CRÓNICA DE ARTE DE ACCIÓN
PARA CHILE, JAPÓN Y TAIWAN |
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Hubo una visita en Chile, una visita plural, desde Asia mujeres y hombres vinieron. Un anciano artista de 64 años vivientes con su andar de maestro de artes marciales, rodillas dobladas, pasos arrastrados, de pequeña estatura, menos de 1,60 m. Fue al primero que saludé la primera tarde de presentaciones, él me ofreció sus manos y dijo un saludo en su idioma con eso fue suficiente, quedamos conectados.
El lugar elegido para esta reunión de maestros y aprendices resultó un tanto desproporcionado y desacogedor, Matucana 100 es su nombre, este lugar debe su existencia al prócer del circo-teatro de Chile Andrés Pérez Araya en ningún lugar se le menciona, este ex hombre bautizó el lugar con el nombre de "Bodegas teatrales", yo reconozco este lugar y su origen y decido llamarlo con el nombre que corresponde: "Andrés Pérez Araya bodegas teatrales"
Continúo, lo sorprendente de este grupo de artistas era y es su economia en los recursos escénicos para realizar cada una de sus presentaciones que eran todas individuales, solos de arte de acción.
SEIJI SHIMODA
El señor Shimoda fundador del festival de performance japonés "NIPAF" ocupa su sitio en el semiruedo que los espectadores han formado, llega tal cual lo vi por ahí, cuando estaba de espectador o de fotógrafo. Se detiene en su sitio y comienza su etapa nudista, trae un paño anaranjado y lo frota por su cuerpo, ¿limpieza?¿Descarga de la energía atrapada entre las ropas? De cualquier modo este gesto me produce afectividad, Shimoda se concentra y efectúa su ejercicio físico-emotivo, dentro de la física del lugar, dentro de la física de los que estamos a la expectativa, su acto es antropo-escultura, tensión-relajación, músculos en armonía, leves sonidos que aparecen porque el cuerpo llama a la voz, el cuerpo es la escultura, la fría loza su plinto.
Es-cultura antropomorfa, cambiante, respiratoria, fascinante, obra humana que aparece y desaparece por obra de arte.
LAPSUS
Re-conozco que aparecí después de la hora citada, 60 minutos después de la convocatoria, pero es natural, estoy cerca del biombo cordillerano, el asunto se llevaba a cabo en el llano, a una hora de la crueldad automovilística, momento de descarga de toneladas de dióxido de carbono, todas las sangrientas arterias callejeras están poseídas por el estrépito automotor, el horario de 19:30 horas para las citas de exhibición de arte... ¡Apesta!!.
MAKOTO MARUYAMA
El joven artista entra a escena trae consigo una banca de madera, la dispone en el centro del ruedo, las personas que miran están sentadas en la loza, la mayoría son estudiantes viciosos del cigarrillo, el joven hombre se despoja de su atuendo, lo pliega dejándolo al costado de la banqueta, el hombre tiene un cuerpo humano delgadísimo, tal vez perfectamente acondicionado, la delgadez es símbolo de armonía, de madurez.
La historia psicológica de su acto tal vez tenga que ver con lo insomne, pues intenta acostarse, pero algo que no percibo se lo impide, le produce tensiones, su cuerpo no logra acoplarse con la cama, parece que ésta lo rechaza, entonces salta desde arriba de la banca y se pone a correr alrededor, un cuento corto de acciones simples, de tiempo preciso, una práctica de humor oriental.
Después de su acto lo saludé, estaba sentado en la misma banca amarrándose el cordón de la zapatilla izquierda, nos dimos las manos y al unísono soltamos una carcajada, si él hablara chileno o yo japonés hubiésemos iniciado una conversación que aún duraría.
Shimoda se desnuda y se viste ante nosotros, Maruyama se desnuda y se va desnudo entre la gente.
