N.A.R. ALGO QUE DERRITE LA TIERRA SOBRE LA QUE SE INSTALA
N.A.R. Algo que derrite la tierra sobre la que se instala.
Por: Mauricio Bravo Carreño
Texto sobre los gestos borrados, las miradas evadidas, las emociones excluidas en las prácticas artísticas post freudistas.
Introducción general.
En un momento donde las practicas artísticas, al parecer ya no son capaces de reestructurar su carácter rupturista ni sus poderes de puesta en crisis de las políticas institucionales que determinan su inanidad crítica, no parece posible erigir proyectos en los cuales ambos anhelos tengan un posible cumplimiento.
En efecto, los empeños relacionales o las estéticas de lo alternativo, panaceas visibles de un arte que desea ser la diferencia constituyente en un contexto de realidad marcado por el sin sentido maquiníco del proyecto neoliberal, han sido completamente recuperadas y absorbidas al interior de un mercado cultural, que en el presente se manifiesta omnipotente y liquido, mas aun, flexible y mutante, liberado de afectos y significaciones existenciales que pudieran mermar su acelerada realización global.
Claramente el arte actual más allá de las buenas intenciones expresadas por sus protagonistas, gestores y actores, ha caído en la más profunda de las inercias, saturado de eventualidades que celebran su importancia y preponderancia en tanto disciplina vigilante de los desigualdades ontológicas acontecidas en la sociedad, se ha mostrado como un espacio sin vitalidad y peor aun sin reservas problemáticas que pudieran legitimar la verosimilitud de su tarea liberadora pregonada en bienales, textos críticos y salones de clase.
El arte en su versión integrada al fatídico proyecto de neoliberación de las formas de ser y del ser no ha cumplido otra misión que transformarse en la guinda de la torta, es decir, en un detalle ornamental que decora un sistema societal en donde la vida ha quedado capturada en agenciamientos que procesan su multiplicidad y la reprograman en función de la continuidad redundante del ciclo mítico del consumo y la producción.
Artistas por la paz mundial, creadores unidos inventando tácticas para rescatar etnias o comunidades sumidas en la exclusión, espacios de exposición que buscan des-agregarse del circuito expositivo oficial alojándose en periferias artificiales, curadores desesperados por encontrar grupos sociales en extinción para legitimar una labor comprometida en el mercado global, estudiantes desencantados que dadaisan su hacer exorcizando la angustia que les provoca habitar realidades universitarias sin asideros referenciales consistentes, todas estas modalidades de trabajo son las axiomáticas que moviliza el capital en su performance integrada, no hay que sorprenderse, en su conjunto estas acciones y reacciones constituyen el modo en que el capitalismo cognitivo realiza la apropiación intensiva de los espacios culturales, generando polaridades y jerarquías en su interior que a la larga solo garantizan el eterno retorno de su voluntad productiva.
Francisco Olivos / Pablo Saavedra colectivo N.A.R artistas del colectivo
Dentro de este horizonte de prácticas consumidas y consumadas en los ciclos míticos del consumo y la producción, cabe imaginar un hacer que logre evadirse de los complejos controles que la sociedad actual impone a todo acto que se manifieste ajeno al menú o guión del capital. Es posible imaginar un lugar donde lo que suceda realmente este pasando y en el cual las relaciones allí convocadas aun puedan dar cuenta de la existencia de cariños, experiencias y vivencias no editables a lo ¡gran hermano! Puede existir ese pliegue topológico o espacio liso donde las percepciones y emociones no estén estriadas y organizadas en formatos comercializables, ya sea a través de un ojo-cuerpo domesticado por el turismo o de una mirada-mente cifrada en el redundancia semiótica de lo real. Desde mi punto de vista creo que aun es factible encontrar espacios imposibles y practicas menores que se descuelguen o pongan en fuga las sensaciones y las semióticas orgánicas que construyen la nervadura afectiva de una colectividad. Obviamente estos lugares no son arquitecturas de exportación, ni menos ensambles técnico relacionales que reflejan grandilocuentemente la pobreza empírica de sus usuarios, autores, divulgadores y adeptos, estos micro-proyectos son emprendimientos aleatorios que muchas veces se mueven en la emergencia y singularidad radical de sus autores, mas aun, son agenciamientos precarios que desean procesar magnitudes de tiempo y espacio en los cuales lo que circula es nuda vida, materia/corporal no reticulada no convertida en insumo lógico o mercancía epistémica funcional a relatos de poder travestidos de teoría falsamente militante.
