Santiago de Chile.
Revista Virtual.

Año 6
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 66
Octubre 2004

 

URIBE, PREMIO NACIONAL, EN EL AÑO NERUDA

DESPUÉS DE MORIR, TIENEN LA PALABRA

 

EL SOL ROJO EN LLAMAS


Por
Rolando Gabrielli

En cinco millones de años más, el Sol extinguirá la tierra. Es una conclusión de diversos científicos. Seremos el polvo de una bola de fuego. ¿La noche habrá sido derrotada por última vez o seremos noche? ¿Un agujero de luz? ¿Un punto de fuego con nuevas cenizas? ¿Menos que el olvido?. ¿Polvo De luz? La vanidad y el poder no tendrán espacio ni para sus rodillas. Estas palabras habrán sido olvidadas mucho antes del final. Los libros serán hojas consumidas por el fuego, ecos de la luz que algún día irradiaron. Las palabras, menos que el eco apagado de unas cuantas letras muertas.

¿Quién habrá visto por primera vez el Sol? ¿Quién lo verá por última vez como una fuente irremplazable de vida? ¿O una puesta de Sol: belleza, inocencia, plenitud de la naturaleza? ¿Cuántos millones estarán viendo el Sol ahora?. Siento alguno de sus rayos, la tibia presencia traspasar una persiana. ¿Cuánto tiempo demoró el Sol en ser Sol? ¿El Sol sintió frío cuando era niño? ¿El Sol nos hizo pasar un buen rato con sus eclipses o quería entretenernos para que lo amáramos más? Tanto ha adorado el hombre el Sol, que se deja eclipsar por él. Incas y Aztecas, de un extremo a otro en Nuestra América, hicieron miles de sacrificios y le adoraron sin límites.

¿Habrá algo más allá del Sol que el Sol no alumbre? ¿Quién tapa el Sol cuando llueve? ¿Quién pondría tan caliente al Sol? ¿Quién a veces lo regula, entibia para nosotros? ¿Quién le niega el paso en algunas geografías y le deja caer vertical en el trópico? ¿El Sol se sabe luz o fuego? Se parece más a una estrella de mar que a las azules del cielo. ¿Por qué lo pintamos siempre sonriendo? ¿Sabemos si sufre entre llamas? Podría ser una cárcel dorada esos anillos que nos alumbran y dan vida. ¿Sabrá y le gustará al Sol, que lo hayan convertido en moneda corriente? Eres un Sol y la frase toca todos los sentidos, ilumina de pies a cabeza, pone a soñar y te deja ubicado en el centro de la tierra. Girando, sólo girando, flotas dueño del universo que te rodea bajo tus pies. Hubo un rey Sol francés, Luis XIV, en época de madame Pompadour, su amante oficial, y fueron tiempos en que todo giraba entorno a la esfera del monarca iluminado, dilapidador de la hacienda público, un rayo de luz entre miles de fieles cortesanos. L´etat c´est mois , el estado soy yo, dijo ante el parlamento de Francia. (Roi Soleil).

Siento que el Sol se ríe cuando alguien dice: quieres tapar el Sol con una mano.

¿Por qué el Sol se deja ver durante el día y se esconde de noche? ¿Por qué se aproxima para que lo vean a cierta distancia? ¿Ni tan cerca que te quemes, ni tan lejos que te hieles? Mi pregunta es: ¿el Sol le está brindando ayuda a la tierra en el recalentamiento al deshelar los polos? ¿O nos está advirtiendo que quien agrede la tierra lo hace también a él? Quien se eleva demasiado cerca del Sol con alas de oro las funde, eso advirtió un poeta inglés, J. Donne .

Sal noche de tu escondite/ te regalo una puesta de Sol/ una luz que regresa al túnel/ rodillas que sólo tu silencio conoce/ bajo una montaña que una piedra ilumina y te refleja/ Un agujero negro puede ser la ventana que nos mira/ el origen de este sueño/ Un incendio que nos recordará el último verano. Rueda piedra Sol aún hay luz detrás de las grandes rocas.

¿El Sol se pone Rojo de vergüenza o de rabia?

