Desde México, Araceli Zúñiga
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Mares, poema visual, RLM
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"MI REGRESO A GUANAJUATO. Fue la pintora Leticia Ocharán la que me introdujo en el mundo de la Poesía Visual ('.es muy importante lo que están haciendo las Bienales Internacionales de Poesía Experimental en México, me dijo, y no se les puede dejar solos en ese magno combate, así es que le tienes que entrar con todo el talento del que puedas echar mano, aquí está el material teórico que te pude juntar y le entras o en un mes te quedas sin cena...') Y le entré... y empecé a subir de peso." Roberto López Moreno.
Guanajuato siempre fue para mí alucinación y materialidad. La ciudad es como un set cinematográfico reproduciendo la era colonial, pero desde hace años se realiza ahí el Festival Internacional Cervantino en el que he participado a veces, como artista, a veces como reportero cultural, así que los recuerdos que tengo de ese sitio son indelebles.
Hacía años que no regresaba a Guanajuato, a los viejos muros en donde estuvieron colgadas las cabezas de los padres de la patria, ultrajadas por la ira española. Pero ahora, que por primera vez desde el inicio de la historia del Festival Cervantino se abrió un espacio a la poesía visual, fui invitado por Zúñiga y Espinosa para participar con mis trabajos de Poesía Negra, considerada desde su inicio como una de las expresiones latinoamericanas de la poesía de vanguardia.
La experiencia fue grandiosa, a tal grado que el propio director del FIC, Ramiro Osorio, se quedó a presenciar nuestra segunda inauguración el sábado 10 de octubre (la primera fue el día 6) en las escalinatas y el vestíbulo de la Universidad guanajuatense.
Cómo sentí que para entonces ya no estuviera presente la figura regordeta de Manuel Blanco, uno de los más pintorescos periodistas culturales que ha tenido México. Con Manuel, en aquellos entonces, descubrimos una cantinucha que se llamaba, se llama, El Incendio . Empezamos a firmar nuestras notas desde ahí y le fuimos dando tal celebridad que el lugar empezó a ser conocido por la prensa nacional y por los artistas que iban al Cervantino. Pero el asunto no quedó ahí, terminamos por darle al lugar celebridad internacional; llegaban periodistas de otras partes del mundo, con sus cámaras, a filmar los interiores de aquella cantinucha de cuarta categoría, hasta que se volvió un orgullo decir "yo ya he tomado alguna copa en El Incendio".
De todo eso me acordaba ahora que llevamos la Poesía Visual al vestíbulo y a las escalinatas de la Universidad y en donde el trabajo de la Bienal volvió a abrir un espacio más para hablar con los lenguajes del presente hacia el futuro. Y un nuevo recuerdo amoroso a Leticia Ocharán, quien me metió en todo esto.
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Roberto López Moreno
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Pero, ¿quién es Roberto López Moreno?
Nace en Huixtla, Chiapas en 1942. Poeta y narrador chiapaneco, conocido como el poeta del 68. Justamente en 1968 publica su primer libro. Ha escrito poesía para niños, obras de teatro, guiones para cine y televisión., ensayos, y numerosos artículos periodísticos. Su libro De la Obra Poética es un largo viaje de experiencias literarias, de interferencias temáticas, de saltos enormes subidas y de grandes abismos. El poeta no propone tesis sino el albedrío, la alteridad, la interrogación y la ciencia regresiva, aquella que puede curar como las hierbas.
Entre sus libros publicados -tanto de poesía como de narrativa- mencionaré solamente los siguientes:
"De Saurios, itinerarios y Adioses", 1984, Universidad Autónoma de Chiapas
"Verbario de Varia Hoguera" , 1993, Instituto Chiapaneco de Cultura
"Décimas Lezámicas" , 1986, UNAM
"Sinfonía de los Salmos" , UNAM
"Manco y Loco ¡Arde!" , 1991, Porrua
"Yo se lo dije al Presidente" , FCE
"Las Mariposas de la Tía Naty " ,
"La curva de la Espiral" , Claves Latinoamericanas
"Cuentos en Recuento" , UNAM
"La Edad de Oro" , Cuba, poesía para niños
"De la Obra Poética " , Papeles Privados, 1995.
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Espinosa y López Moreno, 1988 , 1988
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Roberto López Moreno ha participado en encuentros poéticos nacionales e internacionales -entre otros- en Argentina, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Panamá y Macedonia.
Roberto: bienvenido seas a esta tierra de jóvenes Ciber/Cervantinos que ya habitan el futuro. Hoy estás aquí por dos razones: tu generosidad como artista y como amigo entrañable, y, porque, ya lo dijo Umberto Eco: de la escritura, de la palabra, vendrá la evolución o la involución del ser humano.
(Gracias por atender nuestro llamado al Festival Internacional Cervantino y habitarnos con las palabras de la resistencia contracultural paísaje fonético- de la poesía negra americolatina, impura, mestiza(da) hasta los huesos y, por ello mismo, purificadora).
