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MICHEL FOUCAULT - HACIA ATRÁS
(Tres de Tres partes)
Por Felipe Vilches Rubio
YO, ZARATUSTRA, EL QUE DICE LA VERDAD, EL QUE DE VERDAD SE RIE, NI IMPACIENTE NI INCONDICIONAL, AFICIONADO A LOS BRINCOS Y A LAS PIRUETAS. YO MISMO ME HE CEÑIDO ESTA CORONA.
II El fantasma del Superhombre.
El deseo irrefrenable de una raza de superhombres más allá del bien y el mal representaba de manera liviana la experiencia nazi de Berlín 1935, sede de las Olimpiadas, donde se veían los atletas alemanes de cuerpos de perfección resplandeciente alzando las medallas, y las copas y saludan con controlados gestos a los muchos contrincantes que dejaron atrás en la lucha deportiva. La escena cerró al son del himno del partido Nacional Socialista. “El Triunfo de la Voluntad”, también era el triunfo del documental de cine de Leni Riefental, que gano aclamación internacional por su presagio al mundo la voluntad del pueblo a adorar rápido una filosofía nihilista, adoración de un filósofo y creer en el nazismo, como reducidora del humanismo.
La proclama de Nietzsche “Dios ha muerto” fue utilizada por teólogos radicales posteriores a la II Guerra Mundial, en adecuar el cristianismo a las décadas de 1960-70, en su grandeza intelectual fue al mismo tiempo limitado por su experiencia.
La visión del ser humano está basada en la producción y el intercambio, del hombre-masa, que vive subyugado por los valores morales de la tradición judeocristiana que teme a un Dios castigador, un profundo sentido de culpa perpetúa su esclavitud.
Por ello, el entendimiento sobre la filosofía de sus ideas, comenzó forzosamente con el conocimiento de su vida. Así, todos los hombres son iguales ante Dios, inversión del sentido humano, que simboliza que la igualdad se alcanzó por la presión a una religión comprometida con una sociedad corrupta y débil. Para maximizar la producción eficiente y ordenada que proveerá una vida confortable a sus miembros, la sociedad reprime toda expresión individual, masificando y estandarizando.
En contraposición al hombre-masa, propone el superhombre, cuya motivación es el descubrimiento de la identidad propia a través de la experimentación individual.
Esta experimentación de sí mismo es lo que llama la voluntad del poder.
Así, el Superhombre trasciende la moralidad de la sociedad moderna, no tiene límites para desarrollar su propia identidad, que implica la expresión y ejercicio del bien y del mal.
El aclamado poeta histórico Nietzsche ejerce mucha influencia sobre la literatura mundial, así sobre la literatura europea y la teología. Otra parte, es crítico del rol político de “Reich” tras la victoria en la Guerra Franco-Prusiana en 1871, prescribe un rol mundial para Alemania no-político y culto. Ese no existiría.
Muchos eruditos niegan esta lectura ideológica perversa del nazismo adherido a la filosofía del superhombre y lo atribuyen a una mala inducción Este rol es equivalente del Profeta Reformador Zaratustra, que enseña el Superhombre, quien trascendiendo las pequeñeces políticas, entiende el desarrollo ‘espiritual’ y la expresión artística del ‘alma’. Sus conceptos han sido discutidos y ampliados por personalidades del pensamiento: Karl Jaspers y Martin Heidegger, Martin Buber, el teólogo Paul Tillich, y los escritores franceses Albert Camus y Jean-Paul Sartre.
Nietzsche repudia la represión interior de la religión cristiana como aniquilamiento de un sentido digno de la identidad propia, está de acuerdo con la percepción cristiana de la esencia humana, que declara que sin controles, el hombre no es capaz de dominar el mal en sí mismo y por ello cae en una vida de vicios.
Al proclamar la ‘religión de Dionisio’ acepta los vicios como algo natural, gozando plenamente del placer que proporcionan. La única restricción seria el límite individual en la voluntad de poder de experimentar todos los efectos de los vicios.
El Superhombre es concebido como una alternativa de superación del hombre-masa.
Como tal, es una concepción reactiva, donde la solución propuesta sufre de las limitaciones del asunto original, porque la trascendencia que se busca es de fondo que de forma.