El Sol juega su mejor partida de ajedrez en el estío. En Invierno el Sol retira algunas piezas del tablero. Usa alfiles y caballos en Otoño. En Primavera coquetea con su reina y las Torres se desplazan a fondo.

Si el Sol bostezara, el agua del mar sería caliente. El Sol duerme de espalda y por eso existe la noche. La cama del Sol es tan inmensa, por si se cae, ya que puede encender las luces de lugares donde la gente está dormida. Todos los niños del mundo son hijos del Sol, de una luz que nunca se apagará en sus corazones. Cuando el Sol juega a las escondidas, en algún lugar llegará la noche. Esto se lo escuché a Charlie y Anders, un día en que la nieve había borrado los caminos y las montañas se convirtieron en grandes osos blancos.

La palabra Sol en Google tiene 8 millones 190 mil links, al día de hoy. En Yahoo , 22 millones 100 mil links. Los rayos crecen por segundos en ese sitio. Oh, rey Sol, canciones, ( O Sole Mio ), poemas ( Ese sol liviano de las aguas, The Sun Rising ), frases eternamente usadas, (nada nuevo bajo el Sol, ni a Sol, ni a sombra) ;Sol, quinta voz en la escala de música. La palabra tiene luz propia.

Tantos homenajes, nos hemos rendido literalmente a él, vasallos de la luz, hijos del Sol, reflejos de su estrella. Representa la vida, es nuestra vitamina D. No es una adoración de insensatos antepasados, ciegos, bárbaros. Aún se trabaja de Sol a Sol, algunos viven de cara al Sol, se levantan al salir el Sol o duermen al caer el Sol.

Noé no vio el Sol durante cuarenta días/ sólo la noche y el agua/ Las bestias flotaban en el criterio de la especie/ un refugio animal de la vida/ Noé les animaba a perpetuarse en el sueño y el naufragio/ El Sol viajaba en su propia Arca/ recorría la cubierta como un asistente desconfiado de un nuevo día.

6,000°C (11,000°F), distribuidos en todos estos elementos: Helio, Oxígeno, Carbono, Nitrógeno, Neón, Hierro, Silicio, Magnesio, Azufre. ¿Cuántos grados tendrá el Infierno? Aún el Sol está equipado para seguir viviendo algunos millones de años como estiman los científicos . Dicen los expertos que te hincharás y nos engullirás a todos en la tierra. Un bocado final del gran gigante rojo. Una gran hamburguesa contaminada. Te sabrá a diablo. Y a propósito: ¿Qué hará el Infierno? ¿Hacia dónde se trasladará con su fuego? Después de ti, el diluvio en llamas. Estás a tiempo de arrepentirte. En el camino pueden haber estrellas más sabrosas.

Quizás yo esté aún en un pueblo olvidado/ detrás del telón en llamas/ Y te llamaré como John Donne: Viejo loco afanoso,/ irrefrenable Sol/ Ven a beberte una última cerveza sobre este barril de manzanas/ Ya no habrán estaciones/ Y no caerá del Otoño una sola hoja/ Mi nostalgia no tendrá frío/ no seré poeta por un segundo más/ los reflejos que aún veremos/ serán nuestro cansancio compartido. Las puestas de Sol serán viejas películas del cine mudo. La Gioconda, otra sonrisa olvidada/ y la sombra ya no tendrá razón de existir.

 

Ese sol liviano de las aguas

Ese sol liviano de las aguas,

retoma en ti,

la forma de mis sueños.

Busco afanosamente,

entre el rojo vivo,

de esas aguas,

algún rostro.

Debiera ser el nuestro .

(Rolando Gabrielli)

Sol Rojo

De rodillas,

siento que un naipe

abre el negro vicio

del juego, la rótula

instalada con su hermana

en las blancas sábanas,

se vienen las nieves

el alba rosa de la mañana,

horas en que el pan

entra al horno

y despunta la sangre

en la cresta de un gallo,

sol rojo de alas maduras,

vuela, vuela al infinito.

(Rolando Gabrielli)

 

EL SOL ES UNA HERIDA

Esta puesta de sol no es más que el naufragio del sol.

Queda en sus manos el doble juego de parecer

y apagarse en el filo del agua.

