Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757

Arte y Tecnología



ACERCAMIENTO A LA OBRA DE OSCAR NIEMEYER

 

Marisol García Huidobro

marysolhuidobro@gmail.com

 

A través de una conversación con Kadu Niemeyer, nieto, Marcus de Lontra Costa, ex hijastro y curador de la exposición de Niemeyer en el Museo de Bellas Artes y Fernando Maciel, Director del documental que se exhibe en el mismo museo, pudimos acercarnos a la obra de Oscar Niemeyer,

 

Kadu Niemeyer, responsable de la muestra fotográfica en el MNBA, en la que también se exhibe la imagen de la maqueta del proyecto de Valparaíso, nos aclara que su abuelo tiene una deuda con Chile desde los tiempos de su amistad con Neruda, dada además su admiración por Allende. Al mismo tiempo señala que llegó la hora de pagar esa deuda. No se trata de un proyecto más, es un homenaje de Niemeyer a este país que le gusta tanto. Afirma: “Tengo certeza que Niemeyer está muy feliz, sin duda va a llamar 200 veces por teléfono para saber si todo camina bien, si la foto está correcta, si elegimos los textos que a él le gusta, porque, con 100 años, tiene el control absoluto de todo lo que hacemos”, nos comenta con entusiasmo al comienzo de la entrevista.

 

Marcus se refiere con mucho aprecio a Niemeyer, como un hombre muy bueno, activo, que trabaja todos los días en su oficina, siempre preocupado por la vida. Todos los martes en la noche tiene clases de astronomía y  física. Y ahora, en junio, ha creado por tercera vez una revista de arquitectura y cultura. A los 100 años es también editor de arte. Es un hombre que se encanta, se fascina por algo que sea bello. Se casó hace poco, a los 98, con una mujer de 64.

Un aspecto que se quiso resaltar en esta muestra, fue la presencia política de Niemeyer. El movimiento social, la lucha de los comunistas. “Por eso hicimos esta maqueta de la mano del memorial de Latinoamérica, la mano como productora, casi pensante”, afirma  Marcus.

 

Hoy Niemeyer ha cambiado su pensamiento con respecto al arte y cree que no es lo que él pensaba, “esas cosas que están en los museos”: “Hoy el arte es hablar del calentamiento global, de los problemas del mundo”. A sus 100 años, el tiempo es una cosa muy diferente. “Yo le propongo una exposición para el próximo año en Argentina y me dice escandalizado: ¡Es mucho tiempo, hagámosla la próxima semana!” exclama Marcus.

 

Para comentar alguna de sus obras, nos paseamos por la exposición junto a Kadu y Marcus.  Comenzamos por la Pampulha.  La importancia está en pensar qué pasó con el modernismo en Brasil (al igual que en todos los países latinoamericanos), intentando articular la integración entre un discurso internacional con un país periférico, entre lo nacional y lo internacional. Se ve en Chile, Argentina, Brasil y en todos los países que hasta hoy tienen la necesidad de repensar su cultura y su arte. Las explicaciones sobre una identidad. La Pampulhapara los brasileños es esta resolución. Porque el internacionalismo, con sus verdades absolutas, y el nacionalismo exagerado, con su folclor, Niemeyer los sintetiza. Claramente se ve una arquitectura moderna, pero también está todo el pasado de Brasil.

 

El modernismo en Brasil aplastó la tradición barroca portuguesa, hizo que los brasileños se avergonzaran de ella. Niemeyer rescató del abandono al Barroco y lo explotó como una mina de oro, su exuberancia, tan relacionada con Brasil, entregó un patrimonio muy rico, con una preocupación por la historia del lugar.

 

Siempre se entienden los estilos como conjuntos cerrados. Niemeyer desarrolla una arquitectura desprejuiciada, que responde a un país joven, mezclado entre indios, negros, portugueses. Es naturalmente un país contemporáneo. ¿Cómo crear una idea, una forma, una historia? Niemeyer lo logra, al abarcar el Barroco portugués, la modernidad, Brasil como el país del futuro. Y por último la naturaleza. La seducción de la curva. Las mujeres y el Pan de Azúcar.  Aquí el hombre toma un papel y lo curva mostrando su resistencia superior ante la recta.

