Al querer comprender los alcances y posibilidades de un enunciado, en cuyo interior se alojan contenidos, sentidos, significados, resulta al menos útil, comenzar por desentrañar el origen, es decir, su raíz etimológica. El término "telepresencia", se muestra como una palabra compuesta, la cual podemos dividir en dos partes. Siendo una de ellas, el vocablo "tele", de raíz griega, cuyo significado vendría a ser "distancia", "lejanía". Siendo su otra parte, el vocablo "presencia", proveniente del griego "parousia", que vendría a significar, "la asistencia de una persona u objeto, al mismo lugar o espacio físico, donde se encuentran otras personas u objetos". Entonces podemos definir al término en cuestión, básicamente como "la posibilidad de estar presente a distancia", o de "simular una presencia". ¿De que manera?. Mediante el empleo de las tecnologías de la "comunicación", cuyo desarrollo ha abierto las posibilidades de "transmitir información", al nivel de poder "simular una realidad", "virtualizada", bombardeando a los sentidos, encargados de percatarse del mundo, de estímulos sonoros y visuales, y esperando lograr transmitir, estímulos de otra índole, como olfativos y táctiles, así como flujos energéticos, para producir finalmente, de manera íntegra, el efecto señalado, y tener una "ingerencia física", en contextos lejanos, al punto de poder "intervenirlos" y "modificarlos", desde la distancia. Nuevas tecnologías, implican nuevos aprendizajes, nuevas sabidurías, nuevos razonamientos, y sus necesarias adaptaciones de uso. Podría hablarse de un proceso de "domesticación tecnológica". Y parte de este proceso, es sin duda, la incorporación de este conjunto de conocimientos, al desarrollo del arte, en cuanto actividad que sucede inmersa en un contexto socio - cultural, y temporal, determinado. Arte y tecnología se yuxtaponen, toda vez que el arte muestra, demuestra, traduce, visualiza, hace tangible al fin, en su afán de profanar al mundo, lo que le rodea, su entorno, de lo cual se alimenta. Al hablar de la relación entre "arte" y "telepresencia", es ineludible la mención, a la obra del artista brasileño Eduardo Kac. "Ornitorrinco in Eden" y "Rara Avis", son los títulos de los trabajos a través de los cuales el autor, ha desarrollado la mencionada relación, mediante la disposición de los medios necesarios, para lograr su efecto. El primero de ellos, tras un año de experimentación, consistió en el desarrollo de una serie de instalaciones, iniciadas en el 23 de octubre de 1994, construidas con elementos de tecnología trasnochada, cuya función era contener a un tele robot, móvil e inalámbrico, de nombre "Ornitorrinco", que fue operado a distancia, en tiempo real, mediante una conexión telefónica usual, por personas que se encontraban en Lexnington y Seatle, mientras el conjunto descrito, se encontraba en Chicago. Los operarios compartieron simultáneamente el cuerpo del tele robot, y por medio de Internet, visualizaron la instalación, al igual que personas ubicadas en otros lugares del mundo, a través del ojo del mismo. En tanto el segundo de los trabajos, consistió igualmente en el desarrollo de una instalación, por cierto interactiva, creada para la exposición "Out of Bounds. New Work by Eight Southeast Artists", que tuvo lugar en Atlanta, entre el 28 de junio y el 24 de agosto de 1996. Se dispuso una sala con una enorme pajarera, delante de la cual se situó un casco de realidad virtual, que al ser utilizado por los espectadores, lograban percibir el espacio desde los ojos de un tele robot, que simulaba la presencia de un ave tropical, encerrada junto a otras aves, pero reales, con las cuales marcaba un fuerte contraste, ya que además de su imponente presencia, el tele robot se mantenía inmóvil, sobre una rama, mientras las aves reales, volaban. La instalación estaba conectada de forma permanente a Internet, con lo cual participantes a distancia, podían observar la visión captada por los ojos del tele robot (compuestos por dos cámaras), quienes tenían la opción además, utilizando micrófonos, de poner en acción el aparato vocal del tele robot. Por lo tanto, el cuerpo del ave robótica, era finalmente compartido, por espectadores cercanos y de todo el mundo, en tiempo real. Mas allá de las lecturas posibles de realizar a las obras descritas, que van desde la crítica de los modos en que se utiliza la tecnología en el contexto socio - cultural contemporáneo, pasando por la problemática de la definición de identidad, al transportar la mirada del otro, de forma colectiva, hasta el abordaje de las desiguales condiciones en las que se construye hoy la realidad, a través de Internet, y por supuesto, la participación colectiva en la producción de la obra de arte. Resulta pertinente, en post de clarificar los alcances de conceptos como la "telepresencia", abordar la cuestión del empleo de nuevas tecnologías, para la construcción de obra, indagando la interrogante, de si nuevos medios, necesariamente, implican nuevas estrategias de creación para el arte, nuevas maneras de sentir al mundo, de comprenderlo, es decir, si posibilitan el surgimiento de nuevas estéticas. Si entendemos a la estética, como una reflexión acerca del arte 1, estamos tomando solo una parte de lo que el término implica. Al seguir el camino de la raíz etimológica de la palabra, nos encontramos con el vocablo "aisthesis", de origen