Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 6 |
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Número 68
Diciembre 2004 |
UN MUNDO MÁS SEGURO,
COMO LA OREJA DE VAN GOGH
(Tres demonios y un solo Dios)
LOS DIOSES DE LA MUERTE, A LAS PUERTAS DEL CIELO
FALUYA: EL INFIERNO COMPARTIDO ¿La rama de olivo se queda sin árbol?
Oh, Ohio, La Unión, al HOYO DE IOWA (el Sueño Americano descansa en Paz)
¿REQUIEM DE MOZART EN NORTEAMÉRICA?
(El mundo ha perdido en este maldito cuarto de hora)
EL AMARILLO ES YELLOW, ALL OVER THE WORLD
(el hilo peligroso de las cosas/ cuando regreses de la guerra, john)
Por: Silvia Banfield
El otoño me deja siempre a su paso una sensación de tiempo volátil, como toda estación, aunque reafirmado en un amarillo intenso, degradado, que tiñe calles y la memoria. Ahí se confirma y permanece con sus pasos entre hojas, la estación en su tiempo aferrada a mis nostalgias, al futuro que siento arrastra mi pasado. En una hoja amarilla que tiene cada mañana el Poeta sobre su escritorio, donde transcurre un tiempo para recobrar que no ha perdido vigencia. Es la percepción de lo que siempre viene, una manera de estar presente más allá de la memoria, y siento que esa hoja hace mi verano. Golondrina azul, vuela, leo en la cábala, bajo el árbol de manzano que en invierno echará nuevas raíces. El día se sabe trece, en la cábala, en el sueño que permanece real. Me persigue el amarillo de van Gogh. Sus Girasoles como aspas de oro en la riqueza de un color sin límites, que no sé hacia donde nos guía el pintor. La aún inagotable fuerza del sol en medio de la noche del holandés. Trigo fosforescente, la luz fecunda sin límite. ¿El sueño de Van Gogh fue el amarillo secreto de un sol íntimo que le reclamaba el sacrificio de su famosa oreja para seguir escuchando a los dioses? ¿Quién persiguió a quien: van Gogh al amarillo o el amarillo a van Gogh?. ¿Cuál fue el último objeto, paisaje o sueño amarillo que vio?. Yellow, yellow, el amarillo no tiene fin en los ojos del sol, ni en los sueños de van Gogh. Una cartulina amarilla con anotaciones, caricaturas, mensajes, pequeñas agendas, un mapa de rutas para reporteros, la cita hacia algún lugar, sobresale en el paisaje selvático de la redacción, y en un espacio que casi no deja más espacio, la palabra que todo lo suscribe finalmente: El Editor , y queda impresa, remarcada para refrendar la agenda del día y algo más. Anoche había soñado con millones de gatos amarillos que cruzaban por períodos, la historia de la humanidad y del tiempo. Y en un círculo amarillo, la Edad Media, hace girar a todas las épocas. Un puente elevado amarillo se recoge frente a un castillo amarillo, mientras la dama y su caballero en corceles amarillos galopan detrás de la luz que el sol aún cubre sobre el camino de los viajeros. Un ojo azul y otro rojo, en el lento paisaje de la madrugada, la vieja mancha yellow de la montaña, como un mapa de viejas épocas doradas, blanquecino en las puntas azules bajo el polvo de estrellas que van muriendo sobre el ventanal. Todo parece aguardar dentro de una lámpara dorada. La mancha felina amarilla avanza por la emblemática ruta 66, donde los antepasados viajan y vagan por las montañas y rutas secretas, con sus espíritus amarillos, arenosos, clavados en el tiempo. Ríos de oros, viajan al sur de los sueños de Pizarro y Cortés, en medio de grandes carcajadas amarillas, sulfatadas. El D.F. y Lima se miran con sus rostros exhaustos, viajados por silencios incompresibles, indefinidos, hechizados en sus máscaras doradas. El futuro pareciera sepultarles en la inocencia del fracaso, cuando se miraron el ombligo y desconocieron a quienes venían detrás del mar. Sólo el sol sabe que no existe un horizonte.
§ Los golondrinos amarilllos empujan sus remos
En Venecia, los golondrinos amarilllos empujan sus remos y dejan correr una musiquilla sobre los labios acuáticos de la flotante ciudad, mientras las hojas amarillas caen en Colorado, sin tiempo, rendidas al espacio que las acumula frente a una ventana. La estación se hace casi perfecta. No hay otoño ciego, no hay sueño que no pueda ser real. Son colas de cometa amarillas las que parecieran desprenderse sobre el tiempo de otros tiempos y la ciudad se va bañando de un humus amarillo, y un enano en polvo, vestido de rojo fluorescente, y con un cartelito, describe el paisaje, anuncia el futuro: El amarillo es yellow, all over de world . El peligro amarillo, dijo en otra época y tiempo, Napoleón Bonaparte, como si el mundo fuera tomar el color y la forma de un ácido limón. El Poeta me dijo un día que no veía a Confucio haciendo shopping en Miami o jugando en Las Vegas, por más que el desierto invite a la meditación, a la fuga dentro del silencio, el espacio de la nada, ese vicio enorme de la soledad, la aventura definitiva del monólogo animal. El Corso, que tuvo el coraje hace dos siglos de coronarse emperador con sus propias manos, fue quien acuñó la frase del peligro amarillo, por China, el vasto, enigmático, milenario país -continente asiático. Las imágenes y la frase, se me vinieron a la cabeza mientras cambiaba de luz del semáforo en amarillo que es tránsito, espera, aún no, ya viene la verde. Los titulares se pusieron amarillos en el mundo, enfocados hacia América latina y llenaron espacios importantes con la visita de los líderes chinos, la suscripción de inéditos compromisos económicos con varios países, y la proyección de futuros acuerdos, investigaciones en áreas científicas. Eran mucho menos hace 200 años que los 1.300 millones actuales. Pero dos siglos en su milenaria civilización, no son nada. Menos que en el tango. Napoleón se habría infartado si viviera en esta época. El Banco Mundial advirtió que en dos décadas más, la mitad del ropero mundial será Made in China . Arroz con palito, si llegamos como especie, es lo que viene. Más allá de las aprehensiones, sospechas, del racismo, China lidera el Asia, un continente con más de 2000 millones de personas y que le ha agregado una doble luz amarilla al semáforo de Occidente. Sigue creciendo el gigante asiático, amarillo, rojo hasta hace poco, como si fuera un Dragón inflable, se eleva y deja que el fuego purifique su vuelo milenario. Más allá de la dragonización de Asia y de un parte creciente del mundo, que ya subió en el ascensor amarillo, la cuncuna china da vuelta por el planeta como si volara sobre Disneylandia. El tema es más profundo que banal, anecdótico o simplemente una cuestión de buenas y promisorias e inevitables estadísticas. Las cuentas, proyecciones, la futurología, el fenómeno chino sobre la economía mundial: el mercado más amarillo hoy que ayer, pero no tanto como mañana, es una realidad palpable e insoslayable. Estamos en el año del basurero global, la década o el siglo. El año chino, no sabemos que traerá.