Sobre la Poesía Negra y, recordando a Nicolás Guillén en Chiapas, transcribo el ensayo que López Moreno escribe para (in)formarnos sobre la poesía sonora en México, América Latina y el Caribe:
.en el 2002 se cumplieron los 100 años del natalicio de Nicolás Guillén. Pero ahora permítaseme ubicarme en la tercera decena del siglo XX. "Soy un mestizo, tengo mi lugar. Un lugar entre Apolo y Coatlicue. Soy real, me fundo en dos mitos" dice el poeta Luis Cardoza y Aragón. Pero aún más allá de los dos mitos el pueblo latinoamericano se funda y se funde en tres sangres, incluida la negra, tan poderosa e inmortal como las otras dos. Ahí está nuestro mestizaje abierto al mundo para seguirse sumando, ahí está nuestra realidad de hoy, de este momento, integrando su voz para hablarle al mundo, para decirle en todas las expresiones que podemos mezclar en beneficio de nuestro discurso, que somos reales, que tenemos nuestro lugar.
Con ese espíritu Luis Palés Matos abrió una puerta amplia y luminosa por donde cruzó una generación de magníficos poetas que hicieron la poesía negrista en América; en ella confluyeron los talentos de Emilio Ballagas, Zacarías Tallet, Andrés Eloy Blanco, Demetrio Korsi y otros muchos formando un amplio colectivo donde la figura principal es Nicolás Guillén, quien dentro del mismo empeño integracionista fue llevado a la partitura del atril popular (Trío Matamoros, Eliseo Grenet, Ignacio Villa "Bola de nieve", etc.) o bien a las partituras que estaban testimoniando nuestra música en la sala de conciertos (Amadeo Roldán, García Caturla, Silvestre Revueltas, etc.).
Cuando en la vanguardia europea aparecen Kart Schwitters y Hugo Ball, junto con otros que también tremolaban la bandera del Dadaísmo, estas inquietudes utilizan la palabra como elemento fónico y visual:
gadji beri bimba blandridi laula leen caseri
gadjama gramma berida bilbala glanderi gal...
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Óleo del poeta Roberto López Moreno por Aurora Reyes, primera mujer muralista mexicana, 1977 |
Hija de La vanguardia, la poesía negrista de los treinta aunque es trabajada principalmente con octosílabos, también utilizaba la palabra en buena parte de su estructura con una carga despojada de significado, llevada más bien a establecer sistemas rítmicos que correspondan a los "himnarios" de la música afroantillana.
Sóngoro cosongo songo, sóngoro cosongo de mamey es un recurso para encontrarse con la sensualidad del ritmo, ejemplo que se multiplica por muchos en los diferentes poetas que adoptaron tales tesituras. Parte de las palabras va desplegando su tejido de significados, en la mayoría de los casos con compromiso social, la otra parte se afilia al oficio de los bongoes y las tumbadoras, sustituye al tambor y desde las vocales y consonantes, hace la música y su baile al mismo tiempo que hace la poesía. Si parte de la definición de la poesía es la de: música hecha con palabras, en este caso la palabra no se puede quedar en la definición de ser música solamente, ya que es el tambor mismo sobre el papel y en los sentidos, hablando por el hombre, por sus gozos y por sus deshumanizadoras vicisitudes.
En todo esto había trabajado Guillén, nuestro poeta, y con todo esto en la imaginación y en la pluma llegó a nuestro país a compartirlo con el mejor México de aquel entonces; así fue como entró en contacto con los muralistas, con los músicos de la escuela nacionalista, con los guionistas del cine con preocupaciones sociales, con los narradores, con los poetas comprometidos, con la gente de la danza contemporánea, con la gente del teatro, con los intelectuales independientes.
De su fraterno trato con mexicanos ya había antecedentes en la propia isla de Cuba; de él es, por ejemplo, la narración de aquella anécdota en la que una noche se encerraron a cantar y a decir poesía Guillén, Guty Cárdenas y otros poetas y trovadores en un lugar que se llamaba La zaragozana. Fue tal el gusto, recordaba, que amanecieron cantando, lo que ocasionó que Guty Cárdenas perdiera el barco que lo regresaría a Yucatán y así tuvo que permanecer una semana más en La Habana.
Dentro del tiempo que estuvo entre nosotros quiero citar los días que vivió como huésped en la casa de Aurora Reyes, en el barrio de Coyoacán, que en aquel entonces estaba habitado por artistas e intelectuales que laboraban dentro de las corrientes estéticas y sociológicas de lo nacional, pretendiendo el encuentro profundo de nuestras raíces para que a partir de ahí pudiéramos fundar el México nuevo, lleno de sustancia y verdad viendo hacia el futuro.
Aurora Reyes, la primera muralista mexicana y al mismo tiempo recia y cumplida poetisa (mexicana y universal), que todavía nos falta por descubrir y ubicar en el principalísimo sitio que le corresponde dentro de nuestra poesía, vivía en la calle de Xochicaltitla. En el centro de su jardín estaba sembrada una magnolia y en torno de ella se reunían gozosamente personajes como Juan de la Cabada, José Revueltas, Magdalena Mondragón, Concha Michel, José Muñoz Cota, el poeta cubano Rubén Bernaldo, el deslumbrante ensayista cubano Juan Marinello, Efraín Huerta, el periodista Teodoro Arriaga, la profesora Estela Ruiz , cuya fotografía en donde aparecía vestida de tehuana estaba impresa en los billetes de diez pesos, Nazario Chacón Pineda, Renato Leduc y muchísimos más.