Laboratorio de Ergonomía. Mario Soro
Los espacios a los que me refiero son aquellos surgidos de la nada y destinados a la nada, lugares ilegítimos por naturaleza y anómalos por vocación que ven en su territorializar la efectuación de su propio acontecer, son localizaciones hibridas alimentadas por el deseo de encontrar, en una realidad hostil, cronologías y geografías abiertas a intercambios irrelevantes, a las palabras simples, a los contactos cotidianos, a las sensaciones comunes, a los gestos si código, en fin, a todo aquello que a quedado incluido por exclusión en las pistas de alta velocidad del capital.
INSTITUSIONALIZATE. N.A.R en Valparaíso.
Pablo Saavedra y Francisco Olivos conforman el colectivo N.A.R cuya sigla no hace referencia a institucionalidad alguna ni tampoco pretende aludir a un concepto legible e identificable en un mercado cultural en vías de desarrollo. N.A.R no significa nada, sin embargo, tatúa mágicamente sus cuerpos y los hace participes de una exterioridad sagrada, posibilitando su ingreso protegido en un campo expresivo donde los fuertes-integrados devoran a los débiles des-agregados. En efecto N.A.R es la marca que cifra la distancia biopolítica que mantienen con el sistema institucional A.R.T.E (otra sigla que en el presente comparece vaciada de significado pero a diferencia de N.A.R sin el poder de investimiento ritual) y también es el sonido que les permite inventar un margen semiótico difuso desde el cual articular un espacio de flujos, potencias, fuerzas y alteridades no cuantificables para la movida alterno-estética porteña. N.A.R es así, un espacio destinado a la antiproducción, quiero decir, un lugar ideado para la continua des-organización y perdida de los capitales movilizados por la industria cultural: una intervención des-figurante de la cartografía neoliberal.
Esta identidad bifronte, se refleja en los objetivos y medios que los componentes de N.A.R esbozan en una suerte de breve manifiesto ubicable en su Blogger de presentación, en este los autores declaran que las intenciones de N.A.R son las siguientes:
1- Mofarse de la condición de artista contemporáneo, aquel que cumple con ciertos requisitos y tiene ciertas funciones en cierta sociedad contemporánea.
2- Reírse de si mismo al entender sus propias aspiraciones como ente inserto en un insipiente circuito artístico.
3- Jactarse de poder mofarse, asumiendo ser pedante aun siendo muy poco experimentado, pecado de ser el mismo ente, joven chileno, fruto de la educación de dicho país que da a N.A.R tanto de que hablar.
Esta declaración de intenciones da cuenta de que el programa de trabajo que tienen en mente sus miembros se emplaza directamente en la emergencias del circuito de actuación que en la actualidad deben ocupar lo agentes culturales designados como artistas, dicha preocupación reflejada en el conjunto de ironías y congelantes escepticismos que despliegan en sus afirmaciones nos indica que su postura o su impostura técnica frente al espacio institucional del arte mas que ser de desencanto o rebeldía es de franca provocación, con esto me refiero, a que Saavedra y Olivos se saben envueltos en un reality cultural y por ello re- accionan ese set agenciando una ficción digital-virtual que les otorgue autoridad y autonomía política en un campo de producción estética que se manifiesta confuso respecto al sentido critico del arte y a las responsabilidades sociales del artista.
