Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
Invitado

Juego Mixto: el proceso del objeto surreal

Por Gonzalo Medina, periodista y diplomado en Gestión Cultural

Una pelota de golf gigante recorre parajes impensados de la geografía chilena, se rompe, vuela, circula entre el paisaje, se detiene, y tensiona la fuerza de gravedad, toma vida propia, y viaja. Juego Mixto es la exposición de la polaca residente en el norte de Chile, Dagmara Wyskiel, que presenta un surrealismo que palpa el paisaje con este objeto esférico que interviene espacios sobrenaturales. Es lo que expone en fotografía y video, instalaciones en gran formato en cinco salas del Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal hasta el 31 de julio.

Dagmara Wyskiel vive en Antofagasta, lugar que es un polo de desarrollo tanto para la gestión cultural como para la producción de arte. Desde el Colectivo Se Vende, ha desarrollado proyectos locales y también de impacto nacional como SACO, la Semana de Arte Contemporáneo en Antofagasta, con destacados artistas de Chile y el extranjero. Hace tres años, creó los atisbos de Juego Mixto en Quillagua. Todo comenzó cuando quiso representar a través de la pelota de golf cierto imaginario común a los patrones de las salitreras en el norte de Chile, y su rol en la economía nacional. La pelota pasó a ser objeto del proceso, momento en que el paisaje fue el protagonista y soporte de la obra. Paradigmas que ella explora, también en otros artistas que influyen en su obra. Tal es el caso de Mona Hatoum, que refiere al trabajo con escala y con la situación espacial del objeto: “Me interesa porque me parece tan increíblemente y simple en contextos formales, y no obstante abre una cantidad exquisita y muy amplia de interpretaciones. Oldenburg también es un gran aporte e influencia, tiene varios objetos de uso cotidiano, la cucharita, etc. Si se trata de escala y diámetros, por supuesto que él es mi referente, y en esta obra lo que se propone es un juego entre el objeto y el espacio del paisaje”.

Dagmara presentó Juego Mixto como parte de su tesis del doctorado en artes visuales en la Universidad de Bellas Artes de Cracovia a comienzos del 2016; anteriormente, en el Centro Cultural Estación Antofagasta, y actualmente en el MAC de Quinta Normal. La instalación del objeto fue realizada en conjunto con el productor Christian Núñez, la potencia del sonido de Fernando Godoy y Zofia Murus. Todo un equipo en el montaje en vivo de la pelota de golf de 19 metros de alto, registrándola con drones, audio y video, y fotografías, en cuatro locaciones distintas del país que eran estaciones espaciales/visuales, y también, espacios delimitantes de contexto: el Valle de los Meteoritos en Quillagua, pueblo aymara ubicado en el Desierto de Atacama y reconocido por la NASA como el asentamiento humano más árido del planeta; el Llano de Chajnantor, a cinco mil metros sobre el nivel del mar, donde está el observatorio ALMA, los ojos del mundo hacia el Universo; la Provincia Última Esperanza en la Región de Magallanes y Antártica Chilena; y en el puerto de Valparaíso en el contexto del Festival Puerto de Ideas en 2015.

Estar en lugares extremos implicó también acontecimientos imprevisibles para el equipo de Dagmara; el objeto toma vida propia y fluye hacia horizontes impensados, encontrando un nuevo destino.

 


Primera Parte: Quillagua y el efecto del desierto


En primera instancia, la obra era imposible de realizar. Las dimensiones de la pelota de golf y su instalación en el paisaje era una osadía a la física y también, al clima y las condiciones extremas de la naturaleza en Chile. Dagmara produjo el objeto en conjunto con una productora de juegos inflables, quienes realizaron el trabajo de mayores dimensiones de su carrera. La primera vez que se instaló fue en SACO3 (2014), momento en que el equipo vio con anhelo la presencia infalible de un objeto que de un momento a otro –en medio de una ráfaga- desapareció en pleno Parque Cultural Huanchaca, vestigio de una antigua fundición de plata en Antofagasta. El suelo rocoso lo detuvo antes de aplastar un terminal de taxis a cien metros más allá: “El próximo era el primer paradero. En el desierto, los vientos son muy sorpresivos, despiertan muy de la nada. Fue lo que justamente provocó la situación dramática al llegar a Quillagua, donde suelto el objeto en el desierto y éste fluye simplemente hacia el horizonte y queda atrapado, y se rompe. Luego lo recompusimos y fue un retorno a la vida. La pelota hacía lo que quería, tenía su propia personalidad, totalmente contra las leyes de la gravedad. Rodó por pleno desierto unos cuatro o cinco kilómetros hasta que cayó en un cráter. Otra experiencia muy linda fue el comportamiento de la comunidad”.