A la muerte de Aurora, sus cenizas fueron enterradas, en emotiva ceremonia, al pie de aquel árbol. Y cuenta le leyenda que en cada día de su cumpleaños, sus amigos, los más recientes, entre los que me encuentro, se reúnen a festejarla en torno del árbol y entonces, delante de ellos, se abre una hermosa flor blanca, en la cúspide del edificio vegetal, en medio de la atmósfera coyoacanense. Alguna vez, hasta el escritorio del periódico en el que yo laboraba llegó un periodista estadounidense para preguntarme mayores detalles acerca de esos decires.
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Los Soles, poema visual, RLM
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Pues bien, en torno de aquella magnolia de Coyoacán bebió, cantó y danzó con las palabras de sus versos Nicolás Guillén, como quizá lo había hecho tantas veces en la Bodeguita del Medio, en la Habana vieja. En los días en los que vivió en la casa de Aurora, Guillén compartió con Bernaldo (su paisano que lo adoraba), Huerta, Revueltas, de la Cabada, Michel, la arqueóloga Eulalia Guzmán... Hubo intercambio de experiencias, de emociones, de sensibilidades. En aquellas tardes bajo la magnolia entró en contacto con un personaje que iba a ser la piedra angular para la modernización de la poesía en Chiapas, Armando Duvalier.
Armando Duvalier fue el gran maestro de la poesía en Chiapas; los sonoros poetas chiapanecos que ahora conocemos deben mucho a las enseñanzas y la experiencia innovadora de este poeta, de este maestro que llevó a Chiapas el reparador aliento de la modernidad. Cuando la gente en Chiapas se adormecía en el apacible romanticismo del provincianamente evocado Rodulfo Figueroa, el poeta, el maestro Armando Duvalier, llegó a sacudir aquella somnolencia con su propuesta llena de maravillas, no siempre bien entendidas.
En muchas ocasiones he sostenido, guardando las distancias que se deben siempre en estos casos, que Armando Duvalier es a la poesía de Chiapas, lo que José Juan Tablada es a la poesía de México. Preocupado por innovar en paisajes estáticos Duvalier llevó el Hai-kai a Chiapas, como Tablada lo trajo a México desde Japón; hizo propuestas a una poesía provinciana como Tablada las hizo en una provincia "nacional".
De esa maneram, Duvalier terminó pisando los territorios de la Vanguardia con un afán de llevar nuevas posibilidades de expresión a la creatividad del sureste de aquellos años. Fue mucha su incomprendida audacia hasta el grado de crear la "antipoesía", que finalmente se convirtió en la propuesta denominada "alquimismo", con la que va a colocar a la poesía de Chiapas en plena contemporaneidad:
Damas y caballeros:
Les presento al joven dinosaurio el 26 de agosto.
Saluda... Así... Ahora, brinca... Enséñales la pata de pescado.
Ponte el frac de merolico y la cresta de roja cacatúa.
Camina en zanco.
Cloc... cloc... cloc...
¡eres tan ave, tan eléctrico, tan lancha!...
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Leticia Ocharán(+), pintora y crítica de arte con César Espinosa, 1988
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Cuando Duvalier conoció a Guillén, al pie de aquella magnolia de Coyoacán, no pudo menos que quedar deslumbrado con los ritmos que ya sabía del cubano, pero que ahora tenía la oportunidad de escucharlos de viva voz. Lo oyó, lo gozó, preguntó, y así fue como meses después, en la creatividad de Armando Duvalier, Nicolás Guillén llegó a Chiapas.
Al fin poeta de la Vanguardia, y al fin, ubicado el negrismo dentro de las corrientes de la Vanguardia, Duvalier integró ese negrismo poético a sus experimentos literarios. Así -insisto- Armando Duvalier llevó a Nicolás Guillén a Chiapas. Así la poesía de Guillén abrió un nuevo ámbito en el continente, así fue que inauguró nueva casa.
Duvalier se instala negrista en Chiapas:
...Está quemando la noche
La feria de Tonalá
Y se oye a los cuatro vientos
La marimba, la marimba,
Marimbámbala, marimbambá.
Los sabinos se han dormido
En tierras de Soyaló
Para escuchar siempre al río,
La marimba, la marimbambo,
Marimbámbalo, marimbambó.
Y así, del brazo de Guillén, abre Duvalier la llave a otro nuevo torrente de la imaginación:
Vicente azul está triste
Porque ha contemplado el mar...
Vicente azul está triste
Y entre sus labios murmura
(ñáñiga, fárfara, ¡helás!
Ñáñiga, fárfara, ¡helás!)
Una canción en patúa.
Vicente azul tiene un ojo,
El otro lo fue a enterrar
Por jugarse a cuchilladas
A una negra en Tonalá;
Más dice que para ver
Lo poco que hay en el mundo
Con uno le sobra ya.
No falta a ninguna fiesta
Para cantar y bailar
Décimas y zapateados,
Pero borracho lo olvida
Porque es un "negro jugado"
Que sólo sabe llorar.
Pero te quiero, Vicente,
Pues mi padre como tú
Vinieron de la Española
Cantando en el mar azul;
Él primero, luego tú,
Pero en el mar...
¡Nandambambú!