§ El Ying y el Yang, como los sexos
Es la gran metáfora amarilla. El Yin Yang, hembra y macho en el claroscuro cambiante, y eterno movimiento de la humanidad, la vida. Lo femenino es pasivo, blando, húmedo y lo masculino, claro, seco, duro. el invierno es Yin y el verano es Yang. El día en invierno, es Yang en el Yin; la noche, en invierno, es Yin en el Yin. El día en verano es Yang en el Yang. La noche, en verano, es Yin en el Yang. El crepúsculo en un día de invierno es Yin de Yang de Yin. Ambos dependen, uno del otro. No hay espejo sin rostro. Dentro del Yin está el Yang. El agua es blanda y es Ying, la roca es dura, y es Yang. El Yin y el Yan, no equivalen al Bien y el Mal de Occidente, ni a su positivo y negativo. Sucede, según los chinos, que todo ocurre entre el cielo y la tierra. En ambos está la energía, Yin el cielo, Yang la tierra, como los sexos. Todo cambia y lo que tiene un principio tiene un fin.
Inmersos en esta inútil pugna entre el Bien y el Mal, se arrastra el cadáver insepulto de las civilizaciones, como en las cavernas, y la evolución, cimentación, coherencia, existencia milenaria de la civilización China es aprendizaje indiscutido de un presente desintegrado. Única civilización que se ha mantenido sin fisuras a lo largo de la historia, amarilla como el río que cruza 4.700 kilómetros de su geografía. Ya están aquí, como diría un aguzado ficcionador del espacio ficcional, en esas frases cajoneras, no comprobadas, pero también indesmentibles. Aprendices de Ray Bradbury, estos marcianos serían amarillos y de ojos que miran hacia todos los lados al mismo tiempo. Y sí hay que adivinar el parpadeo. Lo sorprendente en este mundo atroz, desequilibrado, belicoso, tenazmente mortal, es que China no ha pinchado ni con un alfiler el incendiado, encendido globo terráqueo. El país que limita con 14 naciones, permanece en calma, creciendo como un viejo gigante dormido que alarga pies y brazos por el mundo. No se ha visto un soldado chino fuera de su territorio. Los descendientes de Mao ven el mundo de otra manera, color, forma o su mundo heredado es otro. No sabemos. China aún es un misterio. Como, lo es el mundo actual para donde camina o se precipita. Cualquier lectura sobre el escenario presente, es impredecible. Este siglo se sigue dando unos lujos envidiables. Nueva York nos da la pauta de este panorama luego que un jurado concluyera que el vanguardista urinario de porcelana del francés Marcel Duchamp, presentado en esa City en 1917, bajo el título Fuente , fue escogido como la obra de arte más influyente del siglo XX. ¿Qué nos quiso decir el sorprendente jurado? ¿Qué el mundo es una mierda?. Lo cierto es que el famoso urinario desplazó a un segundo orden, de acuerdo con los jurados, a Pablo Picasso con su emblemática y revolucionaria obra del cubismo rupturista, Les Demoiselles d´Avignon . Es un mundo extremo, de esquina a esquina, irilla y mar adentro. Viaja en el misil aceitado con la grasa negra de la muerte, azucarado en vaselina y se monta en la viagra rosa, el parche milagroso para terminar con la disfunción sexual femenina. Y en ese ínterin, de galpón abandonado en los graneros del Sur, se censura un capítulo de la película Eros , al nonagenario director Michelangelo Antonioni. 'Il filo pericoloso delle cose' ( 'El hilo peligroso de las cosas' ), es el título para su visión del amor de dos mujeres con un mismo hombre. El hilo de la humanidad se corta por segundos en distintos puntos de la geografía mundial y eso es otra cosa, en el filo real de la metralla. Todos los caminos, nos conducen al fracaso en Irak. Más soldados, más muertos, más ataúdes, más dolor, más millones de dólares dilapidados, más tiempo perdido en el lugar equivocado, más lejos de la paz, más cerca de una conflagración mayor, menos Oriente, menos Occidente. Nada nuevo bajo el sol oscuro de diciembre, con huella de lobo blanco, doblemente marcada sobre la nieve o el desierto. Diciembre es rojo y negro, anarquista. Pero la sangre sigue siendo negra en Haití. Y no sabemos si hay más muertos en el cielo o en esa Isla azotada por el hombre y un destino de negro pobre. Pobre Haití que baila en la cuerda floja de la muerte, porque ahí, se muere antes de nacer. El poder mundial pacificador, con cascos azules y todo, no ha podido con la Isla, que se desangra un metro por segundo, porque allí la muerte ha encontrado un puerto de príncipe. Todo puede ocurrir, porque en Haití la tragedia es el menú de los hoteles sin estrella, con vista al mar. El país tiene un gobierno provisional, porque nada es seguro en Haití, solo mañana que traerá otro día. Sólo Washington pareciera eterno allí, por ahora, amén de los desastres, del olvido, la ruina, la procesión del cuerpo mártir de Haití, que se vela a cuenta de las Naciones Unidas. Largo entierro para la sombra de lo que queda de Haití. Un país sorpresa, donde la muerte siempre tiene algo más que aportar. Collin Powell, el renunciado secretario de Estado de Estados Unidos, que da la vuelta por última vez a los conflictos, fue blanco de unos disparos en la capital haitiana hace unos días, en medio de la llamada Operación Bagdad, contra el gobierno de turno. Las capitales se prestan sus muertos y acciones ante lo que denominan un enemigo común para un futuro incierto. Nuevas torturas estremecen a la propia muerte en Irak, el estado rebelde de la Unión.
