Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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TRANSMUTANDO

 

 

LA ESCRITURA EN RED COMO ACTO DE RESISTENCIA

Valeria Radrigán

 

Escribo en red porque lo siento como un lugar cómodo. Cómodo en el sentido que me parece óptimo y consecuente con lo que pienso debe ser el objetivo de un texto sobre arte, o al menos de los textos sobre arte que yo escribo: instancias de reflexión sobre la creación o sobre problemas de la cultura contemporánea que rondan mi cabeza… espacios donde se experimenten caos temporales, estructuras ficticias, cambiables, intervenibles.

Cuando escribo me gusta mezclar cosas, visiones, teorías, referentes. Me hace sentido, en la forma en la que percibo el mundo, buscar las conexiones entre líneas divergentes. Este estado de múltiples cruces, al que suelo llamar en tránsito es a la vez tema central de mi investigación, actividad que se nutre de todos aquellos nodos que van despertando mi interés y que tienen como referentes principales la información que voy encontrando en línea. Soy fan del copyleft, considerando la estrategia de la multireferencia digital mi principal lógica de acción, lo cual hace que fácilmente mi estudio sea tildado de poco riguroso o profundo. En relación a esto aparece en wikibooks la siguiente afirmación:

El escritor tradicional, ve la escritura como un "proceso de escultura, en el cual la propia naturaleza y resistencia del material —la demora, el error— garantiza una escritura libre de improvisación, de superficialidad y de inestabilidad"[1].

Pues bien, lo que yo propongo, a través de la escritura en red es justamente aquello; una escritura IMPROVISADA, SUPERFICIAL Y, POR CIERTO, INESTABLE.

Si bien la cita pertenece a un texto suerte de neofascista para con la cultura digital, enuncia una visión bastante común y compartida en relación al tema, donde los apelativos improvisada-superficial-inestable cobran una connotación peyorativa.

Desde el lugar donde yo me instalo;

a) La improvisación no quiere decir por vez primera y única, sino que se constituye en una técnica creativa de flujo que implica ciertamente tiempo y error. (Viva el error, por lo demás). “La literatura en internet es una “metáfora epistemológica”, representa una “conciencia teórica difusa” (Eco, Obra Abierta), alimentada por las posibilidades técnicas de la era informática y por los conceptos estéticos de la postmodernidad.”[2] Devela un ACTO de escritura que se desarrolla con un cierto giro performativo, de prueba, de puesta en evidencia de temas no resueltos y que buscan en red ecos para –comenzar a- resolverse. En este marco y con toda autoridad, “…el autor de un texto estético reclama a sí mismo su “derecho a confusión.”[3]

b)La superficialidad es la epidermis de la investigación, espacio de contacto entre nodos de opiniones y sensaciones temporales y fluctuantes, punto de eclosión y liberación de emocionalidades reprimidas por los superegos intelectuales que abundan en el país de la teoría. Por lo demás: ¿quién determina lo superficial? Mi status de Facebook (prototipo de enunciación vacía) puede remitir ciertamente a un estado muy complejo que denota una síntesis argumental para resumir un pensamiento, sentimiento, visión, sensación, etc. que puede remitir hasta a una cosmovisión. En un chat, (otro ícono de la frivolidad) encontramos densas redes de relaciones,

“…donde quien entra asume que accede a un espacio liberador de otras formas de ser, donde lo que no se dice también circula como pacto implícito. El chat no es una fiesta de disfraces que esconde los temores y envalentona a los individuos, es un text-carnival permanente, incondicional e inmaterial, de horario ininterrumpido, sin derecho de admisión, una sala oscura que nos atiende con la ferocidad consumista de un Seven-Eleven. No importa tu cara, qué lleves puesto, el color de tu piel, tu sexo, tu edad. Prescindir del cuerpo, un alivio para muchos chateadores, te permite fluir, dejarte llevar y construirte cada vez, contextualmente, ser en tanto que aconteces. Hacer y deshacer prótesis de identidad de nuestras vidas fuera de la red.”[4]

 

c)La inestabilidad se erige como bandera de lucha y manifestación política de la creación contemporánea, incluso frente a la situación del humano en el seno de la cultura digital. La inestabilidad nos sitúa en un punto móvil, de cambio, forzándonos a re-plantear nuestro lugar de enunciación. Particularmente el acto de escribir es de por sí inestable, por lo que no veo cómo sería posible una escritura de la estabilidad, ni antes ni mucho menos hoy.

