Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
 
En la cultura chilena penan las ánimas
 

Comenzar a plasmar las lí­neas, de este primer segmento, es un momento largamente esperado, aunque desconozco el número de lectores que someterán estas lí­neas a la lectura ocasional. Hay un fin mas oculto y poderoso, es el afán de conocerse a uno mismo, el de poder colocar un espejo, que refleje en parte, al alma que cargamos, o dicho de otra manera, ver el alma que carga con este cuerpo, es una suerte de visión traslucida, ya que de cierta manera, la hoja en blanco, surge fácilmente como amiga confidente, y da el tono exacto, para invitarnos a movernos sin ataduras en su piélago inmenso de vací­o.Bueno y que manera mas atrevida de comenzar, que con la frase que titula esta columna, en realidad en rigor, y literalmente, el fenómeno de las ánimas es una expresión cultural muy antigua y arraigada en nuestra gente, la que se manifiesta con mayor fuerza por supuesto, en las capas populares de nuestro paí­s, y es en esta práctica, donde me detengo, pues a pesar de estar ya en el siglo XXI, la aparición de estas pequeñas construcciones, asimilando una pequeña iglesia, (como me comentaba un amigo francés), no se detiene, y siguen apareciendo espontáneamente, después de cada mala muerte ocurrida, en alguna zona o punto de nuestros caminos y ciudades.


 