 

Para Niemeyer, el hormigón permite tomar cualquier forma. Entonces se transforma y deber regresar a las formas de la naturaleza. La curva es la forma natural del concreto.

El artista tenía que inventarse justificaciones para defenderse de los críticos y teóricos, pero una vez ya obtenido el reconocimiento, confiesa que lo hizo porque le gusta. Pero como la gente quería explicaciones dijo que buscaba seguir la línea del agua.

 

Su arquitectura orgánica de los 50 tiene presente las artes plásticas, buscó siempre el intercambio con artistas, escultores y pintores como Duchamp y Picasso. Su obra retrata, por ejemplo, la vegetación natural de Río. Respeta una piedra en el terreno y reparte los espacios en función de ella.

 

Durante la construcción de Brasilia pensó que estaba haciendo un gran símbolo. “La casa del Presidente es mucho más que un lugar donde se va a comer y dormir”, decía, y   crea una iconografía de vital importancia para países tan jóvenes como los nuestros. La capital tiene poco menos de 50 años y todos sus edificios ya son parte de la iconografía de Brasil. “Un país es más que un montón de edificios; es un patrimonio cultural, una información visual integral, una especie de himno nacional”, comenta Marcus. 

 

Brasilia fue construida sobre la nada, en tierra roja; es la edificación de un país nuevo, su catedral es un espectáculo arquitectónico.  “¿Cómo puedo crear la sensación de llegar al cielo en una ciudad con esta luz?”, era su mayor interrogante en un país de tanta claridad.  Se llega a esta claridad increíble y se ven los evangelistas de tres metros, una cosa muy barroca, que nos hacen sentir pequeños en nuestra dimensión humana. Después, al bajar en la catedral, te entierras: una innovadora idea de arte, la relación entre el tiempo y el espacio, en este camino de 30 metroshay oscuridad, y de repente apareces dentro del templo iluminado, lleno de ángeles; es como estar en el cielo. De entrar directamente hubiera sido todo oscuridad. Esta idea de crear un escenario sería una aberración para un modernista radical, pero la idea de trabajar con las emociones y sentimientos de la gente es lo que motiva a Niemeyer. Por eso no importa que sea comunista para diseñar una iglesia o una mezquita, todo ser humano siente la duda cuando mira el cielo. El universo curvo de Einstein. Cuando la estructura está lista, la arquitectura aparece. Por eso la catedral existe desde su estructura.  

 

Luego del golpe militar en 1964 no puede continuar trabajando en Brasil y se va a Francia. El primer proyecto que hizo fue el del Partido Comunista francés. El Presidente, Jorge Pompidou, hombre muy sensible y correcto, tras visitar la inauguración, dice: “Por fin el Partido Comunista hace algo bueno para París”.

 

A veces la mirada extranjera tiene una mejor perspectiva. Le pidieron que hiciera un centro cultural en una plaza de París, diciéndole que la gente era muy fría, las plazas siempre vacías, que nadie conversaba con nadie. Marcus nos cuenta que Óscar salió a dar una vuelta, estuvo en algún bar y los parisinos le parecieron muy simpáticos, muy diferentes a la antipatía de París. Fue al terreno y, como buen carioca, sintió mucho frío. Al volver donde el alcalde, le dice “bueno, voy a hacer la plaza, pero hay que enterrarla cuatro metros”. Un año después la población pide que la plaza se llame Óscar Niemeyer., todos querían estar protegidos del viento y el frío.

 

 

Museo de Arte Contemporáneo, Niteroi.

Como concepción, el museo mismo es una obra de arte donde el artista se ve provocado a enfrentar un paisaje natural, una vista a la bahía y hacer una exposición al nivel de este trabajo. El desafío permanente es cómo dialogar con este espacio. La gente se olvida de mirar la exposición y mira el Pan de Azúcar. Los artistas de Río tienen que ser bastante creativos para competir contra tanta belleza.