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Ocharán, Espinosa y López Moreno, 1988
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No sé si ya estando Duvalier en Chiapas y habiendo retornado Guillén a Cuba -en donde sus versos eran cantados ya por trovadores y musicalizados por autores sinfónicos- continuó la comunicación entre ellos, ni tampoco si el poeta cubano conoció el trabajo del chiapaneco dentro de los renglones guillenianos, a lo único que me puedo referir es a que la poesía negrista de Duvalier se constituyó en otro de los importantes aspectos de lo manejado por él en su disposición hacia el Vanguardismo.
La mar, la marí marí
La marimbá,
Canta en las tierras de Chiapas;
Marimba, marímbala, marimbulá.
Gorjea la marimba,
La marín morimbe,
Murimbuli, meribumbulí.
Canta la marimba,
La marimbala
Marímbala;
Marimbalá.
Marimbola,
Farímbola, marimbolá.
Marimbela,
Garímbela,
Marimbelá.
Marimbula,
Karímbula, marimbulá.
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Ocharán, Espinosa y López Moreno, 1988
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Guillén no lo sabía con exactitud, Duvalier sí, que en Chiapas existe un antecedente negro que procede de dos fuentes distintas. Una de las ramas de tal negritud tiene su origen en los esclavos negros que fueron llevados por los españoles a realizar los trabajos más pesados, historia que conocemos bien pues se extendió por todo el continente. La otra linda con los asuntos del misterio, pues varios de los primeros historiadores locales coinciden en afirmar que en Chiapas hubo negros desde muy antes de la llegada de los españoles (es decir, negros nativos) y que existían, hasta el momento en el que ellos investigaron, testimonios de diversos cultos al "hombre negro", al cual temían y admiraban.
Los nuevos historiadores de los asuntos de Chiapas no hacen referencia a estas antiguas aseveraciones, ni poetas ni estudiosos las han vuelto a tocar, sólo quedan vivas aquellas páginas amarillentas a las que me he referido, de historiadores que respondían más al entusiasmo empírico que a los beneficios del método, ¡ah!, y los monolitos, como "prueba" tangente, que representan enormes cabezas con rasgos faciales negros, que fueron encontradas en La Venta, en el estado de Tabasco.
En Chiapas la mayoría de la gente es muy morena, pero no existen negros como en las costas del Golfo de México o como en algunos pueblos de los estados de Guerrero y Oaxaca. ¿A dónde fueron esos negros de antes (si los hubo) y de después de la conquista en Chiapas? Existen enormes huecos respecto a ese tema en la región. Por ello, la propuesta poética de Nicolás Guillén fue considerada seriamente por Duvalier; lo que los científicos y estudiosos no tocaban en Chiapas lo iba a tocar la poesía.
Y la poesía cantó tambores.
Sin embargo, con Guillén ya en Cuba, el trabajo de Duvalier en Chiapas no tuvo continuidad. Los poetas de ahí decidieron voltear hacia otros rumbos. Los caminos de la poesía son muy amplios. Pero en la historia de la literatura en Chiapas ya nadie podrá negar que a través de Armando Duvalier, Nicolás Guillén también vivió en esa llama y pródigo diseminó sus ritmos comburentes.
Conocí a Aurora Reyes, estuve en repetidas ocasiones en su casa, alcancé a tratar a mucha de la gente que aquí he nombrado, a la mayoría. A Nicolás Guillén ya no lo conocí, desgraciadamente. Alguna vez estuve en una reunión en la UNEAC, allá en La Habana (él era presidente de esa agrupación de artistas). Se trataba de una reunión entre escritores cubanos y mexicanos. Discutimos formalmente con varios de ellos, recuerdo: Onelio Jorge Cardoso, Luis Suardíaz, y otros de esa talla, pero Guillén, por razones de salud no pudo estar.
Me hubiera gustado abordarlo en su tierra, hablarle de Aurora Reyes, de su casa en Coyoacán, hablarle de José Revueltas, de Rubén Bernaldo y sobre todo, decirle que él había estado en Chiapas, que junto con Duvalier había recorrido aquella vegetación ignínata, que con Duvalier se acercó a nuestros ríos y que cruzaron a nado sus sonidos. Y le hubiera recitado, claro que sí, aquello de "marimba, marimbamba, marimbambá".
En Chiapas había quedado, sin embargo, una historia sin conclusión. ¿Qué había pasado con la propuesta que Duvalier llevó a los escritores de allá? No se trataba de un asunto estrictamente poético, sino de algo más amplio aún (si es que aceptamos que lo poético no es lo más amplio). Se trataba de encontrarnos por las vías del arte con la inquisición de nuestro pasado, de nuestros orígenes como pueblo y como cultura. Así lo vi y así lo entendí.
Así lo vi y así lo entendí, por eso, después de muchos años y en conocimiento de todo lo aquí relatado, sentí la imperiosa necesidad de cerrar el trazo que Duvalier había abierto en Chiapas desde el latido del corazón guilleneano. Entonces volví sobre los pasos de la poesía negra y empecé a trabajar con ella, porque por lo aquí expuesto sabía que se trataba de una tradición que también nos correspondía en Chiapas.
