Desde México, Araceli Zúñiga Vázquez
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“y volvimos” |
La forma que prefiero es la de la seducción, ya que surge de una misteriosa relación de dualidad/confrontación, de una atracción tentadora, intensa y furtiva entre lo vivo y lo no vivo: no es un modo de respuesta, sino un reto, un duelo impregnado de una intrigante sensación de distancia y un total antagonismo.
Jean Baudrillard
¿Hay un carácter, una contraseña general con la cual tratar de definir nuestra época? Se preguntan desde hace ya un buen tiempo filósofos, poetas, artistas de múltiples disciplinas y semiólogos -no ortodoxos- como Umberto Eco y Omar Calabrese, en el libro La Era Neobarroca.
¿Dónde reside un carácter semejante? Se preguntan, ¿en la psicología de la gente, en los comportamientos públicos y privados, en la historia política o económica, en la estructura de la sociedad, en las formas del pensamiento, en las artes, en las ciencias? (1)
Reflexiones del fin/principio del Milenio.
Caracola de los pensamientos.
Espacio para (tratar de) acercarnos a las nuevas formas , a los nuevos modos, a las nuevas escrituras, a las nuevas percepciones/recepciones/regurgitaciones del milenio. Las fronteras están desapareciendo, entonces, o pareciese ser esa la condición que signa nuestro tiempo. Y aquí entramos, seguimos y nos aceleramos con las imágenes en movimiento: el videoarte, lo más parecido a nuestros sueños (a nuestros otros sueños): el video experimental e independiente. Las formas y los fondos. Los lodos conceptuales. Las impurezas.
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“Las Lupitas” |
Esta condición del arte actual: las impurezas que son, precisamente, lo que observo como el proceso más interesante de estas "artes bajo sospecha": las artes de los tiempos de guerra, las artes de las partículas suspendidas y la lluvia ácida, las artes de la extremaunción ecológica (y espiritual) que estamos viviendo (y muriendo) y no queremos ver. No queremos sentir. Las artes multi, inter y transdisciplinarias como el video performance, la video danza, el video ecológico, el video arte que, como un boomerang, se lanza al vacío y regresa, golpeándonos en plena cara, ya siendo otro. Impuro. Reinventado. Reensamblado. Trastocado. Enriquecido.
Estas fronteras transfronterizadas de las que nos hablan Eco y Calíbrese son las fronteras del pensamiento, de los sensores corporales, de la poesía y la belleza, de la violencia, de la fealdad, de la escatología, de los lenguajes todos (serpientes venenosas) que en un cambio de piel forma/fondo nos invitan, nos seducen, a la mutación.
Pero -advierten- para acceder a este nuevo estadio espiritual y estético de la humanidad, para poder adaptarnos a estas impurezas, a estas transgresiones neurofisiológicas (diferentes) (divergentes) (transgresoras) (seductoras) nos hemos ido transformando. Somos otras. Somos otros.
El arte de vanguardia -no objetual- con soportes no tradicionales y utilizando a la tecnología para potenciar sus propuestas, tiene que ver con unos procesos, unos flujos, que conciernen no a obras, individualmente, sino al conjunto de mensajes (y masajes) que circulan en el vasto territorio -con amplias regiones no conocidas todavía- del arte y la comunicación.
Los nuevos lectores/escritores tenemos en nuestras manos/ojos un control remoto interno con el cual podemos recibir, componer (y descomponer y recomponer) nuestro propio mensaje, utilizando para ello los infinitos mensajes que nos llegan de todas partes, reflexiona Calabrese, el Neobarroco Italiano.
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“Pafnucio Santo” |
Este control remoto (ahora con la posibilidad del zaping, que ejercemos de manera feroz) tiene que ver con un proceso de interacción -¡¡¡ZAPING!!!- que conllevan los masss media pero, fundamentalmente, los masmediáticos, o sea, las artes no objetuales, entre ellas las formas PÍAS, concepto de la artista mexicana Maris Bustamante para referirse a las formas (IM)pías: performance, instalación, ambientación y, por supuesto, todas las formas y posibilidades del arte/ciencia del inicio de siglo, incluido el videoarte con Pola Weiss, Rafael Corkidi y el univers infinito que les ha seguido desde hace un buen rato ya.
Estas artes, estos mensajes, estas regurgitaciones, estos flujos y recontraflujos, pleamares lunares, no se insertan en los mercados tradicionales del arte o, por lo menos, esa fue una de sus características, antes de que se volviese tan comercial la contracultura, el caos y la complejidad.
Pero, para ser posible esta percepción conceptual del artista en su nueva torre de control, de la que habla(ba) MacLuhan, el espectador(a)/participante/acompañante es sujeto de una mutación -proveniente de una seducción- producto de profundas mutaciones culturales, neurofisiológicas, espirituales, (des)amorosas, que se han venido desarrollando desde hace años en la aldea global, bueno, en el Mall global, para ser precisos.
