Texto: Marco Antonio de la Parra. Director: Raúl Osorio. Música: Patricio Solovera. Teatro Nacional Chileno. Sala Antonio Varas.
Para celebrar el 65 cumpleaños del teatro chileno, Marco Antonio de la Parra escribió esta pieza que es un homenaje al Teatro, a sus actores, los tramoyas etc ..., todos los que, de un modo u otro, participan en esta gran fábrica de sueños que sobrevive como puede en los tiempos actuales. Se trata de una obra para "teatreros ", los cercanos al teatro la entienden mejor, se identifican con las situaciones mostradas. La estructura escogida es la de una sucesión de escenas, sin un orden definido , que muestran diferentes aristas del arte teatral : un niño que creció en los camarines, los dilemas de la actriz frente a sus personajes, el galán que se cuestiona su éxito con las mujeres; también las supersticiones, el agotamiento de los ensayos... El teatro se muestra como algo devastador , como un incendio, como algo que consume... de ahí las imágenes iniciales y finales. La pieza recurre también a la comedia musical en su sentido más clásico con canciones que puntean la obra. Respecto a los actores, ninguno sobresale en especial (quizás un poco el actor Roberto Farías) pues se trata de una obra coral, sin protagonistas sino actores al servicio de un texto. Ello se logra con juegos teatrales, danza, las canciones etc... Una obra con buena voluntad y un hermoso objetivo: homenajear al Teatro, sin un brillo especial. Se cae algo en la sobreactuación, los gritos lo que conlleva cierta monotonía. Pero, al fin y al cabo, el teatro es también equivocarse algo, experimentar y ello se logra.
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