Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 8

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 84
Junio 2006

 


PIEL
DE TERE MARICHAL--------8 DE ABRIL 2005
Columna a cargo de Ricardo Castro

 

Una actriz se sienta y comienza a dialogar con su piel. Hay espejos y muchos envases, lápices de labios, estuches con sombras, cepillos…la actriz está en una silla de ruedas. No puede mover sus piernas.
La mujer se esta lavando la piel con una esponja. Tiene una palangana llena de agua. Se lava los brazos, el cuello, los senos. Luego se seca y comienza a maquillarse. Más tarde se peina.

LAVARSE
Mujer que está allí: (se lava con agua y esponja) Aquí estoy desnuda frente a mi piel. Mantarraya sedosa que se escapa entre mis dedos buscando entre recuerdos. Piel mutilada de escasos sentidos. Sensibilidad ya atrofiada por el uso continúo del jabón con olor a paliza. Piel restregada como plato sucio de tres días. Piel como manta fría y gastada. Te raspas con fuerza, una y otra vez porque tienes que sacarte ese maldito recuerdo de esta superficie que dejó de ser suave y deseada. Cambiarte de piel, eso es lo que quisieras. Mudar la piel como culebra en época de transformación, pero mis huesos la amarran al igual que lo hacen con mi útero y mis riñones, mi hígado y mi esófago que se alarga como una flauta sin sonido.

Una vez me acostaron sobre la tierra húmeda. Mi vientre fue colocado dentro de una fosa para que a mi hijo no le pasara nada. Esa pieza que se vendería a buen precio, tenía que ser protegida. Mi espalda fue dibujada con largos y profundos caminos de sangre. El tun-tun de los tambores había sido silenciado y solo se escuchaba el zas zas zas de aquel látigo sobre mi piel mil veces marcada y mis gritos. El sol y la sal te cierran nuevamente ese mapa lleno de caminos que no puedes ver. Eso fui yo hace mas de cien recuerdos. Mi piel tiene otro color, pero sigo siendo esa mujer y aquella otra, por eso me raspo la piel, para intentar olvidar que cargo con esa memoria colectiva repleta de gritos y colas de cuero.

Soy una Malinche maldita, buscando en el río las manos abiertas de los que una vez fueron parte de mi carne traicionada. El agua me purifica. Quiero embarrarme en mi propia saliva para realizar este ritual, pero mi boca esta seca. Mis campos están áridos y mi útero reventado. Piel alargada y blanda. Piel como estola de un ayer que vive en el ahora, siempre filoso, arremetiendo impunemente contra los cuerpos que cargan senos y matrices y ovarios milenarios. Piel como escudo, como uniforme manchado. Como experimento, abierta mil veces, cosida, quemada, cortada, abierta, cerrada, maldita. Piel de miel y de hiel,cubierta con trapos pesados y colores oscuros. Piel vestida, completamente cubierta, sin dedos ni codos. Piel que parece un bulto caminando silenciosamente detrás de otra piel que determina tu existencia. Piel que no emite sonidos, ni piensa, ni respira con fuerza. Todo prohibido. Te tapan hasta los ojos porque tu cuerpo es tu propia cárcel, mira que malditos son, por eso no le canto a ningún dios hombre. Reniego a tu dios masculino y no llamo al padre. ¿Cual fue el dios hombre que quiso verte cubierta con paños y mantas y velos infinitos? Soy esa piel que es enclaustrada como estatua intocable, por eso el agua. Piel que se corta entre tus piernas y es arrancada de forma violenta, frente a todos, porque la pureza se vende con sangre. Piel de grito que no termina. Piel cosida y rota. Piel violada, mordida, saqueada como las tumbas que una vez guardaron todos los secretos. Cargo esa piel dentro de cada poro que hoy limpio con fuerza.

De nuevo a la calle. Como si salir fuera cosa fácil. Un simple: vete de aquí que ya es hora de sacudirte el polvo que tienes encima. Piel llena de escamas y manchas de vejez. Piel seca, curtida, oscura y delicada. Transparente, como si el tiempo te arrebatara la grasa que una vez te protegió.

