El artista brasileño Eduardo Kac visitó en fechas cercanas la ciudad de México para dictar un par de conferencias magistrales dentro del seminario del Centro de Artes, Humanidades y Ciencias en Trasdisciplinas (CAHCTAS), que coordina la artista e investigadora Maris Bustamante. Se refirió principalmente a sus trabajos más recientes en bioarte y arte transgénico , originando fuertes inquietudes e interrogantes como sucede en todos los lugares donde se presenta. Entre las preguntas hechas se le inquirió sobre la responsabilidad del artista en su nuevo papel de "crear vida", sobre los problemas surgidos por el uso de cultivos transgénicos en detrimento del ambiente y la diversidad biológica, así como la posible y necesaria intervención del artista en el desarrollo y aplicación de la bioética ante las actuales manipulaciones del orden bioquímico para fines comerciales y hasta militares. De sus respuestas, de diversas entrevistas y artículos suyos iniciaremos ahora una visión panorámica sobre los extraordinarios aportes y propuestas desarrollados por este artista latinoamericano en las últimas dos décadas. Eduardo Kac es reconocido internacionalmente por sus instalaciones interactivas en red y el nuevo concepto de bioarte. Pionero del arte telecomunicacional de los 80 -antecedente del arte de la red-, a principios de los 90 abrió un nuevo campo polémico con sus radicales creaciones en materia de telepresencia y biotelemática. Su combinación de robótica con proyectos en red incursionaba en torno a la posición del sujeto en el mundo postdigital.
Telepresencia, bioarte, arte transgénico, biotelemática, holopoesía, son algunos de los términos y terrenos que el artista enfrenta en sus obras, en las que los materiales pueden ser al mismo tiempo bacterias vivas y dispositivos de alta tecnología. En ellas pone en juego múltiples y complejas capas de sentido que cruzan los discursos específicos de la ciencia y el arte para delinear, según sus palabras, un "modo no literario de reflexión filosófica". Su trabajo aborda temas que van desde la mitopoética de la experiencia on line (en Uirapuru ) al impacto cultural de la biotecnología (en Génesis ); de la cambiante condición de la memoria en la era digital (en Cápsula del Tiempo, Time Capsule ) a la acción distribuida (en Teletransportando un estado desconocido, Teleporting an unknown state ); de la problemática noción de lo exótico (en Rara Avis ) a la creación de vida y evolución en ( GFP Bunny ). Al iniciarse este siglo XXI, Kac introdujo la idea de arte trasgénico, primero con la instalación llamada Génesis (1999), donde desarrolló un gen artístico especialmente para la obra, y luego con Alba, la coneja fluorescente (2000). En sus trabajos, arte, biología y tecnología confluyen para articular un discurso sobre los cambios culturales y sociales que los avances científicos traen consigo en una sociedad fragmentada y tecnocratizante como la actual, que en muchos aspectos podría definirse como "post-humana", un rasgo que Kac viene anticipando y explora de manera consciente.
Así, Eduardo Kac es un artista y escritor que investiga las dimensiones filosóficas y políticas de los procesos de comunicación. Se interesa en los aspectos estéticos y sociales de la interacción verbal y no verbal; en su obra muestra y entrecruza los sistemas lingüísticos, los intercambios dialógicos y la comunicación entre especies, planteando formas alternativas de entender las implicaciones culturales de los fenómenos comunicativos. En 1997, en esa misma línea que postula la hibridación entre ingenieria genética, implantes experimentales y arte, se injertó debajo de la piel un microchip de memoria con un número grabado -sigue llevándolo aún hoy- que formaba parte de una instalación en que buscaba tematizar las relaciones entre arte y técnica, identidad y memoria, naturaleza y artificio, para reflexionar sobre la relación tecnología-ser humano.
