Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757


Simulación y violencia en la instalación sonora “Viento de la voz”


 
El artista nominado a los premios Altazor 2014, Claudio Correa, nos sorprende con una nueva instalación sonora: un pentagrama a punto de incendiarse y un bombo movido sólo por las vibraciones de un parlante, son parte de las provocaciones que componen esta instalación.



Por María Elena Cárdenas
Fotografía Valentina Maldonado


El  6 de mayo se inaugura la exposición colectiva “De Naturaleza Violenta” en el Centro Cultural de España.  Curada por el colombiano José Roca, la muestra es el resultado de la residencia realizada el año 2013 en Honda, Colombia, por los artistas Patricia Domínguez, Isidora Correa y Claudio Correa.   
En esta exposición el artista Claudio Correa, actualmente nominado al premio Altazor en la modalidad de Instalaciones,  prosigue con su línea de trabajo de esculturas de instrumentos musicales. Fruto de una investigación en torno al sonido y las vibraciones de la voz nos sorprende con la instalación sonora “Viento de la Voz” que ocupara una sala del segundo piso del Centro Cultural de España.

 La obra que nos presenta Claudio Correa está basada en una entrevista realizada por el artista a un veterinario colombiano durante su estadía en ese país el año 2013, y  que transcribió a lenguaje musical. En la entrevista el profesional explica diversas tácticas de cacería utilizadas por aves rapaces que habitan la selva colombiana; básicamente para cazar las aves logran encantar a su presa mediante la imitación de sonidos de animales. Claudio Correa vio un paralelismo entre el comportamiento de las aves y el de los seres humanos en las sociedades civilizadas.



En un juego de sobrevivencia, esta obra busca develar en los modos sociales adquiridos, la violencia que esconden, y que muchas veces se disfraza de  urbanidad y corrección para seducir y encantar a quien finalmente va a dañar. Claudio Correa transcribió a pentagrama la entrevista al veterinario para posteriormente ser leída bajo esta clave por una cantante de boleros, locución que fue grabada como parte de las actividades de la residencia. El resultado de esta grabación se podrá escuchar en la instalación “Viento de la Voz”, que invadirá la sala de sonido. Éstos provendrán de dos dispositivos que emulan instrumentos musicales tradicionales: la guitarra clásica y el bombo de orquesta. Ambos dispositivos emitirán los sonidos sincrónicamente: los sonidos agudos y graves de la voz de la cantante provienen de un orificio en una pared de la sala que emula la caja de una guitarra,  y las frecuencias bajas y altas las emite el bombo gracias a un parlante contenido en su interior que, a su vez y debido a las vibraciones, hace mover una baqueta que golpea de manera autómata el mismo instrumento. Además se encuentra en la sala un pentagrama de cera dibujado con mechas incendiarias. Estos tres elementos propios de una orquesta constituyen el montaje de la obra y funcionan como dispositivos sonoros que manifiestan su  peligro (violencia) latente, Claudio Correa equipara la voz de la cantante con el canto de las aves rapaces, vinculándolos por la facultad de ambas de sobrevivir mediante la transformación sonora.  

 

 

Así, a partir de la transcripción del texto a sonido, este se vuelve protagonista para apelar a lo no visible. La obra busca remecer al espectador ya no desde la representación sino afectando su propio cuerpo. La vibración invasiva que emite el bombo nos recuerda los sonidos que anteceden a los movimientos telúricos y metafóricamente nos habla de la naturaleza de las cosas, de lo soterrado, disfrazado por los artificios culturales. El desasosiego y estremecimiento que sentimos ante un desastre natural es equiparable al que sentimos ante la capacidad de la inteligencia humana de causar daño. La exposición “Viento de la voz” nos hace reflexionar en torno a la imposibilidad de representación de la violencia que, según lo que sugiere el artista, nos constituye como seres vivos. La única representación posible sería el estremecimiento del propio cuerpo.
 

La exposición se podrá visitar a partir del 7 de mayo y hasta el 28 de junio en el Centro Cultural de España ubicado en Av. Providencia 927.


Entrada liberada.

 


 

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