“La foto es muy hermosa,
pero no hay que decirlo”.
Ingres.

“A través de la foto,
el objeto es el que nos mira
y el que nos piensa”.
Jean Baudrillard.

Este vistazo crítico en revelado lo dedicaremos a la “obra” fotográfica de Jean Baudrillard. Obra entre comillas, pues él considera sus fotografías no como obras de arte sino como fotos en si. Con este texto nos acercaremos a su crítica que apunta a desmantelar el exceso de proliferación de fotografías en el arte contemporáneo. Baudrillard en conversación con Philippe Petit, enuncia que el problema radica en que la fotografía ha caído en un exceso de estétización despojándola de su verdadero carácter:

“P.P: No es tanto “la fotografía” lo que usted rechaza sino el hacer imagen de la fotografía, como el hacer museo del arte. Por este motivo he pensado en la frase de Ingres.

J.B: Es cierto que en la foto existe un secreto que debe conservarse. Lo digo como espectador y como practicante inexperto e intermitente. Lo que lamento es la estetización de la fotografía, que este tipo de imágenes se haya convertido en una de las Bellas Artes y haya caído en el abismo insondable de la cultura. La imagen fotográfica ha venido de más acá y más allá de la estética debido a su esencia técnica, y constituye por ese motivo una revolución considerable en nuestro modo de representación. La irrupción de la fotografía pone en cuestión el arte mismo en su monopolio estético de la imagen (...) la foto viene de otro sitio y allí debe quedarse. Forma parte de otra tradición, intemporal, no estética hablando con exactitud, la de la aparición engañosa, presente a lo largo de toda la historia de larte, pero como indiferente a sus peripecias.”

Indudablemente este juicio, nos hace pensar que la imagen de la fotografía elevada al status del arte, queda despojada de su verdadera esencia. Para ello vale la pena pensar lo siguiente: ¿qué sucede cuándo el sujeto es remplazado por el objeto como pre-texto fotográfico? La fotogénia se instala dándole al objeto una capacidad de habitar el espacio del recuadro. El objeto es el que asume el lugar de predominancia del punto de vista. En esta “inversión especular” - por emplear esta expresión de Baudrillard -, el sujeto a perdido todo protagonismo para desvanecerse en el fondo del reflejo. El mundo de los objetos es ahora el mundo de la imagen. Baudrillard da cuenta de esta inversión radical en sus fotografías, donde todo ser humano está ausente; solamente su presencia es sujerida por los obejetos:

P.P: ¿Por qué no fotografía usted seres humanos?

J.B: Porque sólo lo inhumano es fotogénico. Todavía se transparenta, incluso en el caso de los humanos, en las primeras fotografías, cuando la gente posaba como unas estatuas hipnotizadas por el objetivo. Lo que me interesa es el grito del objeto de noche, en el fondo de la cámara.”

Con esta revelación de la “evidencia engañoza” que es la fotografía, la puesta en escena de un mundo de los objetos, donde lo inhumano se convierte en la imagen por excelencia, vale la pena preguntarse ¿si la realidad que nos muestran esas imágenes es la realidad que vemos y vivimos? Las fotografías de Baudrillard nos hablan de un lugar donde el “simulacro” se ha instalado, donde todo parece apariencia, donde el artificio ha despojado a la realidad de su acercamiento a la vida, donde todo parece en esencia falso. Un mundo objetual, maquillado, nos habla paradógicamente de nuestra propia realidad, en mundo donde los objetos ya han usurpado el lugar de privilegio ocupado hasta ahora por el sujeto y donde toda “interpretación ya no es posible”.

Ricardo Arcos-Palma
Barichara, julio del 2006.

Nota: las citas son extraídas del libro de Jean Baudrillard, El paroxista indiferente. Conversaciones con Philippe Petit. Barcelona: Ed. Anagrama, 1998. pp. 139-155.