Por:
Fernando Millán
(Febrero 2001)
Empecé
a escribir, porque un año antes (cuando iba a cumplir los nueve)
había aprendido a leer. Diez años después, empecé a tachar. A continuación
a dibujar, fotografiar, pintar, pegar, borrar...Desde mi experiencia,
todos estos actos forman parte de un sólo proceso: buscar, inquirir,
preguntar, experimentar..., y tiene su origen, su principio y su
fín en eso que llamamos escritura. Lo mire por donde lo mire, sólo
me puedo verme a mí mismo como "el que escribe". (Que conlleva necesariamente
ser también "el que lee", como lo demuestra el acto de leer incluso
laspropias líneas tachadas).
Fechas y hechos
Mi primera relación con las tachaduras como elemento de una nueva
escritura, datan del año 65, y forman parte de unos relatos breves
que tienen como objeto básico la autoreferencia. En uno de ellos
el propio relato es la descripción del acto de relatar, que incluye
la aparición de palabras escritas a máquina y posteriormente canceladas
con plumilla. (Este es un texto -que como tantos otros de los que
he producido- permanece inédito).
En aquella primera ocasión, las tachaduras cumplían -para mí- una
función de anti-escritura o antitexto, en la misma línea que los
trabajos realizados poco después (Textos 1-5), y publicados en mi
libro Textos y antitextos (1) en 1970.
Pocos
meses después empecé a trabajar con páginas impresas de una revista
en formato libro, sobre la que distribuía colores de tinta china.
El siguiente paso fue el dibujo de formas geométricas mas o menos
regulares, mediante la eliminación de parte del texto. Para hacerlo
utilizaba la técnica del dibujo lineal, delimitando con un tiralíneas
y tinta china negra la parte a tachar que después rellenaba con
pincel.
Casi todo el tiempo trabajaba de forma aleatoria, decidiendo de
antemano la figura o figuras que iba a plasmar. Después comprobaba
el resultado. Así surgió el tríptico Una progresión negativa.
La página nº 2 fue la primera, y la descubrí después de haber
decidido tachar toda una página salvo la línea central. Después,
sintetizada la idea de "desaparición progresiva", realicé las otras
dos páginas. De la nº 2 edité una tarjeta postal en 1968, y poco
después un poster a dos tintas (rojo y gualda, como la bandera del
régimen franquista) en tamaño 50X60, con una tirada de 750 ejemplares.
En la versión completa de Una progresión negativa, aparecida
en Textos y antitextos (2), utilicé también la misma fórmula
del código tonal.
Cuando
Textos y antitextos ya estaba en la imprenta, comprendí que
tenía que presentar la tachadura dentro del contexto de investigación
y de análisis en que había nacido para mí. Utilizando las notas
que había ido tomando desde 1966, preparé el texto de Una progresión
negativa: nueve razones entre otras, que incluí en el prólogo
del libro.
Para mi sorpresa, este casi decálogo, no ha dejado de recibir desde
el primer momento (Anexo 1) una consideración muy positiva por parte
de los críticos e histriadores, que tienden a verlo -y citarlo-
como una isla en el conjunto de mi trabajo. Sin embargo sólo se
puede comprender inmerso en una línea que interrelaciona teoría
y práctica, práctica y teoría. Los amnifiestos N.O., y algunos artículos
(3) y los prólogos de Mitogramas y Prosae, son segmentos
decisivos de esa línea, junto con algunos textos inéditos. (Anexo
2 y 3)
En
la década de lo setenta, la tachadura fue una técnica habitual de
trabajo para mí, al mismo nivel que el fotomontaje fotográfico,
o la fotocopia. En esos años, se fue abriendo camino en mi cabez
la idea de que tenía que profundizar en esta técnica. Finalmente
decidí que la forma de hacerlo era enfrentarme a trabajos de envergadura:
aplicar la técnica no a páginas sueltas, sino a a libros.
La depresión
Hice varios intentos más o menos fallidos , y hasta 1980-81 no finalicé
el primer proyecto en este sentido. Fue con el libro "Vitalidad"
(4) del cual taché dos ejemplares. De hecho, cuando ya tenía muy
avanzado el trabajo con el primer ejemplar, tuve la sensación de
que me había dejado llevar por una visión excesivamente "plástica"
o pictórica de la tachadura, y por ello, el segundo ejemplar se
quedó inconcluso, porque trasladé todo mi esfuerzo a un nuevo libro:
"La depresión en España".