En 1998, ya muerto Guillén, ya muerto Duvalier, el Instituto Veracruzano de Cultura publicó mi libro Négridas, en donde retomo la poesía de la negritud y la hago parte también de mi más entrañable trabajo literario. Con eso cerraba, a finales del siglo, lo que Duvalier había abierto a principios del siglo. El ciclo quedaba complementado.
Angus, las Angus,
¿en dónde están las Angus?
¿En dónde las Angus prendieron tambor?
¿De dónde hasta Huixtla?
¿De Huixtla hacia dónde?
Congo morongo,
Negro colocho,
Congo colocho negro bocón;
Huesos de marimba,
Lumbre sobre el suelo,
Lumbre sobre el suelo,
Huesos de marimba,
Tambo que se cimbra,
Tamba del tambor.
Congo morongo,
Negro colocho,
Lumbre sobre el suelo
Negro bocón.
Angus, las Angus,
¿en dónde están las Angus?
¿En dónde las Angus prendieron tambor?
¿De dónde hasta Huixtla?
¿De Huixtla hacia dónde?...
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Roberto López Moreno
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Poco antes de que Aurora Reyes falleciera, en su casa de Xochicaltitla, en Coyoacán, a la sombra de la magnolia de la leyenda, nos reunimos con el compositor Juan Helguera; esa tarde el guitarrista nos tocó su obra Sóngoro cosongo , su sensibilidad nos dibujaba una línea melódica de giros caribeños mientras que su dedo pulgar golpeaba sobre las cuerdas quinta y sexta produciendo las síncopas de un tambor. Entonces Aurora Reyes evocó tantas cosas, la estancia de Nicolás en aquella casa; los versos de Guillén en la voz del poeta y de Rubén Bernaldo; el enorme amor que por Nicolás Guillén sintió la propia Aurora. Y escuchamos de nueva cuenta el Sóngoro cosongo de "Guillén-Helguera" y estuvimos citando fantasmas y poemas, e irremediablemente me acordé de cuando Armando Duvalier llevó a Guillén a Chiapas".
Sobre López Moreno y, en segunda persona, Daniel Téllez leyó para la presentación de un recital del poeta en el Café TunAstral -saludos Margarita, "La Mayora", saludos Roberto Fernández Iglesias- en Toluca de Lerdo, el 22 de septiembre del 2003, su magnífico ensayo: "Imprescindible linaje natural":
".Algo susceptible de la savia-selva late en el centro. Algo del pentagrama y el cuenco en la cuerda y la curva. Carnosa memoria en la incendiada turba-madrugada de Roberto López Moreno. Pensemos el instante en que tu música suena nuestra, el instante de Dulcinea jugando a las horas en el río ; ceñido en un correr de agua, frente al Usumacinta, hacia la mar canora , late en tu centro de barro, poeta, el dios sol latinoamericano devorándote, devorándonos. Incendiados, pues, de hambre, de danza, de música, teje el esqueleto nuestro tu palabra. La palabra múltiple de dones diversos en la casa de la poesía.
"En el variado recuento de la obra poética de Roberto López Moreno, la palabra es morada, piedra de los sacrificios, el latido que abre y crispa la puerta de la vida. En las posibilidades del rito matutino la experiencia toma sus armaduras y deja entrever al poeta López Moreno habitado, colérico frente al espejo, a contrafuego, saldado. En la impronta del descenso de las edades -la hoguera la casa- el poeta llueve sobre la orografía de nuestros estanques. En el perímetro de una dramática dualidad contenida -laguna piedra- Pigmalión, a relámpago y vergüenza, reconstruye de la piedra la sonrojada mejilla.
"Poeta nómada, peregrino, sonido de flautas y tambores que enervan la sangre, la danza de la sangre. Tantea desde la noche descomunal en que la palabra es responso, y mientras el mito ha de perecer al sueño, el desvelo reconstruye el eco abuelo de la vírgula del poeta López Moreno, nacido de la primera noche. Porque su desvelo es de transformación, de recreación, de fagocitación y canibalismo (bien apuntados ya por Adolfo Castañón). Pero también porque su lengua poética se entrecruza con la otra, la del rayo, los pendones, la costilla, el fósforo, la mariposa, el orgasmo.
"Algo imanta en las raíces de los abuelos prehispánicos, en los asideros vanguardistas; algo que hormiguea dentro de la música. El pasado y futuro en la vitalidad del cuerpo, la ebullición de la espergesia. Roberto López Moreno como César Vallejo, bebe desde el agua amarga para llegar al barro:
Alguien puso la mano en el pecho de todo...
desde entonces llevamos el pecho incendiándonos
como un tambor
y sobre él manos para tocar el cielo del barro
y el barro del cielo en su verde catecismo.
"Algo en la planicie chiapaneca, algo en la militanica de la sangre, en el puño del deber, la hoz y el martillo, la negritud, la piel anterior a la música, los poemurales desde la conciencia precolombina imponente entre piedras, como el río cabe entre las piedras de una ciudad agreste; la conversión matemática -raíz cuadrada del toro de octubre de 1968-. También la antigua leyenda, la ceiba, el soplo de Huixtla o La Habana, la antigua burla de la saliva y la sombra de los mayores que permanece en nosotros. Escribe Roberto López Moreno:
Tomar del libro de los mayores
es un acto de amor,
faltarles así el respeto
es quererlos tanto,
es plagiarlos, saquearlos.