Desde esta perspectiva, el sentido de los textos que escribo es el mismo que han tenido mis obras… de hecho en este momento preciso de mi vida, creo que de alguna forma la escritura es el formato artístico que me acomoda.[5] Lo que busco es, primero, dar una salida personal a las ideas y fantasmas que rondan mi cabeza. Segundo, problematizar ciertos temas que me parecen cruciales y que de alguna forma voy viendo que no están siendo abordados. Tercero, el compartir, buscar conexiones y generar redes entre lo que a mí se me ocurre y lo que podrían percibir otros. El texto en el ciberespacio se abre a posibilidades comunicativas insospechadas, que permiten instalar reflexiones de forma libre para quien esté deseoso de meterse en los temas.

Efectivamente, este punto está citado como una fuente de poder del medio Internet:

“… se basa en la posibilidad de permitir un tipo revolucionario de comunicación interpersonal. Un estudiante de Taiwan, una abuela de Praga, un hombre de negocios de Silicon Valley o de Osaka pueden “encontrarse” y discutir sobre ecología o astronomía, sobre política o educación infantil, sobre las últimas tecnologías o sobre antigüedades. Y de estos contactos pueden surgir relaciones personales, más allá de las barreras tradicionales de sexo, edad, etnia, clase social, nacionalidad o distancia geográfica. A partir de este tejido de conexiones y relaciones pueden desarrollarse industrias, mercados y comunidades.”[6]

 

En mi caso personal, internet me ha otorgado un soporte de difusión ideal para que mis textos sean efectivamente leídos, compartidos y citados, cuestión que habría sido imposible en el marco de la burocracia y el exclusivismo de las revistas académicas tradicionales. Probablemente no me inserto en un círculo de discusión cool, pero he generado interesantísimos vínculos con gente de Iberoamérica, doy un link y mis alumnos tienen de forma gratuita el material reflexivo que acompaña mis clases y que les da una idea de quién soy y cuál es mi postura frente al estado de la creación contemporánea. Pierdes status, prestigio, ganas una plataforma de interrelaciones.

No sé si mi experiencia y el lugar desde el cual enuncio mi reflexión es correcto, ni tampoco tengo muy claro si me llevará a alguna parte profesionalmente. Pero sí tengo la sensación que puede ser un lugar común. Siento que las estrategias de validación de obra y escritura artística que hoy existen dejan fuera una serie de búsquedas, temas y formatos que están apareciendo, y que los lugares y criterios para la difusión creativa no dan lugar a obras divergentes. En el caso de Chile, esta escena ha sido particularmente árida, situación que devela una

“… plataforma territorial reconocida por las relaciones endogámicas que han establecido ciertos actores específicos […] determinada también por el centralismo […] construcción ficcionada desde instituciones culturales, agentes de arte y los principales periódicos, más allá de cuyos márgenes se tejían también nuevos e insospechados caminos para el arte.”[7]

 

 

Estos márgenes se develan como tierra de nadie, lugar sin cobertura alguna por los medios: “la sospecha era sobre qué panorama entregaban los medios de comunicación cuando –tras las planas- descubríamos en el pulso de la ciudad a múltiples artistas trabajando más allá de las galerías o instituciones, un arte muchas veces dotado de potencia estética, rigor analítico y radicalidad”.[8]

Si bien la cita refiere concretamente al Chile de los ´80, es evidente que hoy en día nos encontramos ante una situación similar o incluso más radical; a estas alturas nadie es ajeno a la manipulación de los medios de comunicación, la censura del pensamiento divergente, etc, situación de la que la actividad artística es ciertamente participante.

Ante esta situación, la red aparece como sitial perfecto para enunciar un estado de transgresión, lugar que con toda su heterogenidad da cabida a cualquier cosa y dentro de ello a proyectos con toda seriedad (y superficialidad también por cierto). Instalarse desde la plataforma red se transforma en un verdadero gesto de emancipación, el que “también sería simbólico de una crisis de las estructuras sociales y políticas que han sustentado las organizaciones jerárquicas y lineales del discurso históricamente y por consiguiente, de la gestación de un cambio posible a través de la web.” [9]

Aquí sería importante detenerse brevemente, pues podría parecer que al hablar de “sitial perfecto”, emitimos un juicio del todo positivista e ingenuo en relación al modus operandi de internet, sucumbiendo completamente a la utopía de la tecnoliberacion o de la tecnodemocracia.

En efecto, resulta crucial aclarar

Que la difusión de la imagen romántica de una cibersociedad universalista y  global atiende a los  intereses  neoliberales, es  un hecho flagrante. Desde esta perspectiva, el mito de que se crea de un espacio democrático en que <todos tienen acceso a todo> puede ser equiparado a la visión del mundo como un supermercado global.”[10]

 

 

No TODOS tienen acceso a la red. Eso está claro. Evidente es también que las plataformas y dispositivos con los cuáles mayoritariamente hacemos uso de internet obedecen a las mismas estructuras jerárquicas del sistema que tratamos de evadir. Tal vez creemos que estamos siendo libres o incluso transgresores, pero ¿hasta dónde llegan las redes del Gran Hermano? Bien sabemos que todo sistema requiere de válvulas de escape (movilizaciones, protestas, acción contestataria en general) como garantías de su operatividad…