¿Su tesis? Si los avances de la genética van a cambiar por completo nuestra sociedad, la única manera de reflexionar sobre estos cambios a través del arte es utilizando las mismas herramientas y técnicas que los científicos. Kac es profesor en el Instituto de Estudios Superiores de Arte en Chicago. En 1998, escribió en Leonardo -revista que publica el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) y de cuyo consejo editor Kac es miembro permanente- un artículo titulado "El arte transgénico". Allí proponía las bases de una eventual nueva forma de arte "basada en el uso de las técnicas de la ingeniería genética para transferir material de una especie a otras, o para crear singulares organismos vivientes con genes sintéticos". Y en la edición del 99 del festival Ars Electronica anunció la fundación de una nueva disciplina creativa: el arte transgénico. Posteriormente expuso en el festival digital de Avignon un provocador proyecto consistente en crear un conejo cuyos genes hubiesen sido modificados con proteína verde fluorescente (GFP), una sustancia extraída de las medusas, con el fin de que brillase en la oscuridad. La coneja Alba es perfectamente normal la mayor parte del tiempo; sólo cuando está expuesta a una luz azul con un nivel de excitación máximo de 488 nanómetros su piel emite un resplandor verdoso. Para Kac, esa obra no sólo implicaba crear un ser transgénico sino que la idea era convivir con ella y provocar un gran debate alrededor de su existencia. El debate se produjo (como puede apreciarse al visitar el foro de su página web), pero no la convivencia porque, asustados por las fuertes críticas que recibió el experimento, los responsables del centro francés en el que Alba fue creada se echaron atrás y no entregaron el animal a Kac, que quería llevárselo a Chicago y convertirlo en la mascota de su familia.
Habla Eduardo Kac: -Por un lado, me gusta explicar que ciertas cosas que consideramos naturales y damos por sentadas han sido en realidad creación del hombre. Un ejemplo es el perro doméstico, el animal de compañía que el hombre ha venido "moldeando" a lo largo de cincuenta mil años, para acabar convirtiéndolo en lo que es hoy, un ser que no existía originalmente en la naturaleza. En cierto sentido, se trata de un organismo artificial. -¿Cuál es la relación que su trabajo establece entre vías artísticas y vías científicas? Se supone que ambos campos tienen objetivos muy distintos.
En mi caso, yo trabajo con algo que se desarrolló en el contexto científico, igual que Internet, el ordenador o el video, pero mi mensaje no es un mensaje científico; es una reflexión sobre los cambios de la percepción, los cambios culturales y políticos, las implicaciones filosóficas producidas por la expansión y la modificación de la percepción del ser humano... hago arte que habla de cosas humanas, como todos los artistas. Quiero crear nuevas realidades. EK: Creo que nos encontramos en el crepúsculo de lo digital, la revolución digital está completa, y todas sus fases ya han tenido lugar. Lo que no quiere decir que no se vayan a seguir produciendo cambios a través del aumento del ancho de banda, la convergencia de las tecnologías y el auge de los dispositivos portátiles. Pero no serán rupturas, sino expansiones. Significativas, pero no radicales. En lo que respecta al mundo del arte, el medio digital se ha convertido además esencialmente en un mecanismo de representación a través del texto, la imagen y el sonido. Pero a mí lo que me interesa es pasar de la representación a la presentación, que las creaciones salten de la pantalla al espacio físico.
Por ejemplo, en una obra anterior llamada "Génesis" cree en mi ordenador el modelo de una bacteria y se lo envié por correo electrónico a la compañía que la sintetizó, y ésta me la devolvió de manera física. Este salto de la pantalla al espacio físico me parece lo más radical, pasar del interés por reproducir la realidad a crear nuevas realidades. Yo quería saltar de la pantalla al espacio físico. Seguir utilizando los medios digitales, pero de una forma mas intensa, que estableciese una conexión entre lo físico y lo virtual, entre lo biológico y lo tecnológico. Pretendo crear un universo dinámico entre los dos para romper las fronteras y entrar en una nueva ecología.