A través de Zaratustra, presenta al Superhombre, y no evade esta crítica la presentación de una realidad dicotómica. Esta percepción refleja la atmósfera familiar limitada y asfixiante y válida como percepción personal y justificada como explicación psicología. Es un punto fuerte en una teoría filosófica de un pensador maduro.
Más aún, si consideramos que tuvo una instrucción teológica muy seria, que inspiro interpretaciones del ser humano más profundas y ricas que el cristianismo con la versión simplista del sentimiento de culpa.
La asociación de ideas fundamentales de la psiquiatría nazi con la filosofía es inevitable. Aunque nunca postulo que el hombre tomando control de su vida trascendería el yugo de los valores sociales, subyugaría al esclavo. Es una filosofía de jerarquías, de liberación, más aun, limita sus referencias a la raza Judía al ámbito de su exasperación con la concepción de un Dios vengativo y castigador.
Zaratustra después de vivir diez años en la montaña, retorna a la ciudad y comienza a enseñar discrepando con los hombres inferiores, los encuentra en su camino. Allí en la ciudad hace contacto con los que viven pobremente en el Mercado, la gente de los bajos fondos.
Ahora cuando visita el Mercado hay un itinerario de ideas en este importante capítulo Importante porque reitera la muerte de Dios, y la condición general del mal que ejerce el Hombre Superior. Considera una tontería hablar a los hombres del mercado, las masas son oscuras por la clara indiferencia de los titiriteros y los cadáveres de vida nocturna.
Los hombres-masa solo entienden el lenguaje de la utilidad –el lenguaje del intercambio de valores, de la contabilidad.
Al otro día nada de lo anterior importa a nadie, ni las preocupaciones ni lo que quiera escuchar la plebe.
El Mercado simboliza la sociedad moderna, basada en la producción manufacturera y el intercambio. Es el desencanto con esta sociedad que lleva a postular que los valores tradicionales basados en el Cristianismo han perdido su poder sobre los hombres, la sentencia decisiva es – Dios está muerto!.
III DEL HOMBRE SUPERIOR…Se dirige a los hombres superiores, que aprendan que nadie cree en los hombres superiores
La plebe no ve las diferencias humanas, dice todos somos iguales.
Luego viene la primera alusión a Dios, según la plebe somos todos iguales, y se recoge la segunda alusión a Dios, que Dios definitivamente ha muerto.
Porque el Dios cristiano ha sido el mayor peligro para la humanidad.
Acontece el gran mediodía, es decir el despertar de los hombres. Es cuando Dios ha muerto y sugiere en forma categórica que la montaña del futuro humano está pariendo hombres superiores. Siempre y cuando Dios ha muerto, nosotros, se refiere -no solamente los filósofos- a todo aquel que tenga oídos, y que viva. El Superhombre no es ni el hombre, ni el prójimo, ni el pobre, ni el afligido, ni el mejor, existe una cadena evolutiva.
Que los hombres superiores desprecien a los inferiores, los hace grandes hombres venerables. Se burla Nietzsche. Por esto, los pequeños hombres aprenden de la religión cristiana la resignación, la modestia, la cordura y son amos débiles de pequeñas virtudes de estirpe femenina, es decir, serviles y plebeyos.
Debemos superar a los amos pequeños, son el máximo peligro para el superhombre.
Resulta muy importante, que al final del fragmento tercero, le pide al lector que lo superen por que el propiamente pertenece a la felicidad del mayor número y por ello alaba con veneración a los futuros superhombres.
Debemos dar existencia a la necesidad de cultivar nuestro valor en la soledad para ser un águila valerosa, porque ya no existe el espectador-Dios.
El valeroso, es quien conoce el miedo y tiene corazón porque dominara el miedo viendo con orgullo su propio abismo, y con sus ojos de águila y sus garras le es permitido contemplarlo.
Recordemos la escala hacia el superhombre, primero el niño, luego el camello, el león y posteriormente la humanidad representada por el hombre trapecista que vive el desequilibrio: la humanidad actúa bajo la fuerza continua del mal. El mal es la mayor fuerza del hombre.