§ Países parias, países spam
Se defienden los parias del mundo, países spam , ni siquiera reciclables, porque van directos al basurero, y se siente el cuerpo caer en el trash can , los huesos rotos, olvidados en el vacío de ese pozo sin fin ni destino. Patinan en silencio, cadáveres insepultos. Es el mensaje que no queremos leer y se viaja asimismo. Las r, s, t, c, j, h, n, o, todas rompen en silencio bajo el sello de la caja negra del olvido. Lo que no sabemos es que si algún gnomo ubicuo de Bill Gates, con su gabardina amarilla, construye un nuevo abecedario con los restos de las veleidades de los internautas, en ese pasillo inefable, donde el tiempo no construye más que silencio y adivina lo que pudo ser un pasado mejor. El gnomo escribe sus cuadernos virtuales, bajo el sistema wiki-wiki (rápido, rápido) para que la nieve no le borre un sólo signo o el viento de la memoria se conserve sobre el sueño de las palabras. ( Siempre una canción mejorará las cosas : Te amo, brilla el mensaje escrito en la noche, como una señal de advertencia, un alto para que le quites el blindaje a tu corazón y te dejes escoltar por las pequeñas flores de un largo camino. Siempre una canción mejorará las cosas y hará brillar lo que llevas dentro. Deja que el duende del amor tome el control de tu vía y no te apartes de la ruta que traza tu sueño. El disco Alto está en rojo, pero hay más señales y razones para seguir. Tú eres lo mejor de mis sueños, no aceleres en la dirección contraria, la noche es más larga cuando uno muere, siempre una canción mejorará las cosas, y hará brillar lo que llevas dentro.) Los duendes mayores, viajan en sus trineos amarillos, dejan caer pinos amarillos, y escriben sus Weblog , en la clandestinidad de un universo reciclado, y sus palabras se arman con lo que nadie ve detrás de cada spam : un sueño traicionado, una verdad asaltada, mutilada, los escombros del Sueño Americano. Millones de spam, intercambian direcciones y se reproducen hasta el infinito. Recuerdan cuando salen de viaje y no saben hacia dónde y por qué, y lo que es peor, si llegarán a su destino. Ignoran que les espera un mortal clic, por indeseables. La muerte anónima que no buscaron. Toda mentira puede llegar a ser una gran verdad y viceversa. Un verdadero bumerang nunca pierde la esperanza de regresar a su lugar de partida. El veleidoso viento de la historia suele jugar malas pasadas. Conduce con olvido, un camino que ya recorrió.
§ Wrong war, wrong place, wrong time
Después de la muerte, no queda mucho por hacer en Irak. wrong war, wrong place, wrong time, guerra errónea, lugar erróneo , momento erróneo . Todo se pierde en Bagdad. La vida, en primer lugar, las armas de exterminio masivo. Y ahora, un tercio de los bienes del gobierno norteamericano, que la contratista Halliburton debería haber controlado en el cuartel general de la Autoridad Provisoria en Irak y Afganistán, no fueron hallados durante una inspección Así lo sostiene un informe del Congreso al Inspector General de Estados Unidos, Stuart Bowen. Halliburton, que en pasado estuvo presidida por Dick Cheney, está bajo todas las sospechas más insospechadas por recibir sobreprecios del petróleo en Irak y toda suerte de irregularidades y favoritismos en sus contratos. Numerosas y valiosas piezas arqueológicas, libros que la memoria perdió con los siglos, y pareciera que sólo el horror encontró su lugar perfecto. La sangre rueda como un escapulario en Irak, sangre bíblica, sangre del Corán, es un río de muerte, largo, de angosta sombra y se cuela como historia prohibida que va contando un loco.¿Cómo pudimos entrar, si no había salida? Un túnel se hace más largo, a la medida del tamaño de nuestros errores. Héroes blandos, héroes duros, la muerte desfila en la gran pantalla sin matices. Traje oscuro, solapas arriba, un silbido que no cambia las cosas y a caminar. Todo lo demás es relleno en la escena de la muerte. Ella se entrega sin utilería, dentro o fuera del escenario, y siempre se trata de un ejercicio de rutina, ordinario, como si fuera otra paso dentro de un mismo camino. La muerte no se teme ni a sí misma. Educada en el rigor mortis, se siente italiana, alemana, argentina, americana, francesa, rusa, china, portuguesa o africana, donde quiera que habite la vida, porque ella es una última etiqueta. Se sabe bolsa negra, sábana, mano que cierra los párpados, ataúd, morgue, tierra, sepulcro, fosa, flor, y aunque alguien no la espera, ella sabe llegar. La muerte no es una Utopía, porque la Utopía nunca muere.