Algunas obras
EK: "El octavo día" consiste en una semiesfera en la que podemos encontrar una ecología transgénica formada por ratones, plantas y peces. Todos han sido modificados con el gen de la medusa y al igual que Alba producen un brillo verde cuando son expuestas a la luz azul. Pero, además, he introducido en la semiesfera un "biobot". Desde el 97 vengo creando máquinas que son el opuesto del cyborg; es decir, en vez de integrar la tecnología en un ser vivo, se trata de un robot en el que he integrado un grupo de amebas. El bio-robot se mueve en el espacio de acuerdo con la actividad de estos organismos, pero también podremos dirigir un poco su dirección desde una página web. Ni las amebas ni nosotros tendremos control total sobre el dispositivo, con lo que el robot se convierte en un lugar de interacción entre organismos y participantes. Además, el biobot incorpora una cámara a través de la que tendremos una perspectiva en primera persona del ecosistema transgénico. Los animales transgénicos han sido creados por un equipo de 18 científicos de la universidad de Arizona. "Lo que separa el arte de otras manifestaciones culturales, es que una obra de arte no se puede repetir, no hay posibilidad de hacer una hipótesis de ella. La vida creada en el contexto del arte transgénico es una singularidad en muchos sentidos. "Por una parte, la vida es única, tiene su propia lógica y universo, pero cuando nace en el contexto del arte tiene una conexión inexplicable con la obra, y como no habrá obra igual, probablemente no habrá otra vida", destaca.
Todos somos transgénicos En realidad, nosotros somos transgénicos, es un proceso natural: la transgenia está ahí, sin que nunca el hombre haya intervenido. Hay bacterias que comunican material genético desde su vientre, de su cuerpo a una planta, los genes salen a través de una membrana Y nosotros somos eso. Las investigaciones del genoma humano revelaron que tenemos genes que vienen de bacterias y de virus. Entonces, ¿cómo les llamamos a esos seres que tienen genes de seres que no son de su propia especie?
Todos los artistas han sido unos experimentadores. No sabemos cómo pasó, pero en un momento a alguien se le ocurrió que con la mezcla de tierra y tinturas aparecería un pigmento para aplicarlo sobre la pared y hacer sobre ésta una forma; todo eso es una tecnología, algo que no existía. Es un cambio de la naturaleza que nos permitió hacer lo que llamamos cultura. Desde ese momento no se ha detenido la invención de medios para producir formas sensibles para incluirlas en el mundo de la cultura. Los murales, los frescos, la fotografía, son ejemplos de estas tecnologías. En los 80, a los 24 años, ya estaba pensando en cómo sería el arte del siglo XXI y aquí estamos. Hemos pasado de la desmaterialización del arte, que viene de los 60, al umbral de la verdadera creación inmaterial. Nan Jum Paik (artista muerto en 2006) transformó el videotape en un medio de creación y ya es arte. Lo mío también.
Es inevitable que la publicidad, el mercado, los medios asimilen con rapidez el discurso del arte de vanguardia. Los dibujos animados parodiaban la estética del surrealismo (a Max Fleischer le gustaba mucho el surrealism ), y el 'pop art' fue convertido muy pronto en camisetas y merchandising. Pero todo esto no altera el propósito de mi trabajo. En cualquier caso, yo no podría haberlo hecho porque mis proyectos no pretenden ser útiles; son intervenciones simbólicas. -Mis pasiones son el arte, la poesía. La técnica simplemente me sirve para resolver problemas expresivos. Esto fue así desde que comencé a trabajar, en los años 80. En aquel momento, la gente estaba muy cómoda hablando del arte posmoderno, los pastiches, el reciclado. Pero yo sabía que el arte del futuro -el que algunos ya estábamos haciendo- era algo totalmente diferente: un arte inmaterial, en red, basado en la información y la comunicación. Su formación académica pasó más por la lingüística, la comunicación y la filosofía que por las artes plásticas. Kac pertenece, además, a la generación que creció arrullada por el zumbido familiar de la TV, y hace buena gala de eso: una versatilidad que, sin duda, ha sido un factor clave en su diálogo con tecnobiólogos, genetistas y expertos en electrónica. P orque su trabajo, además, es de hecho un modelo de responsabilidad, de reflexión, de imaginación y ética. Porque, al final, ética está dentro de la palabra estética.