Ahora bien, Nietzsche enseña que el paso del hombre al superhombre se hace mediante su acción de hacerse mejor y más malo aun.
Cito textualmente la conclusión imperativa del fragmento V, UN MAL MAYOR ES NECESARIO PARA EL MAYOR BIEN DEL SUPERHOMRE, padecer y sufrir es bueno para los predicadores de gente pequeña, y que para los grandes pecadores (los superhombres) el pecado son el consuelo y la felicidad.
En el fragmento VI, con mucha más fuerza indica que deben perecer los mejores de todos los errantes extraviados y perdidos, el destino debe ser peor y más duro, que los rayos despedacen al hombre y a la humanidad.
Se señala, que la mente y el deseo llevan a Zaratustra a lo lejano, lo expansivo y raro.
Todos los que sufren no han sufrido aun lo que deben sufrir por la humanidad.
La sabiduría de la mente del autor, es -confiesa- una nube silenciosa y sombría que solo hace parir rayos. No pretende la luz para la humanidad sino dejarnos ciegos y sin ojos.
Quien quiere cosas grandes es falso y perverso si no tiene la fuerza, son impostores que hacen recoger las monedas falsas.
La invitación es una invitación a vivir. Este llamado, es un llamado a una lucha heroica de liberación de la estructura social. Absortos en la lucha por la supervivencia y por alcanzar confort dentro de la sociedad burguesa, los hombres-masa se han subyugado a una estructura aniquiladora, que destruye todo rasgo individual y en particular, todo impulso de cuestionamiento del statu quo. La base de este poder social es la creencia, profundamente enraizada en el individuo, de que la naturaleza humana es inherentemente ‘malvada’.
Por tanto, todo ser humano que arriesgue pensamiento propio, está condenado en principio a errar, a perder el paraíso, como lo perdieron Adán y Eva, y a condenarse en esta vida y después de ella. La estructura social, con su orden de valores establecidos, ofrece el camino seguro para lograr una sobrevivencia confortable en la tierra y la entrada en el reino de los cielos.
Los hombres superiores deben ser cuidadosos con los que pretenden honradez, porque el mundo de hoy, se refiere a fines de 1900, pertenecen a la plebe, ella es tortuosa y mentirosa y la plebe comprende los gestos no las razones.
Textualmente cito esta paradoja, QUIEN NO SABE MENTIR NO SABE QUE ES VERDAD. Y para llegar a la verdad y subir más arriba las propias piernas y cuando se llega arriba el hombre superior pierde el equilibrio sin perderse si no escucha ni hace las cosas por, porque, ni a causa de, ni tampoco que sepa que una mano lave la otra, esos son falsos valores. Iguala a creadores y hombres superiores. Los primeros por ser impuros deben lavarse el alma. No hay un camino hacia la santidad y en la soledad florece cada cual.
Se critica a los hombres superiores por que han sido tímidos, torpes y vergonzosos que fallan la primera vez como el tigre, mientras los creadores son jugadores del azar y de la burla.
Reír es lo más elevado y lo más difícil de lograr y sin temor al fracaso se debe aprender a reír, este es el futuro del hombre, todo es posible todavía.
Los hombres superiores deben rodearse DE PEQUEÑAS COSAS BUENAS Y PERFECTAS Y BIEN LOGRADAS.
Fragmento XV. Porque las cosas perfectas enseñan a tener esperanzas, esta es ética del hombre superior. En el Fragmento XVI hace la crítica al Evangelio de San Lucas que manda a no reír AQUÍ ABAJO. Lucas pertenecía a la plebe, no amaba lo suficiente y lanzaba miradas malignas a la vida a estos seres inferiores: Todas las cosas buenas se ríen, en ello se revela un camino propio de carrera veloz con pies ligeros y con altura de corazón, o mejor ANDAD DE CABEZA. TIENEN LOS PIES Y EL CORAZON PESADOS, NO SABEN BAILAR.
Fragmento XVII. Zaratustra, el prototipo del superhombre, es individualista e independiente: “el superhombre que tengo dentro de mi es lo primero y lo único” declara Y después “Si vas a alcanzar las alturas, entonces usa tus propias dos piernas!”
