CYBORGS Y NEOMESTIZAJE
CYBORGS Y NEOMESTIZAJE
Por Valeria Radrigán
Las metáforas hacen posible la conciencia
del cúmulo de experiencias que la
configuran. Aún siendo un mito, y en otros
casos una ficción política, la metáfora es la
herramienta para ir más allá de las
experiencias estructuradas y establecidas
de antemano, es un nuevo estado y un
nuevo espacio desde donde podemos
hacer nuevas reivindicaciones
Las metáforas hacen posible la conciencia del cúmulo de experiencias que la configuran. Aún siendo un mito, y en otros casos una ficción política, la metáfora es la herramienta para ir más allá de las experiencias estructuradas y establecidas de antemano, es un nuevo estado y un nuevo espacio desde donde podemos hacer nuevas reivindicaciones políticas.[1]
En el siguiente artículo quisiera exponer mi reflexión sobre la figura del cyborg como metáfora para explicar y entender el problema del mestizaje en la actualidad. Mi deseo es partir problematizando y debatiendo este aspecto, otorgándole a la cyborg-imagen un importante rol de reflexión cultural para y desde Latinoamérica, aun comprendiendo que esta delimitación territorial carecería de sentido en el marco de lo que que intentaré instalar.
Efectivamente; “¿cuál es el rasgo distintivo de Latinoamérica, ahora que existe una industria cultural global?”;[2] Lo anterior es una pregunta que podría extenderse: ¿cuál es el rasgo distintivo de cualquier cultura ahora que existe una industria cultural global?
Más allá del debate planteado allá por los 80-90 en Estados Unidos sobre multiculturalismo y, por ende, sobre la defensa de los llamados valores occidentales, lo cierto es que el paradigma global (o virtual) plantea nuevas interrogantes sobre el tema “límites” en relación a los ya debatidos temas de raza, etnia, nacionalidad, etc.
Y es que pareciera ser que aquella cosmovisión en la que la globalización se entiende desde la visión homogeneizante impuesta por los medios es efectivamente una forma muy parcelada de comprender la relación que tenemos con ellos, que lejos de ser homogénea se manifiesta como increíblemente diversa en cuanto vínculos, adaptación e integración de las TICS a la vida cotidiana.
Hoy en día conviven culturalmente desde el analfabeto digital hasta el hacker más consumado, mecanismos análogos y digitales y formas de vida tradicionales o incluso tribales con alianzas sociales virtuales como blogs, facebook o twitter que a su vez pueden ser mecanismos de conexión y relación de estas formas de vida anti-globalización.
Lo que quisiera decir con esto, es que evidentemente nuestras formas de ver la vida ya no provienen ni pueden provenir desde una única lógica de comprender el mundo. Todo está interconectado, cruzado, mezclado… cosa que ya tampoco es nueva de señalar pero que de alguna forma cuesta instalar en el pensamiento a la hora de desmantelar ideas arcaicamente establecidas como lo son nociones de cuerpo, identidad, territorio y patria… todos conceptos que piden a gritos replanteamientos en el mundo contemporáneo.
Es en busca de estos replanteamientos que la metáfora cyborg me parece atractiva; pues creo que para problematizar los conflictos insertos en dichas nociones es necesario generar figuras de representación acordes a la visualidad y movilidad que ellas mismas conllevan.
Desde la perspectiva de lo territorial, por ejemplo, el cyborg nos permite trazar un mapa- móvil, figura más adecuada al nomadismo actual que permite transitar toda frontera y espacio. Efectivamente, la condición de constante traslado propia de la sociedad actual se manifiesta no sólo en los datos acerca de migración[3], sino también desde la perspectiva del turismo, por nombrar una situación.
Así, “la desterritorialización ha adquirido ahora un significado muy próximo (y a menudo parece ser sinónimo) de emigración, lo que presupone un proceso de abstracción que opera particularmente a nivel global.”[4]
Existe entonces un gran número de personas que dejan sus hogares por las más diversas razones, pero que tienen en común la movilidad como estado base y el desafío cultural que implica instalarse e integrarse en un país diferente al propio (aunque sea por un tiempo determinado).
