Santiago de Chile. 
Revista Virtual. 
Año 8   
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
EDICION ESPECIAL
nº 22
Marzo de 2006 

escaner cultural

EL PENSAMIENTO ANTIIMPERIALISTA
DE OCTAVIO JIMÉNEZ


Desde Costa Rica, Rodrigo Quesada Monge1

Presentación.

Como historiadores, a lo largo de los últimos diez años, hemos trabajado intensamente con el afán de recuperar, para la memoria de los hombres y mujeres del presente, el pensamiento y la creación literaria de ciertos autores costarricenses escasamente conocidos 2, cuyo legado de independencia, libertad, honestidad e integridad intelectuales, debiera ser un punto de referencia ineludible. Al leer este tipo de autores y creadores, sentimos que se nos devuelve la armonía con el arte y la sabiduría, en un momento en que todo parece haber sido contaminado por la frivolidad y la indiferencia. Volver a ellos es recuperar el peso que debieran tener en nuestras vidas el arte, la bondad y la solidaridad; sobre todo hoy, en un país como Costa Rica que viene dando tumbos en forma irreversible, que sólo encuentra oportunistas elocuentes y saqueadores bien vestidos para dirigirlo con el criterio de quienes lo consideran su predio personal.

Uno de esos intelectuales de altos vuelos fue precisamente el abogado y escritor costarricense Octavio Jiménez Alpízar (1895-1979), mejor conocido por su nom de plume como Juan del Camino. También aspirante a diputado del Congreso Nacional de la República , entre los años 1936-1940, escribió en Repertorio Americano , la revista que por casi 40 años (1919-1958) editó Joaquín García Monge (1881-1958), unos 396 artículos que él llamó Estampas, y en los cuales, posiblemente, se encuentre algo de lo màs logrado y sistemático del pensamiento antiimperialista latinoamericano, pero sobre todo costarricense, de la primera parte del siglo XX.

En esos artículos, Jiménez Alpízar reflexionó sobre una amplia y rica diversidad de temas, desde el antiimperialismo en sus distintas expresiones, hasta la guerra civil española (1936-1939), pasando por las diversas biografías del fascismo y de las dictaduras 3. Para esta antología, decidimos concentrar nuestra atención en sus ensayos de más notoria expresión antiimperialista (unos 225). Hemos seleccionado setenta de ellos, ubicados entre los años de 1929 a 1938, y reunidos en cinco grupos temáticos:

•  La moral antiimperialista.

•  Las prácticas del imperialismo.

•  Empresas y empresarios.

•  Personas y personalidades.

•  Paìses.

Los grupos 2 y 5 fueron trabajados por el colega Mario Oliva Medina en el tomo II. Creímos oportuno repartirnos el material y el análisis de esta manera porque, aunque las diferencias no son profundas, existen entre ambos estudios introductorios enfoques distintos sobre algunos tópicos. Al final, quien sale favorecido es indiscutiblemente el lector.

En cada uno de los ejes temáticos mencionados, elegidos arbitrariamente por nosotros para ordenar la exposición, Jiménez Alpízar aborda el problema del imperialismo y del antiimperialismo siguiendo muy de cerca las tradiciones más sólidas y enraizadas del pensamiento latinoamericano. El ensayo, que fue la forma expositiva escogida por él, tiene una larga y valiosa historia en el desarrollo de la literatura latinoamericana, que se remonta a los inicios del siglo XIX. No olvidemos que el ensayo es una invención, si así podemos decirlo, del gran escritor francés Michel de Montaigne (1533-1592). Así lo consigna el estudioso Gómez Martínez cuando nos escribe: "El ensayo moderno, pues, data de 1580, fecha en que apareció la primera edición de los Essais (de Montaigne)" 4. Pero junto a él, Fray Antonio de Guevara (1481-1545) en España y Francis Bacon (1561-1626) en Inglaterra, completan la fundación de un género literario que tendría una profunda y progresiva perspectiva artística e intelectual en América Latina. Aquí, los nombres de Simón Bolívar, José Joaquín Fernández de Lizardi, Andrés Bello, José Martì, José Enrique Rodó, Pedro Henríquez Ureña, Eugenio María de Hostos, Jorge Luis Borges, Leopoldo Zea, Octavio Paz, Vicente Sáenz y Octavio Jiménez, junto a otros muchos que harían interminable esta lista, configuran una bibliografía impresionante llena de ideas, imaginación y reflexión profunda que ubica a los países de América Latina, entre los primeros del mundo donde el ensayo alcanzó cimas incuestionables.