Nietzsche a través de este capítulo se corona de rosas porque esta es la corona del que ríe y por tanto nos predica: YO, ZARATUSTRA EL BAILARIN, ZARATUSTRA EL LIGERO, EL QUE AGITA SUS ALAS PRESTO A VOLAR, HACIENDO SEÑAS A TODOS LOS PAJAROS, PRONTO Y AGIL, BIENAVENTURADO EN SU LIGEREZA..
Sin convicciones religiosas, considera que el centro de la sensibilidad del ser humano es el equivalente al “alma’ en el Cristianismo. Zaratustra aconseja que nos cuidemos de la avaricia de las convenciones sociales. Sin embargo, Nietzsche propone el escape del orden social, única alternativa para una vida plena.
Por ello, en un mundo ausente de valores espirituales, la grandeza humana se expresa en la constante lucha por la conquista de la identidad propia. Profetiza un duro camino al individuo que busque convertirse en tal.
Así anuncia las penas inherentes de la actividad creativa, la cual conforma el “alma’ del superhombre, comparándolas con la penas e impurezas del parto.
No escatima en pronunciar los dolores que abrumaran individualmente a los audaces:
–“Uds. superhombres, creen que….yo quiero construir confortables sillones para Uds., sufrientes?”.
En un mundo ausente de valores morales, Nietzsche basa la fortaleza individual en la aceptación completa de una realidad superior. Consecuentemente, Zaratustra proclama que no habrá recompensa divina en la lucha por trascender la hipocresía y mediocridad del orden social. Toda recompensa tiene que ser terrenal: baila, come, goza de las mujeres!
El placer de los sentidos es la recompensa bien ganada de quien opta por una vida de honestidad y de coraje. De honestidad por no aceptar los falsos dioses de la burguesía, ni los falsos sabios que memorizaron las consignas que sustenta una sociedad en ruinas.
De coraje, porque se atreven a correr el riesgo del pensamiento individual y del ridículo social al enfrentar los errores naturales de un proceso de aprendizaje autentico.
Por tanto, el superhombre, es un ser pleno, que siente profundamente, pero mantiene sus pasiones bajo control: “No lleves tu determinación más allá de tu poder”.
La determinación de ejercer el poder de la voluntad para conquistar la identidad propia es la fuerza motriz, y la búsqueda de control es aún más entendible en el contexto de cualquier realidad hostil. La realidad es pesimismo porque sabe el fin.
No solo es esta la recompensa divina de un Reino Celestial, sino que no existe alternativa para el sufrimiento terrenal- “Y si el erigiera monasterios, e inscribiera sobre sus portales: ‘El camino a la santidad’, yo aún diría: Que hay de bueno en ello! Es una nueva tontera!” .
Ni siquiera se puede escapar en la soledad: “En soledad crece lo que uno trajese consigo –también el bruto en nuestra naturaleza,” y “Hay algo más impuro que un santo en el desierto? En su alrededor no solo anda suelto el demonio, sino que también el cerdo.” .
El pesimismo de esta realidad, se basa la serie de fracasos. Por un lado está la realidad del orden social, habitado por hombres-masa sin pensamiento ni aspiración individual, sustentando un sistema de recompensas basado en hipocresías terrenales y las ilusiones divinas.
En el otro lado, está la alternativa de la existencia aislada del superhombre. Incomprendido en su lenguaje conceptual, ridiculizado por sus aspiraciones de trascendencia, temido por su atrevimiento de romper convenciones sociales y solitario en su búsqueda de una verdad, que escondida de las apariencias sociales, solo saldrá a la luz cuando el mundo la pueda comprender (“Mi sabiduría se ha acumulado largamente, como una nube, se ha vuelto más callada y oscura. Así le sucede a toda sabiduría que un día parirá relámpagos”.
Este superhombre seguro, independiente, realista, dotado de responsabilidad individual, y balanceando el profundo sufrimiento con el vital goce de la existencia humana, se resigna a vivir sin esperanza, apacigua el temor de las horas oscuras con el gozo pasajero.