Salir a la calle es como entrar en la plaza llena de gladiadores que arremeten contra cualquier piel con sus filosas espadas de ojos y pestañas. Porque salir de aquí es atreverse a ser mirado minuciosamente por todos aquellos que abren su boca y respiran, como lo haces tú. Como los leones esperando el momento en que podrán atacar, morderán con ganas y deseo, rasgando esa piel que ya no vale nada. Aquellos esclavos son los mismos de hoy. Pertenecen a la gran parada del circo, a la risa loca, al grito humillante, a la ceguera colectiva. Allí la piel es como la mía, algo que se fue estirando rellena de huesos, mucosidad, nervios, tejidos, tendones estirados y sangre bonita.

Esta piel alargada fue una vez piel quemada. Ese olor te hace abrir los ojos y miras el panorama que te regalan las autoridades. La venganza es dueña y señora del paisaje. Los úteros están desgarrados. Están llenos de aceite que hierve y tú no puedes hacer nada porque la cólera camina con su manto de reina candente. Úteros abiertos como lenguas picadas por la mitad. La multitud se reúne y contempla con las manos atadas y las bocas hinchadas de gritos el espectáculo religioso que demuestra al mundo, una vez más, que nada puede detener el ritmo acelerado del estado, personaje que se alimenta con más piel rellena de huesos y miradas oscuras. Allí hay sogas enroscadas a los cuerpos y llamas gigantescas poseyendo como buen amante ese bulto excomulgado y maldito. Colgado excomulgado ex mulgo ex. Ese cuerpo satánico de bruja endemoniada que estaba marcada con los mordiscos elocuentes y pasionales de los que se dejaban poseer en las largas noches de luna roja cuando llegaba el insomnio. ¿Cuantas veces han quemado esta piel en hogueras y hornos? ¿Cuanto coraje ha quedado desparramado como vino amargo?

Mi piel, esa manta que ya dejó de crecer ahora cuelga como racimos de uvas, esperando a ser recogida y aplastada, una vez mas. Aquí sin tregua, me miro con la marca que el carimbo me dejó en esta isla de sal y caña. Así es mi piel, como documento fiel y verídico de lo que ha sido este largo caminar arrastrando aquel o este color de piel y es por ella, la maldita, que se derrumbaron templos y se realizaron grandes conquistas y matanzas. Esta piel que hoy yo sacudo como si fuera melena salvaje, tiene impregnada una larga historia de gritos y miseria. Hago pues mi último ritual frente a este espejo donde la verdad te grita como drogadicto adicto ago droga dicto ego en silencio lo que fui y me preparo para salir nuevamente a buscar. No guardaré silencio.

Debes salir impecable. Que nadie note que ya no estas viva. Que no se te note , teno se te no tenote sete note,lo que realmente sucede. Una vez más puedes ponerte de rodillas e implorar, porque ya está requetedicho lo que verdaderamente tienes que hacer. Está nítidamente mecanografiado con letra azul. Times New Roman es la letra aceptada y el espacio entre las oraciones ya está determinado por el tiempo que ya no sabe que mas hacer con ese pantalón de plástico que despierta a todos con su sonido enloquecedor. El tiempo vestido de plástico intenta sacudir este presente, pero ya nada puede hacer y yo intento arroparlo con mi manta de carne legendaria pero es de noche y no veo nada. No veo, solo escucho.

