Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Artes Visuales

TODO A SU TIEMPO.

SOBRE EL CONTEXTO CONTEMPORÁNEO Y "NO MÁS CLAVOS", ESPACIO INDEPENDIENTE.

 


“Show me the best”, No Más Clavos, 15 de marzo de 2007.

 

Toda realidad tiene un carácter mortalmente serio; y es la moral misma la que, fundiéndose con la vida, nos impide guardar fidelidad a nuestra juventud, no manchada por ninguna realidad.

Thomas Mann, Relatos de mi vida

Por Pedro Pablo Bustos.


El ethos contemporáneo, su hábito canónico, debe marcar lógicamente diferencias con su estación pretérita. El compendio de los rasgos que lo definen como lugar, alcanzado por su tiempo, reconoce dos arquitecturas: analógica y digital, deudoras de presencias universales expandidas por el impulso capitalista, generador de una cultura internacional popular, apurada a su vez por antiguas estrategias mentadas por las empresas colonizadoras patrocinadas por la doctrina de la cruz, pioneras en la ubicuidad de los símbolos totémicos, revestidos de presencias ausentes. Algo que mediante el empleo de los diferentes medios sensibles, fue indispensable para generar y mantener el poder de la Iglesia Católica, a nivel planetario, hoy lo es para la hegemonía de las transnacionales.

De este modo, la “aldea global” porta un sello capitalista inexcusable −hoy en estado tardío y de tendencia neoliberal, tras concluir la pugna con el socialismo−, siendo la mercadotecnia y la publicidad sus aliadas implacables, gestoras de sus predicamentos, por cierto para ello, usuarias vehementes de las “Tecnologías de la Información y la Comunicación”, herramientas sensibles para el funcionamiento de la sociedad contemporánea en todas sus capas, la cual posee títulos variados –generados y regenerados a partir de la segunda mitad del siglo XX en adelante−, supeditados a los rasgos que buscan acentuar, que se ven entrelazados hasta llegar a puntos en común.

De tal manera, sociedad post industrial o post fordista, sociedad red, del conocimiento y de la información, resultan válidos y trabados, al ser por los medios digitales agasajados −vale decir, por los nuevos medios−, al promover la construcción de estilos de vida a la medida de los individuos (apoyados por los aliados implacables mencionados), en la marcha estableciendo diferencias con la estandarización y rigidez anteriores de la industria y del consumo, absorbiendo con versatilidad y flexibilidad los caprichos del mercado (reales o inducidos). Pero también al enfatizar el uso de las TIC’s en los procesos económicos, de gestión, de trabajo y formación, germinando y anhelando recursos humanos técnica y académicamente autorizados. Acervo que genera a la par los progresos y barbaries que le pertenecen contextualmente.

Profanado por los matices que despliegan diferentes países y culturas del orbe, el ethos de la época ha de tener presencia en Chile de singular modo. Al trasponer la mirada de Gabriel Salazar (Premio Nacional de Historia 2006), ocupada en desenterrar la historia oculta bajo la mitología heroica impuesta por la memoria oficial, apreciamos que la crisis asiática del capitalismo neoliberal (1997), fue la señal que nos instó a reanudar nuestra interrumpida tarea histórica: los trabajos de empoderamiento iniciados en la década de los '80. Solo que, ahora, con la fuerza renovada de los 2000… Fuerza renovada, porque, a la 'autonomía' que construimos contra Pinochet, hemos estado sumando la 'autonomía' que requerimos para combatir, a la vez, contra un estado demasiado lejano y un mercado demasiado cercano (Salazar: 2011: p. 21). Empoderamiento, es decir, fortalecimiento de individuos y grupos sociales coartados por un poder hegemónico, a través del acceso a riquezas productivas, a decisiones políticas y a confianzas individuales materializadas en autoestima. Hecho notificado en la historia de Chile en reiteradas ocasiones –con los movimientos ciudadanos−, al menos una por cada siglo de vida republicana, lo que sumado a la práctica de autogobierno de las provincias durante la colonia, resulta, según el citado cronista, en memoria social provista de largo alcance. Aunque contenida temporalmente por las clases dirigentes y omitida por la historiografía tradicional, es hoy actualizada nuevamente, debiendo hacer frente a los pendientes no realizados en doscientos años: industrialización suficiente que permita generar valor agregado, empleo digno y estable, desarrollo tecnológico, ciudadanía capaz de controlar a sus gobernantes, justicia social, sistema educacional competente, sociedad civil integrada. Todo según la realidad específica de Chile y con la comunidad específica de Chile, no copiando la masa y la mercancía cultural producida en otros países (Salazar: 2011: p. 86).

