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PERFORMANCE Y NUEVOS TERRITORIOS: EMERGENCIA DE UN CIRCUITO SUDAMERICANO
Por Silvio De Gracia
Uno de los rasgos constitutivos de la performance actual es su capacidad para subvertir convenciones geográficas y culturales expresadas en los términos centro y periferia. Esto ha sido el resultado de su trama evolutiva o de lo que podríamos llamar su estrategia de resistencia frente a su proceso de institucionalización. Hoy en día, para un artista de performance un sitio determinado es tan bueno como cualquier otro y resulta impensable sostener nociones que apunten a jerarquizar o relegar regiones del mundo. Se ha llegado a lo que el crítico rumano Adrian Güta ha denominado "nomadismo cultural". Los artistas-performers son auténticos nómades que transitan por un circuito de festivales y eventos que integran una red global, donde no sólo se opera artísticamente, sino que también se hace posible la utopía de la interculturalidad.
Históricamente, la práctica de la performance estableció su zona hegemónica en los Estados Unidos y Europa. En los 70', la performance vive su mayor esplendor y adquiere un papel preponderante dentro del mainstream americano, con abanderados como Acconci o Burden que terminan produciendo inscritos en contextos de comercialización. Algo semejante ocurre en Europa, cuando muchos artistas que habían integrado las filas de un circuito completamente marginal o "alternativo" optan por la seguridad que les ofrece trabajar en ámbitos que responden a la corriente principal del "art system".