Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 4
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 44
Octubre de 2002

 

UNA (NUEVA) NOVELA

Desde Chile, Gonzalo León.

Si les dijera la verdad,
nadie me creería.
Armando Uribe, en Señales de ruta.

Lo primero que supe del poeta viñamarino Juan Luis Martínez fue a mediados de los 90: había fallecido en los brazos de su hija, en su hogar de Villa Alemana. Luego, el pintor Hugo Cárdenas me regalaría un retrato del poeta en acrílico sobre tela, y más tarde, conocería a su hija, Alita (como solía llamarla Juan Luis, mezcla entre el bárbaro Atila y Ana).

Con más de diez años de retraso (1997), leí La nueva novela, un libro que al poeta le tomó casi toda su vida escribir, que sólo de vez en cuando es reeditado, y que, al momento de escribir esto, vale -si es que se encuentra- más de cien mil pesos. Pero en 1997 yo no tenía el equivalente a esa suma de dinero. Así es que aquella edición con casas terremoteadas en su portada me la prestó un amigo de Alita.

De inmediato, me percaté que no era solamente un libro, era un ready made, o más precisamente, un libro de poesía en el que se conjugaba un concepto plástico, poemas, citas; una epistemología nueva, atractiva desde su título, con el nombre de su autor tachado en más de una ocasión, como si el poeta no estuviera muy seguro de haberlo escrito o como si la autoría de cada libro siempre estuviera en duda por lo del hablante lírico o del narrador.

Lo evidente de La nueva novela era que en el sentido estricto -si es que la estrictez cabe en la literatura o en el arte- no era una novela, ni pertenecía a algún género narrativo. Pero ahí estaba la gracia de Martínez; hacía guiños a la narrativa sin estar en ella, en ausencia.

La lectura de La nueva novela resultó ser un descubrimiento de una búsqueda que jamás me había imaginado. ¡Novedosa! Su lectura fluía por diversos estadios, bellamente, como en La Odisea -poesía, historia, mitos y costumbres se combinaban naturalmente, dando pie al difícil parto de la Literatura- o como en Ulises. En este caso, la obra de Martínez operaba desde la poesía, al igual que Homero o Joyce, para desde ahí citar una espléndida gama de otras disciplinas.

Años más tarde, sería un cómplice menor del documental que Tevo Díaz realizaría sobre Juan Luis Martínez (Señales de ruta, 1999). Recuerdo una conversación que sostuve con él, a finales de 1997, y el relato pormenorizado que me hizo sobre las dificultades que había encontrado para realizar el documental. Pese a ser conocido de la familia, amigo de Alita, nadie le había facilitado las cosas. Eliana -la viuda- no cooperaría con él y los amigos poetas -los más cercanos que tuvo Martínez, "El loco Martínez", como le decían- se negarían a entregar cualquier testimonio. Esta conversación se efectuó en el café que se encuentra al frente del Cine Arte, en Viña del Mar, conocido por los parroquianos como el Café del Micha. Con Tevo habíamos estudiado en el mismo colegio. Yo no lo recordaba porque Tevo era menor; pero él sí, por lo que la poca y nada de amistad se transformó en confianza al instante.

-No sé qué hacer, León -hablaba Tevo-; tengo valiosos testimonios registrados, como el de Armando Uribe, ¡genial!, y los de Miguel Serrano y del Volodia (Teitelboim). Pero ellos...

Reaccioné al escuchar los nombres que tenía y le recomendé que siguiera adelante, pues objetivamente se podía hacer algo muy bueno con ese material. Por lo pronto, Serrano y Teitelboim, un nazi y un comunista complotando un acto poético no dejaba de parecer sugerente. Más encima, ambos eran emblemas de la Generación del 38.  "Es una joya lo que tienes", recuerdo haberle dicho; pero él -en ese momento- lo tomó como estímulo más. Seguiría en sus tribulaciones.

-Creo que lo tengo que pensar más -dijo finalmente-. Ahora me voy a Miami y allá veré lo que hago.

El resultado fue de excelente calidad técnica como estética, como a Martínez le hubiera gustado. Recuerdo haber ido con un grupo de gente dispuestos a reírnos del documental. Tevo era conocido por su locura y por sus disparatadas perfomances. Sin embargo, cuando el documental -proyectado en el Cine Arte Alameda- terminó, el aplauso fue cerrado. Como anécdota, el escritor Pedro Lemebel salió de la sala ebrio, y al borde de las lágrimas, diciendo: "Ya creció, se fue para siempre..."

Es necesario aclarar que la obra de Juan Luis Martínez -no sólo La nueva novela, sino también Poesía Chilena (que es una cajita llena de cosas que caracterizan Chile, sin nada escrito, con todo sugerido, con todo Chile en una caja)- se presta para diversas lecturas y desde múltiples puntos de vista.   

Si existe una aplicación o utilidad de la poesía de Juan Luis Martínez, ésa es su ductilidad para traducir otras obras al idioma chileno. En mi caso, no tengo una raigambre muy fuerte con la Literatura Chilena (aunque suene pedante, he descubierto que tampoco con este país). De hecho, mi historia ha estado más vinculada a la Narrativa Norteamericana que a cualquier otra cosa. Sin embargo, Martínez significó el establecimiento de un invisible y personal puente entre esta narrativa, entre este mundo (Hemingway, Fitzgerald, Steinbeck, Jane Bowles, Capote, Bukowski, Kennedy Toole) y la Literatura Chilena y, por supuesto, el puente cruzó hacia mi territorio, incluso físico: la ciudad de Viña del Mar, por donde el poeta transitaba en motoneta y gastaba sus últimas monedas en los flippers.

Es evidente que la obra de Juan Luis Martínez es mucho más de lo que he escrito, pero algo me provoca su poesía que me hace callar. Uno puede enunciar algunos aspectos de La Nueva Novela o de Poesía Chilena, pero acertar con las claves es todavía difícil... Aunque no creo que me equivoque si afirmo que la gracia de la obra de Martínez radique en sus múltiples formas de lectura desde distintos ámbitos o lenguajes. Él reinterpretó la novela desde la poesía, la poesía desde la poesía, y Tevo Díaz hizo lo propio, pero desde el cine. Hace unos años, se realizó en el Museo de Bellas Artes una muestra que llevaba por nombre 100 años de Artes Visuales. Esa muestra tuvo polémica, pero también tuvo a Juan Luis, y fue un placer apreciar la obra de este artista con rasgos renacentistas, uno de los más completos e inquietos del Chile reciente, comparable a Raúl Ruiz, compañero de ruta...

Sitios relacionados con Juan Luis Martínez:
http://www.ulibros.cl/ensayo/martinez.htm
BIOGRAFíA DE JUAN LUIS MARTÍNEZ - Museo Nacional de Bellas Artes

 

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