N.A.R por ende se constituye en un laboratorio heterológico que procesa las relaciones de corte-edición- anexión-codificación de los flujos de intensidad que traman, sin ser tasados semánticamente, los flujos no-narrativos, no-figurativos, no- representativos presentes en las operaciones, entre comillas, criticas realizadas por el arte en su etapa post fordista. Como lo especifica Deleuze en sus clases sobre el Anti-Edipo “Una sociedad sólo le teme a una cosa. Al diluvio. No le teme al vacío. No le teme ni a la penuria ni a la escasez. Sobre ella, sobre el cuerpo social algo chorrea y no se sabe qué es, no está codificado y aparece como no codificable en relación a esa sociedad. Algo que chorrea y arrastra a esa sociedad a una especie de desterritorialización, algo que derrite la tierra sobre la que se instala. Este es el drama. Encontramos algo que se derrumba y no sabemos qué es. No responde a ningún código, sino que huye por debajo de ellos.” N.A.R calza perfectamente con lo descrito por Deleuze, en cuanto su identidad no rotulada con un sentido localizable podría bien ser ese ¡algo! que derrite la tierra sobre la que se instala, esa maquina autopiética que analiza los puntos de singularidad y fuga que corren por debajo de los sistemas de control: una especie de plataforma epistemica que reinventa continuamente su vida critica en función de chorreos y derrumbes, de las ruinas y los escombros que construyen los escenarios espectaculares y profilácticos del arte contemporáneo y de nuestra vida mundializada.
AGUACERO. Javiera Marin
Estos aspectos sagrados/profanos y simbólicos/productivos se materializan de forma clara y precisa en su primera okupación de un espacio expositivo, la cual es realizada en la Galería Garage de la Universidad Arcis de Valparaíso cede Artes Visuales/Cultura Visual ubicada en el Cerro Alegre. La muestra o la rotativa curatorial titulada con la sugerente invitación INSTITUSIONALIZATE se propone como el emplazamiento de una oficina o taller donde los miembros de N.A.R se ponen al servicio de la gente que desee participar de su singular proyecto y proyección. Los artistas de este modo se convierten en funcionarios de su propia micro empresa, sujetos biopolíticamente auto-organizados que cumplen rigurosos horarios de trabajo y establecen a través de la matematización performática de sus cuerpos un compromiso responsable con los artistas invitados y con el público asistente. Olivos y Saavedra son así una sociedad anónima una compañía autónomo/ limitada que presta servicios a la comunidad pero simultáneamente son un dispositivo corporal que produce trabajo y da trabajo poético, remediando la cesantía de sentido que inunda la escena artística y social.
Para abordar el conjunto de flujos que el artefacto N.A.R diseñado por Olivos Y Saavedra edita en el espacio Garage, pienso que seria más pertinente desarrollar una revisión técnica de las piezas que componen el mecanismo emplazado. Una lectura de este tipo no recaerá en la mirada estético-romántica que ve las obras como superficies de expresión subjetiva sino en una pragmática de flujos que concibe las obras de arte y los sitios de exposición como dispositivos-maquínicos productores y editores de subjetividad.
La escritura desprendida de este análisis se acercara más a un programa de trabajo, ya que, este formato técnico posibilita otorgar a lo visto la posibilidad de seguir operando políticamente en la escritura.
Espacio Garage ubicado en el Cerro Alegre Valparaíso
1- El espacio Garage
El espacio intervenido o suspendido por el artefacto N.A.R es la sala exposición Garage de la universidad Arcis Valparaíso, dicho espacio es un garaje que actualmente es okupado como galería de exposición permanente, acogiendo las obras de artistas contemporáneos. Las características físicas del lugar son las propias de toda arquitectura destinada a la función de proteger y resguardar un vehiculo con la particularidad de que su suelo es de tierra e irregular y la reja que separa el adentro del afuera es una frágil estructura de metal y malla que posibilita la visibilidad de los objetos en exposición. Maquínicamente el espacio Garage produce reserva y oscuridad, no poseyendo un sistema de iluminación adecuado a la exposición de obras, exige que las mismas deban portar/producir su propia luminosidad o aura artificial. Por otra parte la reja que delimita el adentro y el afuera genera una clara separación entre los flujos de la vida y los flujos estéticos, los cuales permanecen alojados en la penumbra y editados por una distancia hermenéutica.
2- La acción de OKupar.
