A comienzos del siglo XX la mujer latinoamericana fue representada y redimida en las letras de una poeta argentina que falleció en trágicas circunstancias. En un siglo donde la mujer daba sus primeros pasos hacia la igualdad con los hombres se materializó la obra de una joven vanguardista que logró dar a conocer su percepción del sentir femenino ante la racionalidad de una sociedad patriarcal, donde los recovecos y sensibilidades eran destinados a guardarse en un cajón, mientras las esposas guardaban la compostura y anulaban sus horrores internos.
Alfonsina, nació en Suiza, el 22 de mayo de 1892, y a los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina, donde vivió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Publicó siete libros de poemas: "La inquietud del rosal" en 1916; "El dulce diario de 1918"; "Irremediablemente", en 1919; "Languidez", en 1920; "Ocre," en 1925, "Mundo de siete pozos", en 1934, y "Mascarilla y trébol" de 1938. También creó una antología poética en 1938 y un libro de poemas en prosa; "Poemas de amor" en 1926. Cuando Alfonsina retornó a la Argentina vivió primero en Rosario. Ya desde niña comenzó a trabajar en los negocios de su padre como camarera, costurera y obrera. En 1907 entra como actriz en una compañía de teatro itinerante que se desplaza por todo el país y así representó "Espectros" de Henrik Ibsen, "La loca de la casa", de Benito Pérez Galdoz y "Los Muertos" de Florencio Sánchez. Más tarde estudia la carrera de maestra rural, por lo que comienza a trabajar como maestra y a vincularse con dos revistas literarias: "Mundo Rosario" y "Monos y Monadas". En el año 1911 se traslada a Buenos Aires y nace su hijo Alejandro sin padre conocido. En esta gran ciudad, que día a día veía el resultado de la bonanza económica en sus edificios y calles, Alfonsina logró encontrar un sitio donde la vida cultural se pegaba en cada poro de sus ciudadanos por lo que decidió establecerse definitivamente. Desde la capital argentina hace continuos viajes a Montevideo donde conoce al escritor uruguayo Horacio Quiroga quien se convierte en su gran amigo. Así, comenzó a relacionarse con el ambiente literario y su libro "Languidez" obtiene el Primer "Premio Municipal de Poesía" y el Segundo "Premio Nacional de Literatura". Su poesía amorosa y feminista se empieza a esparcir entre los lectores de la época que la llegaron a considerar como la más reveladora creadora. Sin embargo, frente a este reconocimiento, su salud se ve afectada por la soledad y la neurosis, por lo que en algunas oportunidades tuvo que dejar su puesto de maestra de escuela. Tras viajar a Europa su obra se transformó en una explosión de erotismo exacerbado para esos años. Después de la muerte de su amigo Horacio de Quiroga su animo comenzó a descender sin tregua y además se vio afectada por un cáncer que la derribó completamente. La depresión y la enfermedad terminaron por retorcerla hasta que se suicidó, internándose en el mar, en la playa La Perla, en la ciudad de Mar del Plata. Así, el 25 de octubre de 1938 su cuerpo se hundió en las aguas y sus letras nadaron con su alma, finalmente lo insoportable de su sentir se depuró con la sal del mar.
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