Loco de la Plaza
Exhibiendo la usual marcha gallarda
de su circunstancia de Loco de la Plaza
este tipo me saluda
como reconociéndome.
El giro
la reverencia
el mal uniforme ordenado
como para desazón del cuerpo
disonante y perfectamente acorde
sólo que encuentros y desencuentros
se resuelven en su cabeza
Cierto que un lenguaje común
aunque lateral
nos comunica a Loco
y a mí que leo sus manos al aire
su voluntad impredecible
de hoja al suelo que va.
La cañería al cinto
o blandida
por la ocurrencia de estar en la plaza
o no estar exactamente aquí
cierra el circuito de su imagen
-en torno hay pájaros
hay borrachos
y hay las eternas escolares
con su risa inverosímil
que divide la plaza en un más acá o más allá de esa risa-
Entre los de este más allá
en este fragmento de mundo
quizás no exista Loco y yo
y todo lo que ocurre
esté suspendido conmigo
en la Plaza Yungay
a los ojos del dios del caso
y talvez Loco sólo me pertenece
o yo sea el único escenario suyo
entonces el testigo es el lugar
o no es nadie
Hoy soy el Loco de la Plaza
miro estas palabras
y todo gesto lo desconozco. |