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CON EL ROCK EN LAS VENAS:
CALLING QUIET, LA ACTUAL BANDA DE ALEJANDRO PIZARRO
Carolina Benavente Morales
Recuerdo que la calle Maruri, cercana a la Estación Mapocho y paralela a Independencia, se había llenado de grafitis xenófobos y que, un día, aparecieron otros que decían “bienvenidos a Chile hermanos peruanos” y cosas tan simpáticas y acogedoras como ésta. En esa calle inmediatamente periférica al Centro vivió Pablo Neruda cuando recién llegó a Santiago y, ochenta años después, además de jóvenes poetas y estudiantes de provincia, ella recibía a inmigrantes extranjeros y rockeros frenéticos. En Maruri quedaba la sede social de los Pzicotrópicos del Ritmo, nombre de la banda compuesta por Alejandro Pizarro y Olivia Alarcón en guitarra y voces, Ítalo Onetto alias el Talo en bajo y Ricardo Pérez, el Mono, en batería. Al llegar a uno de los carretes celebrados en la tremenda casa de adobe donde Alejandro vivía con otros amigos, comenté que encontraba geniales esa guerra de grafitis y sobre todo las respuestas pro-peruanas, pero más genial encontré cuando él me contó que esos rayados eran suyos. Me sentí orgullosa de ser su amiga en ese momento y todavía me estremezco al pensar que existe, en Chile, una ínfima posibilidad de que alguien piense y actúe de esa manera. Tanto así que no encuentro mejor forma de comenzar a escribir acerca de Calling Quiet, la nueva banda que Alejandro armó en el 2007, junto con el Mono y una nueva y especial integrante de su desquiciada tribu: Alejandra Ugarte, alias Señorita Ugarte.
Desde que lo conocí en 1999 no siempre me sentí orgullosa de ser amiga del Ale, porque él lleva el rock en las venas y el desenfreno me asusta, pero más me gusta, porque una vez tomé la decisión de imbuirme en el Ritmo del TODO y porque, al mismo tiempo, ese Ritmo ha ido adquiriendo cierta consistencia, cierta nitidez dentro de su palpitación colérica. Puedo pensar que Calling Quiet es un proyecto de madurez del Ale, quien ya no tiene 20 años y que desde entonces ha pasado por muchas cosas: estudios de artes con mención pintura en la Universidad Nacional de Rosario, innumerables proyectos pictóricos, gráficos, editoriales y, desde hace algún tiempo, la puesta en marcha de su productora audiovisual llamada Crepúsculo Films. Mientras tanto, su amigo el Mono estudiaba filosofía en la Universidad de Chile y, sin que la conocieran todavía, Señorita Ugarte seguía la carrera de artes en la Universidad Arcis.
La banda sonora de estas trayectorias precarias y tenaces han sido los Pixies y Sonic Youth, agrupaciones de culto nacidas en el norte de América y contagiando a Calling Quiet, en el extremo sur, con el virus incurable de sus sensuales, melancólicos e impertinentes sonidos postpunk y noise. De hecho, la epidemia del rock alternativo ya muestra síntomas en esta banda: el álbum de producción independiente llamado “Puente”, editado a principios de este año, con letras y composiciones musicales a cargo de Alejandro; dos videos alojados en Youtube realizados por este último junto a Señorita Ugarte; y una serie de fotos en actitud muy rockera que se tomaron en la primera fiesta Punk Remake del pasado 12 de septiembre 2008 en barrio Brasil.
La más reciente tocata de la banda tuvo lugar el jueves 6 de noviembre en un pequeño local de la calle Dominica, barrio Bellavista. Llego hiper tarde, pero es justo a tiempo, y al cruzar el umbral escucho los primeros acordes de Calling Quiet. Busco a gente conocida y me siento en la mesa de Generador Mental, el otro grupo que toca ese día, además de los Sin Retornos. Suena todo bien, pese a algunos problemas de micrófono, y acompañamos los sonidos vitales y existenciales de Calling Quiet con la cabeza, los pies y las manos mientras nos tomamos una cerveza de a litro. Varios tienen pegados en sus poleras los stickers oficiales de la banda: un rectángulo blanco con el nombre escrito en letras negras computacionales en el centro y un gato engrifado en la esquina inferior derecha. Alejandro siempre anda trayendo estos stickers para repartirlos en las tocatas, incluso los que salen con fallas de impresión o quedan en blanco. El que me regala esa noche lo dejo pegado sobre una mesa del local porque ya tengo dos en la puerta de mi refrigerador: uno que salió bien y el otro en blanco.