Podrían decir:
Es odiarlos tan profundamente
Podría decir:
hasta el amor más puro
Sagrado amor es éste
que hace crecer el libro de los mayores.
"En el descubrimiento de los mayores, la escritura poética de Roberto López Moreno, nos remite un alto poeta inserto en la tradición más relevante de nuestra lírica latinoamericana. Testigo de la primera lluvia y de la noche y del deseo, el poeta López Moreno resulta necesario; prende la clepsidra en su diálogo con el extraordinario José Lezama Lima, y con Juan Bautista Villaseca, con el Muy orondo Girondo/ oliverso/ unde verso/ une verso/ universo/ univerbo/ muy orondo Girondo/ en el fondo / del verbo...
"En las evocaciones de Don Quijote y Sancho, de don Juan y Coatlicue, de Rilke y la arena de Shostakovich a las hebillas y toronjiles de su entrañable Leticia Ocharán, del epigrama a la fórmula matemática en uno de los títulos más afortunados de la poesía mexicana:
13 sonetos +/ 1 sonejo =/ 14 dolores/ y 1 gozo.../ el silencio;/ o catorce / sonetos.
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Terremoto, poema visual, RLM
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"Entre los textos inéditos, los libros que conforman De la obra poética, volumen que reúne la obra poésia de Roberto , editado por Papeles Privados, en 1995, y los publicados posteriormente, la poesía de López Moreno es un enorme vientre, un latido, un hipotexto.
"El juego de la palabra equivale a la morada del colibrí y de la iguana, estaciones en el arcano visual de la página. Mnemosine musita y como los poemas del Rey Poeta Nezahualcóyotl, la poesía de Roberto florece sobre la superficie de la inmensa laguna; se sumerge en las ondas salobres, emerge, se hace vapor, lluvia, desciende a las milpas y los arroyos, tierra de su pueblo, carne de su pueblo, agua vasta, preñadora, agua inmortal. Nuevamente, Roberto López Moreno, en cada palabra aparece vasto de vértigos actuales. Nuevamente renovado, en cada línea danza el universo intemporal; el segundo que deletrea el infinito. Roberto López Moreno es un poeta necesario para nuestra poesía: imprescindible linaje cultural de cada día".
Sobre la poesía negra y el libro de Roberto López Moreno "Motivos Para la Danza", Jorge Solís Arenazas, ensayista y poeta, finaliza, en un fragmento, estas reflexiones (ya compartidas en el número 32 de Escaner Cultural, agosto/septiembre del 2001) en torno a la obra de López Moreno:
"Tensión, testimonio, exclusión, tiempo, paisaje, visión, historia, ritmo, sonoridad, musicalidad, juego, concreción. Con algunas de estas palabras pueden dibujarse algunos de las columnas o capiteles de Motivos para la danza. Libro de reunión y de encuentros, es acaso muestra, en el cauce más general de la obra de Roberto López Moreno, su primer libro de constantes en cuanto a su poesía se refiere. Significa lo anterior que en él se encuentran ya las líneas permanentes de su obra, así como ciertas estructuras de su formalización, lo que permite encontrar ya no un peldaño inicial, casi de presentación, sino un fuerte espectro, una poderosa presencia ya, de lo que serán tanto las cuestiones fundamentales, como las construcciones formales de tales cuestiones, en su poesía. Pero es posible que el adjetivo de "irregular" sea el más quirúrgico para dar cuenta de este libro. No hay en lo anterior intención peyorativa alguna. Simplemente se trata de testimoniar, por un lado, las variaciones en la unidad del libro; por otro, de dar un asalto crítico a ciertos momentos de él que son resta más que adición.
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Humo, poema visual, RLM
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"Con una división en seis partes, más un poema aislado que abre el conjunto, este libro tiene lo mismo los aires del cálido trópico vivificador, la humedad selvática, la aridez de la tierra en la sequía o las gélidas presencias de lo ártico. Su ángulo es principalmente el político, si por ello se entiende un testimonio del presente a partir de una figura distinta a la memoria, pero que incluya a ésta como su momento. Pero no hay renuncia a la mirada sobre la Forma. El Yo interrogante aquí tiene varios rostros. De ahí que no sea propiamente de un Yo del que se pueda hablar. Tampoco la figura del Nosotros es exacta. Es más bien el conjunto rítmicamente dispuesto de todo el conjunto de los pronombres personales, pero también de las presencias y las ausencias de lo impersonal. El hablante es el silencio también. El hablante es función y no sólo sujeto: es también estructura. La lírica de Motivos para la danza suele habitar las fauces de lo tradicional, pero es capaz de reventar una y otra vez cualquier par de comisuras y hacer de la interrogación el centro de un sistema planetario.
"Esto se hace dentro de la línea que ha sido marcada por la batuta de Hölderlin, esto es, el poema como reflexión de la poesía misma, y ésta última como análisis sobre el poema. Esto, pues, es metalenguaje en el sentido más ambiguo de la cuestión, por lo que se cumple así una de las expectativas de irregularidad de las cuales da cuenta el libro. El primer poema del libro, que no descansa en ninguna de sus otras secciones, es precisamente un cara a cara con la palabra misma, en donde se le cuestiona por sus fundamentos, iniciando así un movimiento del libro como conjunto. Los poemas que integran todo este libro son respuesta al último verso de este primero".