Más que una intervención del espacio Garage N.A.R se propone una movilización, con todo el rigor político que conlleva recuperar la movilidad de un corpus social congelado en la inercia técnica de los fines y los objetivos que rigen y programan su devenires existenciales y sus voluntades políticas. Como lo enuncian sus autores “INSTITUCIONALIZATE es la ocupación de un espacio como plataforma de trabajo, oficina, taller, lugar apto para la exhibición de obras de arte, un campo de creación, acción y exposición constante” es decir su hacer tiene como objetivo transformar la pasividad fenomenológica de la sala de exposición en un centro de activación estético que multiplique los activos involucrados en los procesos de creación grupal. Esta acción, dado que se realiza y cumple en el tiempo, no solo provoca el desarraigo de las funciones habituales de un espacio de exposición sino que gracias a las figuras retornadas del imaginario laboral, taller, oficina, plataforma de trabajo, se materializa maquinícamente en el lugar como la puesta en marcha de un dispositivo que produce nuevas representaciones e identidades en un mundo determinado por las relaciones de producción. Este factor es muy importante porque es el índice de ruptura que los diferencia de las ya comunes propuestas relacionales que han inundado nuestro país, la diferencia que establecen Olivos y Saavedra consiste en que su relacionabilidad tiene como derrotero romper con los sistemas de modelización a partir de los cuales están siendo editados los sujetos participes directos o indirectos de su operación (turistas, vecinos, alumnos de Arcis, transeúntes etc.). Lo buscado por los autores es, entonces, pervertir o desviar la cadena de redundación subjetiva y para ello direccionan sus estrategias a los cuerpos convocados. En efecto lo que genera INSTITUSIONALIZATE al abrir las rejas que disocian el interior del exterior e invitar a los curiosos a incorporarse en una ficción de poder, es activar en los cuerpos disposiciones gestuales que sin esta apertura e invitación no serian posibles, su trabajo así, no desea crear vínculos entre los usuarios de su sistema, sabiendo que no es eso de lo que adolece el cuerpo social, sino contrariamente lo que ellos pretenden es romper con las indisposiciones corporales que determinan lo rituales y las formas que deben tener los flujos de afectividad al interior de una red heterogénea de subjetividades; induciendo fugas que descompriman y desfiguren su contención estético/emocional. En síntesis la maquinaria perfo-cognitiva, uso esta palabra compuesta para signar la confluencia simultánea de afectos, perceptos y conceptos, de Olivos y Saavedra se instala en el cerro alegre para detonar procesos de experimentación con la vida, tales procesualidades debieran posibilitar la aparición de singularidades vitales, quiero decir, la irrupción en la superficie reticulada del capital de miradas evadidas, señas contenidas, emociones desviadas y afectos comprimidos: nuevos formatos de alojamiento existencial.
3- Sobre relación-habilidad e investiduras sagradas de los cuerpos.
Como lo enuncie en el titulo del este articulo la propuesta de Olivos y Saavedra problematiza desde varios ángulos las practicas artísticas surgidas al interior del horizonte social llamado post fordista. Dicho horizonte se caracteriza por el paso de las lógicas laborales o de producción desde su constitución sedentaria o fija hacia su ejercicio líquido y flexible catalogado de nómada. Estas transformaciones radicales son correlativos a la expansión ilimitada de la producción, la cual en el presente incorpora las dimensiones afectivas, cognitivas e inconscientes del sujeto, efectuando la instrumentación total de sus dimensiones ontológicas. Tales cambios han encontrado en las artes visuales ciertas resistencias, sin embargo, la contextura mutante de los nuevos sistemas de poder y control no han tenido mayores dificultades para hacer de estos contra discursos críticos un soporte eficaz de continuidad axiológica. Dentro de estos formatos de lo escurridizo y lo participativo las estéticas relacionales son las que mas han resentido su recuperación y posterior edición comercializable, efecto que ha causado también, la configuración de un estilo o manierismo de lo relacional que ha venido a territorializar la casi totalidad de nuestro campo artístico (mal menor). Lo complejo de esta situación es que los planteamientos plásticos y conceptuales movilizados por las estéticas relacionales ponen en juego la vida, pero la ponen en juego sin comprender su economía ontológica ni menos entendiendo como esa existencialidad esta siendo envuelta en intercambios reactivos que reducen su independencia y vitalidad autopoiética. Esta apropiación superficial de lo viviente ha conducido a estas manifestaciones artísticas ha confeccionar una serie de estrategias, que si bien, pueden ser formalmente interesantes no logran su objetivo primordial: el cual es liberar los afectos y los vínculos humanos de su captura o inscripción en las redes del mercado. Tal fracaso en la administración de los saberes técnicos que nutren las experiencias de creación critica se ha dejado sentir en la recomposición de un espacio estético que mas que negar o poner en cuestión al sistema, le ha entregado los medios y los recursos bíopolíticos para llevar a cabo de mejor manera la borradura de las formas de ser y del ser contemporáneas que le son ajenas o no constitutivas. Lo relacional, por ende, no podrá poner en crisis un agenciamiento político que se legitima en espacios estéticos neo-populistas o post-participativos, ni tampoco podrá sabotear un régimen de poder que funda su actuar en la des-localización continua de las emociones de sus centros ontológicos y cognitivos.