Pero también, una vez más y en razón de lo citado, haciendo frente a la clase política –derecha oligárquica, vanguardia de izquierda− que todavía se auto confiere, a través de un embustero régimen representativo, la dirección de los procesos sociales, ignorando la capacidad históricamente certificada de cabildos coloniales y asambleas constituyentes republicanas, así como de mutualismos que operaron en ambos periodos. Cabe también mencionar, que están brotando nuevas variaciones independientes en política, que buscan responder a las demandas ciudadanas que los movimientos sociales iniciados el año 2006 han contribuido a erigir en gran medida, las que no pueden ser atendidas por quienes han participado del pacto que ha regido al país desde el año 1990; excluyente en post de un equilibro bipolar e inhabilitado para realizar cambios superlativos a la fórmula, por las propias normas que la rigen. Desde una perspectiva histórica, la constitución de 1828 ha sido la única carta fundamental elaborada desde las bases por los ciudadanos, con legítima libertad.

Un sistema socio - cultural en su conjunto es afectado por condiciones transversales, debido a las directrices de gobernabilidad de un Estado, al ethos de una época –reparando en los citados matices que despliegan países y culturas del orbe, profanándolo−, y, principalmente, a la permeabilidad de los subsistemas que lo componen, ratificando los enunciados de la teoría de los sistemas, desde Bertalanffy, pasando por Varela y Maturana, Lhumman y Bourdieu, hasta llegar a las integradoras ciencias sociales contemporáneas. En razón de lo anterior y continuando con el ingreso al abismo de lo particular, es imperativo reparar que la Institucionalidad Cultural Chilena (año 2003, gobierno de Ricardo Lagos, ley 19.891, más exiguas leyes complementarias), ha de tener injerencia en este libreto, dedicado a desenmarañar el sentido que puede tener un espacio de arte contemporáneo independiente, es decir, que sostiene sus derechos u opiniones sin admitir intervención ajena (RAE), en la actual realidad socio – cultural chilena.

Soportada por un estatuto adecuadamente frágil en la regulación de gestión de recursos, escasos por cierto (mediante estos puntos demostrando el Estado su mezquino interés por este ítem), logra imponer como ente administrador (movilizando su trama académica - ejecutiva), los filtros políticos convenientes al desarrollo del conocimiento sobre posiblemente el fenómeno de mayor complejidad que forja el ser humano, al haber hecho de la compensación al trauma histórico un loop que no permite riesgos para lo construido institucionalmente (especialmente en artes visuales); un capital simbólico banalizado en extremo por la burocracia administrativa. La herencia histórica (el saber que radica en ello), es siempre bienvenida, bajo reglas limpias y efectivamente democráticas, acordes a la diversidad del mundo contemporáneo, que se despliega como las rectas de una esfera.

Igualmente se desentraña un mecanismo, una conducta adquirida, transversal a los funcionarios de turno, quienes más allá de sus apegos políticos reproducen los cuantiosos vicios corporativos, (sin descartar con justeza brillos de integridad). De esta forma se ha desarrollado el juego de la política “pública”, llevado a cabo en el patio trasero del Estado, pequeño y mal administrado, que de vez en cuando procede a lavar su imagen frente al abrumador malestar que provoca en los ciudadanos participantes, sin hacer grandes esfuerzos en dicha higiene, dada la incomprensible (o muy bien justificada) pasividad de aquellos.

Solidaridad, es decir, unidad por intereses comunes, amistad, es decir, afectos interpersonales, compañerismo, es decir, bondad, respeto y confianza entre miembros de un grupo, camaradería, es decir, sentido de la unión interpersonal, han de ser el sustrato de la política (Aristóteles), el fundamento del poder (Hannah Arendt) y de la soberanía (Alexis de Tocqueville)… la matriz de una voluntad social colectiva (Salazar: 2011: p. 56). De todo lo cual se alejó raudamente la Institucionalidad Cultural establecida el año 2003, al ignorar los acuerdos de los cabildos culturales realizados entre los años 2000 y 2003, desbaratando por lo demás su continuidad. Surgen preguntas, entre otras, qué destino tuvo la presumida frase de la entonces presidenta del Sindicato de Actores (SIDARTE), dicha en el acto de la firma de la ley 19.891: cultura es todo lo que está entre el polvo y las estrellas, y en el medio está Chile, sus creadores y su pueblo [http://www.nuestro.cl/notas/noticias/consejo_cultura3.htm]. Para incluir a una significativa representación de lo que existe en aquel inconmensurable espacio, el gobierno ha de revisar su política cultural sigilosamente.