Me encuentro una vez más, con ese ser yo que de más esta decir que se va esfumando y se resiste a dejar solo un poco de olor. Intentando borrar estas arrugas que me regaló la vida. Medallitas de los siempre días viviendo sin tregua. Trofeos adquiridos de una guerra inventada. Me los gané por cargar más carne dentro de mi misma. Carne que iba creciendo con pelos, ojos y orejas que escuchaban mi fuerte respiración de loba frenética. Cuerpos creciendo dentro de mi misma, chupando mis células y mí sangre. Heredando mis genes como goma de mascar. Comiendo de mí ser como gusanos de tumba fría. Más carne dentro de mi carne flotando en un inmenso océano de líquidos químicos y tejidos mucosos. Calentándose con mi sangre como vampiros bendecidos por ese extraño conjuro. Cuerpos dentro de mi propio cuerpo. Solitarios ellos, como el mio. Ambos en esa soledad acompañada que te llega cuando dan la hora y decides seguir con vida. Ellos alargándose dentro de mí. Poseyendo mis sueños y pateándome sin descanso, para que no me olvidara ni por un momento que cuando la piel se expande de esa manera, es que la vida pide a gritos más carne. Y ella creciendo y cargando su propio corazón. Esa carne que empuja y va abriéndote las caderas y todo tu cuerpo se estremece y construyes tu propia cueva por donde mas carne saldrá en alfombra roja de vida. Y la posees porque eres tú misma naciendo de ti misma como extensión de ese pasado que nunca termina. Cordón de carne le dejas de herencia y de momento alguien viene y sin decir nada te arrancan a ese ser que una vez creció allá adentro y te lo desaparecen dejandote con ramas secas como brazos y las bolsas de los ojos se hinchan porque no dejas de llorar. Buscas sin tregua, esa carne preciada que una vez fue tan tuya como la que cargas ahora con dificultad, pero nadie sabe nada y te das cuenta que desaparecer es algo muy sencillo. Entonces te niegas a seguir pariendo, ¿Para que? ¿Para que venga un desgraciado y te arranque parte de tus tejidos y los tire a lo profundo del mar? Las mujeres no pariremos más. Tenemos que negarnos a seguir pariendo más carne para los buitres vestidos de militar. Que no nazca ni un niño más en esta tierra maldita donde el genocidio se perdona. No más partos. No más fecundación sin sentido. Soy Demeter rabiosa, Demeter llena de venganza, de ira. Demeter sin descanso. Demeter con las piernas cerradas, apagando el deseo de sacudirme sobre un colchón lleno de carne hambrienta. Me niego a seguir pariendo. Me muerdo la matriz y me acuerdo de esa piel que una vez me arrebataron sin piedad. Se que la torturaron y luego desaparecieron su esqueleto, esa osamenta bendita que una vez creció dentro de mi cuerpo. Esa fue mi carne durante un tiempo. Pronto me iré a la plaza o a la comisaría para seguir buscando. Esta es la historia de la carne. De esa que pesa y se paga con la vida. Hoy quiero ponerme el pañuelo blanco. Hoy seré la de siempre. La que desató tormentas y atormentó con su voz de caoba. Hoy soy esa, la que da vueltas buscando como loba herida. Olfateando las huellas que la arena del desierto intento borrar. Buscando. Me bautizo nuevamente. Yo sacerdotisa. Yo diosa de mi misma, abandonando a ese dios hombre y negándome a servirle y suplicarle.

SECARSE
La carne se expande como sombrilla en día de aguacero torrencial. Te haces de la vista larga, pero tu redondez esta ahí presente como ese grito que no te deja dormir porque se alojo allí en tu recuerdo o tal vez fue en tu útero. Ese maldito grito de saber que intentas dejar escapar porque sabes que de corazón frío esta hecha esa piel y aunque el tacto te haga olvidar por un momento esa distancia, sabes que una vez mas el grito te despierta y no dices nada porque ya no vale la pena explicar. ¿Que mas da? Se te va estirando esa piel de arena y carne de coco. Regalando poros y aceites para que otros puedan sentir ese suave placer de dame mas porque hoy es el día. Dame más o lo que tengas que tengo ganas y ganas es deseo ancho de manos estiradas y bocas húmedas. No quiero dar mas a nadie, ya esta bien de dar. Esta piel esta seca como desierto amplio y eterno.

Esa manta pesada que tienes que cargar se deshace cada vez que la restriegas con fuerza e intentas borrar lo que cada poro ha ido acumulando en su memoria siempre viva. Cada poro como bocas. Millones de ellas. Todas abriéndose y vomitando el líquido salino que te hace parte de esta humanidad hambrienta de lenguas y tacto. Esa piel quiere un silencio y huyes de nuevo como viento que se escapó de alguna tormenta inventada. Siempre huyendo como polvo del más antiguo. Huyendo de tu propia piel de heridas profundas que jamás podrán cicatrizar. Huyes al igual que yo, porque todas sabemos que este cuerpo maldito que carga senos llenos de leche es nuestra propia cárcel. Llevamos esa dualidad presente como la mirada de todos los días. Cuerpo de piel sedosa y cuerpo que detiene ese paso que quieres dar hacia lo que hay mas allá del abismo. Carne y mas carne frotándose e intentando pasar desparecí-vida, con vida prestada de vida des perdí des. Como si fuera manto de reina, pero sabes que si hubiera navaja filosa la sacarías en lascas muy finas y la tirarías a los chacales, esos que pueden morder con ganas y destrozan a los más inocentes. No más sumisión ante la barbarie. No más rezos silenciosos. Mi piel se vuelve escudo poderoso de acero. Nosotras las mujeres, somos alquimistas que transformamos el dolor en canto eterno.

