Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 73
Junio 2005

 

ANA ADARVE :

ANATOMIA URBANA

Por: Ricardo Arcos-Palma

Nuestra relación al mundo esta mediada por nuestra exterioridad, por el afuera. Nuestro cuerpo, hoy más que nunca está condicionado por la estructura urbana. La ciudad termina modelando nuestra anatomía: cuerpos rígidos, algo grises, que terminan siendo parte de la arquitectura urbana. La famosa fórmula del Renacimiento: "el hombre es la medida de todas las cosas", parece ahora completamente invertida. Quizá ya no es el ser humano que marca la pauta de la construcción del mundo exterior. Al contrario, parece ser el mundo - en este caso urbano-, que modela lo humano. En la relación, algo ruda por cierto, entre el cuerpo y la ciudad, el primero parece estar modelado a imagen y semenjanza de la ciudad. Una ciudad donde el ser humano se ve comprido cada vez más a espacios reducidos, como si el proyecto humanista del urbanismo moderno hubiese quedado en el olvido. Una ciudad, que puede ser cualquiera del mundo, donde la crisis de la habitación es cada vez más importante.

La artista Ana Adarve, residente en Bogotá, a quién propuse como representante del arte colombiano para la Bienal de Arte SIART Bolivia 2005 , que se desarrollará bajo el lema "Latidos urbanos", propone de una manera bastante interesante esta relación entre el cuerpo y la ciudad. La primera vez que conocí su obra fue en Santafe de Bogotá, en 1999 durante la exposición "Somatofília Espress" curada por el teórico y sociólogo Ramiro Camelo. Desde ese entonces he seguido su desarrollo. De manera que este mes, en Revelado vamos a consagrar un vistazo crítico à las fotografías de Adarve, que ponen de manifiesto, una nueva anatomía, marcada por los rastros urbanos. Cada calle, cada, avería, cada ventana, cada puente, parecen dejar una huella imborrable en el cuerpo del viandante.

En la serie títulada "sobre lo cotidiano" (1999), vemos la textura urbana en el cuerpo desnudo del transeúnte: el cuerpo femenino, parece albergar la huella del metal, del cemento, del efuera. En su obra fotográfica, vemos en un primer plano el rostro femenino, con las huellas que se amalgaman con la textura de una puerta metálica, mientras alguién pasa. En esta série, vemos fragmentos del cuerpo desnudo con un fondo urbano, mientras alguién pasa. Esos personajes fotografiados en un espacio interior, armonizan con el espacio de la calle. En otra de sus fotos, "nodos", dos cuerpos que se dan la espalda, se disponen a tomar un camino opuesto. En esta fotos, hay una clara diferencia entre la desnudez urbana y la desnudez corporal. Lo cálido de los cuerpos desnudos de los viandantes, constrastan con la frialdad de la calle. La calle se tranforma paradógicamente en un adentro, enb uan especie de cuarto, de habitación.

En otra serie títulada "ne-uter" (2000), el cuerpo aparece esta vez, encerrado, dentro de las construcciones deterioradas. En estas fotos podemos ver algunas bocas, apretujadas sobre el cristal de ventanas y puertas, como si el silencio impuesto por la rudeza de la construcción les impidiera hablar, mientras los caminantes vienen y van sin apercatarse de lo que sucede. El edificio en ruinas, abandonado nos habla de una ciudad que no deja de transformarse. Los cuerpos parecen dejarse devorar por estos espacios. "El cuerpo es testigo y víctima - decía Ramiro Camelo a propósito de la obra de Adarve -, de un entorno urbano y hostil" 1. En efecto, el entorno urbano parece estar en coflicto con el cuerpo. La ciudad es hostil frente a la desnudez. La fragilidad del cuerpo se esconde detrás del hábito, de lo habitual, en la paradoja de la habitaci ón.

udanza" (2004), vemos en el mismo resgistro, color y formato, una especie de habitaciones precarias, habitaciones de la calle, donde los puentes que se tranformado en techo provisorio de los sin domicilio fijo, son "decorados" con tapetes. Una especie de tapetes persas, parecen volver más cálida esta habitación transitoria. Bien sabemos que estos lugares, fueron y quizá siguen siendo en América Latina, uno de los últimos refugios para los sin techo. Esta vez los cuerpos desnudos están ausentes, como si hubiesen terminado por ser digeridos completamente por la ciudad, como si efectivamente se hubiesen mudado a otra parte. Solamente persisten esas figuras fugaces que pasan de un lado a otro, completamente indiferentes, de aquellos lugares que fueron transformados por las autoridades para que no se conviertan en la casa de los sin techo.

La obra en de esta joven artista nacida a mediados de los setentas, nos revela una relación entre el cuerpo y la ciudad, entre el espacio íntimo y el público, donde la frontera entre los dos parece desaparecer, para generar una nueva mirada, creando "una especie de fotogénesis , donde el cuerpo-objeto deviene fotogénico y, donde se encarna la imagen, reproduciendo maquinalmente toda mirada"2. Una obra bastante interesante, que revela "lo que nuestros ojos no ven" como decía Win Wenders a propósito de la fotografía. Una obra que comienza a desplegarse a nivel internacional, y que sin duda dará mucho de qué hablar.

Ricardo Arcos-Palma
París, 25 de mayo del 2005.

1.- Camelo Ramiro. Somatofilia Express. Cuerpos luminosos y casuales . Catálogo de la exposición. VIII Salón de Arte Joven. IDCT Alcadía Mayor de Bogotá. 1999. p. 16.

2.- Arcos-Palma Ricardo. Incarne revelación es . Ibidem. P. 29.

 

 

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