Este aire del tiempo del cual nos hablan los nuevos semiólogos de los nuevos signos y códigos, es la búsqueda de formas -y valoraciones- en la cual asistimos a la pérdida de la integridad, de la sistematización ordenada, a cambio de la inestabilidad, de la polidimensionalidad, de la mutabilidad y la seducción.
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“Relatos” |
El mismo MacLuhan llegó a la conclusión de que, al triunfo de los medios moría la Era Gutenbergiana y se daba nacimiento a seres diferentes. Habituados a sentir y ver el mundo de otra manera.
No olvidemos que la palabra, en sus múltiples dimensiones orales, textuales, visuales, virtuales, perceptuales, sinestésicas, representa una tecnología del pensamiento, un instrumento que hay que utilizar, desde el pedazo de carbón para trazar un signo en la pared de roca, hasta la inteligencia artificial, con las maquinas corporales o los cuerpos maquinizados.
Los nuevos modos de creación, con los soportes de la nueva Era cibernética modifican, radicalmente, nuestra manera de percibir: la aparición de nuevas formas genera nuevos estados mentales. La forma es, en el fondo, la forma ¿o no?
El bastarán los ojos de MacLuhan se ha extendido a los ojos/cuerpos/sentimientos/sedimentos ancestrales actuales. Hasta los ochentas las grandes tesis sobre comunicación insistían en la visualidad que entra por los ojos, pero con las nuevas tecnologías -incluidas el lápiz y la hoja de papel- la nueva visualidad es la que entra y sale por todos los ojos receptivos, tanto del cuerpo físico como del cuerpo virtual. Es como la mar. Se está abriendo un tipo de interacción/seducción entre los sentidos y la inteligencia abstracta, como circuitos integrados. Links que nos recorren como neurotransmisores en un todo absoluto y total.
La nueva glaciación se ha iniciado. Nuestra mirada ya no es más la del animal carroñero, cuyo campo visual sólo puede enfocar un rectángulo de luz sobre su presa, ahora somos los cyborg, organismos cibernéticos, híbridos, mitad hombres, mitad mujeres, mitad maquinas.
Pero no los cyborg de la hiperguerra, sino los otros, las otras, las que podemos reconstruir, metamorfosear, seducir, nuestra nueva, sincrética y dual, realidad.
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“Milenia” |
(*2)"Los documentos dinámicos de tipo icónico de que disponemos a partir de fechas relativamente recientes -desde la aparición del cine y el video- demuestran que las actitudes cambian al cambiar los códigos sociales y que los gestos, las posturas y los movimientos reconocen paradigmas distintos en cada época.
Toda (esta) discusión acerca de ese fenómeno artístico, relativamente moderno, que es el Arte Corporal (también conocido como body art) no podrá dejar de lado el análisis de los precedentes cronológicos y quizás de, hasta sus orígenes históricos.
Sobre la base de esta presunción general -de que el arte corporal es aquél en que el contenido principal es la referencia del cuerpo del artista- podría intentarse incluir algunas morfologías contemporáneas como la performance, la danza avant garde y el video arte. Estas formas existen y son trascendentes aun cuando resultan en obras de arte que no hacen referencia al cuerpo del artista. Entonces, podremos concluir afirmando que si bien el arte corporal puede muchas veces hallarse en el video, la performance u otras formas no se limita necesariamente a ellas".
Finalmente, y volviendo para terminar con el mestizaje visual de Pola Weiss, pionera del videoarte en nuestro país -con Rafael Corkidi- y después de estas someras reflexiones entre la relación cuerpo físico y cuerpo electrónico o virtual, recordemos que el 6 de mayo de 1990 Pola Weiss -teleasta- decidió que este "paraíso Terrenal" ya no le era suficiente o necesario y se autoexilió a "otros" paraísos, haciendo uso, como siempre, de su libre albedrío. Y lo hizo, por cierto, rememorando la primera acción considerada como performance cuando una mañana de 1962, en Niza, la ciudad donde había nacido 34 años antes, Yves Klein realizó una de sus obras más conocidas, Salto al Vacío . Él mismo, fotografiado en el instante de lanzarse a la calle desde un edificio, era el protagonista de la obra y, por lo tanto, la obra en sí. Pola Weiss también se convirtió, ante su propia cámara, en la protagonista y la obra en sí. Como lo fue siempre.
(1)"La Era Neobarroca", de Omar Calabrese, editorial Cátedra, Madrid, España, 1987.
(2) "El Arte de la Performance", de Jorge Glusberg, ediciones Gaglianone, Buenos Aires, Argentina, 1986.