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GUNNAR EKELÖF, GENIO DE LA SÍNTESIS
Por Mauricio Otero
En su obra cumbre, "DIWAN", Gunnar Ekelöf, desarrolla a partir de una leyenda la proeza iniciada por W. Blake, de sintetizar los elementos y conceptos, desmitificando a la vez que creando un no-mito paralelo como tesis, echando abajo el aparato de mentiras e infundios en que se basan las creencias religiosas, sobre todo la cristiana, rescatando de varias tradiciones sepultadas en las tinieblas del tiempo, al Príncipe Emgion, caído en desgracia, condenado a cegamiento al encontrarse entre dos bandos de una guerra por el poder. Ciego pues, es decir, desde la Oscuridad deviene en el Vidente órfico que nos relata sobre la verdad del mundo y el no mundo.
"Diwán" es entonces el testimonio legendario de un vate que canta en lo Negro, y desde ese no color que reúne todos los colores, la Libertad final de los seres, de todos los seres, del amor, que halla en una "Virgen Prostituta", sea pues, la antítesis de otras santas, en la Madre de todos y de ninguno, la que da amor a todos, la pobre, mísera y vieja entre las míseras, aparecida con Mil y Una noches en Oriente, para ofrendarse y 'salvar' de su castigo al Príncipe de la Noche, quien es su Complemento Natural y amoroso último, sin y con la cual, no puede vivirse más en el mundo de los hombres, iniciando citas CIEGAS CON SU 'salvadora', mediante el 'tacto' de los muros de una Ciudad donde los hombres son enjabelgados de manera horizontal y no representan más que puntos y cruces enrevesadas o inversas, de un cementerio total de la humanidad, donde Nadie se halla y todos a la vez.