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CLEMENTE PADÍN
Guillermina Fressoli
En los contextos más difíciles el arte pudo esbozar diversas estrategias para continuar interviniendo en la arena pública y preservar su vitalidad, la poesía visual es un testimonio de esa supervivencia crítica que localmente se vinculo también al arte correo. Este mes visita Buenos Aires uno de los artistas pioneros de aquel movimiento quien supo durante los 70 estrechar lazos y solidaridades con artistas tan distantes y a la vez cercanos como Joseph Beuys y Edgardo Vigo. Así como Vigo jugaba con la norma desordenando la trama de la urbe platense y molestando el andar cotidiano de los sujetos, Padín perturba el orden de las palabras, mueve vocablos para dar a ver sentidos contradictorios, metamorfosea las palabras estableciendo sentidos en los cambios que visibiliza. Reitera, invierte, da vuelta, transgrede las letras y el decir. En ese rodeo la palabra adviene imagen y la imagen se desplaza a la incorporación de las letras, el lenguaje se establece como insumo de la forma. Particularmente el trabajo visual de Padín con las palabras se concentro en la búsqueda de contradicciones a partir de las cuales poder difundir premisas y juicios de difícil circulación durante los años 70.
Dentro del arte correo la circulación de imágenes poéticas desplazaban las palabras de sus referencias instituidas hacia la creación de imágenes novedosas, entonces la obra de Padín circulaba entre muchas otras creando un nuevo artificio dentro del cual el viaje, el papel, las marcas del intercambio, lo sellos, y la singularidades con la que cada contexto era dado a ver en la circulación de aquellos textos visuales ofrecían un lugar en que lo artístico podía enfrentarse a los condicionamientos del mercado del arte. En aquellos años y bajo aquella forma que incluía en su relato el testimonio del viaje es que comienzan circular las artistamps de Padín, imágenes visuales que mediante el montaje de textos aparentemente inconexos buscaba denunciar la trama compleja entre intereses trasnacionales y políticas con ambiciones de dominación económica y cultural. Más de treinta años después, el artista retoma aquellas artistamps ampliando las denuncias de entonces hacia nuevos contextos críticos e incluyendo dentro de la obra el problema de lo anónimo como motivo de reflexión. Este nuevo motivo se figura a través de gran cantidad de imágenes que orbitan equidistantes en torno a las artistamps de Padín, un gesto mediante el cual el artista establece una filiación con una diversidad de imágenes provenientes del amplio espectro que ofrece la web. El criterio de selección de aquellas imágenes, que determinarán la fuerza centrifuga de las artistamps, se relaciona con intervenciones irónicas de iconos vinculados al consumo y el capital. De la estampa a lo digital el artista establece filiaciones de una búsqueda de antaño en relación al presente.
El montaje aparece como un procedimiento que a varios niveles constituyen la obra final, un primer nivel dado por la contradicción sobre la que se trama la denuncia de cada artistamps, un segundo nivel dado por la red de filiaciones que la artistamps establece entre iconos de orígenes cibernéticos inciertos pero resonantes. En esta estrategia de montaje -desde el cual las imágenes se constituyen- emerge la acción comprendida como nacimiento de un decir, una acción por la cual el sin nombre que vaga por la red es llamado a decir junto al artista y conformar un nuevo universo. Quizás por ello y a fin de enfatizar la voluntad de actuar e intervenir sobre la realidad el artista decide complementar sus muestras con acciones performaticas en la que su propio cuerpo adviene soporte de la contradicción, un gesto que extrema los condicionamientos que la obra busca revelar.