§ Y en medio del espanto, del invierno Norte y del cálido ocio del verano Sur, se despide el 2004. Tres veces no, un año para no seguir durmiendo. Toda interpretación de sus 12 meses, puede resultar una equívoca clarinada o trompeta de algo que se está gestando detrás de la cámara. Un vistazo al mundo, es un patinazo sobre una pista de hielo construida al borde de un barranco. Pocas veces, la cáscara de banano fue tan eficaz como imagen simplemente perfecta, para este mundo pinochesco, que no sostiene una verdad ni frente al espejo de la bruja de Blanca Nieves. Un tiempo nacido para la crisis. Un tiempo que se sabe perdido. Un tiempo que agoniza con un siglo recién nacido. Un tiempo que sale por la puerta de atrás de la democracia. Un tiempo que se crucifica y se lamenta de los muros que construye a un mismo tiempo. El tiempo que se pudre con los ojos verdes del gusano de la noche. El tiempo que reclama más tiempo al reloj que lo inventó para retenerlo unos segundos en la arena sin tiempo, borrado en el arbitrario tiempo humano. Si el tiempo tiene un traje más veloz que ayer, la libertad se viste precariamente, vive en el anonimato de la democracia, yace en el fondo de un espíritu contradictorio que le retuerce el pescuezo para salvarla. ¿Quién le tiene miedo al lobo?
Cuando regreses de la guerra, John
Cuando regreses de la guerra, John/ tendrás un hermoso ataúd/ aquí te espera tu pequeño pueblo embanderado /entre rocas y montañas/ ya no verás caer la nieve/ no viajarás en el río. /Yo te pedí que no te fueras/ no te quería bandera/ Fue aquí una noche frente al portal de mi casa/ tan hermoso sentir un día sin horas//las estrellas libres, sin órdenes de cuarteles /Siempre supe que tus manos, John/ no eran para empuñar un fusil/ sino sentir la señal de mi corazón/ Todo fue en vano/ la guerra nos mata a todos/ cada día un poco más, John.
UN MUNDO MÁS SEGURO,
COMO LA OREJA DE VAN GOGH
(Tres demonios y un solo Dios)
Por: Silvia Banfield
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Los temas nos superan, aunque se muerdan la cola. Viajan en la noche insomne. No fui a mi entrevista habitual con el Editor. Una llamada telefónica bastó para entender que el terror es la nube violeta que entró en nuestras oficinas, casas, vía libre por aeropuertos, puertos, aire, mar y tierra. Yo, le impedí su entrada len caída libre a mi corazón. No voy a ser menos feliz, dije, que Barney, cuya audiencia en Internet supera los 24 millones de visitantes. Mundo canne, y sin duda, nos guía el primer perro la nación. ¿A quién le importa el futuro, si la muerte le hinca el diente a la carne a cada segundo? Si mis oídos clasificaran químicamente el contenido de las palabras, habría podido definir con toda claridad una ola de azufre sobre mi oído o el cadáver que otros inventan. Lo más probable es que el Editor no se haya enterado de los contenidos asfixiantes, letales de su verbo y todo comienza como la dulce armonía de la muerte. Un comienzo que siempre termina mal. Qué sintonía me digo con el país. El Editor clava los temas en la pared, como insectos, que volverán a volar, porque se reciclan no naturalmente, sino porque una maquinita los pone a rodar una y otra vez. Son los incansables, inagotables, inmortales extras. Superan la sombra que les abandona, retornan al mismo sitio, no se mudan ropa siquiera. Se huelen su propio infierno. Es la inagotable correa de transmisión del poder fáctico. No se detiene ante Dios ni el Diablo. Tuve que dejar caer el auricular y mirar el ventanal. La asfixia avanzaba con esa sonrisa sabia de la certeza del deber cumplido. Ya tenía frente a mí La noche estrellada ( The Starry Night , 1889 ) de Vincent van Gogh. Yo me hubiese cortado las dos orejas para no escuchar nada más, pero opté por decir, ya es de noche, hasta mañana y cerré. Me quedé con esas estrellas- soles girando en sus girasoles estrellados, el oleaje del cielo. Vincent nos limpió el paisaje mejor que un parabrisas. Emana un raro perfume de ese cuadro. Entre el cielo y la tierra, también está el mar, lo que las olas son capaces de compartir en una secreta noche de estrellas. La luna es amarilla como un blanco sol. La nieve le doblega a veces algo de brillo del sol y lo estimula a ser más fuerte. Una lengua de vegetación negra, como la cabellera de un ángel, hace esquina, enmarca la noche del cuadro con unas casas que forman parte de algo superior a la tierra, - que es el color, la imaginación, el sueño de van Gogh. El surf de las estrellas. van Gogh sólo tenía 13 meses de vida y aún así nos deja esta luz, el color y calor de sus manos y ojos. El MoMA , - Museo de Arte Moderno de N.Y.-que conserva la obra y ha vuelto abrir sus puertas, le ha devuelto algo más que la oreja de van Gogh a Nueva York La City se divierte con su ciudadanía global, multiplica los espejos de la realidad en sus propios cristales, en el espacio que aún no pisa, ni ha visto Woody Allen. Una sonrisa puede ser reciclada en Nueva York. La ciudad es un gran insectario, un bosque sin ardillas, una montaña rusa de palabras, pero también el Central Park que teje mi sueño con el poeta.
