Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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DE LA PRESENTACÓN A LA INSTALACÓN

NOTA 15

tercera serie

INSTALAR LO REAL

notas 1995-2005

Desde Barcelona, Alberto Caballero

La primera serie la hemos denominado 'de la imagen a la acción', la segunda 'realizar la acción', y aquí­ en esta tercera 'instalar lo real', nos interrogamos por un real en tanto imposible, por un real imposible de representar, o para los artistas un real matérico...imposible de instalar...no hay un lugar para lo real. Realizar,, realización...realidad son otras nominaciones de lo real. En esta nota 15...primera de esta tercera serie, nos interrogamos sobre la realidad y sus distintas modalidades, ya que el arte no se ocupa solo de su representación -el caso de la imagen-, de su presetación -el caso de la perfomance- sino también de su construcción, de otras modalidades de la realidad.

Tres son los modos de ‘la realidad’, no hay un sólo modo de realidad, o sea que son ‘realidades’: Real/Ordinaria/Virtual. Y tres / pares son las operaciones (en una y otra dirección) para su producción: imaginarizar/realizar, virtualizar/informatizar y, simbolizar / significar. Tomaremos en esta tercera parte las operaciones de imaginar/informatizar/signifcar.

Hacer la realidad virtual, es una frase que escuchamos con asiduidad, pero si la realidad es un producto entre lo imaginario y lo simbólico, o sea un modo de virtualización de la realidad. ¿Qué quiere decir hoy vitualizar la realidad? Hacer de la realidad/real una realidad/virtual, se trata tan sólo de una operación debido a las nuevas tecnologí­as, o es una tendencia propia la producción de la realidad. Ante la dificultad de aceptar la falla simbólica frente a lo real irrepresentable, surge ‘lo virtual’, o sea se puede virtualizar un edificio, una ciudad, un objeto real matérico como una piedra, o la propia representación del sujeto.


Imaginarizar lo real.

Fundación H.Stern, Rio de Janeiro
Rua Garcí­a D’Ávila, 113 Ipanema
Rio de Janeiro-Brazil

Edificio '60/edificio actual
Museo '60/museo actual


La materia se ha considerado siempre un modo de lo real, que no tiene representación o sea no hay operación de imaginarización, incluso en ciertas teorí­as se puede pensar lo real como ‘la piedra’, más allá no se puede pensar. De allí­ es que el proceso que se realiza con ‘una piedra’ puede significar darle una representación, de allí­ piedra en bruto, piedra tallada, tallar la piedra es darle ‘una forma’, formalizar lo real es un modo de imaginarizar, y ello implica un proceso de alto nivel de precisión.

Para todas las culturas y para todos los tiempos sigue teniendo un alto valor de interés, al contrario que los otros objetos, su valor de uso es pequeño y su valor agregado muy alto. Primero para representar lo real, un rubí­, una esmeralda, un zafiro, un topacio, etc. y segundo para ‘instalar lo real’, tiene que haber previamente un sistema de representación. En el caso que trataremos hay dos momentos; uno en la modernidad de los años ’60, representar el proceso de producción entre lo real y lo imaginario, y otro, en la actualidad, informatizar la imagen: el holograma

Valor de uso / valor agregado

Karl Marx
Jaques Lacan
Slavov Zizek


1. Museo '60: representar el proceso de producción (entre lo real y lo imaginario, mediado por lo simbólico), quiere decir ‘hacer leer’, además de mostrar, el objeto, enseñar el proceso que va desde ‘la piedra’ hasta la forma ‘rubí­â€™. Como se extrae la forma ‘rubí­â€™ (propiamente diseñada, simbolizada) de la materia prima, de la materia en bruto.

El aparato que se ha elegido es el escaparate de exhibición, en módulos de madera –uno luego de otro- se exhibe el proceso, y el operario realizándolo correspondiente a cada momento de dicho proceso, la extracción de la forma rubí­, de la materia prima original.
Cada paso tiene por un lado su herramienta, su técnica y su tiempo. Estas tres variables indican ‘un saber’, Jacques Lacan lo va a denominar ‘el saber del artesano’, del oficio. Se trasmití­a por un saber hacer, aquí­ en el caso de la exhibición se trata de un hacer saber ver, como el otro (en tanto artesano) trasmite ese saber de su hacer. Saber y hacer y trasmitir articulan este proceso, no sólo en el producto sino en su exhibición.