Por otro lado, existe un denso y complejo debate sobre el género literario ensayo, sus orígenes y sus diversos avatares históricos que no nos compete tratar en esta ocasión pero 5, sin embargo, algunos aspectos serán abordados con el fin de hacer un poco más comprensible el proyecto intelectual y cultural de Jiménez Alpízar. Como desde el siglo XIX, una de las grandes preocupaciones de los ensayistas latinoamericanos era precisamente el problema de la identidad cultural de estas naciones, nuestros cultores del ensayo buscaron debatir, reflexionar, decantar ideas y pensamiento, algunas veces en clara y franca confrontación con las supuestas "culturas invasoras" (la anglosajona, particularmente), y en otras con una simpatía crítica y cautelosa hacia las ideas del extranjero, sobre todo del francés, que se encuentra en la mera raíz de nuestro ideario independentista.

Digamos, para empezar directamente con el ensayista costarricense Octavio Jiménez Alpízar, que su trabajo tiene un fuerte bouquet martiano. Sin embargo, aclaremos de primera entrada, que no estamos partiendo de la duda o de la creencia si los ensayos de Jiménez Alpízar eran realmente suyos 6. Esta ambigüedad nos llevaría a entrar en un debate filológico que tendría pocas consecuencias para las aspiraciones de la antología que hemos preparado, sin tomar en cuenta el hecho de que tal debate ameritaría un estudio completamente diferente.

Decimos entonces que en Jiménez Alpízar el "ideario martiano", la "moralidad martiana", es anterior a su antiimperialismo. Recordemos que el imperialismo es una realidad tangible en América Latina y el Caribe, particularmente despuès de la guerra de 1898, a la que el gran revolucionario ruso V. I. Lenin (1870-1924) llamaba la primera "guerra imperialista" 7 de la historia moderna.

Durante la primera mitad del siglo XX el imperialismo ha adquirido un nivel de cristalización realmente importante, sobre todo si pensamos en que la Primera Guerra Mundial (1914-1918) ha dejado por fuera a los viejos imperios coloniales del siglo anterior, como el inglés y el francés, pero también ha perfilado claramente a las fuerzas del fascismo, puntal indiscutible del imperialismo posterior 8. Por su parte, la Revolución Rusa ha madurado y ha abierto paso a la degeneración burocrática, que tantas y tan tristes consecuencias tendría para el desarrollo del movimiento popular a escala mundial. Pero lo que se conoció como el "campo socialista" hasta 1991, jugó un papel decisivo en el desarrollo y expansión del imperialismo, pues las variadas formas de enfrentarlo establecieron con precisión la geopolítica imperialista, la plataforma ideológica de la lucha contra el socialismo y sus distintas expresiones y la definición del complejo industrial-militar en los Estados Unidos, ingredientes que pueden ser considerados como el conjunto de instrumentos técnicos y teóricos para el lanzamiento de la dominación definitiva del capitalismo en el mundo.

De tal manera que, los distintos nombres que hoy le damos al imperialismo (globalizaciòn, mundializaciòn, internacionalización del capital, y otros) solo reflejan un cambio de escenario pero no de la naturaleza fundamental del imperialismo, tal y como empezó a decantarse a finales del siglo XIX, de acuerdo con las siguientes características: la dominación y explotación político-económica de los paìses y naciones más pobres del planeta, por medio de instrumentos financieros, ideológicos, culturales, políticos y militares, procedentes, en esencia, de los paìses capitalistas altamente desarrollados, tales como Estados Unidos, Europa y Japón 9.

El imperialismo que tiene al frente Octavio Jiménez Alpízar es diferente al que tuvo José Martì (1853-1895), para citar una de sus fuentes morales e intelectuales màs entrañables. Este último se mueve en el contexto recortado por lo que Dan Nabudere llama "el imperialismo del libre comercio" 10, cuya textura fue definida, en gran parte, por la época dorada del libre comercio; es decir los años que median entre 1860 y 1890, con su eje dinámico ubicado en Londres 11. Después de la crisis de 1873-1896, el imperialismo sufre una serie de transformaciones importantísimas las cuales lanzarán lo que luego Lenin estudiaría como las concentraciones monopolísticas específicas del imperialismo moderno 12, en el que los bancos y el capital financiero despliegan un estupendo protagonismo. E inmediatamente despuès de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), surge lo que Nabudere, ya citado, llama el "imperialismo multilateral" de los Estados Unidos, donde predomina la corporación transnacional 13, que sigue vigente hasta nuestros días, a pesar de lo que algunos autores del presente llaman "imperio" 14, para distinguir la supuesta novedad de este tipo de prácticas 15 de las que perfilaron al imperialismo clásico, aquel estudiado por Lenin.