La Gran Manzana no se prohíbe nada así misma, recupera el espejo de su imaginario, con la utilería de una artista consumada, en los 60 mil 600 metros cuadrados del MoMA. Es todo un arte reaparecer en Nueva York, dos años después, a un coste de 425 millones de dólares, una ciudad que aún parece respirar por la herida del 11 de septiembre y del triunfo de George Bush, un artista consumado de la mentira. Entre cristales y colores, los sueños ajenos propios, el MoMA ha levantado su catedral de esperanza en un mundo mejor, sin fronteras, y sus blancas paredes que inmovilizan el sueño del visitante. Habla ese espacio, el lenguaje de otros espacios, el que deja la visión de pintores y artistas de la plástica y escultura.
El lenguaje de la tribu es el verdadero corazón de Manhattan y el MoMA no tiene complejos que se le tilde de advenedizo, de galería de la moda, del gran poder adquisitivo de la bolsa, porque ha dejado que se le remodele y presente una nueva cara, al arquitecto japonés, Yoshio Taniguchi. Es la catedral y reina del espacio global. El filósofo Marshall Berman, dijo simplemente: "Nos ayuda a trascender el día a día". No es fácil en una ciudad y en un mundo descafeinado, pero ahí en el MoMA, los neoyorquinos y visitantes globales, comparten las Señoritas de Avignon de Picasso con una colección de las originales sopas Campbell. Desde luego, la Marilyn Monroe, porque Hollywood y Nueva York, seguramente las prefieren rubias. Y eso íconos norteamericanos, rompen con el enunciado del libro de Berman: Todo lo sólido se desvanece en el aire. Marilyn le ha dicho al tiempo, que espere, y aún hay un tiempo para permanecer eternamente. ¿Qué sopas tomará la muerte? Más que una cabellera rubia, una risa boba, la falda sobre el viento y un calendario que la desnuda a la huerfanita de Hollywood.
¿La vida es un museo y la muerte ofrece un paraíso? Nueva York es algo más que una estatua, una calle puede ser el violín de un desconocido, las flores que busco, un paisaje de nieve que acumula tu memoria, la esquina que nos faltaba por doblar, las risas que acumula una calle que recién estamos conociendo. La nieve que cae solitaria en Manhattan es simplemente snow y se acumula alrededor de un faro a medianoche y nada más hay que agregar. Doy unos pasos frente al ventanal que se ha cerrado en la noche, y cierro los ojos para que Nueva York no pierda su libertad. La mano entra a un guante y se acomoda. La ciudad cambia de estación. El tiempo trabajará con un paisaje en blanco. El fondo tiene un telón que lo dibuja la nieve y el paisaje ya ha trazado nuestras huellas. Sólo la primavera cambiará del telón en esta película cíclica, que renueva la piel de las carreteras. Dejemos la imaginación invernando, y que sueñe detrás del ventanal lo que traerá la nueva estación. Un café y mis silenciosos puchos, ya son un deber a estas horas y que el Editor se confiese ante su propio altar. Quizás la luz de la vela derrita algún día la nieve hasta el próximo invierno. Una fría cortina, hilo delgado de viento cruza sin tiempo, y nada se detiene más que un minuto de frío.
El mundo, que pareciera tener sus propios pliegues y repliegues, es un desfiladero de malas noticias. Un día, a veces, que junta sus miserias en un inodoro. Es una metáfora que supera su propia metáfora. No puedo dar vuelta la hoja, este es mi trabajo. No estoy en sabático, ni camino bajo un puente. El rumor en los cafés puede marcar un nuevo día. Es posible un mundo mejor o peor. En el fondo de la taza de café está la respuesta, me dijo una vez una gitana. El fondo cuando no tiene fondo, nunca se ve. Yo sólo le preguntaba por un amor que creía perdido. Cuando queda vacía, imagino su rostro. La taza me devuelve la noche y una cuarta más. Todos los caminos conducirían a Roma, si el imperio dejara de existir en tu frágil memoria de emperador. Y nos dejó El Number One por 72 horas, y la felicidad no es eterna.
- EL SUEÑO AMERICANO TIENE FRÍO
Dejó la América profunda para visitar la periferia, al Sur del Río Bravo. Detrás de los vítores del dos de noviembre, de los millones de indocumentados sin salida, del aguafiestas de Greenspam, - que ha pintado el primer arco iris negro del Sueño Americano, y cuando el Tam Tam de la guerra sigue haciendo Tam Tam, descendió en sus bien artilladas alas en el fin del mundo. Allí trazó, el futuro en su acordeón de madera. En el frío foro de las economías del Pacífico Sur, ¿no son países?, GBW, después de abrirse paso entre sus guardaespaldas en apuros, y no poder disfrutar del Patio de Los Naranjos y Las Camelias, por los benditos detectores de metales que impidió usar, el Presidente chileno, Ricardo Lagos, el hombre de Texas creó su propia agenda en el Foro de la APEC. Los que no conocían Halloween, estuvieron de fiesta. Tres son los demonios y un solo Dios. Irak, Irán y Corea del Norte. Los llamados estados parias, que paren armas de destrucción masiva (las de Irak aún están por fabricarse. Rusia ya no es el Estado del Mal, sino el Reino de Putin, quien anuncio previo a la cumbre del Pacífico, la construcción ad portas de una generación desconocida de armas nucleares, que "ningún país tendrá en los próximos años". Dejó en claro Bush en Chile, que nada hará dentro del marco internacional de las Naciones Unidas, una entidad cada día más africana, que bien podría tener su sede en Calcuta, no en Bombay, porque ya Washington cerró allí su consulado. (Un mundo más seguro, la filosofía el detector de metales, entre el Patio de Los Naranjos y de las Camelias, en búsqueda de la rosa de acero perdida. Adiós al multilateralismo, by, bye . Que las Naciones Unidas, sigan unidas en el más allá, porque en el más acá, mando yo. Descansen unidas y en paz.). América latina es una agenda para solucionar conflictos y acomodar el libre comercio hacia el Norte. Quita el Sueño Americano a la Casa Blanca la migración fantasma por su larga, ácida, sangrante frontera con México, y que incluye a colombianos, centroamericanos, ecuatorianos, peruanos argentinos y bolivianos. México es el más grande exportador de indocumentados, por su drama social desolador de desempleo, y millares de ciudadanos buscan anualmente, día a día, arrimarse donde el sol más calienta, del lado de su rico vecino.