 

MUSEO OSCAR NIEMEYER (el ojo) Curitiba

Según Niemeyer, la lucha política es más importante que la belleza. La gente pobre no se siente dueña del espacio, cuando caminan por las calles, cuando van por el metro. Para que puedan sentir la ciudad como propia Oscar les hace un regalo.

Cuando el museo fue creado hubo un escándalo en Curitiba. ¿Para que sirve esto, como funciona? ¡Qué cosa horrenda!¡Que cosa maravillosa! El museo es una provocación. Hoy, después de diez años, es el logo de la alcaldía.

 

Niemeyer busca la sorpresa. Además de usuario, te vuelve un espectador tomado por sorpresa; te remueve. Por eso las pasarelas corcovadas, los cordones umbilicales que obligan a pasar y mirar.

 

También las anécdotas son parte de este recorrido. “Hace tres años estábamos todos en la oficina y llega el cambista con tres chicas. Yo miraba a Oscar que hacía unos movimientos muy extraños, me lleva a una salita y me pregunta cómo eran las muchachas, cual era más guapa. La vida a los 100 años es una mierda me dice, para conocer la belleza le tengo que preguntar a alguien”, cuenta Marcus entusiasmado.

 

Documental en defensa de la  arquitectura de Oscar Niemeyer.

 

FERNANDO MACIEL. Director del documental

¿Cuándo comenzó a gestarse la idea de hacer un documental de Oscar Niemeyer?

 

La idea de esta película empezó hace 10 años, en una época en que a las nuevas generaciones la figura de Niemeyer les parecía anacrónica y sobrepasada. Lo que me llamaba la atención era que la arquitectura del siglo XX —no sólo de Niemeyer, sino de la mayoría de los arquitectos modernos— era una excelente y al mismo tiempo brasilera en una época en que Brasil decidió imitar a Miami. Y las calles de los predios en Río y Sao Paulo, con detalles franceses, eran un horror y un error posmoderno. Columnas griegas en Brasilia y ese tipo de cosas.

 

¿Cuál era el objetivo de esta película?

La idea era que él mismo pudiera hablar sobre su arquitectura y al mismo tiempo hacer una defensa de la arquitectura moderna y la brasilera. Las personas que lo conocen saben que tiene un mismo discurso hace ya varios años, respondiendo a las mismas preguntas con las mismas frases a todos los periodistas. Entonces el objetivo de esta película era sacarlo de ese discurso.

 

¿Y lo lograron?

Parcialmente. Para generar una relación con él hice una lista de 500 preguntas e hicimos un trato: las preguntas que no quisiera responder podía omitirlas y pasar a la próxima. Durante las 10 primeras dijo siempre: la próxima.

 

¿Cuánto tiempo duró el proceso?

Diez años desde el primer día hasta que la película se pudo exhibir en una sala de cine. Oscar tenía entonces 90 años, yo tenía evidentemente mucha prisa de filmar por miedo a que muriera… Pero, bueno, está vivo todavía. Fue una película filmada en 8 países, Francia, Italia, Argelia, Brasil, EE.UU., Inglaterra, Portugal, Uruguay, creo que más. La idea era que sólo Oscar hablase; él proyecta la imagen de un arquitecto, comunista, comprometido. Pero en el fondo es un carioca legítimo, romántico, relajado, le gusta hablar de mujeres, de fútbol. Cada vez que yo trataba que se contextualizara en algún tema, me era totalmente imposible. Él tampoco quiso usar un narrador, por eso entrevisté a otras personas, como José Saramago, Chico Buarque, para poder contextualizar la película. Se trata asumidamente de una obra en defensa de la  arquitectura de Oscar Niemeyer; es muy didáctica, él explica sus proyectos de forma muy sencilla.

 

 

 

Comentarios

 

 

Muy buen reportaje. Gracias.

Muy buen reportaje. Gracias. Ximena Jordán

Escáner Cultural nº: 
106
Mis respetos para el Arq. Oscar Niemewer Saludos: Damian

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