Esta es la base de la paradoja. Este superhombre que opta por una existencia activa, buscando tomar el control de su existencia, ser maestro, es incapaz de mejorar la tiranía de la realidad, que lo vence tanto a él, como al hombre-masa con su esclavitud.
La esencia de la paradoja se encuentra en la construcción del superhombre basada en los parámetros de la realidad del hombre-masa: sin la subyugación religiosa, ambos son víctimas de los vicios del ‘bruto de mi naturaleza’ –
Aunque el pensamiento de Nietzsche contiene los elementos de superioridad racial y de un ordenamiento social basado en la tiranía de los Superhombres sobre los débiles de carácter, esta expresado en términos suficientemente amplios para incluir la versión de Hitler.
Desde esta perspectiva, la experiencia Nazi proporciona evidencia para la hipótesis presentada en la sección anterior: que inserto en la red social de la sociedad moderna, el superhombre llevaría una vida de continuo escapismo para llevar a cabo su búsqueda experimental colectiva capaz de alterar la realidad social.
De hecho, el superhombre nazi, es un ser completamente adaptado a los valores sociales y morales del sistema. Efectivamente, en la medida que controlaran sus pasiones, esto es cumplieran con las órdenes eficientemente.
Y aunque ciertamente los llevo a desarrollar un elevado sentido de la importancia de sus identidades, no los libero de la necesidad de productos nacidos del mundo cultural y de su medio social. Así, la esposa de un alto oficial durante una cena de ‘negocios’, guía a sus huéspedes por su casa mostrando la decoración y teniendo cuidado en resaltar un juego de lámparas de deseo exclusivo, cuyas pantallas están fabricadas con piel humana proveniente de los laboratorios de experimentación médica.
El fracaso del orden nazi, es representativo del fracaso inevitable del superhombre.
Ambos se basan en la mediocridad de una percepción humana: la imposibilidad de trascender el efecto generador el mal, el poder debilitante de los vicios.
Le habla a todos, esto es a la masa o rebano, como el los llama, y por eso encuentra individuos que lo puedan entender. Exhorta a los superhombres, pero los hombres del Mercado le replican: somos todos iguales, iguales ante Dios.
Sin embargo, Nietzsche postula que los valores tradicionales basados en el Cristianismo han perdido su poder sobre los hombres – Dios está muerto!. Por ello, el superhombre ya no tiene poder que lo restrinja, y por ende el individuo puede aspirar a gozar de los placeres de este mundo. La invitación es un invitación a vivir.
El llamado de Nietzsche, de su alter ego, Zaratustra, es un llamado a una lucha heroica de liberación. Absortos en la lucha por la supervivencia y por alcanzar confort dentro de la sociedad burguesa, los hombres se han subyugados a una estructura aniquiladora, que destruye todo rasgo individual y en particular todo impulso de interrogación del status quo.
La base del poder social es le creencia, profundamente enraizada en el individuo, de que la naturaleza humana es inherentemente ‘mala’. Por tanto, todo ser humano que arriesgue pensamiento propio, está condenado por principio a errar, a perder el paraíso, como lo perdieron Adán y Eva, y a condenarse en esta vida y después de ella. La estructura social, con su orden de valores establecidos, ofrece el camino seguro para lograr la sobrevivencia confortable en la tierra y la entrada en el reino de los cielos.
Por ello, el desafío no es pequeño, y no es sorprendente que exhorte a los hombres a juntar coraje para seguirlo: “el superhombre que tengo dentro de mi es lo primero y lo único”
Referencias
F. Nietzsche, Así hablo Zarathustra. R. Solomon y K. Higgins, What Nietzsche Really Said. J.P. Stern, Friedrich Nietzsche. Karl Lowich, De Hegel a Nietzsche, EL quiebre del pensamiento revolucionario. Martin Hopenhayn, Después del Nihilismo, de Nietzsche a Foucault. Michel Foucault , “EL PENSAMIENTO DE AFUERA”. 1966 Michel Foucault, Las Palabras y las Cosas. 1966. Michel Foucault. Nietzsche, Freud, Marx.1965. Historia de la Locura y Dirección de Memoria, Argentina./
febrero 2009-Chile
FELIPE VILCHES RUBIO