Este encuentro de artista de acción pública fue gestionado por una organización llamada: PERFOPUERTO.ORG liderada por un hombre que lleva por nombre Alexander del Re y una mujer de nombre Alejandra Herrera, él y ella son los que mueven el tejido entre la cultura chilena y asiática, les agradezco la iniciativa de contribuir a la reunión. Dentro de esta reunión viví tres acciones de artistas de Chile, luego haré referencia a estas personas, ahora escribiré sobre lo que más me motivó, a decir la embajada de artistas de Asia, ellos eran mi hito, por eso fui las dos tardes de finales de noviembre, bueno voy a soltar la pepa, a escupir las palabras, labios en brote.
MASAYO YOKOTA
Recuerdo a una mujer su nombre Masayo, esta mujer de enaguas vestida vino de lejos a mostrar su desnudez ante mis ojos, despojándose de sus ropas, mientras extraños seres ponen plástico sobre el piso, plástico transparente, la hembra trae un balde y un trozo de tela de algodón blanco, por el altoparlante una geisha hace sonar su voz, la luz eléctrica baja su intensidad, en un rincón próximo, un hombre babea sobre una silla, dulce baba roja de dulce terrón de azúcar, dos pantallas gigantes muestran a la hembra humana intentando cobijarse con la tela blanca en el enlucido suelo sobre el plástico que la aísla de su frialdad, se ayuda con una linterna algo hace... algo busca en ese lugar que se inventó, cierta tintura azul se deja ver en el blanco, luego tinta roja y el blanco encima del desnudo cuerpo de ella,
el azul de los ojos, el blanco de la nieve, de la punta de los cerros, de la anciana cabellera, el rojo de sangre, de lanas, de flores, de libros. Hoy que escribo empiezo a comprender.
Las pantallas colgantes al norte y sur de la sala Andrés Pérez A. muestran la grandeza del verbo humano, de ella que en japonesdüngün se despide, hace una suave inclinación de su tronco florido y se marcha con el agasajo de aplausos y gritos de agradecimiento.
OSAMU KURODA
El hombre, el niñoanciano maestro está haciendo que suene la olla,
Dentro del aluminio suenan los grillos-monedas, por ahí un choquero.
El día anterior, en la noche caminamos con Marcela hacia la estación central ahí en un super compramos alimentos y bebida, pan, jamón y cervezas, nos sentamos, estabamos en un pasaje de acceso al terminal San Borja, nos reflejábamos sobre los vidrios de la gran vitrina de ropas interiores, me vi como un vagabundo, larga barba oscura, cabellos alargados, delgadez y pensé aprovecharme de mi aspecto actual para realizar un arte de acción pública "hacer una fogatita, calentar la ollita con la alimentación, etc." Esto pensé y al día después este hombre-anciano asiático viene y realiza un acto similar al que me había propuesto, todo aquello me predispuso para percibir de manera graciosa los gestos del anciano niño -maestropoeta que se ponía como un escarabajo, patas arriba, pantomimeando con deslumbrante agilidad. Él no se desnudó, ocupó su cuerpo vestido con firmes atuendos, así encontré al viejo japonés Osamu haciendo sonar su olla, estimulando a los oyentes, enseñandonos el arte de la vejez animada, de la alegría de vivir, la risa se presentó con su presencia, la diversión del hombre de la sabiduría de oriente, para finalizar recoge sus utensilios los mete dentro de su bolsa y se despide agradeciendo a los que le observamos con sonrisas y leve inclinación.
WATAN WUMA
Artista Taiwanes de la tribu Atayls porta un bolso de material raquelado y al abrirlo deja escapar un murmullo de vehículos motorizados, pequeños juguetes a fricción se escapan de sus manos, ocupando la vía, dos rollos de papel higiénico blanco desenrolla y en caminos se convierten, de su bolsillo extrae papel engomado trazando huellas perpendiculares a las señales de papel higiénico.
