Por: Rúbila Araya
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"Irak"
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Debido a las agresiones de una guerra, que a vista
de los valores humanos es totalmente injustificada, la tierra que fuera
cuna de la civilización está siendo arrasada.
La
situación en Irak no era la mejor, por el contrario, pero no se compara
con los horrores de una acción bélica, que siempre es el peor escenario.
Cientos de vidas están siendo alteradas irreversiblemente,
y ése es sin duda el gran daño que se está causando. Pero, también hay
otro hecho inherente a este tipo de conflictos, la destrucción de la
arquitectura y de los vestigios arqueológicos, testimonios de la milenaria
historia de una cultura.
Y
es que Irak se extiende en lo que fuera la antigua Mesopotamia, ubicada
en la franja entre los ríos Tigris y Éufrates. Lugar donde 4.000 años
antes de Cristo se desarrollaron civilizaciones como la sumeria, acadia,
babilonia, asiria, aramea, caldea, persa, griega y romana; y que vio
pasar los reinados de Sargón, Hamurabi, Senaquerib, Arsubanipal y Nabucondosor.
El territorio de la legendaria Babilonia, donde murió
Alejandro Magno, y se edificó lo que podría ser la mítica Torre de Babel,
la puerta de Ishtar y una de las siete maravillas del mundo antiguo,
los jardines colgantes; de Ur, de donde surgió el patriarca Abraham;
y de Nínive, en donde se encontraron más de 20.000 tablas con escritura
cuneiforme.
Desde
que comenzaron a sentirse los vientos de guerra, diversos investigadores,
historiadores y curadores, temerosos de que se repita lo ocurrido doce
años atrás en el Golfo Pérsico, empezaron exigir, especialmente al gobierno
norteamericano, que tomara en cuenta la ubicación de los tesoros iraquíes,
apoyándose en documentos que especifican las áreas históricas vulnerables.
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"Irak"
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En la Convención de La Haya en 1954, se prohibió considerar
como blancos de combate los sitios culturales y religiosos, pero Estados
Unidos e Inglaterra nunca ratificaron el acuerdo, por lo que hoy no
están obligados a cumplirlo.
Por eso se teme por la suerte que puedan estar corriendo
las ruinas arqueológicas, de las cuales han sido identificadas unas
10.000, pero se cree que en total existen alrededor de 100.000, sin
contar los palacios, los templos, las mezquitas y las tumbas que aún
están en pie.
Durante
el año pasado, surgieron informaciones acerca de que el gobierno iraquí
estaba trasladando algunos tesoros a lugares más seguros, pero, lógicamente,
hubo construcciones imposibles de proteger, por lo que quedaron expuestas
a bombardeos; por otro lado, es muy probable que existan yacimientos
arqueológicos ocultos, los que ante un ataque terrestre y la excavación
de trincheras podrían ser estropeados.
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"Irak
bajo bombardeo"
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Según
expertos, es perjudicial un avance por el sur, como está ocurriendo
ahora, ya que en esa zona se encuentran las colinas con mayor valor
histórico. Esto, basados en lo ocurrido durante la operación Tormenta
del Desierto, donde la invasión desde Kuwait y Arabia Saudita dejó daños
irreparables.
Por
otro lado, muchos de los tesoros están cerca de bases aéreas, refinerías
de petróleo o laboratorios, y aunque las tropas aliadas tengan en cuenta
la información sobre los sitios de importancia cultural, los errores
de dirección de los misiles son bastante habituales, -en estos días
ya hemos tenido ejemplos de sus nefastas consecuencias-. La vibración
de las bombas podría hacer otro tanto.
Y
no sólo los bombardeos afectarían los tesoros históricos que posee Irak,
la experiencia posterior a la Guerra del Golfo, habla de saqueos a manos
de aliados y de gente local, de piezas valiosísimas que luego fueron
encontradas a través de la Interpol en subastas en Londres, París, Bruselas
y Nueva York. La situación de pobreza que sucede a un conflicto bélico
pone en tentación a un pueblo que necesita sobrevivir y que sabe del
interés en occidente por sus piezas de arte.
Ya hemos comenzado a recibir noticias sobre heridos y muertos,
y quizás a cuánto se eleve la cifra al final de este conflicto que parece
distar de su término. Esa es la gran pérdida de una guerra. Aún no es
tiempo de saber a ciencia cierta cuál va a ser exactamente la merma
cultual, investigadores deberán evaluar los daños cuando corresponda.
La mezquita de Samarra, el palacio Ukhaidar, las tumbas del Imán
Alí, el santuario de Kerbala Shia, el árbol de Adán en Basora Al Qurna,
y todos los tesoros de Bagdad, -la ciudad de las Mil y Una Noches-,
aguardan vulnerables el desarrollo de este ataque. Es de esperar que
no se repita lo ocurrido el 91 con la torre de Ur o la cúpula del palacio
de Ctesiphon.
La zona que está siendo arrasada por una invasión cuyas razones
encubiertas cuesta comprender, por siglos ha sido fuente histórica y
testimonio indesmentible del origen y desarrollo de la civilización,
que se remonta a 5.000 años, por lo que no puede ser que generaciones
posteriores no tengan la oportunidad de conocer los miles de tesoros
que ahí existen. Aún así, sólo queda confiar en que no sean destruidos,
cosa difícil si pensamos que quien origina un ataque contra la vida
de un pueblo, es poco probable que tenga algún cuidado de no dañar su
riqueza cultural.