Lo consistente del objeto, piedra preciosa, consistente no solo en tanto real, sino en tanto imaginario, piedra y preciosa, tienen, incluso consistencia en tanto mí­tica, la piedra como origen (Sigmund Freud), no sólo en el sentido biológico sino como origen subjetivo, la piedra del sueño; y preciosa, en tanto cuentos infantiles, leyendas orientales, en cuanto a sueños, extraer de lo profundo lo precioso del sueño, el origen en tanto imaginario. Poder simbolizar lo imaginario: piedra / preciosa.

H. Stern


En tanto a ‘instalar lo real’ en este caso, no sólo implica darle ‘una forma’ sino engarzarlo, darle un soporte. Al contrario del objeto de uso, muy difí­cil que llegue a ser un objeto preciado, quizás sólo por la marca del diseñador, en tanto mas objeto de uso, menos objeto de cambio, menos valor agregado, el objeto de uso tiene valor en tanto posibilidad de cambio, de cambio por otro objeto de uso. Aquí­ se trata de lo contrario, el valor esta en tanto ‘no engarzable’ su imposibilidad de soporte, de sostenerse por si misma en tanto objeto de uso: anillo, pendiente, collar, pulsera, etc. Deja de ser solo una piedra preciosa, para ser un objeto de uso, debe sacrificar su valor agregado para tener algún valor de uso: engarzada. El engarce va a ser ‘soporte’ simbólico de lo real/imaginario: piedra bruta / piedra preciosa: ahora será una joya.

El engarce tendrá una consistencia menor, en tanto matérica y tanto imaginaria, su función será la de realzar la piedra preciosa, por un lado dejarla ver, por otro dejarla leer. Un llamado a la mirada del otro, el objeto que ve y que es visto, por otro hacerse leer como joya preciada, simbolizar ‘lo precioso’.

De la misma manera ‘el museo ‘60’ es un engarce a ese proceso de producción, de realización, el marco de madera sólido (pero menos que la piedra) y consistente, tení­a que trasmitir esto, la consistencia de la materia prima, la consistencia de la empresa en tanto productora, del objeto en tanto valor de cambio.



4. Laboratorio

H. Stern


A una apuesta por ‘la consistencia’ de la materia y de la forma, el giro aquí­ es total, ya no se trata de partir de una Realidad en tanto Real, real e imaginario mediado por lo simbólico, sino de una Realidad en tanto Virtual, lo simbólico y lo imaginario mediado por lo real, en este caso digital. No se trata de exhibir, de mostrar, de hacer ver, sino de informatizar lo imaginario, implica una operación simbólica (ahora el reloj es una joya preciosa) sobre ‘la imagen’ (sobre lo imaginario) una in-formación significante sobre la imagen, mediado por lo digital (ahora lo real será digital). El salto es enorme se ha pasado de ‘instalar lo real’ en tanto matérico, a lo real en tanto digital, el primero procesado por la forma, el segundo procesado por la información.

H. Stern



Ya no se trata de engarzar la piedra, de darle función ( pulsera, collar, etc, ) o sea simbolizarla, sino de virtualizarla, la instalación pierde su valor matérico, para adquirir un valor espacial, no se trata de darle una función para instalarla en ‘el cuerpo’- un cuerpo soporte- sino para instalarla en el espacio, en el espacio sin soporte ninguno, la instalación –virtual- construirá el espacio en el que se ubica. Ahora se intenta instalar el espacio y el tiempo, el espacio en tanto vací­o, permite que la imagen holográmica aparezca y desaparezca –de allí­ su virtualidad- no hay instalación permanente, es en el momento que está el espectador que surge la imagen del objeto, no hay espectador no hay imagen.

El tiempo en tanto objeto ‘el reloj’ simboliza lo imposible de representar, ahora de manera virtual –no corpórea- representa sólo la circularidad, y a su vez la circularidad vací­a de la instalación, de la instalación en tanto virtual. Es la circularidad del espectador que produce la virtualización del objeto, mediado por lo simbólico, es el vaciamiento del tiempo y del espacio, mediante la presencia del espectador se da un determinado tiempo y una construcción espacial, no hay resto de tal operación, se vuelve al vací­o inicial. Vací­o del aparato como soporte, vací­o de la escena como representación, como soporte de lo precioso, queda sólo la intermitencia pulsional, ahora está el espectador ahora no está el espectador, ahora hay imagen ahora no hay imagen. La realidad se ha hecho numérica -digital- el tiempo del reloj, el tiempo del holograma, el tiempo del recorrido circular.

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