En un borrador de prólogo para un proyecto de impresión de este
libro, escribí a mediados de los ochenta, recordando como había
surgido la idea de apropiación de los cinco ejemplares de "La depresión...":
"Un título y un estado de ánimo se encuentran. Surge el flechazo.
Deprimir la depresión con una tachadura. Dibujar (pintar, tal vez
soñar) un mandala para delimitar una historia desde dentro, como
quien (d)escribe la vida según la está viviendo."
En
efecto, con la apropiación-tachadura de este libro, se produjo un
cambio cualitativo en mi relación con esta técnica. Hasta entonces
había sido un proceso puramente experimental, en el sentido de que
era un mecanismo objetivo, casi automático de producción. Por el
contrario, con "La depresión..." se produjo desde el primer momento
una implicación subjetiva, una relación de tipo emotivo. Por un
lado, mi situación personal era crítica: acababa de salir de un
accidente de automóvil, que me había producido una depresión postraumática.
Por otro, tachar un libro con mas de 100 páginas, siguiendo un plan
muy estricto, significaba un trabajo sistemático día a día durante
varias horas, hasta sumar muchos meses. La conjunción de estos dos
componentes dió como resultado para mí, una visión "desde dentro"
de la experiencia de tachar, y una nueva imagen de lo tachado.
Así
pasé de valorar especialmente los aspectos contestarios, negativos
e incluso nihilistas, a entrar en un análisis detallado de los distintos
conjuntos formales que aparecen en función de los distintos tipos
de tachadura. Este proceso, fue cada vez más intenso según avanzaba
en la elaboración de las copias. En efecto, en el primer ejemplar
modificado por la tachadura, viví una verdadera experiencia lúdica,
aunque en todo momento actué según un plan previo, que fue trasformándose
poco a poco en una visión crítica.
Posteriormente, intententé concretar esta experiencia: "tachar
no es escribir ni descubrir. Pero al tachar descubrimos un paisaje
inexplorado y escribimos una historia en sus justos términos". (Anexo
3)
Y
sobre el propio proceso que había vivido, y sobre la nueva visión
que había conseguido, escribí: "Tachar no es un gesto o un impulso,
como suele serlo destruir o negar. Tachar es una acción sistemática,
una labor, un trabajo, o más aún una gesta en la que la escritura
tachada es el protagonista y el trovador". (Anexo 3).
Transformaciones
La productividad de "La depresión en España" no ha dejado de dar
lugar a novedades. En primer lugar, apareció la posibilidad de una
"versión sonora". En efecto, un día descubrí que las tachaduras,
incluso las más radicales, podían leerse, porque los elementos significantes
que perduran tienen la suficiente entidad (o la escritura la suficiente
resistencia) como para "atreverse a sonar". Después de años de lecturas
privadas, me atreví a hacer una primera interpretación pública.
Una vez "leidas" las tachaduras, surgió la idea del libro como una
partitura, o más bién como un libreto de "opera". Pronto surgió
el elenco portagonista: El autor, el psiquiatra y la novia deprimida;
los acompañantes: las amigas de la novia deprimida, la madre depresora,
el padre deprimido...La propia organización del libro señala los
recitativos, los duos, los esquemas para el baile...La soprano Noemí
Mazoy, y yo mismo hemos interpretado un fragmento en una de nuestras
intervenciones en Madrid. (5)
Tachar
o tener
Desde un planteamiento experimental, una técnica, por muy novedosa
que sea, no es algo a rentabilizar. En ese sentido, mi relación
con las distintas formas de la tachadura (cancelaciones, censuras,
textchones, tachones...etc...) ha estado guiada por el afán de descubrimiento.