Ahora bien, una vez establecidos los parámetros contextuales con que a nuestro Juan del Camino (Octavio Jiménez) le tocó vivir, en lo que concierne al imperialismo, deberíamos discutir un poco los asuntos relacionados con el ensayismo antiimperialista en América Latina. Obviamente los antecedentes màs remotos de este tipo de discurso se encuentran en pensadores como Fray Servando Teresa de Mier (1763-1822), Simón Bolívar (1783-1830), Francisco Bilbao (1823-1865) y José Martì (1853-1895). Algunos incluirían al Padre Bartolomé de Las Casas (1470-1566) 16. Sin embargo, hay hitos realmente precisos en esta dirección, cuando el problema del imperialismo empieza a ser parte de algunas de las reflexiones más agudas y màs llenas de aristas en hombres como Enrique José Varona (1849-1933), José Ingenieros (1877-1925), Rubén Darío (1867-1916), José Enrique Rodó (1872-1917) y José Vasconcelos (1882-1959) 17. El "romanticismo anticapitalista" que caracteriza a muchos de los ensayos de estos hombres establece los fundamentos de un pensamiento antiimperialista definido por dos grandes orientaciones: por un lado las preocupaciones nacionalistas y por otro todo lo atinente al asunto de la identidad latinoamericana. El "proyecto identitario" entonces, como lo llama un historiador chileno, se recogería en un conjunto de principios que expresan a cabalidad el quehacer de aquellas dos orientaciones mencionadas. Veamos cuáles son, según él:

•  La reivindicación y defensa de lo americano, de lo latino, de lo indígena, de lo propio.

•  La valoración de lo cultural, lo artístico, lo humanista en desmedro de lo tecnológico (sea por olvido o por desprecio).

•  El no intervencionismo de los países más desarrollados en América Latina, la reivindicación de la "independencia" y de la "liberación".

•  Acentuación de la justicia, de la igualdad, de la libertad.

•  La reivindicación de una manera peculiar de ser, distinta de la de los paìses màs desarrollados, en la cultura y en el tiempo propio.

•  Énfasis en el encuentro consigo mismo, con el paìs, con el continente 18.

 

Indiscutiblemente, este ideario es parte integral de los ensayos compuestos por Jiménez Alpízar. En efecto, la "hermandad de Ariel" (Martí, Darío, Ingenieros, Rodó, Vasconcelos, entre otros ya mencionados) 19 llegará a constituir el soporte moral de un antiimperialismo que cree en la fuerza de las ideas, de los valores morales y de la civilización como una totalidad. Los discípulos, aquellos que llegarán al marxismo catapultados desde ahí, hombres como Julio Antonio Mella (1903-1926) o José Carlos Mariátegui (1894-1930), encontrarán nuevas vías de acceso, inéditos atajos para darle sentido a la Reforma universitaria de Córdoba (1918); uno de los pilares del ideal "arieliano", con el afán de que otro de los grandes hitos revolucionarios del siglo XX, -la revolución rusa (1917)-, estableciera los fundamentos de una recién descubierta práctica antiimperialista, mucho más sustentada en los resultados que en los elementos discursivos.

De aquí que, mucho de la polémica sobre el papel jugado por la III Internacional 20 en América Latina 21, estuviera condicionado no tanto por las distintas concepciones que se tuviera sobre la estrategia y la táctica de las organizaciones políticas del momento, sino por el grado de ajuste que las mismas alcanzaran con la realidad específica de nuestros países, para lo cual era inescapable una discusión sobre el grado de efectividad del marxismo desarrollado por la III Internacional y la URSS en ese momento, así como por su potencia teórica para explicar y resolver algunos de los problemas màs urgentes de América Latina. Fue en hombres como José Carlos Mariátegui donde nuestro continente encontró salidas, y por lo menos alguna capacidad para plantear las preguntas correctas en el momento correcto. Por eso se le considera el "primer marxista de América Latina".