griego, mediante el cual se apela a una suerte de "teoría de lo sensible", un camino para "sentir al mundo", al "entorno", a través de la obra de arte, tanto en su creación como en su contemplación. Y tanto la primera, como la segunda acepción del término, contribuyen a formar lo que hoy en día, puede entenderse como estética, frente a lo cual me permito agregar una tercera, como un complemento a las anteriores. La estética como una "proyección, de ideas y emociones, situadas en el mundo, formalizadas en un soporte". Bien, frente a las definiciones dadas en el párrafo previo, y recurriendo al ejemplo de las obras mencionadas, donde son empleadas no solo nuevas tecnologías, en cuanto medios para la construcción de obra, sino que también nuevos conceptos (telepresencia), elementos que en su evidencia funcional, formal y material, y en cuanto elementos que encarnan sentidos, significados, porque están situados y definidos con antelación en el espacio socio - cultural contemporáneo, es decir, en el mundo, y frente a la manera que tuvo el autor de utilizarlos, el "como", logrando realizar comentarios del paisaje que le rodea, de manera no complaciente, podríamos estar en posición de dar un sí, frente a la interrogante de la novedad estética. Nuevas formas de hacer visible, sensible, al mundo, mediante la utilización de tecnologías en cuanto medios, que son posibles de utilizar solo en el presente, sin un ayer ni un mañana, y con una intención de obra, de comentar situaciones horizontales, contemporáneas. Pero hay otros elementos, en lo que afecta a la construcción de la obra de arte, que frente al uso de nuevos medios, parecen no modificarse. Por ejemplo, los principios de la "composición" de una obra; el ordenamiento de los elementos en juego, ritmo en la disposición de estos, contrastes, exploración y explotación de las cualidades expresivas del medio, etc. También en lo que corresponde a la condición del artista, de no crear en un "vacío", sino que por el contrario, estar continuamente estimulados otros artistas, por el entorno socio - cultural, y por las tradiciones artísticas, incluso al demostrar su rechazo frente a estas. Pero nuevas tecnologías, al modificar estéticas, más allá de la permanencia de ciertos factores inherentes a la construcción de una obra de arte, también modifican, o al menos inciden, en funciones cognitivas del ser humano. Toda vez que los modos en que conceptualizamos nuestra experiencia, pueden ser reflejo de las clases de medios de comunicación con que hemos estado en contacto 2. Y quizás en esto radique, el origen del fenómeno, en la interacción entre las técnicas y tecnologías disponibles socialmente, y el ser humano, creador de las mismas, pero que no termina de sospechar los alcances de su propia interacción con estas. Es el juego de la cultura, de la civilización. Volviendo a lo particular de la telepresencia, y a sus vínculos con el arte. Si bien la posibilidad de la "comunicación a distancia", en "tiempo real", es algo que se practica, aunque muy básicamente, desde 1835, con la invención del telégrafo, pasando por el teléfono, la radio, la televisión, hasta llegar a las video conferencias transmitidas vía Internet, no siempre fueron, este concepto, ni estas tecnologías, herramientas para la construcción de obras de arte. Esto ha sido posible, en la medida que la propia historia del arte, lo han permitido, en el proceso de la llamada "expansión de las fronteras del arte", articulado por los experimentos desarrollados por las vanguardias del siglo XX, las cuales pusieron en crisis el discurso que argumento al arte por casi cinco siglos en occidente, la "mimesis", y renovaron los conceptos tradicionales de "genero", junto a sus practicas. Y si una vez más tomamos, la definición de telepresencia señalada en un principio, podemos llegar a ficcionar, el hecho de que, en la medida que las tecnologías que posibilitan el desarrollo de este concepto, avancen, y su disponibilidad sea real para los artistas, todo lo que alguna vez se trabajó de forma directa, será realizado a distancia. Así, estaríamos frente a practicas como la "tele - pintura", la "tele - escritura", la "tele - performance", la "tele - fotografía", la "tele - escultura", etc. Algo ya se ha intentado, pero faltan elementos aún para lograrlo. Antes, las tecnologías deberán ser no solo desarrolladas, sino que también humanizadas, es decir, "sensibilizadas", en su máxima expresión. Estar aquí, allá, arriba, abajo, a un lado, al otro, en todas partes, posibilidad que podría llegar a darnos la telepresencia, la de abarcarlo todo, simultáneamente, la "omnipresencia". No resulta casual frente a esto, que el termino "parousia", haya sido relacionado en los comienzos de la literatura cristiana, con la existencia de Dios. ¿Podría el ser humano, llegar a ser su propio Dios, a través de la telepresencia?.
Bibliografía. Bayer, Raimond. "Historia de la estética". Fondo de Cultura Económica. México D.F. 1965 Gardner, Howard. "Arte, mente y cerebro, una aproximación cognitiva a la creatividad". Paidós S.A. Barcelona. 1987.
Notas.
1- Bayer, Raymond. "Historia de la estética". Prefacio, pág. 7. 2- Gardner, Howard. "Arte, mente y cerebro, una aproximación cognitiva a la creatividad". Cap. XXI, pág. 264.
Pedro Pablo Bustos. Historiador del Arte. Octubre 2006. Pedro Pablo Bustos
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