MASAJE
Seduce tu piel, esa que ya nadie quiere tocar. Déjate acariciar por esas manos huesudas que una vez fueron piel con otra piel y bailaron al ritmo del tacto y el abrazo. Se tu propia amante. Eres tu propia diosa en el altar de la soledad. Déjate, suave como ese momento en que te diste cuenta de que nuevamente podías llorar, tal vez porque no querías aceptar la verdad y era mejor mentir o aceptar. Te escondes debajo de una sabana porque quieres un útero seguro, pero es solo un momento. Perderse en una habitación es cosa de lagartijos que buscan sin cesar su árbol nunca encontrado. Tú no eres un lagartijo, no necesitas gritar: ¡Este territorio es mío! No quieres poseer nada. Ya no hay cadenas en tus muñecas ni tobillos. No más escamas. Ya no eres sirena que huye de las redes, ni pez estrangulado por el aceite derramado. Tocarte con suavidad es una vez mas estar contigo misma. En la intimidad contigo misma. Bendecida por tu propia saliva. Bautizada con tus palabras de viento salvaje.

Primero la crema. Cualquier crema. La crema cremosa. Cremosa que crema la crema que lengua por todo tu cuerpo para que cada poro se alimente y se rellene de algo que es más que suave. Pasta que te hace sentir como seda para tocar y es que ya no quieres que nadie te toque porque tocar es envolverse en tiempo pagado y esa piel te dice que ya no hay más minutos disponibles porque tus pasos están contados como segundos de edición.

Pásate la crema y rellena tus agujeros infernales de sal sedienta. Mimate como momia sin tiempo. Acaricia tus senos. Pásale la crema de miel y albaricoque para que te inventes una nueva boca pegada a tus pezones y den esa leche que más de una vez alimentó a esa carne que nació dentro de ti. Aléjate de este presente soñando lejanías intocables y lánzate lejos hacia aquella boca que espera. Si la piel se expandiera como puente sobre mar te acercarías a el como esponja entripada, pero ya no quieres tampoco mas de eso que una vez fue. Ya no puedes seguir mintiendo porque sabes que lo frío te toco el corazón. Esa piel que cubre ese órgano indispensable que bombea el líquido preciado, no quiere mas dedos erizando placer. Tu piel brilla como estrella muerta que todavía le permite al universo danzar con su luminosidad. Eres dueña de cada esquina que habita en ti y reclamas con fuerza que se haga justicia porque tu boca dibujó esa palabra en sus labios y ya nadie podrá arrancársela.

MAQUILLARSE
Te maquillas una y otra vez intentando encubrir las arrugas que te llegan con esta piel que dice: por ahí viene la pelona con sombrero de paja y lirios adornando su cuello alargado. De nuevo al espejo. La base, pásate la base. Rellena cada esquina de tu rostro con el mismo color. Uniformidad, eso es lo que buscan, que seas uniforme. Que desistas de ese asalto continuo que tienes contra los requisitos que te han descrito. Una piel uniforme, rellena con más crema para que la foto salga inmaculada y de paso te digan secretos y te alaben. Se uniforme, déjate de papeles rasgados. Ras Ras, algo se escucha. No más ropa estrujada ni tardes mirando ese sol que se duerme.

Quisiera borrarme esta piel, pero sigo como zombi caminando por alfombra roja.
Maquillate los ojos, de prisa. Juega con los colores y dales una forma diferente. Disfrázate ante el mundo. Se una diabla mala y feroz, transfórmate en el ángel de la vida o de la muerte. Dale color y profundidad a esa mirada que solo intenta encontrar una respuesta o tal vez seguir escapando porque al fin y al cabo ¿quien se detiene? Regálale una historia a esa gente que espera más y más y dame más de ti. Ellos piensan que eres, tal vez un recuerdo de algo que nunca encontraron. Eres solo piel porque tu eres solo manta que un buen día entrara en lo profundo del océano y permitirá que tus pulmones se llenen de sal y nadaras nuevamente como la primera vez que supiste que tenias vida. Decidirás tu fin y nadie podrá detenerte.