¿Cómo es la ética de un artista transgénico? Mi arte no está al servicio de ninguna causa, pero lo cierto es que mi trabajo puede ayudar a generar una nueva visión del mundo. En el caso de la coneja verde no es solamente una obra sobre la que se puede pensar, también con la que se puede pensar. Mi formación es la literatura, la filosofía, mi interés personal es poético y filosófico. La coneja nació en el contexto de que ella era la obra y le reconocí como un ser con vida propia, que no está reducida a la obra; ahí radica su fuerza porque nace una relación dialógica entre la obra viva y el humano.
-Trabajar con la vida es muy difícil. La materia viva tiene lógica propia. La naturaleza no hizo una coneja verde, pero la permite. Alba pone en evidencia lo que tenemos en común: el código genético. No busco negar la existencia del ser humano, sino cuestionar su supuesta posición privilegiada en el mundo. Nosotros nos adaptamos al mundo por medio de nuestras habilidades. Pero también lo hacen el león, el mono, la bacteria. Es más una visión relativa que negativa. Yo pregunto: cuando creo una bacteria, ¿qué estoy haciendo? Estoy multiplicando la existencia de bacterias en el planeta. Soy un agente al servicio de la bacteria, que tiene su vida propia. Cuando las creo, no tengo control sobre ellas. Es como tener un hijo: tomas una decisión, tener un hijo. Una decisión racional. Y empieza el proceso para tenerlo. Kac advierte que "las preocupaciones éticas, de capital importancia en cualquier obra artística, se hacen todavía más cruciales que nunca en el contexto del arte biológico, donde un ser vivo real es la propia obra de arte". Y agrega que "no hay arte transgénico sin un compromiso firme y la aceptación de responsabilidad por la nueva forma de vida así creada".
El arte está siempre cambiando. En el 97 propuse el término de bioarte. Es un principio amplio de manipulación de la vida, que implica trabajar con el proceso vital, con lo que ocurre cuando la vida se desarrolla. Luego, en el 98, escribí "El arte transgénico", un texto donde propuse un desarrollo más particular: no solamente esta idea de manipulación de los principios activos de la vida, como la evolución, sino también la creación y el cambio a nivel genético-molecular. En el 94 hice Ensayo sobre el entendimiento humano, concebida para un pájaro y una planta, una obra pensada para el universo fenomenológico de dos seres no humanos. El arte siempre fue desarrollado por humanos y para humanos. Pero eso no quiere decir que no podamos encontrar principios estéticos en la naturaleza.
Yo no trabajo con la ciencia, sólo con el arte
Yo no trabajo con la ciencia; lo que hago es sólo arte, aunque utilizo medios contemporáneos de creación. Los artistas continúan creando cosas que antes no habían sido hechas. Por ejemplo, el trabajo de Orlan con la cirugía plástica o la prótesis activa de Stellarc no se habían hecho antes. De la misma manera, el proceso de creación de seres vivos específicamente para un contexto de arte que hago yo, o la telepresencia, tal como la desarrollé en los años 80 y 90, es decir, la unión de la telecomunicación con la robótica, eso no se había hecho. La introducción de la tecnología televirtual en la sociedad en general está reordenando nuestro campo de acción e interacción en todas las esferas públicas. Actualmente, como en el pasado, las nuevas tecnologías de la información redefinen la experiencia humana. Ocurrió con la imprenta mecánica, la fotografía, la telegrafía, el teléfono, el fonógrafo, el cine, la radio, la televisión, el ordenador personal y con Internet. Nuevas tecnologías de la información generan nuevas situaciones y también nuevas formas de entender entornos ya familiares. Tienen el poder de modificar el ámbito social mediante la introducción de nuevas formas de intercambio y