Elige una modelo que tendrá que disponer los autitos en el camino indicado por el blanco papel de cordillera a mar, un muchacho dispone los juguetes de mar a cordillera, un puente cruza la carretera, tres gigantes caminan las rodovias, con los ojos en la espalda, pues caminan hacia atrás, aplastando con sus zapatos los diminutos automóviles que al pasar encuentran.
El hombre-artista ha dejado su pantalón, su chaqueta y se queda solo con su boxer para así cruzar el puente que con una tabla inventó. Watan Wuma ha hecho su exorcismo y se despide con un harigato.
KADOKURA MIDORI
La quinto elemento de la comitiva de arte oriental la muchacha joven "la más rica" en palabras de Marcela. Ella no se desnudó y eso me causa mucha aflicción, no quiso mostrar su atractivo aparato excretor, en cambio aparece con una copa de cristal y un huevo blanco y su ropa común y con su tranquilidad habitual, hace que el huevo gire dentro de la copa, se la lleva a los labios y abre su graciosa boca suave, tragándoselo entero (el huevo) un aullido se deja oír en la garganta de los machos asistentes, los voyeristas del momento.
Kadokura regresa el ovo a la copa, este poco a poco sale de su cálida guarida, entero aún. Midori hace que aparezca un carrete de hilo con este ata la copa por su base, pone el huevo en el piso y lo cubre con la copa, el hilo lo pone en su boca y se da a un paseo llevando arrastras el huevo dentro de la copa, me percato que no lleva calzado me fijo en su pie ¿cuántos dedos tiene su pie?
R-seis.
Con el carretito dentro de su boquita Kado camina, el huevo y la copa la siguen es una pez que ha atrapado un carrete en el mar de su mano, la imagen agigantada en la grabación cinética, el acto mudo en escena, bullicio en la pantalla, veo un pie, una copa, un trozo de planeta sólido, hago saping a la pantalla para percibir el detalle dos veces.
Quiebre de copa, aristas puntudas, -alarma entre los asistentes-
riesgo, peligro en el piso, Kadu no pesca y toma la copa y se bebe el huevo fuera de su cascara, muele el calcio con sus mortales dientes y coctelerea en su boca la secreta pócima de huevo a la copa con hilo de volantín y lo devuelve a la copa
y lo boca otra vez
y lo regresa
a la boca
al hilo de baba que armoniza con el chileno
Que babea en rojo aún acompañado de una silla azul plegable, ella se va, se lleva con ella el grito de 30 bocas humanas.
Leonardo González
De improviso aparece en escena el hombre de los cubos rojos de azúcar, a su silla enfrenta otra silla y elige al azahar una persona, ahí aparezco yo, este hombre me dice que lo acompañe, chaaa, dije y lo seguí, nos fuimos tomados de la mano, pegados al muro de contención, el hombre tenía la mano pegajosa de baba roja mezcla de saliva-sudor-azucarado, traté de zafarme pero no pude, luego me limpié, me indica la silla, me siento, él ocupa la otra, se enfrenta a mi, me arroja una pregunta:
-¿te gusta Chile?
-sí.
-A mi no.
Y se levanta y se marcha y me deja allí ante toda la muchedumbre que comienza a aplaudir, yo sonrío al público, hago una venia, harigato, digo, la gente ríe a carcajadas.
Alexander del Re y Alejandra Herrera
Al igual que sus antecesores japoneses Alexander se desnuda y alinea sal de mar sobre la superficie, trae en su cabeza un cintillo con una cámara de video que muestra lo que ve, lo acompaña una mujer Alejandra Herrera también desnuda en la escena, hay una interacción directa con la gente, mediante la lectura de un cartel que porta Alexander, índica a la persona, si quiere golpearlo o se deja hurgar-registrar por él.
Noriko Ohashi
Fotografías de Marcelo Caracci : http://www.caracci.cl/perfo/catalogo/performance.php
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