Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Guillermo Núñez - Haikus del maestro.

LA DUDA PICTÓRICA

-panorama psicopatriotico de los 80-90-

Felipe Vilches Rubio

Cuando en el decenio 80-90 registré distintos fenómenos del arte joven en Santiago, a finales de los 80 me había otorgado el mundo artístico, el premio Under de la crítica de arte joven (1988) por PERFORMANCE BALLET ZARATHUSTRA y por la naciente crítica de pintura que realizaba en Taller LA BROCHA, en el Barrio Bellavista.

Fue una reacción natural ser, ante la distinción, más responsable y me enfoqué a la crítica de la pintura en presentaciones y textos para catálogos e ideas, también guiones, y actuaciones, Festival de Teatro y otras performances mientras veía el oficio de vender y a su lado el desconcertante desarrollo de las ventas de obras artísticas con los proyectos que financiaban fundaciones que sorpresivamente destacaban en sus fines altruistas. Se intuía que el único camino posible a las masas de artistas, si no fueran elegidos por el mercado, era vivir en talleres en mínima pieza y soñar en el éxito de proyectos enviados al ministerio de educación y fundaciones de arte.

El excesivo crecimiento del arte parecía exigir el centralizar pronto los lugares de ventas por la marea tremenda que significaba en Chile, la multitud de artistas que salían de institutos y universidades. Alguien previó el cambio al mundo neoliberal.

Por tanto, se experimentó desolación en las fallidas becas con Proyecto Investigación PSICOPATRIÓTICOS Y CREATIVOS, que obtuvo sólo un número de registro, sin determinación ni adjetivo, cuyo silencio total es no tener nunca una explicación de que les parecía el proyecto. Tenía una visión “psicopatriótica del arte”, ya tenía considerado unos ítems de muchas preocupaciones que había registrado, motivaciones y la iconografía patriótica de los símbolos patrios, y se destacó aquella más filosófica presencia que reprimía en Dictadura al emergente pintor: el Supermerk.

Estaban formados la mayoría de los artistas jóvenes con ojeriza al mercado, el artista en general del 70 al 90, enseñado por padres, que también habían soñado la igualdad y la justicia del pueblo, y que en su manía mitificaban el dinero como agente comprador, la maldita, la bencina de los ricos. Por eso, ellos olían a distancia el azufre de la represión, y esas sustituciones de valores del “mercado”, encima de ellos.
Vivían la presión nueva del reciente supermerk, - idea que venía de España.


Guillermo Núñez


La duda del pintor a seguir su camino con un mercado, éste que ponía los precios de los “famosillos” y de ahí podía considerar sus propios precios. Panorama desalentador. El artista más joven que simplemente ya vendía de esnobista es convertido en firma, y no existen quienes desacralizaran su propia firma.

Lo inesperado. A comienzos de los 90 expuso en una retrospectiva Guillermo Núñez, (Premio Nacional de Arte 2007, pueden ver videos en FB ARTE CHILE) provocando la crisis de la firma. Estableció una estética de atache cultural crítico consecuente, con una visualidad de color, drama e historia, y regaló imágenes de sus trabajos en las calles, en los eventos, en esquinas de poblaciones, y en centros culturales, en papel en distintos formatos, provocando, que una obra podría ser intervenida y agregarse el participante con su firma. Así, Núñez aceptaba la participación de calidad humana y la gratuidad, ante un arte del mercado que vende al mundo del lucro, la inversión de capital y al sueño de una camioneta 4x4, digamos pinturas por parcela, y soñar vivir en parcelas que en costos tampoco podía en un momento sustentar.


Guillermo Núñez, pintura, Museo de la Solidaridad del Pdte. Dr. Salvador allende

 

Los artistas estaban sitiados en el ahogo de la plantilla de precios. Habían empaquetado el arte a 70 mil pesos, la pieza chica de auto consagrados en el ego, de vivencias franciscanas y se establecía los pintores ganadores que atrapaban las galerías – de mutuo acuerdo se apadrinaron a unos 20 artistas- , que al final de los noventa fueron clasificados como triunfadores del 2000. Por tanto regalaban 15 años de triunfos y de sostenerse en el éxito, ponían una muralla china de la economía a la marea súper in crescendo de artistas visuales.

Y quisieran en Chile un arte comprometido con ideas y principios sociales colectivos.
Está presente esa enfermedad occidental del culto a la personalidad de los literatos, artistas, sabios, atletas, sacerdotes, presidentes etc, que se considera más normal. Sin embargo, hay cambios notorios en la actitud de sacar adelante la justicia social, y la misma gesta social del arte.

Los psicopatrioticos se ven cada día más, mientras los del mercado hacen coctel en galería con familia de adeptos y reinventan músicos jóvenes para constituir la realidad del arte. Ya valen callampa. Sobresalen, en cuanta reunión y aceptación del esfuerzo. Se vive este hecho inaudito del proceso del arte y del neoliberalismo que institucionaliza económicamente el arte en el mundo privado del empresariado y como críticos del medio participan en su parte efectiva acción -cada cierto tiempo- para desencadenar “favoritos”, ganadores, mediocres etc., y los precios establecidos por algunas buenas cualidades de trabajos de los considerados taquilleros, como sinónimo de exitosos. Qué mejor crítica entonces que una película “Takilleitor, este mar sabe demasiado” (1994), donde los sueños salen a construir una historia mínima de un taxista, y el cantante popular Luis Dimas, un lenguaje fílmico disconforme con la transición neoliberal de la democracia.


Guillermo Núñez, expo matucana 100 .

 

SANTIAGO.(Ascanio Cavallo, Huérfanos y Perdidos, historia del cine de transición) De manera que el arte chileno está asociado a esos dos caminos, a ese dilema: ganadores reconocidos y dudosos de su calidad en el mercado del mundo privado, y el ganador reconocido en arte “colectivo” que actúa en colegios, beneficencia, concursos, marchas etc. Esos -más de- 15 minutos de fama de favoritos y dudosos, se prolongaron con el diseño comercial de la lujosa avenida ALONSO DE CÓRDOVA, unas 10 calles, galerías, vitrinas, arte de todo tipo, joyas y lujo, y las dueñas visibles son mujeres de apellido, y gente emprendedora en sociedades de dinero familiar y fundaciones, con gente de la banca que descuenta impuestos y gente de buen gusto por el lujo. 

Alonso de Córdova nunca debió pensar su nombre para una calle el futuro lejano y como un sueño de caridad industrial cultural, es modelo comercial de nuevas factorías y esa calle comienza en el edificio de la Municipalidad de Vitacura, a toda arquitectura y se disgrega en sus transversales calles en un tramado al mejor estilo de copia de otra parte, y en paralelo, fue sucediendo que la sociedad chilena expresiva en el rechazo al lujo y con aumento de actitudes motivacionales religiosas estéticas y materialistas actua en las calles para despatriar del lucro, la pedofilia, la injusticia y que fueron masivamente cuestionados con marcha nacionales Todo esta calamidad de injusticias, está cuestionado profundamente a toda conciencia profunda en los chilenos, y cada error de cada gobierno, lo está solucionando a medias, de a poco y finalmente, el único camino que se ve “no es el bienestar de todos” –diría un esceptikón para no desilusionarse en el futuro cercano-.


Guillermo Núñez

comienzo de los 1960 dibujos
 

SANTIAGO-REEDITexpuesto Rev Digital “Abert ELE”2015-Argentina-

 

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