Recuerdo a mi abuela Juana Pérez Ibacache oriunda de Illapel (zona de brujos y chamanes cercana a Salamanca) cuando me hacia mención del cúmulo de misterios, que rodeaban el culto del animismo, y asociada a esta la solicitud de favores que se pedí­an a la animita, para que intercediera a favor de ellos, ya sea a uno u otro santo, para cumplir con las peticiones de la rogativa. Esta costumbre la cual se mantiene hasta nuestros dí­as, llamó mi atención, cuando hace dos meses atrás, yací­a en el pavimento, el cuerpo sin vida de una joven mujer, victima de estas denominadas malas muertes, habí­a sido arrollada por un bus, y su cuerpo era acompañado por un centenar de personas, en Avenida Sur casi esquina El Rey, en la comuna de Maipú, el espectáculo me choqueo, y al pasar, mi mirada se volteó para no contemplar el fatal accidente. El cuerpo estuvo muchas horas en ese lugar hasta que fue retirado, y la gente permaneció allí­ el mismo tiempo hasta que llegó el vehiculo del Instituto Médico Legal. Al pasar de vuelta una hora mas tarde, en el sitio exacto del suceso, se habí­a erigido de manera modesta, una pequeña pira de piedras, acompañadas de recipientes con flores, y en ese momento se daba inicio, a un nuevo culto de tantos que se encuentran en las calles, caminos y lugares de nuestra geografí­a. Alguien con seguridad, elevará una petición a la animita en pena, y de cumplirse la petición, surgirá quizás una estructura mas acabada, como la que se presenta una cuadra mas abajo, en la misma avenida, esa animita ha sabido interceder a sus creyentes, y en retribución, estos fieles anónimos han construido un mejor habitáculo, para estos espí­ritus confundidos por la muerte violente y repentina, que aún vagan por el lugar, pero con cada favor concedido, cada vela prendida en retribución por estos, ayudan al alma a ascender al lugar final, destinado para las almas de los difuntos, el cielo. Pero hay de quien no cumpla con el pago de la manda, el ánima cobrará lo prometido y el deudor no conocerá sosiego hasta cumplir con el pago de la manda. El animismo es quizás el culto religioso más antiguo de la humanidad, su practica ancestral se remonta hasta los orí­genes del hombre primitivo, se conoce por estudios antropológicos, y restos arqueológicos, que esta práctica se ubica junto a las primeras manifestaciones humanas en África, surge obviamente como una forma de interpretación de los fenómenos naturales que rodean a estas primeras agrupaciones humanas, el hombre en su afán de entender dichos comportamientos naturales, otorga a cada cosa y cada experiencia frente a la naturaleza, un significado mágico, otorgándole a cada uno, una animosidad, un ánima individual para cada estamento presente en su entorno, sea este animal o no, ya que el hombre descubre que estas fuerzas están presentes en los árboles y los vegetales en general, pues estos tienen un periodo de movimiento asociado al crecimiento, durante estás observaciones, se dan cuenta además de que las piedras las rocas, los cerros, las cadenas montañosas, también sufren cambios que a simple vista no son perceptibles, pero sí­ suceden con los pasos de los años, mas aún si imaginamos que estos primeros habitantes debieron haber sufrido en su momento, las inclemencias de las fuerzas telúricas desatadas, tales como erupciones volcánicas y sismos de diversa magnitud, que modificaron el paisaje, obviamente imaginaron que estos estaban animados. Conocí­an además la fuerza que ejercí­a nuestro satélite natural, La Luna, sobre las mareas, la germinación de las plantas y los ciclos en general de la fertilidad y de la reproducción, todo estas observaciones asociadas, dan en el encuentro de una fuerza poderosa inserta como pequeños estamentos, distribuidos en cada vida y en cada cosa. Este planteamiento de que cada entidad poseí­a una ánima, que valga la redundancia la animaba, se combinaba con la creencia de que habí­a además un gran organizador de esta animosidad compleja, y que esta gran entidad era quien disponí­a en perfecta armoní­a, la suma de estas miles de millones de ánimas divididas, en resumen cada una de las fuerzas individuales, comprometí­a su orden a una fuerza continúa, que las agrupaba y contení­a como una sola unidad, existí­a pues una aproximación primigenia, a la idea de un ser monoteí­sta, o una divinidad controladora, a pesar de que en el animismo cada una de ellas tení­a a la vez, una individualidad. Pero no será esta noción primitiva, un acercamiento desde el punto de vista, de la intuición, de lo que comentábamos previamente, como el universo, como un gran holograma, una suerte de realidad continua, solamente fragmentada, por la voluntad del ser humano, y me explico, imaginen una gran extensión de información con miles de millones de bits de datos, un plano infinito de memoria desplegada en el universo, entonces ¿como podrí­amos acceder de manera viable a esta sin perturbar cada segmento de información ilimitada?, me explico, es como hojear un libro, a alta velocidad, sin poder distinguir cada palabra o cada letra de dicho libro, es pues que recurrimos al sistema aprendido, de hojear cada página, y seguir un ritmo de lectura, del cual podamos desprender en forma ordenada, racional y entendible la información ahí­ desplegada, lo mismo sucede con la información que se encuentra a partir de nosotros y hacia afuera, como así­ mismo la que nos contiene y se extiende hacia dentro, la que subyace en planos indeterminados de otras formas dimensionales, a las cuales ni nuestra imaginación aún accede, y por último la que se despliega a partir de ciertas nociones que nos indica la fí­sica. Por ejemplo en este último punto podemos deducir, que un colapso de una mega estrella, provoca una liberación de energí­a tan poderosa, que si nuestra estrella posee una masa gravitacional descomunal, impedirá que esta surja hacia el espacio, dando comienzo a una sucesión de colapsos gravitacionales a una escala inimaginable, provocando una implosión, la que determinará un punto gravitacional tan potente que será capaz de tragar cuerpos celestes completos, como por ejemplo otras estrellas, así­ como su fuerza de gravedad absorberá cualquier rayo de luz que se le aproxime, dando comienzo a lo que se conoce como hoyo negro. Bueno pero ¿que pasa con esta materia que es absorbida?, podemos decir que existe tal poder de concentración en su interior que los átomos se comprimen unos con otros pudiendo transformar nuestro Sol, en una simple cabeza de alfiler, bueno eso según los estudios realizados hasta hoy, pero de los hoyos negros mas antiguos del universo, ¿Qué capacidad tienen de contener cada vez mas materia? Cuesta pensar en una súper aspiradora que no llegue el momento en que también colapse, pero y ¿Por qué no? Pensar que cada súper nova que colapsa, y que inclusive es capaz de curvar el tiempo a su alrededor, no sea quizás un punto de entrada y por lo mismo, de salida a otro plano dimensional, y si nos detenemos a pensar, que también nuestro propio universo no fue absorbido, por un mega evento estelar hace ya miles de millones de años, para dar salida a otra gran explosión energética, conocida como Big Bang. Y el universo no es el primer universo, sino una sucesión intermedia de universos, que como explicaba el cientí­fico Humberto Maturana, en su tesis acerca de los intercambios de micro energí­a, esta sea una imitación de intercambios de energí­a a nivel molecular, que es sucesiva y periódica en el tiempo, en un flujo interminable de materia y energí­a a la cual denominó autopoyesis a nivel molecular. Es quizás este macrocosmos una replica o del microcosmos, una gran secuencia autopoyetica de ánimas intercaladas con un propósito único, pues sí­ yo determinó hipotéticamente que un solo electrón de un átomo cualquiera desapareciera del estado de la materia, el orden cósmico, y el universo completo se vendrí­an abajo, si es que podemos determinar si existe un abajo. ¿No cobra entonces vigor la alegorí­a de la caverna de Platón?, y lo que vemos y observamos son solo sombras que muestran una verdad indefinida y errónea, la realidad se torna irrealidad, por que la irrealidad es proporcional a lo desconocido, el concepto de irrealidad que surgí­a en los antiguos incluí­a las tormentas de hidrogeno en Júpiter, las partí­culas gemelas, las moléculas de nuestro cuerpo, y por cierto muchas cosas más, pero como es posible que ciertos matemáticos griegos, identificaron la existencia y la presencia de pequeñas partí­culas denominadas átomos, puede ser por la mezcla de una actividad resultante de cálculos o la respuesta dada de el ejercicio de la contemplación, o el desenfado para con lo invisible, y una suerte de una aproximación a la irrealidad. Pienso que es posible que se hayan conjugado ambas cosas, la matemática nos construye, así­ como la geometrí­a nos ordena, ambas se contienen en nuestros depósitos de información elementales, llamados ADN, esta información está también presente en todo el universo, entonces ¿Quién le asocia esa particularidad a este bits de información, que se hace repetible en todo el cosmos?, pero que asume un desarrollo de particularidad especifica para cada elemento o cuerpo, y quizás dicho mas atrevidamente, cada fracción integrada del todo. Algo sucede que cada fracción del entero infinito, adopta un comportamiento en particular que determina su naturaleza, o la participación que esta posea en la suma de actividades del un todo mas extenso, llámese colonias de coral, unidades pluricelulares, cometas, asteroides o planeta tierra. No es entonces tan errada, la cosmovisión que tení­an los hombres primitivos pero con una denominación distinta, y el acto que se perpetua hasta el dí­a de hoy de prenderle velas a las ánimas, no es más que un acto de fe, que nos permite modificar ciertos estamentos de este plano o realidad continua, que se encuentra estrechamente interconectado, y el acto de fe, o la acción de pedir interceder ante los santos, no es más que nuestra voluntad, de ser nosotros capaces de modificar la irrealidad que no conocemos, pero a la cual intuimos y de la cual somos parte continua. Muchas preguntas, pocas respuestas, pero ciertamente hay fenómenos inexplicables, y sentimientos fuertemente arraigados sobre el animismo, en estas latitudes del planeta, y quizás la manera de acercarse a la verdad es una dosis de ingenuidad, que podrí­amos traducir, como la virtud de no poseer elementos contaminantes de una cultura equivoca, la cual nos permite comportarnos como cercanos o próximos a nuestra verdadera identidad, Para conocer un poco más acerca de este fenómeno de origen ancestral (precolombino), se recomienda leer a Oreste Plath y su libro " L’animita, hagiografí­a folclórica" de editorial Grijalbo.Ahora acerca del dicho, "Aquí­ penan las ánimas" sobre este en particular, me referiré in extenso mas adelante, ya que en muchas áreas de nuestra vida nacional, este refrán cobra un inusual vigor, pero como yo me desenvuelvo en el derrotero de las Artes, es ahí­ donde hincaré el diente, para poner más que un acento a modo de sacudirme la injusticia.