Los ánimos suben y nos vamos desordenando, aunque lejos los más desordenados están sobre el escenario: Alejandro encarnando a DemonioTwist, transpirando inspirado, alucinado y enrabiado en la guitarra y en cada uno de sus giros, susurros y alaridos; el Mono, tocando la batería como una máquina de palpitar demasiado humana y demasiado sensual; Sita Ugarte, elegante y divertida, violenta y coqueta en el micrófono y en el bajo con su corte retro-cincuentas. Ella aprendió a tocar este instrumento hace poco, cuando se lo enseñó Alejandro, su novio, pero tiene la actitud de quien lo hubiera tocado toda la vida. Tal vez porque es de las y los artistas visuales, instaladores y performistas que no restringen su obra a un momento y un solo día, sino que hacen de ella un pacto con la vida. Para Calling Quiet, el show nunca termina realmente y, una vez que los instrumentos descansan, Señorita Ugarte bromea bajándole los pantalones por detrás a su futuro marido. Y así provoca que éste, entusiasmado, se suba a la barra para que todos podamos matarnos de la risa con su insólita performance exhibicionista, mientras los alternativos dueños del local no saben si deben enojarse o no.
Por todo esto, en un principio me sorprende el nombre de la banda, “Calling Quiet”, que yo traducía literalmente como un llamado silencioso. Porque nunca ha habido, aparentemente, nada de silencioso ni de tranquilo en la música de este poderoso power trío, excepto por los bellos y breves instantes de melodía y respiro que inexorablemente desembocan en endemoniadas inyecciones de una deliciosa y sediciosa tormenta rockera. Entonces, ese nombre, “Calling Quiet”, me evoca más bien un llamado a la calma, pero una calma relativa a un desastre anterior y a la vez mayor y cotidiano, una calma animada por la secreta turbulencia de una guitarra impaciente por salir de su funda y de un platillo vibrando infinitamente en un paréntesis suspendido del tiempo. La serenidad de las partes que se auscultan y se reconocen abandonándose a la misma canción de amor y de furia. La calma de la euforia compartida en una orgía de latidos donde la sangre no deja de fluir y fluir y donde cada partícula de corazón es alimento del otro, su placer, su vida, su destino descifrado.
Por todo esto, una vez más recuerdo la calle Maruri y veo las fachadas de esas casas del Santiago de antes, que todavía es y aún existe, repletas de grafitis pro-peruanos, pro-Pzicotrópicos y pro-Artaud, esas paredes de una apacible calle santiaguina sacudidas por un estallido de letras y colores reventando bajo el spray, rayados elementales y viscerales marcando la ciudad cuando los hip-hoperos recién comenzaban a desarrollar su maestría y nosotros formábamos parte de una tribu hermana: la tribu del rock. Con ese mismo rock en las venas y esa misma insolencia en los genes, Alejandro Pizarro, Ricardo Pérez y Alejandra Ugarte participan de un paseo endiablado y celestial que no tiene principio ni final en su atronadora presencia. Este torbellino incendiario que es el rock alternativo tiene hoy otro vórtice y su nombre es Calling Quiet: porque la quietud sólo se encuentra cuando se está en el ojo del huracán*.
* Las citas en cursivas son de Clamton y Roberto Echavarren, respectivamente. Las fotografías son cortesía de Calling Quiet.
Santiago, viernes 14 de noviembre de 2008
Calling Quiet: DemonioTwist (Alejandro Pizarro): voces y guitarra – Señorita Ugarte (Alejandra Ugarte): voces y bajo – Mono (Ricardo Pérez): batería. Álbum: “Puente”, producción independiente, Santiago de Chile, 2008. Web: http://www.myspace.com/callingquiet.
Comentarios
De acuerdo
Felicitaciones
VIVA LA MUSICA ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Corrección créditos de las fotos!
ajja los de "Punk Remake"
mi opinión
Y tu podrias ser más
2001-2009
-
tu opinión
ACERCA DE CALLING QUIET
Mié, 01/28/2009 - 13:02 — Devil (no verificado)
ay!!! todavía recuerdo
wuachiiiiiiiiiiiiiiiito