Olvídate de eso. No hay tiempo para melancolías que heredaste de alguna película romántica donde las mujeres solo soñaban con el beso de ese hombre que siempre estará distante y frío. Sigue maquillándote. Disfruta tu transformación. Llama la atención. Acentúa tus rasgos. Se inolvidable. Desmantela. Desorienta. Deshace. La boca: pásale un lápiz mas oscuro, delinea esos labios carnosos para que todos sepan que has besado mas de una vez y has mordido como fiera sin descanso y has saboreado cada poro que mil veces te han presentado. Esa boca que se seca cuando llega el insomnio. Esa boca que se muerde así misma cuando sabe que de momento solo quisiera volverse una línea horizontal sin forma ni peso ni más carne. Esa boca que recuerda ese maldito grito de gata pateada. Pero maquillala. lamaquilla,la malamaquillala,laquillalamalaquillayalla.de rojo pasión. de naranja soleado, de rosa olvidado, de santa patrona, de mala madre, de sumisa sirvienta, de puta solitaria, de rojo intención, de lila vergüenza, de naranja imperfecto, de violeta traición, de madre rabiosa, de obrera olvidada, de niña pateada. ¡Maquillala! Rellena esa piel de colores que recuerden tu otra piel escondida. Esa que intentas negar como sea porque ya mucho te robó de ese tiempo que hoy reclamas. Dale vida nuevamente a esa boca de piel que ya sabe lo que es la humedad constante. Dale un color de fiera asustada para que pueda seguir sonriendo como dama de lirio. Renuncia. Despliégate como pañuelo blanco y embarralo de rojo sangre como tu boca que grita rabiosa y quiere encontrar y maldice lanzando al mundo con rabia suculentos insultos que atemorizan a todos. Pintate esa boca con rojo rabioso rojo de risa rojo de ira rojo de sangre, para que nadie olvide. Atrévete a lanzar tu boca de carne a la calle y si el silencio te arropara que nadie olvide ese dibujo de carne roja que llevas sobre la barbilla. Esa boca que una vez fue gris de tantos fríos acumulados y luego negra de tanto calor en los hornos, mas tarde roja de tanta paliza aguantada o violeta porque los moretones pueden quedarse para toda la vida. Te tapan la boca, te amarran con trapos sucios y esa boca ya no puede gritar y te preguntas ¿Para que sirvió la saliva aquella tarde de besos frente a la roca negra?

Una vez mas rellena tus poros. Ahora con color. Una base sobre otra y otra como cuerpos todos juntos en esa orgía continúa de buscar más piel para olvidar la propia. Es ese baile frenético de posturas el que viene a tu mente. Olvídalo. Esa piel ya no quiere perderse mas entra manos y brazos y piernas que se confunden como diosa Kali que quema. Buscas otra danza, la de los cuerpos que buscan y quieren denunciar las verdades escondidas. Ese es el único baile que quieres aprender porque sus pasos han sido apresados para hacernos callar una vez mas.

Mejillas. Ayúdate con las mejillas. Un color oscuro en los pómulos te hará lucir intrigante. Dale profundidad a tus huesos, esos que saben que no les queda mucho tiempo porque se deshacen como tu piel. Rescata la forma. Seduce esos huecos profundos por donde otras veces te has detenido para mirarte de reojo y seducirte con fantasías de escudos y espadas. Déjate acariciar por el anuncio más cercano y píntale unos pómulos de manzana disecada, de melocotón abandonado, de pétalo marchito. Déjame jugar con los colores, que esta piel gris me lo pide. Salir a la calle como obra de arte viva, como cartel llamativo, anunciando a todos que esta piel gris que se muere sigue con vida y sus células andan celebrando como arcoriris nuevo.

Alarga tus pestañas. Abanica esa mirada que se aleja cada vez más de todo lo que la rodea. Esa mirada que también quiere huir y olvidarse que es parte de esa manta de piel que te ata como soga al ancla. Atrápala, que no huya. Sedúcela para que siga presente. Se la dulce que luce la mirada de una mujer rebelde. Dulce como miel.