En América Central, por su lado, el antiimperialismo cuenta con referentes históricos muy concretos. Nicaragua, varias veces ocupada por el imperialismo norteamericano, cuando Augusto César Sandino (1895-1934) es asesinado, se encontrará con el inicio de una nueva era en la cual, hasta 1979, se pondrá en evidencia la total imposibilidad, para estos países, de resolver sus propios asuntos sin la intervención de los Estados Unidos. Lo mismo sucede con El Salvador en 1932. La "invención" de Panamá ya lo había probado también en 1903. E iguales o similares situaciones encontraremos en Costa Rica en 1917, en Guatemala en 1944 y en Honduras en 1937. En 1899 se fundó la United Fruit Company y de esta forma, para los centroamericanos y los caribeños, cristalizó de manera irreversible la relación estrecha que siempre existió entre el capitalismo como sistema económico y el imperialismo como práctica de expansión del mismo.

En Costa Rica, por otro lado, mucho antes de la fundación del Partido Comunista, el 16 de junio de 1931, ya se contaba con organizaciones e intelectuales antiimperialistas. Es decir, desde finales de los "radicales años veinte", como los llama Kohan en su libro, cuando habla de toda la América Latina 22. Sin embargo, Jiménez Alpízar siempre estuvo más cerca de Martí y de la "hermandad de Ariel" que de los ideales y estrategias del marxismo clásico en nuestro continente, a pesar de sus expresiones de simpatía por algunos de los grandes líderes revolucionarios rusos, como León Trotsky, según veremos màs adelante.

 

Inmediatamente después de concluido este ensayo introductorio, el lector encontrará una antología de los ensayos y artículos de Octavio Jiménez Alpízar, que él llamó Estampas, organizados en los cinco temas ya mencionados páginas atrás, para los años que van de 1929 a 1938. Esta clasificación es totalmente arbitraria y atiende únicamente a las necesidades analíticas de los compiladores. De tal manera, es posible encontrar Estampas en temas que podrían estar en otros; y valga la pena aclarar que no todos los temas se encuentran en todos los años aquí recogidos. El lector, entonces, deberá tener la gentileza de aceptar nuestra propuesta descriptiva como una alternativa, entre muchas otras, posiblemente, para comprender un poco mejor el pensamiento antiimperialista de Jiménez Alpízar.

 

La moral antiimperialista.

En esta primera sección el lector encontrará diecisiete ensayos escritos entre los años 1929 y 1936, en los cuales se consideran diversos aspectos relacionados con lo que debería ser una auténtica moralidad antiimperialista, según lo habían indicado en múltiples trabajos los maestros e intelectuales de lo que arriba hemos llamado la "hermandad de Ariel". Para ésta, en el ámbito político y social, eran muy importantes los valores morales clásicos, tales como la dignidad, la honradez, la valentía, el patriotismo y la solidaridad 23. La constante referencia a los poetas y pensadores de la Antigüedad Clásica , piénsese en Homero (siglo IX a.C.) y Plutarco (46-119), y algunos màs cercanos como Baltasar Graciàn (1601-1658), buscaban seguir de cerca las recomendaciones que hacía Martí, para quien aquellos grandes espíritus de la poesía y del arte siempre tuvieron mucho que decir, en momentos en que pudiéramos

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1 Rodrigo Quesada Monge (1952) historiador costarricense con diversas publicaciones sobre historia económica y social de América Central y del Caribe. Premio Nacional (1998) de la Academia Costarricense de Geografìa e Historia. Colaborador permanente de esta revista.

2 Una antología de poesía popular en tres volúmenes preparada por Mario Oliva y por mí, en la que se compilan poetas casi totalmente desconocidos de los siglos XIX y XX, saldrá en el 2006 publicada por la EUNED.

3 En realidad no existen índices bibliográficos exhaustivos de la obra periodística de nuestro autor, pero una de las mejores propuestas en ese sentido es el trabajo realizado en 1998 por dos de nuestras estudiantes en la Escuela de Historia de la Universidad Nacional , las Señoras Rebeca Granados Tamayo y Sylvia Durán Fernández. Ellas organizaron el trabajo de Jiménez Alpízar en cinco grandes paquetes temáticos donde, uno de ellos, el relacionado con el antiimperialismo, es el de mayor bulto, pues cuenta con 225 artículos. Otros trabajos como el de María Salvadora Ortiz y el de Elías Zeledón pueden consultarse también para tener una idea màs completa de los trabajos de Jiménez Alpízar. (A este respecto puede verse el ensayo introductorio de Mario Oliva en el tomo II).

4 José Luis Gómez Martínez. Teoría del ensayo ( Universidad Nacional Autónoma de México.1992) P. 23.

5 Para el caso de América Latina, existe una obra de extraordinaria utilidad que es la del escritor peruano José Miguel Oviedo en cuatro volúmenes. Historia de la literatura latinoamericana (Madrid: Alianza Editorial. Varios años).