Habla palabra
(...)
porque desde la lengua de la tierra
vas a tener que demostrar
que sirves para algo.
POEMURALES: UN ACTO ÉTICO por Roberto López Moreno.
"Bajtin ofrece un imperativo ético tanto para el comportamiento lingüístico como para todas las demás formas de comportamiento social.- uno debería dirigirse a los demás teniendo en mente su capacidad para responder de manera significativa, responsable y, sobretodo inesperada.
Gary Saul Morson
La escritura del libro de poemas Morada del colibrí surge de la idea de llevar al ámbito de la poesía mi visualización con respecto a la cultura en Latinoamérica, hecho humano que ha dado la respuesta más cabal y significativa en apoyo a la exigencia de esta región, por una existencia con dignidad, por el derecho a la vida dentro del respeto y la equidad, por la verdadera apropiación de su historia.
Esta aspiración de nuestros pueblos me ha sido materia de tratamiento por medio de una urdimbre de reflexiones que dio por resultado anterior un texto ensayístico al que denominé La Iguana y el Colibrí . La fusión y disyunción de la Iguana y el Colibrí viene a representar en el ámbito de la cultura, lo que la simbología del Águila y la Serpiente en el pensamiento político-nacional mexicano. El Colibrí es al Águila lo que la Iguana a la Serpiente , los extremos de abajo y arriba sujetos en un nudo aéreo y terrestre al mismo tiempo.

Si el Águila representa los asuntos aéreos y la Serpiente los de la tierra ceñidos en una propuesta de cosmos y planeta atados en un destino, la Iguana y el Colibrí vendrían a representar la sustancia imaginativa de esas dos magnitudes entrelazadas, el espíritu de ese nudo de plumas volátiles y de dermalgias terrestres. Nuevamente el cielo y la tierra amarrados en la visión prehispánica, pero visión traída a nuestros días por medio de la lectura de signos que nos da el enlazamiento de la Iguana y el Colibrí, existencias también americanas.
La Iguana es la representación del tiempo, de nuestro tiempo americano, de un tiempo sabio nutrido de las enseñanzas planetarias, es un fragmento del planeta; por lo tanto, el símbolo que le corresponde es la línea horizontal. La Iguana , la sabiduría del planeta se desplaza horizontalmente; va recuperando para su sabiduría cada palmo, cada milímetro de planeta que su piel recorre, su horizontalidad es sapiencia.
De acuerdo con herpetólogos y ornitólogos, las aves devienen de los saurios, con el trabajo de los siglos sus patas delanteras se convirtieron en alas para inaugurar el vuelo. El Colibrí, entonces, surge de la Iguana , de su sabiduría y se convierte en la imaginación de ésta, es decir, en su vuelo. Por lo tanto la línea que le corresponde al Colibrí es la vertical, es el vuelo que se eleva partiendo del punto iguánido. Por medio del Colibrí (la imaginación de la tierra) la sabiduría se eleva a ser en las rutas del aire. La verticalidad es la imaginación que la sabiduría produce.
En esa forma la Iguana y el Colibrí, horizontal y vertical del universo latinoamericano, no en nudo central como el Águila y la Serpiente , sino a partir del vértice que forman a la izquierda del plano, establecen una realidad orgánica en la que queda representado el intelecto de la América nuestra.
En una síntesis dialéctica se podría estimar que la línea horizontal del diagrama corresponde a la ciencia (la tierra hecha sabiduría) y la línea vertical a las artes (la tierra hecha imaginación) pero habría que admitir que la contradicción externa aquí planteada lleva implícita una contradicción interna que se localiza en las contradicciones internas y externas que se dan a su vez en cada una de las dos rectas (la imaginación que lleva al conocimiento y el conocimiento que lleva a la imaginación durante el proceso de desarrollo tanto en las ciencias como en las artes).
El ángulo está formado. La Iguana y el Colibrí hacen su trabajo y en el espectro angular que integran las líneas horizontal y vertical en interacción perpetua, se establece la Casa del Colibrí, la cultura latinoamericana.
En el recinto angular que forman la Iguana y el Colibrí nació la propuesta poética que denomino "Mural literario" o "Poemurales" que trata de constituir una manera de expresar con el lenguaje de nuestro tiempo (al que pretende inventar en parte creando una "forma de formas") los asuntos del presente, sin desligarse del pasado ni del futuro que les dan existencia.
¿Cuál es esa contemporánea forma de formas? La idea parte de que toda buena obra tiene su origen en el juego. El hombre juega en sus mejores momentos y de ello surge la pieza artística. En lo lúdico está la esencia del gran arte. Juegan Beethoven con los sonidos, con las formas Picasso. Juegan Vivaldi y Bach, Debussy y Vaughn Williams. Juega Moorecon líneas y volúmenes, Fellini con imágenes, Gaudí con los espacios y sus funciones. La gran obra ha surgido siempre del juego.