Termina el maquillaje. Tienes que retocar las cejas para que la mirada, esa que se quiere escapar, este sujeta a un marco de referencia. Sea vista como obra de arte que se desea y pueda tener toda la fuerza de esos siglos de percibir y anhelar. Desea con tu mirada, pero que tu piel no se de cuenta, si así lo hiciese sacaría su látigo de siete cabezas y arremetería contra esa pared dejando las huellas marcadas.

Me dibujo otro rostro porque el mío tiene las huellas del dolor y no quiero ser el recuerdo de algo que fue pisoteado durante siglos. Me transformo en actriz y escondo mi piel porque de nada sirve ser el reflejo del silencio.

PEINARSE
Pintame una mariposa en la espalda. Dibujame un símbolo chino sobre mi utero. El rastro de un nombre en el brazo, porque una vez ame a alguien.. Traza una culebra de aquel recuerdo sobre mi espina dorsal. Regálame el tatuaje de tu mirada sobre la mía, como aquella tarde en la que dejaste el rastro de tu boca en mi oreja. Cuélgame de algún aro incrustado en la piel, esta piel que resiste como escudo. Embarrame de saliva y déjame tu olor, que ya no poseo perfume de luna.

Márcame con letras y símbolos para ser una mas entre los malditos de la tierra. Lánzame como bolsa de arena sobre las aguas profundas para que mi piel se reviente y llegue a alguna costa donde sus huesos puedan ser enterrados en paz. Dame espacio entre los muertos que nunca tuvieron la oportunidad de despedirse. Mi piel se expande como mapa sobre esta tierra maldita. Disfrazo mi dolor con colores de moda porque la ira vive alojada, como la memoria, en cada poro que hoy intenta respirar.

Yo fui aquella y esta otra. Yo fui la de mas allá, pero siempre fui yo, con mis estrías bien marcadas y mis brazos arrancados. Soy esta, la que vive pegada a una silla, la que intenta arrancarse de raíz y sacudir con su presencia a los que niegan que existe el caos y el dolor. Quiero que me devuelvan esa piel que una vez fue mía. La que me arrebataron y desaparecieron. La que dejaron tirada en aquel desierto de cruces rosadas por donde pasa la procesión pidiendo respuesta. Soy esta piel y aquella que llego a estas costas abrazada por cadenas. Mi color grisáceo me transforma en sombra sin fronteras. Soy aquella, la que denunciaron. La que vendieron para terminar en una cama cubierta de llamas. Soy esta la que perdió y todavía busca. Soy la que quemaron y torturaron. Soy esa mujer de piel como manta que todos los días juega a inventarse e intenta salir a la calle. Soy esta piel que de momento se vuelve mar y ola frenética. Soy una piel rojiza, negra, amarilla, blanca, negra, marrón. Soy piel multicolor. Soy piel de huesos rotos a martillazos. Piel violada cargando carne que no pedí. Soy esa, la que fue lanzada, la que cortaron en pedazos y fue asfixiada. Soy esa piel que se resiste a dejarse abrazar por el silencio del miedo. Soy esa boca que grita y denuncia. Esa mirada que memoriza para poder contar. Ese oído que recuerda el silbato y el sonido de los trenes atestados de carne. Soy esa, la que se negó a seguir pariendo. La que recibió el latigazo porque no entendía el idioma. Soy la que navego y sobrevivió. La que es cubierta con trapos y silenciada con un tiro en la frente. Soy la que entierran viva y luego muero a pedradas. Soy la que salió a trabajar de madrugada y nunca mas regrese porque serví de juguete de placer y luego fui saco de huesos. Soy la que término siendo pedacitos calcinados cuando explotó el gigantesco hongo del terror. La piel que herede es antigua como el sonido de la lluvia de luna. Magica, sabia, fuerte. Soy piel de rabia y sol. Piel de grito profundo, de canto eterno. Soy una sinfonía de carne rebelde. Soy ese punto cardinal que no ha sido inventado por nadie. Diosa de mi misma, acompañante fiel de mis pensamientos que galopan sobre el mar soltando escamas de luz, buscando los huesos perdidos de los que una vez tuvieron piel como la mía. ¡Mírame bien! Sujeta estoy a esta silla de hierro y recuerdos y mi piel va cayendo como cera derretida, pero no desaparece, soy como la antigua miel: eterna.