Esto tiene su eco también en los habitantes de países que reciben a los extranjeros, generándose situaciones extremas que van desde el racismo y el nacionalismo al consiguiente estado de inseguridad y hasta paranoia de algunas personas, todo esto sin considerar otras complejas situaciones como las relaciones de pareja y familias internacionales que se sitúan fuertemente en un estado de limbo.
La vivencia de este estado es permanente en el mundo contemporáneo; al respecto existen una serie de referentes teóricos que han estudiado este tema (Augé, y su estudio de los no-lugares, Bauman y el análisis del fenómeno turistas, Foucault y su concepto del OTRO) instalando este tema como una preocupación crucial en la actualidad.
Es por esto que me parece una cuestión particularmente importante de abordar desde realidades donde estos problemas son pocas veces tratados en relación a la aparente poca inmigración y consiguiente fusión transcultural (como es el caso de Chile, país en el que habito actualmente).
Desde este lugar, resulta efectivamente violenta y sinsentido la incomprensión o falta de interés por la figura del extranjero y, por consiguiente, de la reflexión del estado de tránsito en el que TODOS nos encontramos en la actualidad. Hay un aparente bloqueo de la experiencia del mestizaje (como experiencia originaria y traumática de América Latina) y sólo perdura la sensación del SENTIRSE INVADIDO…
En relación a este punto, me parece importante considerar también una revisión del concepto FRONTERA, el cual también podríamos decir se encuentra en tránsito. Desde una perspectiva tradicional, este concepto aludía a un aspecto territorial, una demarcación política del espacio físico. Lo anterior conllevaba una determinada demarcación y delimitación cultural, a veces lingüística y en gran medida también ideológica y racial.
Sin embargo; lo cierto es que esas demarcaciones políticas y su consenso efectivamente parecen ser hoy en día más que nunca una ironía, ecos de una historia que nadie escuchó o que no genera eco en cuerpo alguno. Si bien existen fronteras que demarcan límites entre un país y otro, lo cierto es que cada país incluye dentro de sí un cúmulo de subjetividades tan variadas que amenazarían cualquier limitación. Subjetividades que no sólo están condicionadas por las proveniencias nacionales de cada uno de los implicados, sino también por sexualidades, emocionalidades, pensamiento, discursos, etc. Por otro lado, la existencia de la vida virtual trae consigo un mundo en el que las fronteras físicas no tienen ningún sentido, cosa vivenciable de modo constante, de forma masiva y de una potencia total.
De esta manera:
“La propia nación trasciende sus fronteras fijas y los mexicanos, puertorriqueños, japoneses y nigerianos (por no mencionar a los británicos, los yugoslavos o los polacos) se reubican lejos de su patria, aferrándose a menudo a características nacionales que se han vuelto obsoletas en sus países de origen. La nación siempre había sido un concepto nebuloso, que Michael Taussig vio como parte de la magia del Estado que produce no tanto sincretismo, sino una mezcla inestable de sujetos marginales discretos –indio, negro, mujer– frente a cuyos entretejidos varios, permutaciones y combinaciones, ya era imposible hablar de encarnación de una identidad nacional unificada.”[5]
Volviendo a la metáfora cyborg, existe una cita propuesta por Jaqueline Lacasa que me parece interesante de considerar:
“La aceptación de los cyborgs contiene el germen de la hibridación, allí se naturalizan las fronteras como posibles espacios de encuentro y diálogo para modificar la dinámica de la producción local…”[6]
Esta reflexión ya propone la posibilidad de la frontera como un espacio de ENCUENTRO más que de SEPARACIÓN o DELIMITACIÓN. La frontera se plantea en sí misma como un espacio más metafísico que concreto y que alude nuevamente al tránsito; de un sujeto con respecto a su identidad, de dos o más personas en busca de un diálogo, etc. Efectivamente, los espacios fronterizos desde una óptica más política, si se quiere, son lugares de intercambio y flujo constante, más que de resguardo y cierre.
