Por Natalia Pumarino

El 27 de Mayo se celebra el dí­a del patrimonio cultural en nuestro paí­s. Este dí­a pretende ser una gran fiesta en honor a nuestra memoria. Cabe preguntarse ante esta idea, qué es una memoria nacional. ¿Que nos constituye? ¿Que es algo así­ como la "chilenidad"? ¿Un sustrato puro, autárquico y autónomo? A estas alturas muchos factores foráneos han influido en lo que nos constituye como chilenos, y sin duda hay muchos de estos elementos en nuestro patrimonio.

Diversas actividades gratuitas se realizarán para celebrar esta fiesta, así­ como la entrada se encontrará liberada a los museos Dibam entre el 18 y el 27 de mayo. El problema sigue concentrándose en el enorme desconocimiento que existe de estas oportunidades de acceder a la cultura. El acceso a esta permanece restringido ya sea por falta de difusión de las actividades gratuitas o por el elevado precio de los libros y espectáculos artí­sticos más conocidos.

Al parecer dentro de una lógica de mercado no existe mucha cabida para una cultura accesible para todos. Por estos dí­as se realiza también el debate sobre las oportunidades que implicará el ingreso de la televisión digital a nuestro paí­s, con más canales y mejor calidad. Pero, ¿se mantendrá el régimen actual en el que la chabacanerí­a y lo que vende prima por sobre un medio de comunicación de contenido?

Finalmente, cuando todos estos factores se unen, llegamos a la conclusión trillada y repetida de que lo masivo es malo, que las artes son poco difundidas, se invierte poco en ellas y por eso el acceso a la cultura es caro. Sin embargo dentro de la realidad que nos rodea, difí­cilmente podemos separar del todos estos dos aspectos. La verdad es que la cultura masiva y comercial es parte de nuestro dí­a a dí­a, está presente en lo que vemos en los medios dí­a a dí­a, nos invaden la farándula, las teleseries, la música y el cine creados por la industria cultural, desde Hollywood hasta Mekano. Y he ahí­ la cuestión. ¿Es realmente todo esto tan malo o puede nuestra cultura constituirse como un hí­brido entre el restringido acceso a las artes, una visión crí­tica de los medios masivos, una amalgama entre la recepción crí­tica, lo que se absorbe, se filtra y se rechaza?

No sólo lo "folklórico" nos constituye, y aunque así­ lo fuera habrí­a que entrar a cuestionarse cuantas cuestiones se mezclan en lo que llamamos folklórico, y hasta qué punto no estamos rodeados de hí­bridos.

En cualquier caso, si es posible que nos falte trabajar en una cultura más nacional, más densa, alejada de lo liviano, que es considerado como un valor en la sociedad actual. No accedemos a este tipo de cultura no solo porque nos dé lata pensar, sino que porque nos encontramos bombardeados del extremo opuesto, el liviano, la farándula y la silicona, y da lo mismo la discusión de si nos aliena o no, si nos impide pensar o no, el asunto es que cuando puedes acceder a esto tan fácilmente y a la cultura mas densa, tan difí­cilmente, está clara la elección, ni siquiera hay que hacerla, se accede simplemente a lo que está más a la mano.

Sin embargo al mismo tiempo al que se concluye esto, hay que también considerar en qué punto esta cultura mediática nos moldea como sociedad ya sea mediante nuestro consenso hacia ella o nuestro rechazo.

Con todos estos factores no deja de ser rescatable que se celebre la Fiesta de la Memoria, y se conmemoren nuestros monumentos nacionales y el patrimonio cultural, pero eso no significa que se deba dejar de lado toda discusión crí­tica al respecto y aceptar lo que viene agradecidos, sin pedir más, mediocremente. Falta difusión de estos eventos, y la misma gente del Dibam buscaba su difusión, para la cual los medios masivos dan escaso espacio.

Tras un serio cuestionamiento sobre que es eso que nos constituye hay que encontrar la forma de incluir diversos factores, aún los más despreciados e ignorados en el ajuste de cuentas con la memoria. No es posible que presentemos como patrimonio cultural y como signos caracterí­sticos de la chilenidad sólo aquellos monumentos y souvenirs que le mostramos orgullosos a los turistas.