Un mundo más seguro busca George, pero no aseguró nada en materia económica. ¿Fue a poner orden en el gallinero Sur? ¿A reafirmar y privilegiar su asociación comercial con China Popular? ¿A buscar aliados para su política contra Corea del Norte, Irán y otros parias? De todo un poco, como en la farmacia. Chile cree y apuesta al multilateralismo. El gallinero Sur, y que conste que no estaban los países del Atlántico: Brasil y Argentina, y del Caribe, Venezuela. No ha sido fácil desplumar en esta vuelta una región que ocupa un paréntesis lleno de interrogantes en la política norteamericana.. Después de una sensación de aquí no ha pasado nada, de varios incidentes con la seguridad chilena, de dictar algunas pautas y exhibir un costoso dispositivo de seguridad, GWB partió a Cartagena de Indias, Colombia, donde le esperaba un presidente y un pelotón de 15 mil soldados fuertemente artillados, además de un portaviones, submarino, robots antibombas etc. No se puede ir a Colombia de shopping . Es algo ya conocido. George padre, en una de sus visitas, hizo bajar primero del avión a un doble. Y eran otros tiempos. Pero Colombia es algo más que el olor de la guayaba, porque la vida se va en su propia fragancia. Estuvo poco más de 200 minutos en la muy leal Cartagena de Indias, para hablar del tema del narcotráfico en el marco del Plan Colombia y desde luego, de la reelección del presidente Álvaro Uribe, en privado, y el clásico tema del terrorismo, que es la almohada con que sueña GWB. Un mundo acechado por el mal, que duerme con un ojo que nunca se cierra y un oído que rastrea las 24 horas del día, el pulso de lo que se supone hará un ruido en la noche. La culebra se arrastra más allá de todo pecado y suele superar el silencio. No sabemos siempre de que lado está. Ella se sabe protagonista del paraíso perdido.
Después de esta gira relámpago, diálogo con países poderosos, gente que representa la mitad de la economía mundial y más de dos mil millones de personas, un periodista podría preguntarse: ¿de qué problemas hablaron?, ¿dónde están los problemas identificados y sus soluciones? ¿cuánto le cuesta al pueblo norteamericano este tipo de viajes para seguir hablando de los mismos temas sobre el terror, el horror y la seguridad, su hermana mayor? En la próxima visita a América latina, ¿George Bush entregará la maqueta de Faluya en ruinas o de un mundo mejor, o que se sabe preso de la libertad confiscada? No tenemos la respuesta. El blindaje sigue reforzándose.
- ¿LA GUERRA, ES LA BELLA DURMIENTE?
La patología de la guerra habita como la Bella Durmiente en el bosque. El enemigo se disfraza de Caperucita Roja, porque ya se comió al lobo. Espera a su amante, el guardabosque, leyendo una edición en miniatura del Kamasutra, suscrita por Firefox , mientras en la cabaña una conjunción de olores de frutos del mar y la tierra, desatan nuevas aventuras de Charles Perrault. Muchos lobos para la Caperucita de la imaginación y un bosque desprotegido, como un camisón de mujer en la madrugada. La seguridad de George quería entrar con su detector de metales en un bosque de piernas, objetos sospechosos, recónditos lugares del ser humano vedados para manos ajenas, porque sin complicidad no se puede ingresar al pozo ni de la imaginación. En el Palacio de La Moneda, entre el Patio de Los Naranjos y Las Camelias, los cuerpos no probaron los metales estadounidenses. Unos cañones abandonados de otro siglo, esperan con su impotencia y nostalgia de siglos ya superados, a los curiosos, y se saben un arma del pasado, la gloria que ya es memoria en la vieja casa de Toesca. ¿Qué habrá pensado El Number One cuando entró al Palacio de la Moneda, que ardió el 11 de septiembre de 1973, luego de un feroz bombardeo de la Fuerza Aérea de Chile, cuando el presidente constitucional defendía allí el honor de las leyes y la democracia? El detector de metales, los continuos roces entre las fuerzas de seguridad norteamericanas y chilenas, la inseguridad de la seguridad, impidieron finalmente que el anfitrión pudiera atender con su cena al primer invitado de Washington. Un caso insólito en la diplomacia. Alguien murmuró después de ese affaire: " El presidente Lagos, se estaba haciendo el huaso". Se quería decir, que el mandatario chileno, se había dado a respetar en casa y era tan ladino como los huasos chilenos, pero había actuado como debe hacerlo un dueño de casa que se respete asimismo. Ya el protocolo chileno había hecho oficial y vestido a cada mandatario visitante, con la clásica vestimenta del huaso chileno, ese poncho, manta recortada a media cintura, lleno (a) de colorido que dio la vuelta del mundo. Del país de los metales, George Bush saltó al de la guayaba y de otras yerbas de mayor calado, nivel y vuelo. Poco más de 200 minutos en la tierra del realismo mágico, para seguir haciendo realidad el Plan Colombia, y ajustar cuenta al narcotráfico. El consumo no disminuye en Estados Unidos y la oferta sigue innovando en su marketing. La ley de la oferta y la demanda en este rubro es de impecable exactitud y cumplimiento, ejerce un imán sobrecogedor sobre sus víctimas y quienes se manejan en el mundo de la droga. Había llegado a una de las casas