Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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SE MOLDEA UNA ESPERANZA

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

 

El ciudadano se equilibra ya en la andadera, en el riel prematuro que sabrá guiarlo durante el largo trayecto que le toca, pese a los varios aterrizajes forzados, de hocico el pobre, en la loza de la realidad chiquita que lo sostiene. La temprana edad es generosa y auspiciosa. Si bien es el último de los ciudadanos nacidos con la buena estrella, lo ilumina y patrocina el cielo, por cierto de los primeros, junto a su santa familia, que se esmera en su cuidado (que no se note pobreza terrena) y que no deja de prenderle velas, agradecida por la sensibilidad del altísimo y su buena idea de regalarles a este ciudadano de adeveras.

Su cuna desde ya se remece, un arrumaco suave pareciera, con el auspicioso motor poderoso del patrimonio. Sus padres se jactan y entonan rondas de felicidad.

-¡Somos la riqueza en vida y más encima inmortales!

-¡Que no hay nadie que nos alcance, ni siquiera nos iguale!

-¡No hay dudas, nacimos para esto!

Se les metió en la cabeza, pareciera capricho, convencidos por lo demás, que miguelangelito merece no sólo lo mejor de ellos mismos, harto que suponen tener, él fue tocado con la varita mágica, especie de termómetro que regulará su calculado crecimiento. -Con eso estamos servidos, salvados y solventados, listos para explicarle al mundo de lo que somos capaces.

Su arrullo será la historia misma, su gatear será la sociedad rendida a sus pies, su agú primario, una guturalidad y flatulencia reservada tan sólo para la patria, porque es ésta la que sigue sus pasos y urgente lo reclama, llamándolo fuerte, voceándolo desde los más altos valores, gritoneándole la necesidad plenipotenciaria de hacerlo suyo, entonándole su dicha.

-¡Despiértate niño, deja de flojear con tus pelotas, que la felicidad te anda buscando, te quiere saludar!

-¡Levántate extraordinario ejemplo de ciudadano único, jamas existido, que de verdad la patria te requiere!

Es la mejor apuesta imaginada

-¡Chúpense ésa los que no fueron los elegidos!

Los biberones se refuerzan y cada comida es estudiada y analizada por el chef de renombre especialmente empleado hoy para esta temprana hazaña, quien se desvive por el refuerzo alimenticio, no pasa por su mente emperifollada, que su comensal jovencito en engorda se debilite tempranamente, que se le agüe la talla y el peso, menos cuando se tiene muy claro las tamañas y semejantes empresas y responsabilidades que a futuro deberá asumir el crío éste, es por eso que su contrato, firmado en la notaría familiar, vomita las penas del infierno si es que llegase a cometer algún error, si es que se le pasan las cucharadas con el pródigo.

Harto relleno entonces, nada de leche materna, por lo demás la madre entre que ya licuó el instante ése del nacimiento y cortó toda relación materna. Sobretodo, cuando todo mundo dudó de su fidelidad. Hoy decide apoyarse de nanas, mucamas y nodrizas, no le gusta desgastarse en la rutina de la crianza que, dice, esclaviza y le quita lozanía; cuida sus tetas como si éstas fuesen la cría misma. Dedica su demasiado tiempo libre en otros menesteres, un culebrón brasileño es su favorito, realmente lo disfruta, lo goza, anda vuelta loca con tan sugerentes galanes, y sería incapaz de contradecir su propia decisión de relajar el cuerpo. Insiste en volverlo a su complexión delgada que tantos placeres le trajo y disfrutar lo que pueda, de la esbeltez que aún chorrea. Los gimnasios son su obsesión y no escatima esfuerzos, sudores y recursos, de hecho, su morenazo y personalizado entrenador, la tiene entre sus favoritas, ella da el ancho para tan largo requerimiento de ejercicios, los hace todos, se acopla muy bien y no se cansa, por lo demás le fascinan, se siente compenetrada una vez más y en sociedad.