El Estado somos todos y es el bien común su propósito, poderosas razones para el empoderamiento, como ejercicio de participación de la ciudadanía en la construcción de sus condiciones de vida. Pero cuando los predicamentos no se cumplen, cuando el gobierno traiciona, queda para el pensamiento independiente (de la Institucionalidad Cultural) la tarea de gestionar, simbólica y prácticamente, la apertura de mundos. A continuación, a través del contrapunto que elaboran preguntas y respuestas, se manifiesta un joven proyecto, que ha señalado caminos para el desarrollo de estéticas de auto afirmación, independientes, empoderadas, necesarias para las confianzas individuales materializadas en autoestima, necesarias para dar salida al pathos singular, a la subjetividad encubada en cada individuo hijo (a) de su contexto, necesarias, a fin de cuentas, para que las personas que las impulsan alcancen en parte su bienestar.

 

“Las joyas del apocalipsis”, Galería flotante (Argentina), 28 de julio de 2012.

 

Pedro Pablo Bustos. El comienzo de su gestión. ¿Cuándo, cómo, por qué, para qué?

Consuelo Cortés y Carlos Apablaza. 2007, Santiago de Chile. NO MAS CLAVOS se desarrolla en medio de una sensación de insatisfacción por la inoperancia de los entes que entonces tenían (tienen) en sus manos el fomento de la producción de material que permita el desarrollo de la cultura. Nos urgía la necesidad de crear la instancia y las actividades que permitieran que artistas visuales jóvenes desarrollaran su trabajo sin necesidad de ser validados como tal por quienes históricamente han sido los encargados de consagrar y por tanto de direccionar el destino de las artes visuales contemporáneas a nivel nacional, como ha sido la labor tanto de museos, galeristas y coleccionistas de arte contemporáneo, quienes, con el simple gesto de poner el ojo en determinada obra o determinado artistas, permiten que aquél elegido sea parte de la “alta casta de artistas nacionales reconocidos”.

Bajo este escenario, la pregunta era, ¿qué pasa con este reconocimiento fuera del circuito establecido de las artes? Y más complejo aún, ¿qué ocurre con aquellos que no han sido capaces de ser reconocidos por su mismo círculo? ¿Existe alguna posibilidad de darse a conocer realmente a nivel masivo? Creíamos en la posibilidad de desarrollar una escena visible desde ese lugar poco formado y con poca experiencia en el que estábamos. Fue así como comenzamos a construir nuestro espacio ideal desde cero, contado sólo con nuestra capacidad de gestión. Estábamos en la universidad, conocíamos a los artistas de nuestra y otras escuelas que estaban recién comenzando a desarrollar su obra. Sin la experiencia necesaria aún para exponer en espacios formales, nuestro trabajo debía ir enfocado a permitir ejercitar y experimentar con algunas de las actividades que implican exponer; desarrollar obra, definir sus terminaciones, diagramar el montaje, montar la obra, etc. Armábamos convocatorias abiertas, buscábamos lugares −el que fuera− para exponer, levantábamos fondos, difundíamos los eventos, hacíamos de todo, todo lo que fuera necesario para dar algo de vida a la escena. Logramos agarrar un ritmo muy interesante que nos tenía a nosotros trabajando de cabeza por generar ruido y a los artistas generando obras y proponiendo montajes que respondían a los pie forzados con los que los invitábamos a trabajar. Las exposiciones comenzaron a articularse como verdaderos eventos sociales a través de los cuales finalmente se validaba más al espectador que a las mismas obras y fue cuando quisimos cambiar el rumbo y re - direccionar el trabajo hacia un contenido más social. Que no sólo permitiera desarrollar obras sino que además el contexto en el que se desarrollara se viera beneficiado de algún modo. Fue así como de armar exposiciones colectivas nos pasamos a convocar a artistas para realizar obras que salieran a enfrentar al espectador, como son los murales. Desde ahí en adelante, el propósito de nuestro trabajo cambió de rumbo hasta el día de hoy.