matrices de la violencia mundial, donde la sopa mortal se recalienta hace medio siglo. Nada nos hace pensar que los personajes macondianos abandonarán sus puestos de combate. ¿Cuántas vacunas, escuelas, casas, carreteras, empleos cuestan al pueblo de Colombia y Estados Unidos, estos viajes custodiados por ejércitos, para hablar de los mismos temas y soluciones? ¿América latina, vale una guayaba? Eso me dijo una vez el Poeta. Conocía Colombia, la visitaba constantemente, y un día en el Hotel Capilla del Mar ( ya el país, sostenía, estaba en Capilla), en una reunión de ministros de la región, se deslizó la información reveladora de los tiempos: mil quinientos soldados resguardaban el evento. El Poeta salió a los alrededores del hotel, y vio a los soldados en un desfiladero interminable por las calles aledañas. Llegaban a Calcuta, se dijo. Años más tarde, para un solo hombre, esas cifras se han multiplicado por diez, como la misma violencia que azota a Colombia. Y sigue ardiendo el rancho entre Lagos y Bush. El presidente chileno dijo que no estaba entre sus planes conocer el emblemático rancho de Crawford de los Bush, donde se cocina la política internacional y a la parrilla, a los invitados. Pequeño infierno de promesas, mezclado con un paraíso y pasos perdidos para Fox, por ejemplo, en sus diversas visitas rancheras. Botas, caballos, relax, y el tema espeluznante de los espaldas mojadas, sigue en la frontera oscura del miedo, terror, de una nueva legislación que atenta contra los derechos humanos y las libertades. Es el gran tema pendiente para México y Estados Unidos, entre otros, que hacen fila en el sinuoso, difuso, tema intra frontera. Cada día es más difícil para ambos países enfrentar el drama de los inmigrantes.
- LA HORA WITCHING PARA MEXICANOS E IDOCUMENTADOS
Ambas economías atraviesan por un mal momento, tema que se agudiza por el creciente recelo de la Casa Blanca hacia los extranjeros, especialmente latinos, de origen musulmán y otras etnias consideradas “parias.” Nadie ha dicho o querido reconocer, pero George Bush terminó con el Sueño Americano. Es aparentemente una frase de campaña, que nunca se utilizó, pero no, el green card es un cuento que debiera tener ya un end . No sólo es engañoso en publicidad ofrecer lo que no se tiene o que no corresponde en un ciento por ciento, sino es un severo daño que se le está haciendo a las personas que viajan a vivir a Estados Unidos y a Norteamérica. Este año, según las estadísticas, se deportaron 157.281 inmigrantes ilegales , un 8 por ciento más que en el 2003. Según la División de Población de la Oficina Nacional del Censo, cada 25 segundos ingresan en Estados Unidos un nuevo inmigrante. Los inmigrantes suman 12 millones de personas. La ofensiva contra los irregulares no fue lanzada sólo por el gobierno. Organizaciones cívicas, como la Federación Americana para la reforma inmigratoria, que invirtió más de un millón de dólares en Arizona en favor de la propuesta que obligará a todas las personas a demostrar su ciudadanía para acceder a la educación, salud y atención de emergencia, comenzaron a impulsar medidas similares en California, Georgia, Utah, Idaho y Colorado. Me recuerda esta acción, el ambiente, la atmósfera la hora witching . Eso ocurre en el Condado de Boulder, en Colorado, en los llanos este. Son los lamentos que se sienten de los coyotes detrás de las montañas. Un extraño cortejo como voces cansadas, letras e una música muerta o aunque a veces estallan en sonoras alegrías los aullidos. Se van acercando lentamente al ganado, hasta que se lanzan sobre las reses. Se les conocen con el nombre de “perros de dios”. El hombre rompe el equilibrio de la naturaleza, ocupa el hábitat de los animales salvajes. Es la única explicación en el Condado de Boulder, el Amazonas, África o donde quiera se instale la hostilidad humana. Un absurdo aplicar la ley de la selva con los que pertenecen por derecho propio a la selva o la montaña, como razón de su existencia. Pero el hombre, es el lobo del hombre y de las bestias circundantes.
COROLARIO DE UN MISMO TELÓN
De noche traían la muerte/ de día la pisoteaban/ para que los huesos no crecieran/ y sigue en su crucero la huérfana idolatrada/ agoniza río abajo el pez en su pecera/ Retoma el muerto su puesto de combate/ apenas la luna da vuelta la espalda/ Ni una noche sin ti pequeña/ ni una sombra al enemigo/ No hay guantes blancos para esta historia/ se asesina una abeja en el panal/ Dios no entrará a ese cuarto oscuro/ No cuadra la noche en la luz ciega/ nadie le impedirá a un sueño ser realidad/ la noche está para besarte desnuda en el desierto/ recorrer el origen de tu río/
Sólo una duda al amanecer/ ¿Quedarán muertos para seguir matando?
LOS DIOSES DE LA MUERTE, A LAS PUERTAS DEL CIELO
Por: Silvia Banfield
El Paraíso perdido en tierra de nadie
. Este es un día que el paraíso nos regala. Me lo dibujó el Poeta en un Diario. Pero antes me lo hizo imaginar. Una hoja amarilla que cae de un árbol en tiempo indefinido. La luz solar convierte la caída en una expresión sin tiempo. Uno asocia tantas cosas con ese primer pasado. Nunca me convencieron las descripciones de niña, de un paraíso perdido de antemano.