Esta puesta de sol

es el silencio ejerciendo sus alas

sobre otras palomas

que duermen en la plaza.

Los bancos a lo largo de sus años

Afirman el paisaje.

Tienes la esperanza de que las águilas

claven sus picos

sobre esta puesta de sol

que hace de mi mano una herida.

(Rolando Gabrielli)

 

DE ESTOS SUEÑOS

De estos sueños que el sol sabe enrojecer

sólo tu nombre

seguirá el juego

de los volantines que hilvanan sus vientos

El invierno no será ese puente caído.

Seguirás caminando sin saber siquiera

al vacío.

La lámpara irradia fragmentos diurnos

me dijiste,

las luciérnagas comenzaban a salir.

Nos hemos dejado llevar por caminos interminables

que bien saben iniciarse en las horas

en que los muertos salen a los campos vecinos

a conversar de sus vidas.

(Rolando Gabrielli)

 


URIBE, PREMIO NACIONAL,
EN EL AÑO NERUDA

Por Rolando Gabrielli

Uribe

No era fácil para cualquier jurado escoger uno entre los tres mosqueteros de la poesía chilena para el máximo galardón literario: Armando Uribe Arce, Efraín barquero y Oscar Hahn. La puja y repuja es muy conocida en este tipo de certámenes de galgos, que niegan hasta el final estar en una competencia.

Armando Uribe Arce, un pije católico trasgresor, tiene todo los méritos, abogado de profesión, allendista, rabioso caballaro chileno, con razón, sí, de ser proclamado Premio Nacional de Literatura de Chile, 2004, una fecha emblemática para los poetas de la larga, angosta, y terremoteada tierra chilensis.

Año del centenario de Neruda, los 90 de Parra y los lauros olímpicos de Gonzalo Rojas. Y Hahn profeta en Nueva York.Tanta poesía para un país neoliberal, visitado por el éxito a un puñado de elegidos, la tierra del inmortal capitán General, que confiesa ante sus gusanos no haber  hecho nada contra nadie, desconocer todo lo actuado, y que las cuentas cuadrarán, porque es una orden. País de agenda cuartelaria de la inocencia perdida, premia a Armando Uribe Arce, viejo zorro diplomático, arrastrador de poncho, poeta de primerísimo orden, este alumno del Saint Grange School, ahijado de Roque Esteban Scarpa. Sin duda, hijo de sus propios méritos, original tribuno de la palabra, debe estar de pláceme la gran poesía, la tradición poética de Chile y del habla castellana.

Llega a sus juveniles 70 años, viudo, colérico, un Quijote nuestro, de mirada taciturna, de pocos amigos, traspasado por una democracia protegida, es Armando Uribe Arce, irónico personaje, enemigo de los Caballeros de Chile, que con singular, extraordinaria tenacidad, tradición inocultable, se defecaron en la democracia. Ese es el gran poema de Chile.

Poeta de vitae en el sentido poético y académico. Miembro de las dos reales Academias, de España y Chile, ensayista, internacionalista, profesor en la Sorbona y en la Universidad de Chile, Universidad Católica, Michigan State University, Estados Unidos; Università degli Studi di Sassari, Italia, viajero antes y después del exilio, se inició tempranamente en poesía con su libro El transeúnte pálido , hace medio siglo . En mis manos, en Panamá, la edición del Joven Laur el, y el libro como los poemas, han resistido los tiempos. Soy pobre como la rata./Triste como tía./Y toco esta corneta de cartón en cumpleaños/ de pequeños deformes./Y la guitarra del cielo suena sola/ con la indolente angustia de la noche./Y las palomas de las oraciones/ vuelan cenizas por la tierra. Así cerraba el joven poeta su primer libro. Parentesco indudable con la poesía de Gonzalo Millán ( Relación Personal ), Nicanor Parra, Manuel Silva Acevedo, Floridor Pérez, aires también de Oscar Hahn. En fin, la poesía es una madeja con muchas puntas, afortunadamente, y más de dos orillas y muchos centros. Y con su primer poema, recrearía su futuro, el presente de sus días: Suelo ser olvidado, quedo solo en mi casa/ vestido como noble personaje./la silla crea entonces su mujer,/seria como emigrante y una dulce flaqueza/ me topa como un pájaro en los hombros./Sigo en venta, cansado,/para perfecto amor de herida prima; sigo poniendo sangres en las tiendas,/para comprarme un río de temblor.