“Esta situación no solo nos muestra la frontera como un término físico, sino que alude a la internalización de estos espacios como lugares de tránsito de donde deviene una frontera interior, que es integradora porque incluye desde el indígena a los colonizadores, criollos e inmigrantes”.[7]
En relación al tema de las tecnologías, todas las circunstancias antes descritas se ven profundamente atravesadas por ellas, permitiendo un nuevo tipo de relación con las personas que están lejos, acortando las distancias e incentivando una realidad que trae consigo insospechadas relaciones corporales y afectivas.
Esta realidad tecnológica se instala como ineludible en el mundo contemporáneo y también presente de forma masiva en una serie de actividades comunes del diario vivir, las cuales afectan no solo las comunicaciones de inmigrantes y emigrantes, sino también a las personas que se mantienen en el país que les vio nacer. Como ejemplos: implantes tecnológicos en humanos, desde piercings hasta huesos de metal, horas que pasamos en contacto epidérmico directo con celulares o computadores, relaciones vía chat, email, videoconferencias, hasta incluso la posibilidad de contraer matrimonio con una entidad virtual, como hizo el japonés 'Sal 9000', que se casó con Nene Anegasaki (su novia del videojuego LOve Plus) en el Instituto Tecnológico de Tokyo.[8] Esto nos habla de un gigantesco crecimiento y adquisición de tecnología[9] y, por ello, de una cada vez más masiva comprensión y uso de estos nuevos dispositivos de comunicación interpersonal, que se anclan cada vez más en una experiencia corporal.
De esta manera:
“nuevos cuerpos dotan de nuevas connotaciones a acciones aprendidas dentro de nuestro entorno cultural. Al mismo tiempo, los nuevos cuerpos dotan de nuevas interpretaciones a esas acciones. Las nuevas interpretaciones de las acciones configuran una nueva realidad.”[10]
Lo anterior
“nos da la posibilidad de dar cuenta de la sociedad a través de los cuerpos que han sido invisibilizados, que han sido acallados, de los cuerpos no normativizados que por otro lado, desde la oscuridad y la marginalidad, han sido indispensables para la visibilización de los cuerpos normativizados.”[11]
No cabe duda entonces que la identidad corporal se gesta en un habitar común que está constante en cambio e invadido por presencias e ideas de las cuáles ya no sabemos su origen; todo está en red e interconectado. Desde la norma, sin embargo, las construcciones de cuerpo y sentido de habitar en ese cuerpo son bastante poco permeables y poco adecuadas a las condiciones imperantes del vivir actual.
La figura cyborg y las entidades virtuales vienen así a instalarse con fuerza como muestras de lo anterior, cobrando crucial relevancia en esta realidad: Es otro YO el que se desplaza en este nuevo territorio siempre en tránsito de lo tecnológico, un yo mutado, intervenido. La virtualización del cuerpo en imagen bit, en sonido retransmitido, en emoticón, en avatar, etc. no disuelve mi identidad, sino que la expande en múltiples posibilidades de representación, lo cual conlleva que me transformo, devengo en OTRO para la perspectiva del que dialoga conmigo.
Así, desde una cierta perspectiva podríamos considerar estas figuras como nuevos paradigmas del OTRO en el mundo contemporáneo; el nuevo extranjero, o neomestizo, que paradójicamente habita en tierra de nadie y cuya comprensión en cuanto sujeto también debe hacerse desde una óptica o mirada transversal que integre las múltiples zonas y estados por los que este atraviesa.