De ahí, que a pesar de los 35 años transcurridos, el total de trabajos
realizados en este campo no sean muchos, y que cada uno haya nacido
de un objetivo muy determinado. (6)
En realidad, para mí esta técnica es una objetivación de las incitaciones
de una época, y de las necesidades de una generación, junto a las
demandas personales. Lo que a veces se califica como "la estética
de los sesenta", debe ser, desde mi punto de vista, un conjunto
de características bién diferenciadas que nacen de una voluntad
transgresora, de técnicas flexibles y funcionales, y de una radicalidad
sustantiva...Como decíamos en aquellos años, se trata de una estética
"dialéctica", en la que los procesos, una vez puestos en marcha,
siguen sus propias leyes.
En este sentido, la tachadura es tan sólo una apuesta que alguien
aceptó hacer un día determinado. No es indiferente saber cuando
y cómo, pero lo importante es que la apuesta se hizo, eligiendo
tachar a tener.
NOTAS
1.- Millán, Fernando: Textos y antitextos. El anillo del
cocodrilo. Parnaso-70, Madrid 1970.
2.- En 1969, un cartel (la moda obligaba a llamarlo "poster") que
reproducía los colores de la bandera oficial, con una sola línea
(la central) de texto legible: "empezaba a perder las suaves
redondeces de la niñez, quiso".
3.- Ver el artículo La poesía experimental y su método, revista
El urogallo, nº 19, Madrid enero-febrero 1973.
4.- Vitalidad. Tamaño 20,5X29 cms, 78 páginas.
5.-Atrévete a sonar. Galería Key Help, Madrid 25 de febrero
de 2001.
6.- En total, las páginas tachadas a mano se acercan a las mil.
Anexo
1
una progresión negativa: nueve razones entre otras
1) la página impresa, puede tomarse como una auténtica objetivación
del texto tradicional. como tal tiene un valor adquirido que supera
su naturaleza y su propio cometido.
2) la página impresa, puede ser por lo tanto, utilizada para fines
que no son especialmente suyos. estos fines utilizan el valor ya
dquirido, y al digirlo hacia otro fin, cambia su sentido.
3) la negación es un proceso dialéctico: la negación del texto tradicional,
da paso a otro nuevo que nace de ese proceso, y que no permanece
como una simple negación, sino que crea sus propias relaciones,
su mundo significante.
4) frente a la invasión de lo discursivo, de la atracción aplastante
de la publicidad, de la verborrea, la poesía sólo puede responder
de una forma: tachando, negando, borrando...
5) nuestro tiempo está demostrando, cómo es posible hacer literatura
con medios "no literarios", cómo es poosible hacer poesía con medios
"no poéticos". cualquier medio programable, en principio, es un
signo sobre el cual puede descansar un significado poético.
6) líneas, puntos ortográficos, espacios en blanco, etc..., son
elementos valuables `por su capacidad de expresión. A la hora de
intentar un nuevo texto, ellos asumen en gran parte el puesto de
protagonistas, aislados de su contexto, hacia una nueva significación.
7) el texto tradicional es unívoco y univalente: su significación
visual es nula. Al ser utilizado conscientemente, su valor visual
empieza a actuar como un significado autosuficiente.
8) entre lo visual y lo semántico, es necesario intentar una nueva
dimensión sea la superación de ambos. un punto de partida puede
ser la utilización de la visualidad de lo semántico tal como propone
en cierto modo, la poesía concreta.
9) si todo poema debe caminar entre el "orden y la aventura", debemos
partir de la aventura innombrable de lo que nos rodea, para desembocar
en el orden de un planteamiento.
(Punto tres del prólogo del libro Textos y antitextos, Colección
El anillo del Cocodrilo, Parnaso-70, Madrid 1970).
Anexo
2
Tachar, es desde luego, una apropiación negativa, aunque apropiación
al fin. Y como toda apropiación, una pulsión del deseo, una relación
asimétrica en la que la parte más débil impone su ley.
La escritura, con el paso de los siglos, y su tulización por los
distintos poderes sociales, ha ido adquiriendo una carga simbólica
("lo escrito, escrito está") excepcional. Este peso se impone tanto
sobre la conciencia como sobre el inconsciente; sobre la política
como sobre la cultura; sobre lo individual como sobre lo colectivo.
La manipulación que de las cargas simbólicas hacen los poderes (políticos,
económicos, religiosos, culturales, grupales, familiares, etc...)