Uribe

Armando Uribe Arce no figura en la fotografía de los grandes de la poesía chilena. Siempre quedó por fuera y va a cumplir 71 años, editando cinco libros este año, al mejor estilo nerudiano. Es una carrera de fondo, la maratón poética del Mapocho y Parra no se quiere morir sin bailar la cueca larga al lado de Neruda y la Mistral en Estocolmo. Cosas veredes, Sancho, el Olimpo parece existir en forma de molino de viento.

Ahí está, helo ahí, solemne en su pequeño trono aunque reniegue de él y le reste importancia. Odio lo que odio, Rabio como rabio. Ni más ni menos. Es saludable que se haya premiado a un poeta cascarrabia, que diga, hable, vocifere, aunque últimamente había entrado en un solemne y reverencial silencio. A Chile lo echan a perder los chilenos, había acuñado Armando Uribe, antes de este lauro. Mis compatriotas que no son mis pares, subraya casi al final de Memorias para Cecilia , me hicieron la cruz. El Cristo de Elqui se fue Las Cruces, la Mistral fue la primera y más grande sacrificada, a los crucificados de Teillier y Lihn, a todos los que carguen el madero, mis respetos, poeta.

Refresca el ambiente Armando Uribe Arce, la atmósfera gris de Santiago de Chile, y baja al tonto solemne al Parque Forestal, con su poesía sardónica, mutante, picaresca, sórdida, audaz, y hace evacuar las aguas al lector más avispado.

Llega la edad de sus achaques/ y ya no tienes dientes con que masques/ las uñas se te quiebran de raíz/ cuando caminas arrastras los pies./ Y todo te molesta en tu país/ Es que la muerte es tu país ¿no ves?. Prosaico, lírico, de verso blanco, irregular, clásico, inclasificable a veces, religioso, dogmático frente a la muerte, ante la vida, toca la flauta de Hamelín y los ratones le siguen y sólo así la ciudad-danía pareciera estar más cómoda con su jubilación anticipada.

Uribe

Poeta cotidiano, anecdótico, popular, político, digo yo, religioso, agrego, culto, además, entra con su serrucho eléctrico en el selvático, boscoso, peludo mundo de la poesía en un planeta que descree de esta manera de decir, escribir, pronunciarse. El propio Uribe Arce, ha dicho que la poesía es inútil, que los poetas no sirven para nada, pero cuando no hay poesía, una parte muy importante del alma nacional desaparece o no llega a ser.

Ácido como el limón, fresco como la lechuga, el Joven Laurel de la poesía, sacó del maniquí a la provincia de Santiago, le ha quitado gomina brancato a la poesía y cuando ve el verso alicaído, le receta un Mejoral. Es, por decir lo menos, Armando Uribe Arce, un poeta presente, ya lo habíamos dicho: es el más probable, vive en Chile, es una voz existente, poeta versátil en la tradición, hombre valiente, sin pelos en la lengua, no se esconde en la ratonera. " No habemos más que un piño de ovejas que balamos", dijo proféticamente en su poemario No Hay lugar.

 

 

***

DESPUÉS DE MORIR,
Lihn
Bolaño
Parra

TIENEN LA PALABRA

Por Rolando Gabrielli

Lihn

La noche está para escribir sobre Edgard Allan Poe. Una lluvia ruidosa torrencial, la cola infernal de Iván El Terrible, rumbo a Cuba, La Florida o México. Un tiempo diabólico que estremece el Caribe. Es la noche del 12 de septiembre y nada se ve despejado. Los dos 11 sucedieron hace algunas horas, de un extremo a otro en el hemisferio americano en épocas y bajo signos muy distintos. El país y el mundo nunca más fue el mismo para los chilenos y para Estados Unidos está resultando igual cosa. Hay eventos que marcan épocas, como algunos escritores.

