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DEL CALENDARIO ROTO DE DANA D
(¿Más rodillas para la Historia?) (La Guerra de las Galaxias, es un subproducto del presente) I PARTE
Desde Nueva York, Silvia Banfield
Cuando recibí el Diario de tela azul del poeta, pensé que ya vivía con él de alguna manera en La Patagonia. Entremezclé tantas cosas. El Sur tiene esa adivinación de la memoria. En el Norte era primavera y en el Sur, invierno. El espejo en sus dos caras. Todos sabemos que se tratan las estaciones. Su caligrafía pareja, mezclada en tinta negra y azul, unos dibujos absolutamente personales, definidos por el perfil de sus pulsaciones, hacían más intensas sus anotaciones, lo que explicaba a veces con la minuciosidad de un científico. En alguna de las páginas, sino en todas, dejaba sentir la sensación de un lugar sin límites, que yo ya conocía y volvía a revivir en sus relatos. Pero estaba la historia obsesiva, contada en detalle sobre el Rubio y Dana D. Ella lo sabía, todo por lo que después me enteré. Él, ignoraba todo, en el otro extremo de la historia. Un buzo rescatista, por decir lo menos, no está firme en la superficie. Ella le llamaba su héroe. Los días del Rubio morían en su silencio bajo el mar. Un mundo, en verdad lejano, donde la naturaleza te exige silencio. El paisaje camina no sólo en los ojos. El cielo es una masa impensable de no sentirla más allá de los hombros. El aire responde por sus propios pulmones. Lanzar una piedra tiene más destino que el mundo actual. Y rueda en su bicicleta Dana D. con la mente puesta en el Rubio.