El padre, lejos casi siempre, sumido por el peso que la historia le confiere, no se cansa de contar utilidades. Su desgastante actividad, su jobi más preciado, consiste tan sólo en meter al banco lo que dios provenga. Ganadero y agricultor, hace un tiempo atrás compró (eso dice) algunos predios baratos con la intensión de transformarse en gran latifundista exportador sin importar siquiera a quién se pase por encima, frecuentemente se le ha visto corriendo el linde junto a sus peones y policías privados en desmedro de modestos comuneros, que reclaman ser, y de verdad que lo son, los auténticos dueños.

Y bien lo sabe, porque pese al desgano que la práctica significa, pese a todo, a pesar de los pesares, eso de las cabezas de ganado le sienta, le sobra pasta, le calza justo. No le queda otra, por lo demás es la mejor lección aprendida, siente que otras podría olvidarlas, siente aún el peso de las cornadas que su señora, su ex-posa le obsequió y no hay caso olvidarlas. De ese ruedo no se desprende, optimista en todo caso ya se imagina al nene del porte de un toro... de una estatua más bien, del tamaño indicado para los futuros manuales que ilustren el bicentenario de la república, y si bien el querubín destaca por su extremada flojera, un caracol que apenas saca sus cachitos al sol, él sabrá, porque le corresponde, hacerle relucir su tremenda ornamenta de hijo pródigo y de sacarlo adelante a toda costa, de transformarlo en serio ejemplo a seguir.

Eso sí, se desconcierta y será motivo de análisis, desvelos, angustias y lo que sea, el hecho que, su niñito, esté siendo demasiado mimado en la burbuja y soledad de la opulencia, que ya ni siquiera su respiración sea propia, que ya tenga ciertas características, que si no hereditarias, son exclusivamente producto de la rigidez y ensañamiento por educarlo como el que más. Su torpe talante, poquito a poco, se ha hecho más obvio y ya dejaron de ser un tema menor la despreocupación, el olvido y otras tantas antipatías que el medio otorga y que lo ha retraído de la alegría que cualquiera a esa edad manifiesta, sumergiéndolo, de paso, en tremenda depresión que no saben siquiera cómo enfrentarla. 

Es aquí en donde comienzan las recriminaciones de uno y del otro, y no existe forma de asumir en qué lo han convertido últimamente, ni siquiera la autocrítica se permiten, no va con los suyos, con los de su estirpe. La razón es autoritaria y de manuales y de escritos superiores.

–Ya decía yo, es imposible moldearlo si al final pareciera que, nuestro mocoso, este origen de la vida misma, está incapacitado para asimilarse a nosotros, como que le cuesta proyectar tanta rectitud y nobleza de una familia tan especial como la nuestra, no le saca provecho a siglos de tradición que tan bien portamos, no hay caso, si es cosa de mirarlo, ni siquiera se entusiasma con la sangre que le obsequiamos, con el gen perfecto que nos regaló este gran, exitoso y heráldico clan, símbolo, por lo demás, de parabienes y esperanzas para  alimentar y engordar a esta patria tan flaca que nos toca.  

Y de verdad el chamaco no come, su apetito cada día empeora, le dio por comer tierra de los maceteros y hay veces que siente afición por la pasta dental, de chupar las puertas, hasta lo han visto raspando la grasita de los vidrios y es como una especie de depredador empedernido con los chicles bajo la mesa. Un antropófago cualquiera, si hasta disfruta de morder a sus hermanos, un carroñero que anda en busca de arañas, moscas y gusanitos de tierra que osen asomarse por su recamara.

Y sí, el poco apetito lo tiene a mal traer, de nada sirve tanta delicadeza ofrecida; que no le gusta comer tanta zanahoria para la memoria y la vista, que no le gusta la albahaca para concentrarlo, que detesta los berros para la sensibilidad, que no le entran los frijoles para aflojarle los estímulos, que aborrece el pescado para la fibra y estructura ósea, que ya no aguanta el zapallo para la alegría, que se hastió del cilantro y el apio cada ocasión que se permiten darle cualidades de índole sexual, que ya está hasta la tusa del pájaro búlgaro dizque para la energía, que ya vomita cada vez que le cuelan el arroz para fortalecerle el páncreas, que el quesito fresco para que las uñas crezcan sanitas y no se debiliten. En fin.

