Responder al comentario
EL TANGO EN CHILE (PARTE 1) CAMINITO QUE EL TIEMPO HA BORRADO
Desde Chile, Muñozcoloma
Hice algo que hace mucho tiempo no hacía, salir de esta casa, en realidad creo que nunca lo había hecho. Eso sí, sabía que mi presencia podría causar más de algún temor en la civilidad, pero me arriesgué. El motivo: Daniel Binelli, el bandoneonista argentino tocaba acá cerca. No sé cómo me enteré, la verdad es que siempre me entero así de las cosas, sin saber, por casualidad, un científico podría decir que descubro las cosas por serendipia, y puede ser. Adoro el tango, si tuviera amigos me llamarían tangómano, al ver mi entusiasmo y mis 459 discos bellísimos de música porteña; es por eso que a pesar del riesgo fui a la ciudad de Concepción, Chile (eso de "acá cerca", es sólo un decir, ya mi hogar está lejos y cerca de todo al mismo tiempo, según las circunstancias). El viaje fue rápido, instantáneo, diría yo, hacia el Teatro Concepción. Valió la pena, el maestro Binelli hizo un despliegue formidable e íntimo con su bandoneón, su mujer, la pianista uruguaya, Polly Ferman, hizo lo mismo. Ambos acompañados por la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, quien tuvo una participación correcta, pero fría. Es que para interpretar el tango no sólo hay que ser correcto, hay que sentirlo en las venas, no es sólo notas en un papel, sino que es el espíritu de toda una ciudad que creció hacia dentro, desde el arrabal;