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www.animasenelarte.blogspot.com

 

Muestra en Guanajuato

 

Mane Adaro, es una artista visual chilena, quien hoy reside en Venezuela. Ella recibió el año pasado una invitación de la Universidad de Guanajuato, en México, para participar en el marco de la semana cultural, la cual se realiza ahora a fines de Marzo. El montaje consta de una gran cantidad de elementos visuales, como pintura, fotografí­a, video e instalación, donde también se alcanzan a percibir ciertos poemas-objetos, que como el resto de la muestra son de una muy cuidada factura. El nombre de esta, su tercera individual, se titula "Degradaciones" teniendo como tópico central, la relación mensaje-receptor que habita dentro de los márgenes de las interacciones sociales, en pos de la aceptación de la fuerza, como instrumento valido para la relaciones humanas. La preparación para el posicionamiento de esta conducta, se ejercerí­a veladamente sobre los individuos, de manera sostenida, ya sea a través de los medios de comunicación, y potenciada además por el peso de una herencia cultural, la cual surge como organizador de estas relaciones en todas sus escalas, tanto geográficas como formales. Esta propuesta resume su experiencia, acerca de los esquemas visuales en los que ayer, al igual que hoy, nos hemos visto sometidos en mayor o menor cuantí­a, y donde no se distingue, lo real de la ficción, y lo inocuo de lo que nos daña, en sí­ntesis las polarizaciones que se anidan subliminalmente, y que en apariencia no constituyen un estorbo en la toma de decisiones, pero que a la larga se traducen en incontables tragedias, llamadas guerras.El montaje juega con iconos microfotográficos, que representan el detalle intimo y particular (la esencia individual), hasta un macro paisaje, donde caben las generalidades, como la barbarie, la inequidad, el status quo casi inamovible, el cual se sostiene, por sus inmensas complejidades, y es ahí­ donde de alguna forma, los conflictos de poderes, y las desigualdades, se validan, y se enquistan en el orbe. Mane nos desnuda ante nuestra naturaleza mas básica, quizás obedientes a nuestros impulsos mas primitivos, y es aquí­ en este escenario antibélico desplegado en Guanajuato, donde nos obliga a reflexionar, y detenernos en una suerte búsqueda de una función mas racional para la vida.

Enrique de Santiago

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