La pelota de golf recorría el desierto cuando la comunidad quiso ser parte de la instalación, en una situación de emergencia: todo el pueblo rescató el objeto del cráter pero ya la pelota de golf tenía otro destino. Tras romperse sin marcha atrás es donado trozo a trozo a los 120 habitantes de la comunidad, los que guardan sus vestigios hasta el día de hoy. Uno de esos restos forma parte del montaje de Juego Mixto en el MAC. “El objeto o los vestigios del objeto no eran parte de la obra, pero fue recuperado con objetivos museográficos, algo arqueológico había en él. Esa tonalidad del desierto que es ocre amarillento, el roce con la roca en el desierto es lo que está plasmado en el fragmento de goma. Esa experiencia fue muy nutritiva, el resultado de cómo se desarrolló la confianza mutua con la comunidad desde que llegué y quise instalar la pelota. No es un proyecto colaborativo, sino que es algo que sucede, que se da. Y la tremenda ayuda que recibo de ellos es bella. Trato de devolver ese gesto cariñoso y espontáneo entregándoles un trozo de la obra”.
Luego el viaje implicó un cruce disciplinar, donde la pelota de golf debió insertarse en un ambiente también de grandes dimensiones, y a su vez, relacionarse con la ciencia, en un paraje privilegiado por su visión y su encuentro con el universo, el observatorio ALMA.

Segunda parte: La experiencia ALMA y el objeto entre los objetos


Convivir en el Llano de Chajnantor donde se encuentra el observatorio era un desafío de producción y también de resultados. La visualidad a cinco mil metros de altura es el escenario idóneo para la visión nocturna. En medio, 66 antenas de 14 metros de diámetro devienen en objetos transmisores de señales hacia el infinito del Universo. El equipo, sin oxígeno, debió sortear distintas vivencias que incluso afectaban la salud. En la complejidad del ambiente, Dagmara también vio un cruce disciplinar entre la ciencia y el arte: “Entre los artistas y los científicos hay un cruce de motivaciones, donde siempre vamos buscando más allá, enfrentando preguntas a las cuales no sabemos si estar en condiciones futuras de encontrar respuestas. Es un sinfín de curiosidad, de ir profundizando. Por eso somos tan cercanos, hay algunos esfuerzos sin fruto; como los artistas también hacen, son pasiones donde nos dedicamos a profundizar temáticas que a la larga pueden ser signficativas para nuestra manera de comprender quiénes somos, dónde estamos”.
Tras la experiencia en ALMA, el objeto viajó hasta el sur de Chile para cobrar vida propia y además, insertar nuevos elementos en la producción de la obra.

 


Tercera Intervención: Provincia Última Esperanza y el Glaciar


La inmensidad de la Provincia Última Esperanza reunía tanto glaciares como estancias gigantescas de planicies infinitas de tierra. Ahí el dron viajaba junto al objeto que tomaba vida propia incursionando en los parajes del sur de Chile y dibujando su propio acontecer: “En algún momento, la pelota es un punto en el horizonte, rodó unos 20 minutos y en un momento lo que no veo con mis ojos pero veo en la pantalla: la pelota se va hacia una manada de caballos, y yo no quería puntos de referencia para dimensionar el objeto, y me di cuenta que los caballos era lo más lindo que me pudo suceder, pero que no estaba lista en ese momento a un cambio tan brusco de los paradigmas para mi proyecto. Finalmente, comenzamos a rescatar cada fragmentito del video con los caballos y entró todo el material que se grabó por casualidad y que no quería en primera instancia”.

 


Estación final del Puerto y Londres


Tras recorrer el norte y el sur, la pelota de golf llega hasta el puerto de Valparaíso para encontrarse con el mar, para yacer en medio de un elemento importante en el desarrollo de la ciudad. El Festival Puerto de Ideas, que se realizaba en ese momento, fue el gestor del apoyo a Dagmara para enfrentar el pronóstico y la negativa de la Capitanía de Puerto para que el objeto arribara al mar. En su paso por las aguas, el dron que grababa la interacción del objeto con el océano precipitó. Justo minutos antes los productores habían retirado la tarjeta con todo el material del recorrido.
Finalmente, la pelota de golf viajó a Europa para encontrarse con su historia de origen. El objeto llegó a Londres para reinsertarse y así escribir ciertos momentos críticos en su contexto de pertinencia: “La instalación en Londres fue al poco tiempo de los atentados en Paris. La ciudad estaba llena de policías, e inflamos la pelota como uno infla un colchón. Parecíamos una cosa bastante rara debajo del Big Ben con eso. En el equipo también estaban mis hijos y veo a un policía que nos viene a increpar, y justo le dije que mi hijo estaba de cumpleaños y que le regalé una pelota de golf, y el policía le dijo happy birthday y se fue. Quise meterme con la pelota a una estación del Underground, pero el equipo dijo que era imposible, que no lo hiciera. Cuando veía que la acción se realizaba era una gran felicidad. Que no sé qué va a pasar en cinco minutos más, pero en ese momento registrando al objeto dialogando con la ciudad es el principal regalo”, concluye la artista.


La exposición Juego Mixto estará abierta hasta el 31 de julio en el segundo piso del MAC Quinta Normal, luego la experiencia inmersiva de la obra de Dagmara Wyskiel realizará un viaje de itinerancia por México y Alemania.
 

Escáner Cultural nº: 
192

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