OH. YEAH. Felipe Rojas-Juan Carlos Ampuero.
Al interior de este paisaje de prácticas caídas en el academicismo de la buena honda participativa, lo planteado por N.A.R, me parece que saca y pone en la mesa de los haceres cuestionantes unas cuantas diferencias que vale la pena rescatar y poner en escena textual.
La primera de ellas es la utilización poético/política del sitting de la producción. Esta apropiación la hiper-realizan Olivos y Saavedra yuxtaponiendo al suelo irregular de Galería Garage un espacio de trabajo, compuesto por todos los dispositivos emblemáticos que el capitalismo, en su versión neurológica, exige para efectuar de manera adecuada la repetición de los caractereres identitarios afines al sistema.
Con este gesto paródico N.A.R abre un espacio relacional, pero, la interactividad que ofrecen al usuario artista o transeúnte ya no consiste en un mero contacto sensorial o en un tiempo de participación liberado de la angustia cronométrica que normaliza nuestra vida cotidiana, no claro que no, los chicos de N.A.R involucran a ese distraído espectador de rarezas o multifacético creador en un espacio de intercambios maquínicos en donde su estar allí se ve remitido a lógicas inter-actuantes que sin ser aparentemente diferentes tienen muy poco que ver con los valores trasmitidos por las representaciones dominantes. Lo interesante del asunto N.A.R es que el participante ingresa en un setting difuso donde tendrá que realizar labores precisas de trabajo y además, deberá estar dispuesto a soportar la intervención vigilante de sus organizadores, con esto quiero aludir, que el espectador de institucionalízate será inscrito en un programa de producción pero en un programa de producción que a la larga no desea alienarlo sino opuestamente invitarlo a encontrar las disciplinas polisémicas que rigen sus rutinas internas de liberación.
Intervención a la intervención. Pablo Saavedra-Mario Z.
El segundo aspecto destacable del montaje o dispositivo es el cubo blanco situado al centro del espacio, este habitáculo mínimo es ofrecido a artistas e interesados en general a ser intervenido y provocado estéticamente. El cubo de características que parodian los espacios expositivos no cuenta con las condiciones necesarias para efectuar dicha noble tarea, mas aun su precaria apariencia da clara cuenta de la fragilidad operativa con que enfrenta materialmente las gestiones des-estructurantes del arte actual. Esa puesta en abismo retórico de un espacio fallido cumple el mismo rol que el conjunto de reglas desplegadas por los artistas es su operación, me refiero a que su objetivo es fallar y por tanto habilitar y legitimar actividades que no puedan ser identificadas al interior de un contexto normado. El cubo entonces produce diferencias y diferimientos, experiencias con la vida que finalmente no constituyen un capital de información interpretable desde un ángulo de saber específico.
La tercera auto-gestación de interés radica en el acto preformativo de investirse con mamelucos de trabajo y signar sus espaldas con el lema “artistas a su servicio”. Este factor que atañe directamente a los cuerpos y problematiza su ingreso señaletizado en el espacio social contemporáneo, nos indica, que las pro-positividad corporal contenida en N.A.R aspira a poner en tela de juicio aquellos designios físicos y meta políticos que determinan que es y que no es el cuerpo en el horizonte neo liberal. Según Michel Foucault en sus clases sobre el nacimiento de la bíopolitica tener un cuerpo en la actualidad implica contar con un capital de base, es decir, el cuerpo es nuestra primera inversión ontológica, es ese dispositivo o micro empresa que si lo administramos con sabiduría podremos obtener de el recursos insospechados para realizar-nos de manera optima y autónoma en la escena productivista actual. El cuerpo así, a dejado de ser un lugar, un espacio, una experiencia, una metáfora y se ha convertido en maquina, potencia operativa, un asunto de gestión, autogestión, inversión, costo y beneficio. Nuestra corporalidad entonces la vivenciamos al interior de procesos cuantificables, altos rendimientos, resultados y datos estadísticos que más que permitirnos una relación con nosotros mismos nos entrega una información necesaria para localizar nuestro self en un espacio de estrategias de posicionamiento.