De la observación de estas experiencias surge la idea de los "Poemurales", extensas piezas poéticas que convocan todos los lenguajes vigentes en esta era. Un "poemural", algo de la "unidad en la variedad" aristotélica, desarrolla un tema a través de una larga tirada en la que participan diferentes tipos de simbologías y de procedimientos verbales sin que por ello -y esto es finalmente su característica principal- pierda su integración cabal.
Así el poema utiliza tanto elementos de poesía de lo cotidiano como las formas crípticas de máxima experimentación verbal (el poeta Lezama es uno de sus "santos patrones", pasando por el poema en prosa y por los legados de las expresiones vanguardistas. Confluyen en la misma tarea dichos populares, letras de canciones y frases engendradas por el vulgo de diferentes épocas, la terminología creada por el lenguaje publicitario, recursos gráficos y procedimientos propios de la poesía visual y concreta; onomatopeyas, interjecciones, extranjerismos (la impureza es vital), castellanización de palabras tomadas de otros idiomas, neologismos; las aportaciones simbológicas de la ciencia y la técnica; los datos históricos y biográficos poco comunes que bien ayudan a la aventura fascinante del hermetismo, robusteciendo, en fin, cada elemento utilizado, el fecundo vientre semiótico. Todo está convocado para dar forma al contexto del juego.

Al referirse críticamente a la posición estética de Herman Broch, el novelista Milan Kundera habla de un nuevo arte capaz de soldar en una única música la filosofía, la narración y el ensueño. Broch ya planteaba para la novela la participación de otros géneros como relato, reportaje, poema, ensayo y crear con todos ellos la polifonía.
En el momento de crear Broch la definición "polihistórico" planteaba la movilización de todos los medios intelectuales y todas las formas poéticas para la creación de la obra. El "Poemural" de muchas formas coincide con esta idea en el terreno de la creación poética, de tal modo que la obra sea una sola verdad de cuerpo poligonal; una fuerza orgánica que cuente con la vitalidad de todos los elementos que contribuyeron para darle corazón y cerebro.
Ésta es -apuntada a grandes rasgos- la teoría y la pretensión del "Poemural". Su nombre es tomado de una corriente pictórica mexicana, el "muralismo", como punto de identidad con los principios de modernidad y de preocupación social que esta corriente planteaba desde su esencia profundamente latinoamericana. Se trata de designar de esta manera una obra monumental, perfectamente integrada, en la que confluyen los más variados elementos articulados en función del aliento poético.
El "poemuralismo" establece su mayor punto de identidad con el muralista Siqueiros, al que considera el más moderno dentro de la corriente mencionada, no sólo por la temática y el tratamiento de su obra artística, sino por los elementos técnicos empleados para su realización. Siqueiros reúne en su presencia artística la fuerza, la sensibilidad, el conocimiento y el compromiso.
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Rueda, poema visual, RLM
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Solamente los nuevos elementos e instrumentos, material y políticamente útiles, pueden resolver los problemas físicos, políticos y estéticos de la Edad Moderna " sostuvo David Alfaro Siqueiros, y al mismo tiempo que pone en uso la piroxilina y la pistola de aire y aplica el cemento como material de soporte, ejerce la novedad de las formas y plantea su pensamiento teórico en manifiestos y convocatorias. Señala las injusticias sociales de la actualidad por medio del muralismo, cuya actitud narrativa proviene en gran medida de los códices prehispánicos. Cultura de los tiempos americanos. Testimonios del hombre. Iguana y Colibrí sumándose.
El "Poemuralismo" recoge el compromiso de los grandes artistas y movimientos artísticos contemporáneos. En él habitan Siqueiros, José Revueltas, Martí, López Velarde, Guilién, Tablada, Vallejo, Neruda, Juan Carlos Onetti, Alejo Carpentier, Aurora Reyes, el Estridentismo, el Creacionismo, el Indigenismo, lo Telúrico, está Sor Juana y está Rulfo, están Girondo y Lugones, Brull y Arzubide, el bolivariano Pellicer, por referirme tan sólo a lo literario y a Siqueiros.
Consecuente con su origen, el "Poemuralismo" ha hecho a través de poemas como In Memoriam , Guitarra , el Río , etc., un homenaje a la cultura latinoamericana, de la que somos barro y vuelo, un homenaje a su pasado y a su presente en la idea de que el amoroso ángulo que nos cobija (Iguana y Colibrí), es eterno. Los "poemurales" están abiertos a todo lo que en el planeta se crea. Con gusto espera ese todo para darle aquí, en la infinita Morada del Colibrí, su color, su latido y su estatura".
Hasta aquí nuestra jornada de palabras négridas. Efraín Huerta finaliza este encuentro."Hemos oído las claras voces del amor, digo, del Amor, y un temblor nos diviniza y desnuda.
Amor es una ventana abierta por donde penetra la alegría. La alegría se llama Leticia. La alegría en los breves poemas, es Roberto.
Si se ama, se ama como estar en un jardín, escuchando el sonido de una afanosa flor abierta al mundo". Diciembre de 1977.
"Amor mío, ¿encontraste la lengua para el habla?
(.)
"¿por qué más desperdiciar el fuego?
El fuego guardemos
para los que hemos de morir como una hoguera".
R.L.M.
Abrasémonos pues, Roberto -amigo, padre, tutor, comandante en
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Palindrómicas, poema fonético-visual, RLM