) , sino que es una
tarjeta de presentación a la hora de entrar en el mundo de los
sentidos.
Yo
que a los 12 años de edad ya probaba las delicias de un cigarrillo
Baracoa o Ideal o tal vez un Particular, en la década de los
60´, allá en el país más austral del planeta, hoy
me uno a las campañas contra el tabaco; desde luego lo hago de
manera pasiva y permisiva, total, cada cual tiene derecho a morir de
la manera y el motivo que más le plazca; lo que si me molesta
que por culpa de mi vecino de asiento, de viaje, de hogar, etc. tenga
que contaminarme yo también. A veces, sin exagerar, me gustaría
caminar con una mascarilla para así evitar el humo se introduzca
por mis narices, por los poros de mi piel, por la boca, los oídos
y otras cavidades en forma de humo azul, contaminándome los órganos
vitales acortándome la vida.
¡Pero al final, que más da, si
de alguna manera hay que fallecer!
Fumando, bebiendo o fornicando; o de
todas maneras, o la vez.
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Frankfurt a.M. / Alemania Mayo 2001
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