Traduciéndolas en las diversas formas de la trascendencia, convierten
a la escritura en el mecanismo que ha generado las formas mas amenazantes
de la alienación.
(Texto inédito, redactado en la década de los ochenta)
Anexo
3
- TACHAR ES UN ACTO DE AMOR, COMO LO ES TODO INTENTO
DE POSESION.
- FRENTE A LA POSESIÓN QUE SE CONFORMA CON ENCERRAR EL OBJETO AMADO
EN UNA RED, EN UN REDUCTO LIMITANTE. AL TACHAR SE PRODUCE UN CAMBIO
DE GENERO, UNA FORMA DE LIBERACION.
- TACHAR NO ES UN GESTO O UN IMPULSO, COMO SUELE SERLO DESTRUIR
O NEGAR. TACHAR ES UNA ACCION SISTEMATICA, UNA LABOR, UN TRABAJO,
O MAS AUN UNA GESTA EN LA QUE LA ESCRITURA ANULADA ES EL PROTAGONISTA
Y EL TROVADOR.
- ENTREGARSE A LA PASION DE TACHAR ES ENTRAR EN UNA DISCIPLINA MONASTICA,
EN UNA EXPERIENCIA DE VIDA INTERIOR A TRAVES DE LA CUAL SE DESCUBRE
UNA NUEVA IMAGEN DE UNO MISMO.
- TACHAR NO ES ESCRIBIR NI DESCUBRIR, PERO AL TACHAR SE DESCUBRE
UN PAISAJE INEXPLORADO, Y SE ESCRIBE UNA HISTORIA EN SUS JUSTOS
TERMINOS.
- TACHAR NO ES CENSURAR: LA CENSURA PRETENDE DESVIRTUAR UN TEXTO,
SOMETIENDOLE A UNA COERCION Y A UNA MUTILACION. LA TACHADURA RESPETA
AL TEXTO EN SU TOTALIDAD.
(Decálogo inédito redactado en la década de los ochenta (años 85-86)
)
Anexo 4
10 PROPOSICIONES ESCRITAS SOBRE UNA ESCRITURA NO LIMITADA
1.- TODA ESCRITURA ES POR DERECHO PROPIO UN SIGNO,
UN ICONO Y UN MITOGRAMA.
2.- UNA ESCRITURA NO ESCRITA PUEDE SER IMAGINADA Y REALIZADA: TACHADA.
3.- LA ESCRITURA HA PODIDO -AL FIN- INDEPENDIZARSE DEL HABLA: TACHADA
SOLO SUENA EN LA IMAGINACION.
4.- TACHADA, LA ESCRITURA VE CERRARSE EL CICLO UTILIDAD-LITERATURA-PODER-TRASCENDENCIA...,
Y QUEDA LIBRE PARA EMPEZAR UN NUEVO CICLO.
5.- TACHAR PUEDE SER CENSURAR, PROHIBIR, IMPONER, ANULAR...PERO
TAMBIÉN MOSTRAR.
6.- ESCRIBIR ES DECIR. TACHAR DECIR-DESDECIR.
7.- ESCRIBIR ES CREER. TACHAR ES CREAR.
8.- LA ESCRITURA COMO PRODUCTO "NATURAL" O PROPIO DE LA SOCIEDAD.
LA TACHADURA COMO REFORMA, RECONSIDERACION Y REPLANTEAMIENTO DE
LO SOCIAL/NATURAL MEDIANTE LA HUELLA INDIVIDUAL.
9.- TACHAR: SOMBREAR. LA ESCRITURA ACEPTA UN DESDOBLAMIENTO. LA
ESCRITURA Y SU SOMBRA: DOBLEZ QUE LE VUELVE MAS AUTENTICA.
10.- HUELLA, QUEMADURA, LA TACHADURA FIJA UNA HISTORIA INADVERTIDA.
ADVERTENCIA QUE YA NO PODEMOS PASAR POR ALTO -NI POR BAJO- PORQUE
SE HA PRODUCIDO LA MATERIALIZACION DE LO QUE SOLO EXISTIA COMO SOSPECHA.
LO IMAGINARIO PASA A SER UNA IMAGEN AUTOREFERENTE.
(Apuntes escritos por la misma época que el anexo anterior).