LOA A MARIO VERGARA LEIVA, TARTUFO Y UNA ENTRADA A LA POÉTICA DEL HOMÍNIDO ANGELICAL
PRESENTACION DEL LIBRO
“CUANDO ERAMOS HEROES”
DE TARTUFO
LOA A MARIO VERGARA LEIVA, TARTUFO
Y UNA ENTRADA A LA POÉTICA DEL HOMÍNIDO ANGELICAL
Por: Diego Cerda Seguel
18 de enero de 2011
Santiago de Chile
“Si nuestro ojo no fuese solar jamás podría divisar el Sol;
Si no tuviésemos algo de virtud divina no nos entusiasmaría la idea de Dios.”
Goethe, Xenien, III
“Pues para ver es necesario tener un ojo afin al objeto visible y hecho de un modo semejante.
El ojo jamás habría visto el Sol si no fuese el mismo solar.
Por eso un alma no puede ver la belleza si a su vez no es bella.
Todo lo que quiera percibir lo bueno y lo bello
tiene que empezar por ser hermoso y semejante a un dios.”
Plotino, Eneadas, I, 6, 9.
Yo no hablo de lo que hablaré
sino como otro viajante
del camino compartido con mi amigo,
camino de magma, cristales, latidos y rayos solares
como compañero de ruta en la búsqueda de lo divino en esta Tierra...
--------
Mario Vergara aspira al máximo poder,
aspira en estos sentidos a lo que ya posee, con serenidad y crispación
en cada trazo de su paleta volitiva.
Si el arte ha derivado en laboratorio creativo,
en genialidad útil, gesto operante en el mundo,
para Tartufo esta senda está trazada en el valle,
al pie del altiplano.
Mario no ha ido a la función
está cegado a las escenas del profundo valle llamado realidad sistémica;
Realidad funcional, del mercado y del fluido ecológico intoxicante.
Mario subió a una altiplanicie muy temprano y desde la montaña,
eminencia telúrica de aire etéreo,
visiona en ensoñación vividora y en contacto a través de los tiempos
-espacio tiempo centrifugado-, con los colores
como música cósmica transmitida desde la mente de los maestros de la pintura,
alquimistas iluminados y condenados a amar apasionadamente y sin fin
a la Vida a la Tierra y al Cielo.
Con esta elevanción y este contacto cósmico
Mario logra desencadenar fuerzas de intensidad cuántica y sideral en la pintura.
Tomando temas de familiaridad con la civilización del postiempo
y convirtiéndolos en sublimaciones de la potencia aquí, ahora,
como órganos percepcionales del tajo.
Organos replicantes del paraíso de los titanes en la Tierra.
Las aspiraciones de este creador lo han llevado a un terreno
en el cual los pintores no siempre se han sentido en su casa,
la poesía exige una disciplina mental muy distinta de la indisciplina del trazo de Tartufo,
trazo brillante surgido y forjado en el trance siniestro y diáfano del pintor,
la poesía, yoísmo poderoso, invitación al sendero significativo
semántica estética de un autor.
La respuesta de Mario ante el desafío de la poiesis textual
está plasmada en su primer libro de poesía
“Cuando éramos Héroes”
Allí leemos cómo el poeta mantiene abierto el tajo gravitacional
que fusiona todos los espacios y todos los tiempos
une y reune en un verso el hastío y la efervesencia del homínido angelical,
hoy como ayer, el sino vital de la duración, el ciclo vital del amor vividor.
“Entre el frío de mi cuerpo y el ardor de mi pensamiento”
La respuesta de Mario al desafío poietico se encuentra en lo Clásico con mayúscula,
todo el ánimo del intenso vividor converge sobre la sublimación misma que anuda las mentes y anuda las generaciones
tiende una mano solidaria a la memoria,
pero restringe la solidaridad sólo al ardor vital de lo divino y lo terrenal,
lo satánico y luciferino como ardor de ángeles homínidos
amantes apasionados de las épocas y de los manes de los grandes muertos
conectados por un hilo dorado, a través del tajo diamantino de la mente elevada
en el extremo en que toca la cima volcánica al abismo magnético y ardiente de la Tierra.
Enviar un comentario nuevo