Aquí es donde entra con fuerza la figura cyborg, comprendida como:
“[...] a collection of disparate, incongruent parts: Each individual contains multiple elements of oppressor and oppressed”.[12]
Gloria Andalzúa, en Borderlands. La Frontera. The New Mestiza, expresa esta problemática del siguiente modo:
“The experience of being caught in the confluence of multiple cultures leads to a kind of multiplicity or fragmentation of self. For example, one might be represented in a racist manner in dominant white forms of feminism and in a sexist manner in dominant forms of racial resistance.”[13]
Esta tensión entre perspectivas culturales en conflicto lleva a la posibilidad de poder representarse personalmente tanto desde la lógica dominante- opresora (que se asume ya como propia) como desde la diferencia. Es efectivamente esta capacidad de ser consciente de la pluralidad del ser-uno-mismo lo que permite un estado de resistencia.
Es ese espacio de interlapsus el que permite el cruce y el cuestionamiento, generando la idea de un neomestizaje:
Este término proviene de la necesidad de subvertir el anterior significado de lo mestizo, para “hacer posible una nueva actante al margen de las sujeciones de las diferentes culturas.”[14] Así: “la nueva mestiza representa la lucha de fronteras externas las cuales se traducen en batallas internas. Segundo, representa el tránsito entre formaciones culturales y por ello la tolerancia hacia las contradicciones. El tercer paso será la necesidad de una nueva conciencia”[15]
Es en este espacio de “nueva conciencia” donde la metáfora cyborg entra a articular espacios de representación que permiten nuevas interpretaciones de historia, identidad y roles, siendo efectiva para emitir un discurso reaccionario ante las purezas de raza y, básicamente, de pensamiento, obsoletas ante las características actuales de la población mundial, ya definida como mezclada, hibridada y fronteriza, una raza mundial mestiza.
Otra metáfora que nos ayuda en la configuración de este sujeto neomestizo es la idea de sujeto nómada, articulación que guarda gran conexión con el problema de la movilidad planteado al inicio de este artículo y planteada entre otros autores por Rosi Braidotti en The Nomadic Subject (1994).
En este texto, se expone a esta figura como una ficción o CONSTRUCCIÓN ideada para analizar las categorías de identidad en el marco de las constantes transformaciones que ellas sufren en el mundo contemporáneo.
“El desplazamiento nómada designa una transformación creativa. El sujeto nómada es una metáfora performativa que posibilita encuentros, experiencias, interacciones y conocimientos inesperados que en otras circunstancias sería difícil que se dieran”[16]
La idea de plantear el concepto de identidad desde una lógica performativa, le otorga a esta categoría un margen de discursividad y discusión potente, en el que la lógica de de la elección consciente de representatividad y rol se manifiesta de forma ineludible.
“Con esta metáfora performativa, Rosi Braidotti está optando por la subversión de la metáfora y por la subversión de aquellos elementos que son parte de las metáforas: acciones corporales, experiencias corporales y usos del lenguaje.”[17]
Esta propuesta y la metáfora cyborg como representaciones del neomestizo, resultan particularmente apropiadas, a mi parecer, desde la lógica ficcional que la misma figura androide encierra. Proveniente en gran medida de la literatura y películas de ciencia ficción, el cyborg se articula como metáfora ficcional, vale decir, como metáfora CONSTRUÍDA desde una realidad alternativa que permite mirar desde otra óptica la realidad cotidiana.
“las narrativas (cyborg) no son ficciones en un sentido restrictivo, sino que son estrategias que producen significado, en otras palabras “figurations are performative imagines that can be inhabited. Verbal or visual, figurations can be condensed maps of contestable worlds”[18]
Creo que el hecho de que el cyborg provenga en gran medida de una ficción “artística” lo hace ser una construcción interesante en cuanto posible de mutar, intervenir y cuestionar sígnicamente. Adhiero aquí a la cita de Arañó: “El arte participa en la construcción de nuevas identidades virtuales, cambiantes en lo social y en los roles que ese nuevo cuerpo desempeña... [19]
Por otro lado, se resume en una articulación muy óptima para representar la lógica performativa que se ha expuesto antes. Efectivamente, la elección performativa de límite y tránsito se refuerza por una representación que encierra en si misma la pregunta por las fronteras corporales entre hombre y máquina y, con ello, entre naturaleza y cultura, limite y movilidad.
