Por Raúl Hernández
"Soy un falso pintor, un fotógrafo"
Jean-Luc Godard
Para hablar de Jean-Luc Godard comenzaré inmiscuyéndome a partir de la nouvelle vague o nueva ola francesa, término con el cual se agrupó a una docena de jóvenes cineastas franceses entre 1958 y 1963 los cuales triunfaban con su nueva forma de hacer cine. De estos directores se criticó que no reflejaran en sus películas los terribles momentos que Francia atravesaba: Argelia se había sublevado por la independencia. Una guerra colonial, oficialmente no reconocida, había provocado una crisis, la llegada del general De Gaulle al poder, la instauración de la V República y la independencia de Argelia. Y todo esto, entre 1958 y 1962.
También nos podemos remontar al año 1948, año en el cual aparece en el número 144 del semanario L' Écran Français un artículo de Alexandre Astruc llamado Naissance d'une nouvelle Avant-Garde: La caméra-stylo . Allí expresaba Astruc la clara posibilidad de que el realizador cinematográfico se exprese a través de la cámara lo mismo que el escritor lo hace sirviéndose de la pluma. En el año 1949 se crea en Paris el cineclub Objectif 49, bajo el patrocinio de Jean Cocteau, Robert Bresson y Raymond Queneau, entre otros. El cineclub se propone destacar aquellas películas de calidad que han pasado inadvertidas para el gran público. En ese mismo año se celebra en Biarritz, presidido por Jean Cocteau con organización del cineclub Objectif 49, el Festival del Film Maldito, que resulta un gran éxito y atrae la atención hacia una serie de obras notables que hasta entonces no había encontrado a su público. En el año 1951 aparece el primer número de la revista Cahiers du Cinema que finalmente será la revista de la nueva ola francesa. Esta revista goza de publicación aun en estos días.
El cine de la nouvelle vague no consistía en un descubrimiento, sino en una recapitulación, pero la conciencia crítica y el amplio conocimiento de los movimientos históricos del cine que poseían sus miembros les permitieron rehacer, de un modo diferente, todo el cine anterior. En este movimiento sus protagonistas son: Eric Rohmer, Francois Truffaut, Claude Chabrol y Jean-Luc Godard (también de cerca e influenciando: Renoir, Bresson y Cocteau). La película "À bout de soufflé" ("Sin Aliento", 1960) de Godard terminaría por transformarse en la película emblemática de esta corriente. Esta película creó la ilusión de que no existía diferencia entre la pantalla y la realidad y de que a través del cine se podía vivir la auténtica vida, es decir, que lo que sucedía en la pantalla era efectivamente tan tangible como una chica que se puede tener entre los brazos (a partir de esto, podríamos crear una analogía con la novela insigne de la Generación Beat norteamericana, "En el Camino" de Jack Kerouac y esta situación de "vivir una no ficción").
En "À bout de soufflé", Jean Paul Belmondo (el protagonista junto a Jean Seberg) es un ganster de cine B al estilo de las novelas negras de Raymond Chandler (quizás podríamos advertir cierto comportamiento similar en el personaje Heredia de las novelas de Ramón Díaz Eterovic, este, sin embargo, más del lado de "los buenos que persiguen a los malos").
Representa fielmente el flaneur , ese personaje que transita y vaga por la ciudad sin rumbo fijo, una estela del silencio y de la noche, un recogedor de calles autómatas, un observador de las matrices de la vida y de quienes recorremos el telar de la subsistencia. " Demasiado tarde para tener miedo ", " Los delatores delatan ", frases que demarcan una forma de rebelde sin causa en el protagonista que suele cambiarse de nombre y de acarrear problemas a la periodista norteamericana que suele tratar con él (Jean Seberg) y crear una de las escenas más largas en la historia del cine dentro de un cuarto de hotel. Aquí Godard demuestra su capacidad en el argumento de la obra, mostrando luego París en fotografías memorables, en aventuras veloces en ascensores, escaleras, calles, cines (admirando a Humprey Bogart) en donde la sutileza de la cámara realiza espectaculares tomas en forma de escalera de caracol, dentro de taxis y nuevamente dentro de un hotel. Belmondo aquí hace de las suyas siempre cercano a un cigarrillo que cuelga de su boca y Seberg con encanto y estilo de "actriz de cine". Una película trascendental e imprescindible en la historia del cine.