Enrique Lihn y Roberto Bolaño, son dos de ellos. Y se parecen en su visión crítica de la literatura y de Chile, su búsqueda permanente, su condición trasgresora inclaudicable, y a pesar de su diferencia generacional, impactaron en un Chile contemporáneo. No se conocieron y formaron parte de la diáspora. Lihn, de la interna, y Bolaño, externa.

Enrique Lihn fue un poeta a contrapelo de la literatura oficial de Chile, un perfomance, un intelectual que siempre se pronunció, estudioso de la literatura, un poeta que enfrentó sus fantasmas con dignidad hasta el final de sus días.

La primera vez que supe de él y lo vi, fue en pleno centro de Santiago, y estaba recién llegado de Cuba. Cruzó una calle y lo saludamos con Waldo Rojas. De ahí en adelante siempre sabría algo de Lihn y su poesía. El poeta de La Pieza Oscura y Poesía de Paso , fue un protagonista de la cultura chilena, aunque suene artificioso el término o el calificativo. Promotor de Talleres de Literatura y profesor universitario, columnista, ensayista, dibujante, teatrista, hombre de polémica, Lihn no le rehuyó a los acontecimientos sociales, políticos de su tiempo y permaneció en el Chile de Pinochet. Acuñó el famoso verso: El horroroso Chile .

Tengo una imagen fresca de Lihn, que ya he comentado, después del golpe de Estado. Una noche en la zona del parque Bustamante, conversando en una pieza semioscura con Nicanor Parra. Un apartamento, supe después, heredado de Thiago Di Melho, poeta brasileño y agregado cultural en Chile en la época de Allende. Freud, la poesía, era una conversación alucinante a poco del toque de queda. Una época en que lo que uno hablara, podía ser usado en nuestra contra. Eran dos personajes de la segunda Guerra Mundial que hablaban este indescifrable y prohibido lenguaje de la poesía. Lihn sería detenido años más tarde, 1983, en El Paseo Ahumada , donde voceaba sus poemas, y Nicanor Parra, vería arder una carpa donde hacía sus perfomances. El circo tenía un solo payaso y no era poeta.

La poesía vivía en un orfanato en el Chile de Pinochet, tomaba té una vez al día, manejaba un taxi a escondidas de su médico de cabecera, el Dr. Alzheimer, que soñaba con atender al Paciente Inglés. Lihn, entretanto, tomaba nota sobre El Pingüino, que convertía en un maravilloso viaje a los glaciales del paseo de la limosna. Bolaño, que abandonó Chile muy temprano, a manos tal vez del Ejército de Salvación, el más efectivo de todos en esa época, robaba libros en la librería El Sótano de México y La librería de Cristal. En la memoria de su mochila rumiaba, seguramente acumulaba el bolo alimenticio de su literatura , Los Detectives Salvajes en el D.F.

Abandonaría las escuelas, lo oficial, un patrón muy parecido al de Lihn, - autor de La Orquesta de Cristal -pero también el país en búsqueda quizás de una libertad ilimitada, sin los frenillos de la ortodoncia militar chilena, el autoritarismo violeta institucionalizado en la ley del embudo, y Parra sería uno de sus principales referentes: el poeta anarco, francotirador, anti establecimiento, anti todo, y antídoto de la nueva poesía castellana.

 Lihn, en la escuela de demolición de lo oficial, de lo retórico, también sería otro de sus referentes. Recuerda Bolaño en un artículo, que los libros robados en el D.F., le marcaron para siempre. No los daré a conocer aquí, por Cábala ya además para que no vuelvan a ser sustraídos en ninguna librería o biblioteca, y descansen en paz en la memoria de Bolaño. Y porque él confesaría que de ladrón de libros, pasaría a simple atracador, y se arrimaría, succionaría las páginas, el contenido, en un vertiginoso, voraz aprendizaje, que reflejaría en su literatura, manera de ser, expresarse en el foro político, los desplantes con que sacudió el aletargado, oficioso, acartonadamente rígido mundo de la literatura chilena.