Ya somos cyborg. “Pero al mismo tiempo, esta es una figuración, una representación teórica que nos muestra la posibilidad de ir más allá en la red de las narrativas de poder, es una figuración a través de la cual nosotras podemos ser conscientes de ellas y subvertirlas.”
[1] Zilbeti, Maider, Corporalización: nuevos feminismos y actantes políticos.
www.disisex.org/.../corporalizacion-nuevos-feminismos-y-actantes-politicos.pdf
[2] FRANCO, Jean, “Angst global en la ciudad letrada”, ALTERIDADES, 1993, en www.uam-antropologia.info/alteridades/alt5-2-franco.pdf
[3] En el último censo chileno de 2002, por ejemplo, el número de extranjeros residentes en este país ascendió a unas 184.664 personas, mientras que el Ministerio de relaciones exteriores de nuestro país (MINREL) estimó que 487.219 chilenos vivían en el exterior. Según el último informe de la Organización Internacional para las migraciones (OIM) a través del MINREL, Comunidad de Chilenos en el Exterior (DICOEX) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre 2003 y 2004 había 317.000 extranjeros registrados en el país y 857.781 chilenos fuera de Chile.
Estas cifras demuestran un crecimiento cada vez mayor de personas que entran y salen de Chile, generándose una situación de movilidad que aunque en menor grado, compartimos con el resto del mundo: solo la inmigración legal mundial permanente de nacionales extranjeros era cercana a cuatro millones en 2005, según informe INTERNATIONAL MIGRATION OUTLOOK SOPEMI para la OECD en 2008.
[4] FRANCO, Jean, Op. Cit.
[5] TAUSSIG, M, “The Magic of the State”, inédito, referencia en FRANCO, Jean, Op. Cit.
[6] Lacasa, Jacqueline, “CYBORGS / PROCESO CRÍTICOS AL BORDE DEL MUNDO”, VALORACIÓN CRÍTICA REVISITADA, AICA PRESS, PARIS - OCTUBRE 2006.
[7] Lacasa, Jaqueline, Op. Cit.
[8] Enlace transmitido por el canal de vídeo-streaming japonés 'Nico Nouga Nouga' en noviembre de 2009.
[9] Como datos concretos que permiten acercar esta realidad a Chile, tenemos que el porcentaje de población con cobertura de telefonía móvil,
por ejemplo, pasó de un 45,7% en 2003 a un 88,1% en 2009. La cantidad de conexiones a internet de 836.007 en 2003 a 1.450.003 conexiones
en 2008. (Ambos datos de SUBTEL, para indicadores del desarrollo digital en Chile, Ministerio de Economía, 2009).
[10] Zilbeti, Maider, Op. Cit.
[11] Op. Cit.
[12] Bettcher, Talia, Feminist Perspectives on Trans Issues, en http://plato.stanford.edu/entries/feminism-trans/#CybMes
[13] ANZALDÚA, Gloria Borderlands. La Frontera. The New Mestiza. San Francisco: AuntLute Book, 1999 (first ed. 1987). Citada en Zilbeti, Maider, Op. Cit.
[14] Op. Cit.
[15] Zilbeti, Maider, Op. CIt.
[16] BRAIDOTTI, Rosi, Sujetos Nómade. Gedisa: Buenos Aires, 2000, pág. 32.
[17] Zilbeti, Maider, Op. CIt.
[18] CASADO APARICIO, Elena y HARAWAY, Donna, citadas por Zilbeti, Maider, en Op. Cit.
[19] Arañó, Juan Carlos, Al principio fue la imagen y no la palabra, , Red digital: Revista de Tecnologías de la Información y Comunicación Educativas, Universidad de Sevilla 2002, en http://reddigital.cnice.mec.es/3/firmas_nuevas/arano/arano_1.html
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