En el cine actual podemos advertir una herencia de algunos tics y formas cinematográficas de Jean-Luc Godard en autores como Woody Allen, Quentin Tarantino (en Pulp Fiction, específicamente) y en movimientos como el Dogma 95 del cual es mentor Lars Von Trier que especifica el tratamiento de la imagen con los mínimos detalles de producción en cuanto a efectos especiales, utilizando sonido ambiente y planos secuencia de extensa duración. Paneos extravagantes y propuestas innovadoras. Más cercano a nosotros, podríamos indicar una influencia en la película chilena de los años '70, El Chacal de Nahueltoro de Miguel Littin. En este caso, la influencia se denota más que nada en los manejos de cámara que en la temática, más cercana al neorrealismo.
En cuanto a la música será la francesa, en el entorno de la nouvelle vague, la primera cinematografía en la que el jazz se utilice de forma significativa como fondo dramático de películas. El fenómeno se produce tanto por necesidades expresivas (idea sincopada del montaje y gusto por las formas libres visuales), como por la aflicción personal de los realizadores. Marcel Romano produciría la sesión de Thelonious Monk para "Les liaisons dangereuses" (Nueva York, 27 de Julio de 1959) y la preparación de las sesiones de Miles Davis para "Ascensor para el cadalso" junto a su director Luis Malle (París, 5 de diciembre de 1957). Otros ejemplos son Django Reinhardt en "Le village de la colère" (1946), Duke Ellington en "Les assassins d'eau douce" y "Les vampires" (1947),y Coleman Hawkins y Oscar Peterson en "Les tricheurs".
Dice Bresson : "Las ideas en las películas hay que esconderlas, y la que se esconde más es la más importante de las películas". Godard practicaba muy bien esta premisa.
Y continúa: "Poner en escena, emplear modelos sacados, tomados de la vida, y tratar de que esos personajes sean ellos mismos en lugar de que parezcan actores". Esto encaja mucho en la forma de vivir, vivir como en una película, cuantificar los días en escenas, dejarse llevar por las calles, los sueños, como si nada fuera en contra de los créditos que luego de nuestra historia intentarán apoderarse de nuestro telón, vivir la vida como si nada importara y nadie nos estuviera mirando.
Finalmente, se puede plantear una especie de cine voyeur que se entromete en las vidas de personajes que, si bien son actores, para nosotros son personas comunes y corrientes que nos podemos encontrar a la salida del cine o de nuestra casa. Es eso lo que plantea y obsequia el exquisito cine de Jean-Luc Godard y, en general, toda la nueva ola francesa. La vida como una película, la película de la vida.
Acerca del autor :
Jean-Luc Godard nace en 1930 en París en 1930. Entre el 1950 y el 1952 su atención está puesta en el cine club del Barrio Latino de la ciudad de París, donde conoce a Rohmer y a Rivette. Con ellos funda una revista, La Gazzete du Cinèma de la que aparecieron únicamente cinco números (luego se crearía Cahiers du Cinema ). Antes, en la Sorbona, se había licenciado en Etnología. Ha filmado las películas: À bout de soufflé (1960), Le petit soldat (1960), Une femme est une femme (1961), Vivre sa vie (1962), Les carabiniers (1963), Le mépris (1963), Bande à part (1965), Pierrot le fou (1966), Une femme meriée (1965), Alphaville (1965), Masculin, femenin (1966), Made in USA (1966), 2 ou 3 choses que je sais de'elle (1966), La chinoise (1967) Week-End (1967), Tout va bien (1972), Sauve qui peut (la vie) (1979), Je vous salue, Marie (1983), Detective (1985), Nouvelle Vague (1990), For ever Mozart (1996), entre otras.