6 Existe la tesis de que algunos de los ensayos titulados Estampas no fueron escritos por Octavio Jiménez Alpízar, sino por el poeta nicaragüense Salomón de la Selva. El trabajo filológico para establecer la verdad o ficción de esta aseveración no nos corresponde, por eso hemos partido de la base de que todos los textos escogidos para esta antología fueron escritos por nuestro autor. Véase de Iván Molina Jiménez. La estela de la pluma. Cultura impresa e intelectuales en Centroamérica durante los siglos XIX y XX. (Costa Rica, EUNA. 2004). Pp. 262-269.

7 Puede consultarse nuestra obra El legado de la guerra hispano-antillano-norteamericana. (San José, Costa Rica. EUNED. 2000).

8 León Trotsky y otros. Guerra y Revolución. Una interpretación alternativa de la Segunda Guerra Mundial. Tomo I (Buenos Aires, Argentina. Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky. Agosto de 2004). Recomendamos sobre todo el Ensayo Introductorio escrito por Gabriela Liszt y Pedro Bonnano.

9 James Petras y Henry Veltmeyer. El imperialismo en el siglo XXI. La globalizaciòn desenmascarada. (Madrid: Editorial Popular. 2002) P.17.

10 Dan Nabudere. The Political Economy of Imperialism (Londres: Zed Press. 1978) P. 85.

11 Julio Ramos. Desencuentros de la modernidad en América Latina. Literatura y política en el siglo XIX (México: Fondo de Cultura Económica. 1989) P. 145.

12 V.I. Lenin. El Imperialismo, fase superior del capitalismo (Moscú: Ed. Progreso. 1971).

13 Dan Nabudere. Op. Cit. P. 185.

14 Michael Hardt & Antonio Negri. Empire. ( Harvard University Press.2000). Este libro produjo una polémica muy rica y provechosa sobre el problema del imperialismo que valdría la pena indagar. Existe traducción al español por Paidos de Argentina (2002).

15 Para estos autores el imperialismo, los movimientos populares y la lucha de clases, solo para mencionar algunas nociones emblemáticas de los estudios y críticas revolucionarias del capitalismo imperialista, han dejado de existir en nuestra época. Hoy es conveniente hablar de "imperio" y "multitud", porque la realidad del presente se ha vuelto muy ambigua y los viejos parámetros geopolíticos y sociales han desparecido. Recomendamos los textos de Néstor Kohan y Atilio Borón, así como los de James Petras, pues se trata de aproximaciones críticas, lúcidas y políticamente muy claras, sobre esta nueva clase de revisionismo terminológico. Pueden hallarse en la página digital Rebelión.org

16 Carlos Real de Azúa. "Ante el imperialismo, colonialismo y neocolonialismo". En Leopoldo Zea (Editor). América Latina en sus ideas (México: Siglo XXI-UNESCO. 1986) Pp. 270-299.

17 Néstor Kohan. De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano (Buenos Aires: Editorial Biblos. 2000) P.29.

18 Eduardo Devès Valdès. El pensamiento latinoamericano en el Siglo XX. Entre la modernización y la identidad. Tomo 1. Del Ariel de Rodó a la CEPAL. (1900-1950). (Buenos Aires: Ed. Biblos. 2000) P. 18.

19 Néstor Kohan. Op. Cit. P.67

20 Fundada por Lenin en 1919. Milos Hàjek. Historia de la Tercera Internacional. La política de frente único. 1921-1935. (Barcelona: Crítica. Grijalbo. 1984).

21 Véase de Manuel Caballero La Internacional Comunista y la Revolución Latinoamericana. 1919-1943 (Caracas: Nueva Sociedad. 1987), y de Rodolfo Cerdas Cruz. La hoz y el machete. La Internacional Comunista , América Latina y la Revolución en Centroamérica (San José, Costa Rica: EUNED. 1986).

22 Néstor Kohan. Op. Loc. Cit.

23 José Enrique Rodó. Ariel (México: Ed. Porrùa. 1983). "Ariel triunfante, significa idealidad y orden en la vida, noble inspiración en el pensamiento, desinterés en moral, buen gusto en arte, heroísmo en la acción, delicadeza en las costumbres"( P. 57). "La civilización de un pueblo adquiere su carácter, no de las manifestaciones de su prosperidad o de su grandeza material, sino de las superiores maneras de pensar y de sentir que dentro de ellas son posibles..."( P. 26).




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