Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 5
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 53
Agosto de 2003

LA OREJA MUTILADA

DE VAN GOGH

Texto: Carlos Yusti

También tenemos la oreja mutilada Van Gogh. La miseria de Van Gogh. La Ironía subrayada de que en vida jamás vendió un cuadro y hoy se cotizan a muy buen precio. La historia de Van Gogh en la pintura contemporánea es un paradigma envolvente. Aparte de ser un caso clínico de primer orden, su mito de pintor fracasado, acosado por la miseria y la locura, ha permitido que las especulaciones en torno a su obra y su vida se conviertan en una tupida madeja que deja poco resquicio para apreciar su obra con fría objetividad. Las anotaciones más increíbles lo han convertido en un mito cultural que desemboca inevitablemente en su oreja cortada. Las cartas a su hermano Theo son un compendio angustioso de sus contradicciones y miedos como ser humano y como artista. Sin ser una obra literaria de envergadura dejan al desnudo al individuo que lo ha apostado todo por perfeccionar su arte. En psiquiatría la automutilación tiene su ficha y su expediente clínico respectivo. Al parecer al pobre Van Gogh lo aquejaba una esquizofrenia paranoide o algo por el estilo.

El Dr. Humberto Nágera, quien le dedicara un libro, "Vincent Van Gogh, un estudio psicológico”, especifica: “Por desgracia no contamos con el historial clínico o las fichas de los médicos que cuidaron y trataron a Vincent, ni de las instituciones mentales en las que fue recluido. Disponemos, sin embargo, de cantidad de publicaciones referidas a la naturaleza de su enfermedad (véase por ejemplo: doctor G. Kraus, Vincent Van Gogh und die psychiatrie) y sus posibles clasificaciones diagnósticas. Las conclusiones a las que han llegado los distintos autores representan grandes variaciones y revelan opiniones divergentes. Hablan de esquizofrenia, de alcoholismo, de epilepsia, etc.”

Otro personaje infaltable en esto de la oreja mutilada de Van Gogh, para completar el mito,es el pintor Paul Gauguin. Este había abandonado un trabajo estable y a su familia por la pintura. No era un hombre joven, pero cansado de su vida hogareña rutinaria y que él trataba de hacer llevadera pintando acuarelas, fue asaltado de pronto por ese irrefrenable deseo de escapar. Un día, sin ofrecer mayores explicaciones, decide abandonarlo todo y dedicarse sin medias tintas a la pintura. Estuvo de bohemio durante bastante tiempo, sin sitio fijo y malviviendo decide mudarse a Arles con Van Gogh, también pintor y compañero etílico algo loco, ardoroso y de buenos sentimientos.

Gauguin era todo lo contrario de Van Gogh. Mientras el segundo era entusiasta y lleno de sueños o proyectos, como el de la “casa amarilla”, una casa donde los pintores y artistas, libres de presiones materiales, vivirían como en una comuna, dedicados, sin apremios, a su actividad artística. Gauguin por su parte era descreído, apático y poco convencido de su talento como pintor. Era un ser impulsivo y de carácter iracundo. Lo cierto es que estas dos personalidades contrapuestas confluyen en la localidad de Arles a finales de 1888. Vivieron sólo dos meses juntos y más que una convivencia fue una disputa permanente. Discutían con acalorada pasión sobre arte. Gauguin no paraba de criticar. Van Gogh lo toreaba como podía ya que en el fondo lo admiraba, lo consideraba un pintor dotado y de fuerte personalidad. Gauguin por su parte se cansó pronto. Necesitaba aires nuevos. Además él si vendía cuadros. Poco a poco fue reuniendo algún dinero con miras de viajar a otros lados donde el color estuviese más impregnado de luz. Van Gogh estaba intranquilo, nervioso. Su sentimiento de ser rechazado y abandonado le causaba mucho dolor. La crisis tardaría mucho en estallar. Un 24 de diciembre de 1889, cuando ya se hacía noche cerrada, Gauguin sale de la casa y Vincent le sigue en la oscuridad armado con una navaja.


"Campo de trigo con cuervos"

Gauguin al percatarse de que alguien lo sigue se detiene y espera. Vincent descubierto regresa a la casa amarilla. Una vez allí se corta la parte inferior de su oreja. La envuelve como regalo y se la lleva a una joven prostituta del burdel que solía visitar. Como era de esperarse se produjo un gran revuelo. La joven prostituta se desmayó. El cartero Roulin, gran amigo del pintor, lo llevó de nuevo a su casa. Tres días más tarde la policía lo encontró inconsciente debido a la perdida de sangre. Lo recluyeron en un hospital mental donde fue presa de una fiebre bastante alta. Estuvo delirando toda la noche. Gauguin describe así el incidente: “Casi había atravesado la plaza Víctor Hugo cuando oí detrás de mí unos pasos muy conocidos, rápidos y entrecortados. Me volví en el momento en que Vincent se lanzaba sobre mí con una navaja abierta en la mano. Mi mirada en aquel momento debió ser muy poderosa porque se detuvo, y, bajando la cabeza, volvió corriendo a casa. (…) Van Gogh volvió a casa y se cortó la oreja de raíz(…) Cuando fue capaz de salir, con la cabeza envuelta en una boina vasca totalmente calada, fue directamente a una casa donde se encontró a un funcionario y le entregó su oreja bien limpia y metida dentro de un sobre.‘Tome esto, dijo, en recuerdo mío’, y luego huyó, volvió a su casa…”

“El Segador”

A esta primera crisis le sucedieron otras de mayor y menor intensidad. Su hermano Theo jamás lo abandonó. A pesar de ir de un hospital a otro jamás dejó de pintar. De este período son dos de sus cuadros más extraños, “Campo de trigo con cuervos” y “el Segador”. En el primer cuadro los estigmas de la locura se hacen visibles en el cuadro. La composición y la perspectiva responden a otros parámetros y no a una lógica pictórica. En la pintura la noche se precipita sobre un cielo azul con pinceladas negras. Una bandada de cuervos sobrevuela un trigal agitado e impasible y parecen venir hacia el pintor. Impresiona en el cuadro los dos soles y los distintos caminos que entran y salen por el paisaje amarillo. Es una pintura de gran fuerza plástica. En su cuadro “El Segador” anuncia con más nitidez su propia muerte. Le escribe a Theo con respecto al cuadro lo siguiente: “Veo en ese segador—una vaga figura que lucha como un diablo en pleno calor, por concluir su faena—veo en él la imagen de la muerte…Pero en esta muerte no hay nada triste, pasa a plena luz, con un sol que inunda todo de un amarillo de oro puro”.

El 27 de julio de 1890, Vincent Van Gogh se dispara un tiro de pistola en un campo de trigo. Todo estaba iluminado de ese amarillo pujante, inquieto que siempre le fascinó. Hoy esta oreja es una metáfora y los chicos de algún grupo le han puesto de nombre a su grupo "La oreja de Van Gogh", o sea el mito sigue con música juvenil de fondo.



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