Si es cosa de observarlo, ya se come hasta los mocos allá sentadote en el rincón de los juguetes, como que es bastante antisocial, pasa todo el santo día hojeando  un libro de Foucault. Vigilar y castigar se ha transformado en su juego favorito. Cuento corto, otro de Kafka lo acecha y lo tiene metamorfoseándose de lo lindo y la servidumbre lo ha visto peleando con los monigotes y legos en forma desmedida, los amarra a la pata de la cama y patea sin cesar. Es huraño hasta con el padre, ni con los hermanos se lleva, ni siquiera sale al patio, hasta el perro le rehuye, ya ni le ladra. Qué decir del gato; la última vez que lo vieron fue cerca del camino, a toda costa tratando de meterse debajo de alguna bólida rueda.

Ya ni fija la mirada, el mal de ojo se imaginan, obsequiado por aquella tía bizca que lo observaba esa vez de su nacimiento, seguro hizo presa fácil del novel y atolondrado chiquillo; todo el día con el ceño mustio, a cada rato mirando para cualquier lado, hasta se entretiene y ése sí que es un tic fijo, mirando el modesto escote de la agotada, aburrida más bien, nodriza, que ya no da más, que se siente poco chupada, que le arde todo y nadie la busca. Pero ¡vamos! el asunto es moldearlo, enriquecerlo, perfilarlo, como acentuarle la existencia por más que sea antinatural el proceso mismo, en pos de la necesidad urgente que tendrá algún día la patria que lo vio nacer, y ya se sabe, por la patria se renace si es posible y, si es necesario, por la patria todo.

El ciudadano ha sido sobreprotegido, sobredimensionado. No hay dudas, allí pareciera se encarna la antitesis de lo que se había presupuestado.

 -Y bueno, ¿qué nos queda? habrá que seguir echando mano de todos los buenos modales, recursos, trucos, para sacarlo de ese ostracismo prematuro, de esa especie de insatisfacciones al por mayor.

-Yo creo que se descuadró esa vez que nació y luego bautizó, como que fue demasiada parafernalia para su corta edad.

-Recordemos, además, que en ese acto supremo por un pelo se nos ahoga, su insistencia de tomarse el agua santa casi acaba con la fiesta, y eso sí que hubiera sido grave, imagínense despilfarrar tanto esfuerzo, tanta dedicación, tanto dinero invertido, hubiera sido un cubetazo de agua fría para nuestras tremendas pretensiones y, por supuesto, un insospechado daño público a nuestra honra.

Y si bien su concepción aseguró, con pase automático, su paso al jardín infantil, colegios, universidades, un puesto importante y luego el cielo mismo, su tutor reflexiona.

-No es mala idea estar atentos a cualquier imprevisto que se tenga y, para este instante, digo yo, es necesario buscar la guardería exacta que dé cabida al santurrón éste y es de esperar que la suerte nos acompañe.

- Si a donde vamos nos cierran las puertas en las narices.

- Se nota el desprecio de clase.

-         Claro, es difícil educar a gente de bien. Y si bien tenemos las puertas abiertas en el extranjero, habrá que insistir en algún nidito de águilas que permita irle ajustando la existencia, el lenguaje, su altivez y, por sobre todo, el daño que ya le hicimos.

-         Y por dinero no paramos, ese nos sobra, y por nanas no nos detendremos, esas también nos sobran.

- ¿Y qué les parece si lo llevamos desde ya?

- Sabrán que yo manejo el idioma ése que acostumbran los de nuestra sajona estirpe y es probable que, por la cepa que porto, lo inscriban de inmediato.

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