negociación de significado. Hoy, nuestros sistemas de intercambio simbólico están empezando a incorporar nuevos elementos multimedia, introducidos por la fusión entre las telecomunicaciones, la computación a tiempo real y las redes a escala mundial. Está claro que las llamadas de teléfono y los mensajes de correo electrónico nunca serán lo mismo cuando el video de movimiento completo (30 imágenes por segundo) conquiste las líneas digitales de banda ancha. Las conversaciones pasarán a ser multimedia, y las experiencias de telepresencia (incorporando feedback táctil, por ejemplo) se convertirán en algo cotidiano. La tecnología seguirá viajando hacia el cuerpo, reconfigurándolo, expandiéndolo y transportándolo a lugares remotos. A finales del siglo XX, las nuevas formas artísticas usan la tecnología para sugerir un nuevo concepto del potencial humano, que expande más allá de las barreras espacio-temporales el alcance de la presencia humana en tiempo real. A través de presentaciones, sistemas e instalaciones efímeras, este nuevo arte opera en los ámbitos del paisaje mediático y la vida en la red, de las interfaces entre el cuerpo humano y los ordenadores, y de otros dispositivos electrónicos. La presencia dominante del objeto en las artes visuales deja espacio para la experiencia inmaterial de la telepresencia. Si hace unas décadas hablábamos del proceso de desmaterialización del objeto artístico, ha llegado el momento de reconocer que el arte inmaterial ya se está practicando en el presente. Los artistas que trabajan actualmente con las herramientas de su tiempo combinan tecnologías de lo visible y lo invisible, configurando entornos sintéticos y telepresenciales en los que las fronteras físicas desaparecen, en parte, en favor de la navegación virtual a distancia. Está emergiendo una nueva estética como resultado de la sinergia de nuevos elementos no formales, como la coexistencia en espacios reales y virtuales, la navegación telerrobótica, la sincronía de acciones, el control remoto a tiempo real, el control compartido de telerrobots y la colaboración a través de las redes.
REFERENCIAS:
"Alba, arte transgenica, arte del vivente" En Noema - Tecnologie e Società , Italia, Junio 2000: http://www.noemalab.com/sections/ideas.html José Luis de Vicente, "Eduardo Kac | artista electrónico, El creador de seres imposibles", en El Mundo , Madrid, Lunes, 10 de septiembre de 2001
. Arte del DNA En Flash Art , N. 218, Milán, 1999. Eduardo Kac, " Telepresence and Bio Art - Networking Humans, Rabbits and Robots" , University of Michigan Press, 2005 Simone Osthoff, "Eduardo Kac - The aesthetics of dialogue", Revista do Mestrado de Arte e Tecnologia da Imagem , N. 0, 1994, Instituto de Arte, Departamento de Artes Visuais, Universidade de Brasilia, Brazil Catalina Serra, "Eduardo Kac, el artista con un chip de memoria en el tobillo" , El Pais , Madrid, 15 de octubre de 1998, Sección Ciberp@aís, p. 14. Eduardo Kac, " Beyond the Screen: New Directions in Interactive Art", en Veredas , No. 32, 1998, Rio de Janeiro, Brazil, pp. 12-15, y Blimp - Film Magazine , N. 40, Graz, Austria, 1999, pp. 49-54. Eduardo Kac, "Ornitorrinco: exploring telepresence and remote sensing", en Leonardo , Vol. 24, No.2, 1991, p. 233.Diana Domingues, "A Arte da Telepresença na Internet", en A Arte no Século XXI , ed., Edusp, São Paulo, Brazil, 1997, pp. 315-324. Claudia Gianneti, ed., "Arte de la Telepresencia en la Internet", en Ars Telematica - Telecomunicación, Internet y Ciberespacio , Barcelona, L'Angelot, 1998. Simon Anderson, " Cultura y tecnología: posibilidades y significados", Revista del Centro de Arte , N. 4, Madrid, Febrero 2003 <http://www.centrodearte.com/>. Badia, Félix. " El Conejo Fluorescente ", La Vanguardia , Julio 22, 2001, Barcelona.
|
[Volver a la Portada] - [Visita la Comunidad Escáner Cultural]