P. ¿Qué grado de conformidad tienen con el trabajo que han realizado?

C. y C. Han sido varios años en los que hemos trabajado para las artes visuales desde distintas trincheras. Comenzamos armando exposiciones colectivas, luego conseguimos financiamientos para hacer murales de distintos artistas en lugares públicos emblemáticos de comunas como por ejemplo el Mercado de Maipú, también piscinas municipales, jardines infantiles, etc. Trabajos que hasta el día de hoy son conservados por los municipios. Dirigimos además una galería, Galería Cellar. Logramos darle vida a ese lugar desde las artes visuales. Ese trabajo fue súper agotador. Si bien la galería se nutría de contenido, nos veíamos trabajando siempre en el mismo lugar (cosa totalmente opuesta a lo que veníamos haciendo) para explotar el ego de artistas que a veces, se comprometían muy poco con el lugar y con su propio trabajo. Con la experiencia adquirida en esos años, hemos aprendido a canalizar nuestras ansias y, en vez de hacer 5 distintos proyectos al año, como en nuestro inicio, ahora preferimos hacer un solo proyecto contundente que por lo menos nos tendrá ocupados un año. Así es como llevamos 2 años con una muestra itinerante de obras de pequeño formato con la temática del fin del mundo como pretexto de obra que nos permite viajar, dar a conocer artistas jóvenes de un país a otro, conocer nuevos artistas, reconocernos en su obra. Es un intercambio cultural muy enriquecedor para nosotros y para los artistas que participan, pues en cada viaje son distintas las apreciaciones de cada obra y de la colección en sí. La colección lleva de nombre Joyas del Apocalipsis, con ella hemos logrado dibujar una gira latinoamericana que hasta ahora ha pasado por Chile, Perú, Argentina y México, sin pedirle ni un peso a nadie.

P. Mirando al pasado, ¿qué ha cambiado y qué sigue igual en el medio chileno?

C. y C. Cuando comenzamos, trabajábamos con artistas que mayormente se dedicaban a producir su propia obra. Hoy en día, muchos de esos artistas también se animaron a armar y gestionar lugares, exposiciones, curatorías, etc. Esta es una dinámica relativamente nueva, pues, el 2007 el circuito se estructuraba de una manera totalmente diferente. Estudiabas arte y luego te encontrabas que para exponer, necesitabas tener un currículum lo suficientemente grueso y respetable como para ser aceptado en los espacios expositivos. Hoy en día, existen lugares que funcionan de manera más cercana a los artistas. Esto se debe mayormente a que la mayoría de esos lugares son dirigidos por los mismos artistas. Muchos de ellos, artistas que comenzaron a exponer con nosotros. Esa era una de nuestras metas al comenzar nuestro trabajo, hacer escena de la escena: Enrique Flores (Galería José Daniel Morón, Espacio Flor), Margarita Dittborn (Sala Cero, Galería Animal), Pamela Ipinza (Galería Local), Nicolás Oyarce (Colectivo La Unión), José Oportot (Galería Moto), Felipe Leal (Galería Trafixxx), etc… Dimos uno de los primeros pasos, después siguieron muchos otros… y quién sabe cuántos más están por hacerlo.

P. ¿Qué opinión tienen del arte chileno contemporáneo?

C. y C. Hay buenos espacios para exponer, hay más medios especializados que ayudan a difundir el trabajo de muchos artistas. Dos factores que sin duda permiten que hoy en día en Chile, o más acotado, en Santiago, exista mucho más movimiento que hace unos años. Facebook y en general los medios digitales han ayudado mucho en la generación de este ruido, pues la difusión de los eventos se hace de manera más rápida y certera. Ahora, fuera del escenario propicio para la creación y difusión de obras, no podemos dejar de lado lo que pasa con el contenido de las mismas. Si nos detenemos a ver por un segundo el estado de nuestra sociedad, actualmente bajo un gobierno de derecha (que a estas alturas no sabemos que tan distinto es a la Concertación), en el que los movimientos sociales han logrado manifestarse y dar a conoce a nivel masivo distintas problemáticas que nos aquejan día a día a la gran mayoría de los chilenos, nos parece que el rol del artista debiera ser el de acoplarse a estos movimientos y ayudar a quitarle la venda de los ojos al público, al pueblo, que está cegado por una mala educación pública, que sufre por un denigrante sistema de salud. Es doloroso, pero nuestra labor más allá de hacer cosas bonitas es estar dentro de la injusticia, dar herramientas reflexivas al espectador, fenómeno que debe ocurrir desde la educación y que debe ser un pilar fundamental de un nuevo orden. En ese sentido, que contemos o no con más galerías o con más artistas, de poco sirve si al espectador no logramos darle más (cosas que les llene el espíritu, que compartan, que reflexionen, más allá de un simple entretenimiento). A nuestro parecer, las manifestaciones artísticas más honestas y certeras han venido desde los mismos movimientos sociales. En lo que fue el movimiento estudiantil del 2011 hasta lo que ocurre hoy con los trabajadores de la Red Salud UC. Ellos, sin conocimiento de técnicas ni corrientes artísticas, son capaces de usar el arte como denuncia. Versus lo que está ocurriendo a nivel de galerías. Mucha manufactura linda con poco discurso.

