Evangelio on the rocks: ¿una propuesta o una imposición?
Evangelio on the rocks: ¿una propuesta o una imposición?
Por Ximena Jordán: ximejordan@gmail.com
Av. Perú, costanera de Viña del Mar. Un paseo tradicional en la ciudad jardín; la vista es encantadora, un espacio amplio y cómodo acoge al transeúnte. Una serie de rocas, a modo de rompeolas, están situadas al costado de la avenida. Ellas son materia dispuesta para propósitos tales como caminar, leer, mirar y pensar. Sin embargo, el propósito de evangelizar no parece estar entre ellos. A pesar de esto, un apasionado artista evangelizador definitivamente no ha pensado lo mismo.
No sé con exactitud cuándo sucedió que las rocas de la avenida Perú se convirtieron en depositarias de mensajes cristianos. No obstante, puedo asegurar que esto sucedió dentro del año pasado, pues la última vez que me fui de Chile las rocas no estaban intervenidas aún. Al volver a Viña del Mar hace seis meses, me encontré con esta sorpresa cuando emprendía mi típica caminata por el sector. Me sorprendí, pues por lo menos un cuarto de la totalidad de las rocas instaladas está cristianizada, a través de parajes del evangelio estéticamente pintados sobre ellas. El artista, organizada y disciplinadamente, no concluyó su labor sino hasta que todo ese paseo quedase impregnado de sus ideales espirituales.
Ahora bien, desde el punto de vista de la estética urbana, la pregunta es ¿qué es esta intervención? ¿Grafiti con temas de literatura cristiana? ¿Contaminación visual? ¿Evangelización por medio del empleo del arte público? ¿Es arte realmente? ¿Arte religioso quizás?
No encuentro una respuesta única a estas interrogantes, y esto es justamente lo que hace a este tipo de intervenciones un tema entretenido para debatir. Creo poder decir con propiedad, que esto no califica como arte visual de ningún tipo porque no hay expresividad en sus formas, sino únicamente claridad en su concepto. Concepto que por lo demás NO es de la creación propia del artista ejecutor, sino recogido de nuestra tradición cultural..
Debido a que el concepto de esta obra es transmitido a través de versículos del Nuevo Testamento, este concepto pertenece a la cultura Occidental en su totalidad. Interesantemente, tampoco es ésta una obra que carezca de valor estético en absoluto. Si fuera de ese modo, no sería tema para este artículo. Es indudable que estos versículos cumplen una función estética urbana significativa, pues cautivan la vista y la sensibilidad del espectador/transeúnte a través de la apariencia y del contenido de los versículos escritos en las rocas escogidas para ello.
La respuesta más precisa a la pregunta acerca del valor estético de esta escritura en roca depende del observador. Es decir, si esta intervención es contaminante o enaltecedora, necesaria o entorpecedora para el paisaje, urbanamente estética o anti-estética, son divagaciones que no tienen una conclusión general ni única.
Personalmente, me gusta esta intervención porque la encuentro original e inesperada. También pienso que está bien ejecutada, es decir, denota cuidado de parte del artista tanto en la forma de la escritura como en el contenido de los versículos. Asimismo, está conceptual y espacialmente organizada de modo coherente. Por último, esta intervención estética urbana es sobria en sus colores, de manera que quienes no se interesen por contemplarla pueden no evitar fijar la vista en ella.
Lamentablemente, debo admitir que mi opinión de estos versículos pintados carece del porcentaje de objetividad con que logro analizar otras intervenciones estéticas. Mi opinión acerca de los versículos escritos en las rocas de la avenida Perú está determinada por el hecho de que yo soy cristiana. Consecuentemente, tanto la exposición como la lectura de estas frases me es grata e interesante, sobretodo este caso, en el cual están pintadas de un modo respetuosa y estéticamente. No lo percibiría de igual modo si las frases estuvieran escritas descuidadamente con pintura spray en la muralla de una casa, o de cualquier manera similar.
¿Qué pasa entonces, con los espectadores que NO son cristianos? Para ellos, estas frases son simples poemas: literatura ancestral escrita en roca, cuyo contenido no es perturbador, pero tampoco mayormente significativo. A estos espectadores no cristianos ¿les molesta esta intervención? Seguramente a algunos les molesta y a otros no. No obstante, a quienes sí les molesta, probablemente les molesta MUCHO.
Las rocas y el borde costero son patrimonio natural de propiedad pública. Debido a esto, no parece justo que sean intervenidas con intenciones que no sean igualmente públicas, o al menos compartidas por la gran mayoría de los habitantes. Para quienes no son cristianos, esta escritura en roca puede ser visualmente tan contaminante como la propaganda política o como el grafiti pandillero, es decir, el que consiste generalmente en un símbolo abstracto trazado rápidamente con pintura spray en cualquier muro o superficie urbanamente expuesta. Es decir, MUY contaminante.
Desde el punto de vista del uso de bienes y espacios públicos, el cual debería de igual goce para todos ¿Hay algo de injusticia en el uso de las rocas de la Av. Perú con objetivos evangelizadores? De acuerdo con lo recientemente analizado, sí. Creo que no deberían intervenirse estéticamente espacios y/o superficies que son comunes a todos, sin mediar una previa y expresa autorización municipal para ello, como sucede en Chile en los casos de creación obras de arte público.
Sin embargo, también es interesante pensar por qué la municipalidad respectiva no ha ordenado borrar dichos escritos. ¿Falta de tiempo, de recursos o falta de interés? De acuerdo al último censo, 89.95% de los chilenos reconocen adherir al credo cristiano, ya sea por medio de la religión católica o de otra denominación cristiana. Entonces, también puede ser que estando el cristianismo tan arraigado en nuestra cultura como creencia general, opere un inconsciente pudor espiritual en quienes tienen en sus manos la responsabilidad de elegir borrar los versículos, o dejarlos pintados ahí.
Del mismo modo, puede ser que para eliminar estos escritos en roca, los respectivos funcionarios municipales hayan elegido esperar que unos pocos ciudadanos se manifiesten expresamente molestos por la existencia de los mismos y que dicha molestia no haya sido demostrada por nadie hasta la fecha. Quizás esto no ha sucedido debido al mismo pudor espiritual mencionado anteriormente o simplemente porque simplemente a nadie hasta este momento le ha molestado la apariencia de los versículos lo suficiente como para presentar un reclamo y/o una sugerencia de removerlos.
Para terminar, no puedo dejar de mencionar que, desde el punto de vista del artista, escribidor, evangelizador o como quieran llamarlo, su derecho a evangelizar mediante el pintado de estas rocas es tan válido como el derecho del artista grafitero a plasmar sus inconformismos sociales o demarcaciones territoriales en diferentes superficies urbanas con pintura spray. No es un derecho otorgado por nadie. De hecho, es más bien un atropellamiento de derechos ajenos que un derecho real. No obstante y sin lugar a dudas, en la práctica, tanto el artista grafitero como este evangelizador "costero", sienten que el difundir sus ideas mediante el rallado en espacios públicos es un derecho tácito (es decir, implícito), el cual están empecinados en hacer valer mediante intervenciones visuales urbanas estéticas, o más bien anti-estéticas.
Sin ser una expresión gráfica destacable, en comparación con otras intervenciones urbanas evidentemente destructivas, creo que esta no es "tan" condenable. Si al pasar por el lugar no encuentran tantos versículos en las rocas como lo anunciado en este artículo, es porque el mar ha hecho de las suyas. Amén.
Ximena Jordán
Máster en Curaduría del Arte, Melbourne University
Licenciada en Estética PUC
ximejordan@gmail.com
Imágenes: Ximena Jordán.
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