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Smitha Cariappa (India), Bienal Deformes, Santiago de Chile, Chile, 2012 - Foto de Jorge Restrepo.
Jorge Restrepo
Revisión de un texto de 2013, para Escaner Cultural.
No se justifica discutir si el arte contemporáneo es o no una farsa, ante la denuncia permanente de Avelina Lésper. Al leer la publicación que el Periódico La Vanguardia de México hizo sobre la conferencia "El Arte Contemporáneo- El dogma incuestionable" ofrecida por esta crítica de arte en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) en la ciudad de México, sentí en ese momento la necesidad de escribir este texto.
Mi misión como artista, y la de otros artistas y científicos que estamos trabajando en arte y neurociencia es definir para qué y por qué se da el arte contemporáneo, no en términos de respuesta al mercado o al ego, sino como resultado de las tensiones de la vida humana en el mundo de hoy. Parte de los planteamientos que hago en este texto son fruto de mis discusiones con Jorge E. Restrepo, PhD en neuropsicología, quien me ha acompañado en este proceso de generación de hipótesis e interpretaciones en relación con el arte y la mente humana.
Es evidente que los seres humanos busquemos, casi de manera intuitiva, formas para mejorar el uso del cerebro, pues vivir en el mundo de hoy con el mismo cerebro con el que subsistían los cazadores recolectores hace diez mil años representa un gran reto. Uno se podría preguntar: ¿Si tenemos un cerebro primitivo, por qué hemos avanzado tanto en tecnologías? ¿Cómo hemos alcanzado logros en diferentes disciplinas? La respuesta es sólo una: porque hemos desarrollado una mente, que funciona de manera poderosa pero imperfecta. El cerebro es un órgano y la mente una función. La mente se vale de distintos recursos como el cuerpo, el entorno y los artefactos digitales para extender su función. A pesar de que hemos alcanzado grandes logros tecnológicos, éstos son imperfectos cuando los analizamos desde distintas disciplinas, como por ejemplo la ecología. Podemos citar que se ha desarrollado toda una gama de productos electrónicos para comunicación digital...pero que la disposición de éstos después de su uso no es coherente con el cuidado del ambiente. Yendo a la conferencia de Lésper, podemos ver un análisis crítico y duro del arte contemporáneo, pero sus argumentos se plantean sólo desde el arte mas no desde otras disciplinas, con lo cual invalida toda una manifestación humana contemporánea, por verla sólo desde un punto de vista.
Estas dificultades de integración interdisciplinaria, en el tiempo y en diferentes espacios muestra una gran debilidad, como es el caso de Lésper. La falta de integración de disciplinas es sin duda la principal causa de los problemas que tiene la Tierra en este momento: la incapacidad de integrar conocimientos. ¿Pero, por qué hemos llegado a este punto de crisis mundial económica, política y ambiental por no integrar disciplinas? Hay múltiples razones, la primera es que en el aprendizaje -la eduación clásica- se le ha dado prioridad a lo intelectual, en vez de lo corporal. Esta separación tiene orígenes muy remotos, que hicieron que las personas valoraran el aprendizaje sin vivencias, aprender de lo descrito, no de lo vivido, no de lo encarnado. Otra razón es que a las personas se las cataloga por sus conductas según patrones sociales, mas no por su capacidad mental y de manejo de la complejidad. Una empresa puede ascender a un empleado "ordenado" -una conducta deseable-, mientras que esta virtud podría ser en algunos casos una muestra de incapacidad -pues las personas excesivamente ordenadas sólo pueden manejar pocos elementos en una rutina-; los genios como Einstein llevaron una vida caótica, a la vez que sus mentes podían administrar los conceptos y teorías más complejas que ayudan a entender las relaciones físicas del Universo.
Como el cerebro humano no va a evolucionar ni en el corto ni en mediano plazo, es fundamental encontrar rutas, estrategias pedagógicas que programen, estimulen y permitan que tengamos mentes acordes con nuestro tiempo.
Es allí donde llegamos a las manifestaciones de arte más cuestionadas en la conferencia de Lésper, como un recurso y a la vez una manifestación de la necesidad de complejidad en los mecanismos de aprendizaje y comunicación pública: el concepto expresado por muchos artistas a través de distintos medios y mensajes en lenguajes que ella -Lésper- llama "basura". Si bien muchas obras expuestas en galerías, museos y en la calle son cuestionables, algo nos dice el conjunto de propuestas que nacen, que se documentan, que se ofrecen al público de manera directa o en las redes, hay allí una fuerza y una necesidad humana que mueven el conjunto de la propuesta artística contemporánea.
Otro factor que nos justifica, a quienes trabajamos en este campo de acercar los lenguajes de arte contemporáneo a la población es precisamente desmitificar y ampliar el uso del cuerpo como parte de nuevas la simbologías -formas de ampliar la cognición- y lo conceptual -formas de acercarnos a la complejidad-, democratizando la posibilidad de expresarse y relacionarse de manera compleja. En este sentido Lésper reafirma lo que ha sido más dañino para el arte, y es que no es algo de muchos, sino de pocos. Por esto, muchos artistas llevamos el arte a la calle, jugamos con formas, objetos y posturas fuera de los circuitos de arte ortodoxo, basándonos no sólo en un ejercicio serio del arte contemporáneo sino en la integración de distintas disciplinas.
En conclusión, considero que la posición de Lésper es limitante por su misma limitación como teórica del arte, por no tener una mirada interdisciplinaria de mayor amplitud, especialmente en la comprensión de cómo está el ser humano haciendo esfuerzos para ampliar su capacidad mental, fortaleciendo las funciones cognitivas corporales, relacionales y extendidas. En la foto que encabeza este artículo vemos a Smitha Cariappa en una performance...podemos hacer -más allá de la limitante crítica del arte de Lésper- las siguientes preguntas: ¿Cómo está Smitha ampliando su propia comprensión de la muerte al asumir esta posición corporal tendida en el suelo? ¿Puede la relación del público y el cuerpo de Smitha -tendido en el suelo- ayudarnos a interpretar de forma compleja la estética de un momento en la vida de su cultura? ¿Hay en esta relación de unos y otros -artista en acción y observadores- una suma de procesos de comprensión que por adición mueven la frontera cognitiva?