Atendiendo a lo anterior, resulta interesante pues situar el trabajo en red como un modelo complejo y paradójico, donde se devela que “toda acción que se realiza detenta algún poder, es a la vez una acción potente – afirmadora de la libertad- y sometida. No hay una zona salvífica ajena al poder, pues en ella no encontraríamos la libertad, sino la muerte.”[11]

Esta cita nos sitúa ante la posibilidad de comprender la dialéctica resistencia vs poder no desde la perspectiva de los opuestos antagónicos, sino desde una óptica “interactuante, con múltiples zonas de fuga y enfrentamientos.”[12] Aquí “el modelo de la complejidad, el caos o la red, asumiendo los nuevos paradigmas físicos y cibernéticos, parecería pues más apropiado.”[13]

 Situándonos por lo tanto en el seno de este magma fluctuante, me permito dejar llevar nuevamente por el vaivén de la defensa de la estrategia-en-red. Particularmente para el territorio artístico (y probablemente porque si de estructuras de poder se trata, nuestro ámbito no le importa a nadie) la exploración de todo mecanismo de ostentación subjetiva es online un ámbito de innegables oportunidades.

El yo es una creación permanente, a partir de las circunstancias que nos conforman, penetrado por las estrategias de poder que buscan confinarlo, escapando incesantemente por medio de prácticas de libertad con las que intenta subvertirlas, en un proceso, more Foucault, de subjetivación constante, un sujeto que construye su genealogía, y que se elige entre, y contra, los trazos de los poderes que lo constituyen, de los discursos que se hablan a su través, que sin cesar replantea sus estrategias de supervivencia resistente.”[14]

 

La red trasciende la burocracia de estrategias convencionales como el concurso, la convocatoria u otras para hacer efectiva una propuesta, y ello desde el cómodo sillón-mesa-cama-baño de tu casa. Esto me lleva inevitablemente a citar el trabajo de Remedios Zafra “Un Cuarto propio Conectado”[15], que reflexiona sobre cómo desde el espacio privado se gestan formas de trabajo en la sociedad-red.

Sobre el texto se dice que:

 “Se trataría, por tanto, de un ejercicio de especulación sobre "quiénes" y bajo "qué" condiciones podemos construir creativamente y de manera emancipadora en nuestros espacios y tiempos propios. […] Encontrarán en él […] cuerpos que sienten y se preguntan: "¿quién eres? ¿quiénes podemos ser en Internet?" y se lo preguntan mientras actualizan su perfil, teletrabajan, cargan su mundo virtual, esperan ese mensaje que tanto ansían o reciben su invitación de amistad número 4.336.”[16]

 

 

La cita hace referencia directa a la realidad de aquellos que pasamos varias horas frente al computador no como forma de escapar de la sociedad ni porque no podemos relacionarlos con el mundo real, sino aquellos que hemos escogido una alternativa de expansión y multiplicación de nuestras posibilidades creativas, inmersivas, sociales y humanas, a través de esta nueva plataforma de enunciación. Hay particularmente dos puntos en los que me parece importante detenerse:

 

  1. La posibilidad de construcción creativa y emancipadora.

  2. La simultaneidad y multitasking como formas de trabajo.

 

En relación al primer tema, es evidente que en relación al arte –tema de mi escritura en lo concreto- la creatividad aparece como condición inherente al objeto de estudio y tangencial de la metodología de investigación asociada a un estudio cualitativo sobre ello. Sin embargo, y en directa relación con el tema de la emancipación, se vuelve sumamente relevante hablar de creatividad desde su definición primera: la perspectiva de plantear nuevas soluciones a un problema. Como ya se ha señalado antes, resulta efectivamente un problema para la escritura sobre arte, y más aún para aquella que se centra en el panorama del híbrido, en la experimentación, en personajes/artistas del off, en la subjetividad y superficialidad, etc. instalarse dentro del stablishment artístico, académico o convencional. Si ya la misma teoría del arte se mueve en un entre la literatura científica y el estudio humanístico, la teoría del arte que surge, que se enuncia desde la autonomía y muchas veces sin referencia “seria”, se ubica indudablemente en un NO LUGAR.

La emancipación de la escritura en red radica en otorgar a esta práctica un status propio de identificación y validación que demanda, por la misma razón, adueñarse de herramientas o formas ajenas a las convencionales, y que solo puede instalarse- de momento- en un territorio de total arbitrariedad como lo es internet.

