En el camino - Escáner Cultural, Revista Virtual.

Santiago de Chile, por: Raúl Hernández

Al momento de ser publicada esta columna, se habrá cumplido un aniversario más del nacimiento del poeta chileno Jorge Teillier (24 de junio de 1935). Poeta Lárico, guardián del mito, el último romántico, habitante del molino del ingenio, comensal del bar "La Unión", ¿Qué otras cosas se han dicho de el?.

A ocho años de su muerte, nada que se cuente o diga en esta columna va a describir al poeta con un termino novedoso, y el permiso lo tiene Teilier: "Querría que mi poesía transmitiera la sensación de que lo cotidiano, la realidad visual, esconden una realidad más profunda, un mundo de otra dimensión que el poema debe revelar, recrear" . En estas palabras dichas a los 27 años, declara la intención de una poesía pura, azuzada desde el desarraigo de la aldea perdida, pero también, con el descaro de los grandes bebedores. Los libros de Teillier (muchos como para enumerarlos) rechazan la grandilocuencia, el énfasis y la retórica de lo cósmico . Así, el poeta a pasado a ser un testigo y no es ya un pequeño dios.

La poesía de Jorge Teillier ha influido a muchos poetas jóvenes (entre los cuales me incluyo) dando un impulso no menor al rescate de lo casual y obvio del entorno, que no siempre es un pueblo, y ya deja de permanecer en el país de nunca jamás, para dar paso a un viaje en el que los trenes y los hoteles van aclarando nuestro frágil destino.

Sin embargo, existe en la actualidad una suerte de "falta de respeto" hacia las formas y estilo de la poesía Larica, (en el cual encontramos a Rolando Cárdenas, compañero de rutas de Teillier, como otro gran ejecutor). Se suele dar que al menor atisbo de versos pertenecientes a un mundo rural o al indicio de gestos láricos por parte de un autor joven, se elimine y repruebe con criticas de mala muerte la herencia del vate.

Es posible rescatar una línea poética como la de Jorge Teillier, haciéndola valer con una proyección a futuro en las letras chilenas como ya lo están haciendo autores como Cristian Cruz (San Felipe), e Iván Maureira (chillanejo avecindado en Santiago).

Después de estas simples palabras redundantes, no me queda más que desearle feliz cumpleaños a Don Jorge que de seguro celebrará en el bar del Hotel Nube con Cárdenas y Germán Areztizabal . Podría invitar también a un amigo, Ramiro Hassan que, puede ser, este interesado en asistir.

El cielo cae con las hojas a esta hora, mientras me despido de sus poemas secretos, que alguna vez alumbraron a la reina de otras primaveras..