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También
tenemos la oreja mutilada Van Gogh. La miseria de Van Gogh. La
Ironía subrayada de que en vida jamás vendió
un cuadro y hoy se cotizan a muy buen precio. La historia de Van
Gogh en la pintura contemporánea es un paradigma envolvente.
Aparte de ser un caso clínico de primer orden, su mito
de pintor fracasado, acosado por la miseria y la locura, ha permitido
que las especulaciones en torno a su obra y su vida se conviertan
en una tupida madeja que deja poco resquicio para apreciar su
obra con fría objetividad. Las anotaciones más increíbles
lo han convertido en un mito cultural que desemboca inevitablemente
en su oreja cortada. Las cartas a su hermano Theo son un compendio
angustioso de sus contradicciones y miedos como ser humano y como
artista. Sin ser una obra literaria de envergadura dejan al desnudo
al individuo que lo ha apostado todo por perfeccionar su arte.
En psiquiatría la automutilación tiene su ficha
y su expediente clínico respectivo. Al parecer al pobre
Van Gogh lo aquejaba una esquizofrenia paranoide o algo por el
estilo.
El Dr. Humberto
Nágera, quien le dedicara un libro, "Vincent Van Gogh,
un estudio psicológico”, especifica: “Por desgracia
no contamos con el historial clínico o las fichas de los
médicos que cuidaron y trataron a Vincent, ni de las instituciones
mentales en las que fue recluido. Disponemos, sin embargo, de
cantidad de publicaciones referidas a la naturaleza de su enfermedad
(véase por ejemplo: doctor G. Kraus, Vincent Van Gogh und
die psychiatrie) y sus posibles clasificaciones diagnósticas.
Las conclusiones a las que han llegado los distintos autores representan
grandes variaciones y revelan opiniones divergentes. Hablan de
esquizofrenia, de alcoholismo, de epilepsia, etc.”
Otro
personaje infaltable en esto de la oreja mutilada de Van Gogh,
para completar el mito,es el pintor Paul Gauguin. Este había
abandonado un trabajo estable y a su familia por la pintura. No
era un hombre joven, pero cansado de su vida hogareña rutinaria
y que él trataba de hacer llevadera pintando acuarelas,
fue asaltado de pronto por ese irrefrenable deseo de escapar.
Un día, sin ofrecer mayores explicaciones, decide abandonarlo
todo y dedicarse sin medias tintas a la pintura. Estuvo
de bohemio durante bastante tiempo, sin sitio fijo y malviviendo
decide mudarse a Arles con Van Gogh, también pintor y compañero
etílico algo loco, ardoroso y de buenos sentimientos.
Gauguin
era todo lo contrario de Van Gogh. Mientras el segundo era entusiasta
y lleno de sueños o proyectos, como el de la “casa
amarilla”, una casa donde los pintores y artistas, libres
de presiones materiales, vivirían como en una comuna, dedicados,
sin apremios, a su actividad artística. Gauguin por su
parte era descreído, apático y poco convencido de
su talento como pintor. Era un ser impulsivo y de carácter
iracundo. Lo cierto es que estas dos personalidades contrapuestas
confluyen en la localidad de Arles a finales de 1888. Vivieron
sólo dos meses juntos y más que una convivencia
fue una disputa permanente. Discutían con acalorada pasión
sobre arte. Gauguin no paraba de criticar. Van Gogh lo toreaba
como podía ya que en el fondo lo admiraba, lo consideraba
un pintor dotado y de fuerte personalidad. Gauguin por su parte
se cansó pronto. Necesitaba aires nuevos. Además
él si vendía cuadros. Poco a poco fue reuniendo
algún dinero con miras de viajar a otros lados donde el
color estuviese más impregnado de luz. Van Gogh estaba
intranquilo, nervioso. Su sentimiento de ser rechazado y abandonado
le causaba mucho dolor. La crisis tardaría mucho en estallar.
Un 24 de diciembre de 1889, cuando ya se hacía noche cerrada,
Gauguin sale de la casa y Vincent le sigue en la oscuridad armado
con una navaja.
"Campo
de trigo con cuervos"
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Gauguin
al percatarse de que alguien lo sigue se detiene y espera. Vincent
descubierto regresa a la casa amarilla. Una vez allí se
corta la parte inferior de su oreja. La envuelve como regalo y
se la lleva a una joven prostituta del burdel que solía
visitar. Como era de esperarse se produjo un gran revuelo. La
joven prostituta se desmayó. El cartero Roulin, gran amigo
del pintor, lo llevó de nuevo a su casa. Tres días
más tarde la policía lo encontró inconsciente
debido a la perdida de sangre. Lo recluyeron en un hospital mental
donde fue presa de una fiebre bastante alta. Estuvo delirando
toda la noche. Gauguin describe así el incidente: “Casi
había atravesado la plaza Víctor Hugo cuando oí
detrás de mí unos pasos muy conocidos, rápidos
y entrecortados. Me volví en el momento en que Vincent
se lanzaba sobre mí con una navaja abierta en la mano.
Mi mirada en aquel momento debió ser muy poderosa porque
se detuvo, y, bajando la cabeza, volvió corriendo a casa.
(…) Van Gogh volvió a casa y se cortó la oreja
de raíz(…) Cuando fue capaz de salir, con la cabeza
envuelta en una boina vasca totalmente calada, fue directamente
a una casa donde se encontró a un funcionario y le entregó
su oreja bien limpia y metida dentro de un sobre.‘Tome esto,
dijo, en recuerdo mío’, y luego huyó, volvió
a su casa…”
A
esta primera crisis le sucedieron otras de mayor y menor intensidad.
Su hermano Theo jamás lo abandonó. A pesar de ir
de un hospital a otro jamás dejó de pintar. De este
período son dos de sus cuadros más extraños,
“Campo de trigo con cuervos” y “el Segador”.
En el primer cuadro los estigmas de la locura se hacen visibles
en el cuadro. La composición y la perspectiva responden
a otros parámetros y no a una lógica pictórica.
En la pintura la noche se precipita sobre un cielo azul con pinceladas
negras. Una bandada de cuervos sobrevuela un trigal agitado e
impasible y parecen venir hacia el pintor. Impresiona en el cuadro
los dos soles y los distintos caminos que entran y salen por el
paisaje amarillo. Es una pintura de gran fuerza plástica.
En su cuadro “El Segador” anuncia con más nitidez
su propia muerte. Le escribe a Theo con respecto al cuadro lo
siguiente: “Veo en ese segador—una vaga figura que
lucha como un diablo en pleno calor, por concluir su faena—veo
en él la imagen
de la muerte…Pero en esta muerte no hay nada triste, pasa
a plena luz, con un sol que inunda todo de un amarillo de oro
puro”.
El
27 de julio de 1890, Vincent Van Gogh se dispara un tiro de pistola
en un campo de trigo. Todo estaba iluminado de ese amarillo pujante,
inquieto que siempre le fascinó. Hoy esta oreja es una
metáfora y los chicos de algún grupo le han puesto
de nombre a su grupo "La oreja de Van Gogh", o sea el
mito sigue con música juvenil de fondo.