P. Como directores de un espacio artístico independiente. ¿Cuáles son sus influencias?

C. y C. Las mayores influencias probablemente no vengan desde el mundo de las artes visuales. Actualmente estamos trabajando con reos en la cárcel (Carlos) y en la industria de la música (Consuelo). Desde ambos lados somos testigos de distintas realidades que al mezclarse nos van permitiendo armar una carta de ruta que va respondiendo a las inquietudes que el día a día nos va generando. De seguro los textos que más leemos son los que genera Cooperativa.cl. El sitio que más visitamos debe ser Youtube.com, fuera de eso, siempre motiva seguir adelante reconocer el aguante innato de la gente, de los movimientos sociales y de espacios hechos a pulso. Saber que existen y acercarse a ellos siempre reconforta y nos da inputs para seguir adelante.

P. El futuro.

C. y C. El fin del mundo.

Consuelo Cecilia Cortés, 30 años, estudió Licenciatura en Artes Visuales (UMCE). Es gestora cultural y productora general en Unión del Sur Música.

Carlos Apablaza Baschmann, 28 años, estudió Pedagogía en Artes Visuales y Licenciatura en Artes Visuales (UMCE), también Diplomado en Grabado (PUC). Es artista visual, gestor cultural y profesor.

Consuelo y Carlos, muchas gracias.

 


Kriztoval Opazo - No Más Clavos, “Maipúblico Murales Jóvenes”, Fondo Bicentenario, Municipalidad de Maipú, 2008.

 

La exposición del ser, temporal, dinámico, relacional, es (según la interpretación del filósofo alemán Peter Slöterdijk sobre la concepción del arte que sostiene su colega y compatriota Martin Heidegger): Lo que nunca puede callarse, ya que −antes de toda representación o exposición− hace que se rastree lo común revelado, en la atmósfera, la tonalidad envolvente del espacio, que impregna a sus moradores (Slöterdijk: 2004: pp. 131−132). El éter de las comunidades según el autor - intérprete, que solo se devela cuando dichas comunidades se han escindido, dejando grietas incorregibles. Pero si el arte según Heidegger, «erige un mundo», y, según Sloterdijk, «expone un mundo», aquella escisión resulta necesaria para que surjan símbolos poderosos que reúnen comunidades en derredor, como destellos de luz que logran filtrarse. Ha de ser razonablemente un rasgo importante del arte contemporáneo. ¿Pero que ha sido escindido? ¿La propia historia del arte, como relato arbitrario, como escritura exclusiva de poderosos, academias y vanguardias excluyentes? Todo acontece a su tiempo, todo le pertenece.

 

Bibliografía.

- Brea, José Luis. “E-ck”. Capitalismo_cultural¬_electrónico. Primera edición. Editorial GEDISA. Barcelona. 2007.

- Canclini García, Nestor. Conferencia “Universidad Autónoma de Puebla”. Cuadernos del Honorable Consejo Universitario.

  Serie Doctor Honoris Causa.

- Cuadra, Álvaro. “El ahora de Chile”. ELAP. Universidad de Artes y Ciencias Sociales. Primera edición. Chile. 2009.

- Cucurella, Leonela. “Antropología del ciberespacio”. Ediciones ABYA – YALA. Primera edición. Ecuador. 1999.

- Hobsbawm, Eric. “Historia del siglo XX”.  Primera edición. Grijalbo Mondadori S.A. Buenos Aires. 1998.

- Mann, Thomas. "Relatos de mi vida". Primera edición. Salvat editores S.A. España. 1971.

- Manovich, Lev. “El lenguaje de los nuevos medios de comunicación”. Primera edición. Paidós. Buenos Aires. 2006.

- Salazar, Gabriel. “En el nombre del poder popular constituyente: Chile, siglo XXI. Primera edición. LOM ediciones.

  Santiago. 2011.

- Zielinski, Siegfried. “Genealogías, comunicación, escucha y visión”. Primera edición. Ediciones Uniandes. Bogotá. 2007.

- Slöterdijk, Peter.  “Esferas II”.  Primera edición.  Ediciones  Siruela  S.A. Madrid. 2004.

 

Pedro Pablo Bustos. Historiador del Arte. Enero de 2013.

Edición: Andrea Vergara.

arte.andreavergara@gmail.com

Escáner Cultural nº: 
159

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