Soy Piel que una vez mas sale a la calle cargando este bulto de huesos y tejidos, de arrugas y cartílagos. Soy esta mujer legendaria que tiene un corazón que late como volcán y que se niega a dejar de ser, se niega a callar porque no le han podido arrancar ni las palabras ni los recuerdos.

Quiero ofrecerte una luna mágica, con su lluvia, esa que es como un manto, para que abrace tu piel de escamas, la que recorrió el fondo del mar y que hoy presenta cicatrices de victoria de forma silenciosa, como lo hacen los sabios allí, en aquel lugar donde la sonrisa baila y la mano pequeñita señala.

Quisiera alcanzarle las palabras que se pronuncian para hechizar y las multiplicaras para que pudieras transformar en dulce miel esa imagen que se oscureció por carecer de eco. Quería darle un pedazo de piel suave que lo acariciara cuando llegara la incertidumbre en los días sin sol. Tal vez entregarle eso que no se puede describir con palabras cotidianas porque es tan inmenso como este universo que me asombra todos los días en los que aparece la poesía de la vida. Esto y más hubiera querido llevarle como regalo, en la palma de mis manos que esperaban pacientemente para sentir su piel de guerrero legendario pero sus oídos ya no me escuchan. Su boca ya no me besa. Sus poros se borraron con la sal.

Sus ojos se cerraron observando pesadillas de las peores. Le cortaron los labios con navaja filosa. Sus huesos rotos a martillazos. Su cuerpo se desparramó como aceite cuando impacto el mar. Cayó como Icaro intentando encontrar la justicia para todos, esa que rara vez se alcanza cuando es controlada y manipulada por los que no se inmutan ante el dolor ajeno. Desaparecieron su cuerpo como si fuera agua que se evapora con el sol, sin dejar rastro. El ya no está pero quedo yo con mi piel, mis huesos y mis palabras que son como truenos que asustan y rompen en pedazos el oscuro cristal del encubrimiento. Busco la verdad. Toda mi piel la quiere encontrar para sacarla a pasear a la calle y que todos puedan despertar del pesado sueño en el que viven.

Nunca más su piel dentro de mi osamenta. Nunca más mis brazos cargándolo y consolándolo. Nunca más su mejilla con la mía y su secreto en mi oído. De su piel, solo quedan fotos y recuerdos, pero con la mía vuelvo a darle vida todos los días. Vuelvo a darle nombre y presencia porque lo desaparecieron sin dejar rastro ni huellas y me dejaron arrinconada pensando que mi piel se pudriría como pomarrosa olvidada, pero no fue así. Hoy adorno mi piel, esta que carga su historia y salgo nuevamente con la mirada clara. Soy una con la creación. Ningún hijo mío preguntará: ¿Madre, por que me has abandonado? Ninguno. La carne no olvida jamás esa carne que nació de ella misma. Las mujeres mordemos los papeles de los libros de historia y arrancamos con rabia la mentira porque no permitiremos que sus nombres sean olvidados. Estamos escribiendo una nueva historia y nuestra piel guarda muy bien los datos, cifras, nombres y rostros. Los desaparecidos se alojaron en nuestra piel y somos su espejo. Somos la única manta que los cubrirá siempre con amor. Nuestro cuerpo sigue siendo su matriz protectora y los llevamos pegados a la piel porque somos testimonio de vida y justicia, para que nadie olvide.

Hago lo que hacen todas las sobrevivientes: dejar rastros y huellas para que otros puedan encontrar el camino y salgan de los laberintos oscuros donde vive el miedo que come piel.

La calle me espera una vez más. Esa calle repleta de cuerpos como el mío, de pieles que son mapas llenos de caminos y rutas. Mi boca no será silenciada. Mi escudo está listo, me esperan en la plaza.

( La mujer va saliendo en su sillón de ruedas)

Se termino de escribir el 9 de abril de 2005.nunca ha sido leído en voz alta. Cuando lo haga podré rescribirlo. Gracias por su atención.


Si quiere escribir a Ricardo Castro, encargado de la columna "Cuentos", puede hacerlo a clnito@lycos.es

Esperamos Su Opinión.  
¿No está suscrito? Suscribase aquí. 


[Volver a la Portada]
- [Visita la Comunidad Escáner Cultural]


Las opiniones vertidas en Escáner Cultural son responsabilidad de quien las emite, no representando necesariamente el pensar de la revista.