Bolaño

Bolaño se formó en la calle como Lihn. Outsider, contestatarios, innovadores en el lenguaje, una búsqueda constante y una crítica ácida, en no pocas ocasiones, sin pelos en la lengua, murieron prematuramente, y siguen siendo genuinos representantes de las Diáspora chilena, la interna y la de afuera. Vivieron a la deriva del sistema. Bolaño conoció la gloria en vida, premios, reconocimientos y disfrutó de sus dardos contra los escritores chilenos más reconocidos por el mercado del libro. Coincidió con Lihn en criticar a Neruda. Casi un leit motiv en ambos. Lihn, en cambio, a quien conocí, vivió momentos estelares aislados, siempre a contra vía, y le recuerdo como si fuera ahora, manejando un pe queño vehículo de una de sus novias, atravesando por la Alameda, yo de copiloto, y el poeta de La Musiquilla de las Pobres Esferas , pasando los cambios con un dolor infinito para ese infortunado vehículo, raspándonos el alma, entre las arterias de la city y nuestra sonrisa nerviosa, sin saber si más allá nos estrellaríamos con la retórica de lo real.

Parra

Los oficiales castrenses del Premio Nacional de Literatura le negarían el lauro a Lihn y él, junto a Parra, serían las estrellas del Apagón Cultural de Chile. No recuerdo que alguien más, en aquella sórdida, demencial, arbitraria, horrorosa, siniestra, vergonzosa, perversa, dolorosa, simplemente criminal época, pidiera la palabra en Chile. Los matones de la prosa estaban en todas las calles escuchando, listos para actuar, con su cachiporra debajo de la manga, y después, a pasar a mejor vida en las oficinas del Borrón y Cuenta Nueva. Todos los adjetivos se descalificaban asimismo en una escalera ascendente de perversidad hacia la fosa común, que algunos denominaban bóveda celestial.

Lihn y Bolaño refrescaron la literatura chilena. Sobre todo Bolaño la narrativa, con su visión crítica, audaz, de lector insaciable, cuestionador, sin complejos, sin concesiones, sin oportunismo, sin pensar en el éxito mediático. Aún el cuerpo del delito literario de ser distinto en la narrativa chilena, entra con fórceps al mercado del país austral. La Mistral fue un mito, la gran auto desterrada, y sólo se leyeron sus rondas en Chile. Como Lihn y Bolaño, no hizo concesiones al stablishment, aunque la Mistral subió al Olimpo en Suecia, y regresó sólo muerta a Chile. Ahí nos conocimos, un verano del 57, en la Casa Central de la Universidad de Chile. Yo un niño, al lado de mi madre, y ella embalsamada.

Lihn se sintió atrapado en Chile, con viajes tardíos, pero reales, comentaba en su poema Nunca salí del horroroso Chile, una manera de retratar la prisión infantil de su propia historia, el claustro del Colegio Alemán, la disciplina jerárquica, autoritaria, del Chile del Paso de Ganso. Después, claro, el país entero sería un Campo de Concentración Made in FAMAE.

 Lihn y Bolaño airearon la literatura chilena, la sacudieron,  oxigenaron y fueron aún más allá en América latina. El poeta continuó la rica tradición chilena, y como bien dijo en su oportunidad Gonzalo Rojas: Lihn tiene la palabra. Bolaño también la tiene ahora y después de morir. Dejó una novela de 1000 páginas: 2666. Ciudad de Juárez y las muertas como sonámbulas del México irredente, nos abrirán sus páginas este mes de octubre. Llegó el dorado otoño en el Norte y el Sur en prrimavera, y los huracanes continúan destrozando La Florida y otros estados de Estados Unidos.

Sí, Lihn y Bolaño, dos inno vadores desintalados de la República de Chile.


 

 

 


Rolando Gabrielli
 
Rolando Gabrielli
es Periodista y Escritor chileno




Si desea escribirle puede hacerlo a:
panaglobal@hotmail.com

Actualmente vive en
El Dorado, Panamá

 

 


Esperamos Su Opinión.  
¿No está suscrito? Suscribase aquí. 
 
[Volver a la Portada] - [Visita la Comunidad Escáner Cultural]


Las opiniones vertidas en Escáner Cultural son responsabilidad de quien las emite, no representando necesariamente el pensar de la revista.