Responder al comentario
LA FRONTERA EN MANOS DE ENRIQUE PFEIL
Por Alvaro Oliva
alvaro_oliva@hotmail.com
La variabilidad climática del sur de chile, específicamente de la novena región, entrega a sus habitantes, un espectáculo gratuito que puede disfrutarse durante todo el año. El entorno y la multiplicidad de colores pueden atenuar la realidad de la condición humana, llevando a cada individuo a un adormecimiento, a un sutil entorno que puede transformar, el día a día, en un sitio más llevadero.
La lluvia en la araucanía, cae durante todo el año y después da paso a colores inusuales, muy poco comunes en la zona central, donde el sol alumbra casi todo el año, en un clima estancado y sin movimientos.
Esta dinámica y la constante danza de la naturaleza, ha sido captada por diversos artistas chilenos, sin embargo, en esta oportunidad, nos referiremos al temuquense Enrique Pfeil Pabst.
Este creador, comenzó a pintar, en los años 50, como alumno libre en la Academia de Bellas Artes de Viña del Mar, mientras estudiaba la carrera de Técnico en Electricidad, en la Universidad Técnica Federico Santa María de Valparaíso.
En ese período, se destacó por su versatilidad practicando con éxito el dibujo de la figura humana, bajo la orientación de Zoika, Ex Director de la Academia de Bellas Artes de Hamburgo, Alemania.
Años más tarde, tras la muerte de su padre Oscar Pfeil Schiele, se hizo cargo de la atención del “Almacén Eléctrico Oscar Pfeil”, de su familia, ubicado en la calle Bulnes de Temuco. De esta forma, se dedicó a trabajar en el comercio y, paralelamente, a continuar en el universo del color.
Durante los 80, realizó exposiciones, junto a otros pintores que lo llevaron a ser conocido como artista del óleo. Fue así, como las maravillas de la araucanía se trasladaron a sus cuadros.
En el año 1995, asistió a la Academia de Bellas Artes de Temuco. Este lugar, estaba dirigido por la pintora Cecilia Leyton y asistían como guías varios pintores conocidos a nivel nacional tales como Robles Acuña, Sebastián Ellena, Arturo Gómez y René Bravo, entre otros.
Sin embargo, luego de una fértil carrera, en noviembre pasado, a los 79 años, falleció aquejado de un cáncer al colon. Sus restos, tras ser velados en la Iglesia Luterana de Temuco, fueron llevados hasta el Cementerio General de esa ciudad.
Pfeil, casado y con una hija, había expuesto por última vez, en el verano de este año.
De esta manera, la herencia de Enrique nos muestra, en bellos trazos, el gélido paisaje costero, los suaves trigales del valle y la nieve de la cordillera, patrimonio del cual son testigos los afortunados habitantes de esa multicultural región. También, legó obras donde se centró en la naturaleza muerta y la figura humana.