El segundo punto hace mención a una forma de trabajo propia de la plataforma red que es el multitasking. A mi parecer esto guarda relación no sólo con la lógica copyleft señalada antes (donde simultáneamente puedo mantener varias ventanas abiertas en mi ordenador, copiar y pegar de muchos sitios distintos, referir y analizar diferentes vínculos), sino con la capacidad de tener variados puntos de atención y aludir a ellos a un solo tiempo, generando un conglomerado de citas y pensamientos transversales que ciertamente condicionan el devenir y estatuto del sujeto en la cultura contemporánea:

 

las acciones loading-searching-doing vienen sugeridas por nuestro "ser" en la red, en la deriva virtual. "Ser" en el reino de "lo inmaterial" a través de navegadores, en las búsquedas y preguntas a los buscadores-oráculos. "Ser producidos" en los dispositivos de búsqueda que nos permiten crear itinerarios al azar, construir una imagen a partir de fragmentos referenciales extraídos y numerados en bases de datos de interminables registros. Identidades-archivo, biografías-data-base, sujetos excedidos, mapas rizomáticos de lenguaje.”[17]

 

El multitasking apela también a la definición laboral (o el intento de ella) de muchos creadores a los cuales me sumo, que nos ubicamos en un crisol de múltiples actividades: “Resulta imposible seguir respondiendo al ¿qué haces? con un qué soy, incluso es difícil remitir la actividad  que se realiza a una sola. Estoy en tiempo presente, soy en esa temporalidad y en ese flujo también…”[18]

 

 Enuntiation_profile:

valradrigan

Ser humano, tarotista y cyborg, en busca de la no-definición.

De una u otra forma, esta conciencia de ser condiciona un modo escritural, donde “cada fragmento de texto forma automáticamente parte integrante de un texto omniabarcador, concebido como en formación perpetua [...] Los saltos asociativos se transforman en hipótesis que, a su vez, se integran en cohesiones argumentativas y pueden ser examinadas críticamente.”[19]

 

Mientras escribo estas palabras, tengo abierto msn, Facebook y mi correo electrónico.

Cerraré este archivo pronto y luego estará en línea.

Más tarde, también, en un libro.

 

 

 


[1] Cibercultura: ¿colaboración o resistencia? Crítica a la Razón informática, en wikibooks, http://es.wikibooks.org/wiki/Cibercultura:%C2%BFcolaboraci%C3%B3n_o_resistencia%3F_Cr%C3%ADtica_a_la_Raz%C3%B3n_inform%C3%A1tica

 

[2] Wirth, Uwe, “Literatura en Internet. O: ¿A quién le importa quién lea?” En “Ars Telemática, telecomunicación, internet y ciberespacio”, editado por Claudia Gianetti, ACC L’Angelot, Barcelona 1998, pág.59.

[3] Op. Cit, pág. 61.

[4] Zafra, Remedios, “E-dentidades: cartografía del sujeto online”, en

http://www.2-red.net/edentidades/doc/Edentidades.pdf

[5] Eso…. Si es que aún merece la pena hablar de “formato”…

[6] Wirth, Uwe, Op. Cit. Págs. 23-24.

[7] Lara, Carolina, “El Universo Escáner Cultural”, en Edición especial 2000 ejemplares “Escáner Cultural 12 años”, en el marco del proyecto “Reestructuración revista Escáner Cultural a 11 años de existencia”, financiado por FONDART 2010, Pág. 9-10.

[8] Op. Cit. Pág. 10-11

[9] Zafra, Remedios, “E-dentidades: loading-searching-doing (cartografías del sujeto on line)”, en http://www.2-red.net/edentidades/doc/Edentidades.pdf pág. 10

[10] Gianetti, Claudia, “ALGUNOS MITOS DEL FINAL DEL MILENIO: Contra la trivialización de la tecnocultura”, disponible en http://www.arteuna.com/talleres/lab/ediciones/libreria/Giannetti_AlgunosMitos.pdf

 

[11] Rodríguez Magda, Rosa, “El género como estrategia transmoderna”, disponible en http://www.nodo50.org/mujeresred/f-rm_magda.html

[12] Op. Cit

[13] Op. Cit

[14] Op. Cit.

[15] Zafra, Remedios, “Un cuarto propio conectado. (Ciber)Espacio y (auto)gestión del yo”, Fórcola ediciones, Madrid, 2010.

[17] Zafra, Remedios, “E-dentidades: loading-searching-doing (cartografías del sujeto on line)”, en http://www.2-red.net/edentidades/doc/Edentidades.pdf

[18] Radrigán, Valeria, “Obscénicos en vivo: claves para pensar- en tránsito- la subversión de las artes escénicas contemporáneas”, en http://revista.escaner.cl/node/4982.

[19] Wirth, Uwe, Op. Cit. Págs. 62 y 64.

Escáner Cultural nº: 
137
Gracias por tu texto! Me sirve para ubicar en este universo que hoy día me interesa transitar! Abrazos sororales desde Caracas! Mónica

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