Sin Titulo. Valentina Ramírez.
Frente a este complejo emplazamiento corporal las operaciones preformativas realizadas por Lillo y Saavedra sacan a relucir tácticas que hacen evidente los designios biopoliticos del cuerpo / artista: efectivamente en la actualidad más que en ningún otro momento de la historia, ser artista implica un acto de sometimiento total al campo de exigencias de la industria cultural global. El cuerpo-artista, así, ya no se localiza en un espacio de diferencia radical o singularidad extrema, ya no es un punto de fuga o vector de desterritorialización, todo lo contrario, el cuerpo-artista es la efectuación orgánico-expresiva del capital, su faz estética, ni sujeto, ni objeto, mas bien dispositivo cosmético de las nuevas políticas de desarrollo económico/cultural: para enfrentar y evadir este conjunto de funciones exigidas por los estados globales al cuerpo-artista los miembros de N.A.R deciden radicalizar esta metáfora y convertirse en recursos bío-técnicos al servicio del sistema; al servicio de las necesidades y demandas de un estado cultural que piensa su self institucional como mera plataforma de paso y traspaso de los imaginarios planetarios. De esta manera Olivos –Saavedra convertidos en replicantes del agenciamiento que les dio la vida, asumen dicha maternidad revolucionariamente, quiero decir, que los artistas deciden operar desde el reconocimiento de que su actual identidad no es el resultado de tendencias o facultades innatas o naturales, sino que esta posición de enunciación estética, es la consecuencia de los miles de procesos maquinicos que el capital, en su performance intensiva, impone a ciertos organismos para que en el futuro se conviertan en lo agentes productores de sus efectos simbólicos. Por otra parte, tal curioso saber les permite empoderarse de su rol y ejercerlo post-políticamente, haciendo de sus puesta en hacer una practica pivotante y polívoca que restituya a sus si mismos la autonomía y potencia necesaria para operar simétricamente en un espacio de poder. El cuerpo N.A.R no es una corporalidad cifrada por las políticas de genero, ni tampoco un organismo filosóficamente sitiado, N.A.R es una masa deslocalizada que se moviliza en los pro y los contra identitarios del mercado global de la comunicación.
Intervención teórica. Mauricio Bravo.
4- Para finalizar Institucionalízate.
Para finalizar me gustaría aludir al nombre de la primera okupación o usurpación identitaria realizada por el colectivo N.A.R. Este nombre es la palabra INSTITUCIONALIZATE, me llama la atención porque convocar a la gente a formar parte de algo supondría que la colectividad se mueve en una suerte de territorio carente de legitimidades que rijan sus acuerdos de pertenencia. Esta situación como digo implicaría una comunidad huerfanizada por el sistema, obligada a deambular sin dirección ni sentido (zombificada), con lo cual o para la cual una invitación como la propuesta por N.A.R seria lo mas esperado o lo mas ideal. En realidad nuestro mas oscuro fantasma atañe directamente a lo propuesto por Olivos y Saavedra, pertenecer, ser parte de, estar en alguna lista o estar miembrado en algún sindicato o comunidad de turno (todos al menos hemos cometido alguna vez ese micro pecado inicial). Efectivamente N.A.R nos ofrece agregarnos al sistema pero desde un cúmulo de tierra derretido por su propio acontecer critico, entonces cabe reparar a que nos invitan y a que nos llaman desde el puerto nuestros jóvenes artistas. Desde mi punto de vista su llamada es un aullido de lobos, un grito editado en la red que nos convoca a encontrar salidas donde no las hay, una señal que nos incita a buscar pliegues en un sistema que ha absorbido todos sus fueras y metáforas vitales.
Mayo de 2009
Mauricio Bravo Carreño. Artista Visual Y teórico Independiente, docente Universidad Arcis Valparaíso, Universidad Uniacc, Universidad Tecnológica de Chile Inacap, Universidad Andrés Bello.
Para mayor información de las actividades del colectivo N.A.R y del espacio Garage se pueden visitar sus Blogger de trabajo.
espaciogarage.blogspot.com
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