Ser infantil no era eso. Los adultos pintan escenas que ni ellos mismos después pueden explicar. El paraíso a veces nunca se conoce ni se alcanza, nos llegan fragmentos, pequeñas ilusiones, unas señales que los sueños perciben con esa intuición de la realidad. El olor secuestrado por el engaño. El Poeta tenía una idea simple. La verbalizaba con lentitud, y después la dibujaba. El paraíso se hace desear, es hembra. Su pecado no es original. Todo en un principio lo fue.
Lo nuevo no había que inventarlo, estaba ahí de alguna manera. Sin publicidad la primera noche reflejó la oscuridad. Y así sucesivamente todo, lo que aún no tenía nombre. Sin carteles. Sin neón. Sin TV. Sin más vallas que el paisaje. No era necesario soñar para vivir el sueño. Las puertas y las ventanas permanecían abiertas, porque no existían. Un largo viaje recorría ahora la palabra Paraíso. Siete letras cargadas de la imaginación de una felicidad eterna, del modelo truncado sobre el reflejo de un agua transparente que distorsiona el rostro cuando queremos vernos. Una sensación de abandono y humedades nos deja la palabra Paraíso, un espacio para ser recobrado, que asoma en la fugacidad de la felicidad, (uuuuuuffffff) esa pequeña tabla de salvación que naufraga con nosotros mismos, en la isla que no llega con su orilla a acompañar a otra isla.
Esquina, orilla, esquivo, inaprensible, invención, cuento, leyenda, justificación, necesidad, el Paraíso existe en esas c uatro letras cuando son verdaderas y las practicamos: amor. A estas reflexiones me lleva el Poeta con sus palabras, paréntesis que dejan otros vacíos, enunciados para re-descubrir y completar la pieza que va y viene, y no siempre encaja en el rompecabezas, que cumple con su objetivo: obligar a trabajar a la imaginación y tenacidad a un mismo tiempo.
Si abres un Diario
Si abres un Diario de los de cada día, esos de circunstancias, los que reflejan la realidad de los dueños de esa realidad, o enciendes un televisor en cadena de las grandes cadenas, es más fácil encontrar el eslabón perdido que el Paraíso. A veces pienso que el Paraíso es como yo, un freelancer que busca trabajo en tierra de nadie. Hay un Pepe Grillo positivo y otro negativo. Esto no lo leí en ningún manual de autoayuda.
Parece una ardilla en un gimnasio, que juega al viejo ejercicio de la cuerda floja del bien y el mal. Las dos palabras están en cartelera. Las más taquilleras. ¿Nacieron en el Paraíso o nunca lo conocieron? Otoño me dice más que Autumn/ y más si detrás están tus ojos/ el reflejo de una noche impensada/ donde la montaña hace el silencio que el río deja correr/ Otoño es la estación/ donde todo y nada se pierde./ La nieve se sabrá recuerdo cuando el verano vuelva/ pero aún así/ nada reemplazará tus ojos/ donde cada estación renace y muere./Un calendario contiene las fechas que tu escribes/ los días que agonizan en mis manos/ la ceniza es un polvo que se acostumbra al pasado/ Tú no mueres/ Tú y la nieve descienden del cielo/ y cada año vuelves renovada/ porque la página en blanco/ no es más que una copia del silencio/ que repote la eterna risa de la nieve. En búsqueda del Paraíso perdido, siempre estamos a la recherche de algo, madame, me dijo una vez un francés en Broadway.
El cielo estaba denso, las nubes se desplazaban en una vaselina espesa, pero frágil, parecida a un engrudo a punto de desplomarse de una pared. Queda esa cicatriz fea, algo que recordamos como la adolescencia, el desplome de tantos sueños, mitos, miedos, dolores, simples desprendimientos de la cutícula externa de la pequeña vida. Todo nace, sufre, se respira, oculta, se asfixia y vuelve a vivir, en la pequeña alcoba, que recicla los secretos que la noche convierte en prisión. Son tus ojos, me decía, los que la noche hace crecer en los míos. ¿Detrás del Otro está uno? ¿O el Otro es nuestra réplica? ¿O no hay Otro, y somos nosotros mismos la copia que nos filtra el tiempo? ¿Quién repite a quién? ¿Un espejo es más visible que otro? La noche es un tajo parejo que cierra cualquier día.
El saldo no tiene la mayor importancia, ella se hace responsable del paisaje, el espacio que crea, establece, absorbe, inunda y desde su penumbra nos autoriza para disfrutarla. Es visible y secreta, pero es uno quien la interpreta, asocia, y descubre la luminosidad de su silencio. La noche puede ser noche en el amplio sentido de la palabra oscuro, pero su presencia es auténtica, no hay una impostura en ella, un intento siquiera de simular alguna claridad. Es tal su amor propio, identidad, convicción, que sólo sale de noche. Es un referencial ético indiscutido para los políticos acostumbrados a oscurecer sus mensajes con mentiras, quieren hacer de la noche su refugio, cuando las palabras, tarde o temprano explicitan su significado.
La guerra es un crimen y los crímenes de guerra, doblemente. Ya no hay dudas que fueron a hacer las tropas a Faluya. El bombardeo sistemático de la población. Las mujeres describieron la atmósfera putrefacta, las ropas hediondas de dolor, el aire, las calles, paredes, los cuerpos quemados. La muerte lo traspasa todo. Son los restos de la desplomada ciudad los que deambulan bajo el rumbo de los bombardeos, que no cesan a pesar de las declaraciones, que todo ya estaba controlado. La cadena norteamericana NBC ha mostrado a un soldado de Estados Unidos rematando a un iraquí dentro de una mezquita, totalmente desarmado y herido.
No pocos, ubican el Paraíso entres los ríos Tigris y Eufrates, que cruzan la muerte en Irak. Es lo que va dejando la guerra. El tufo maloliente de la serpiente es más que un malentendido, o un simple engaño, es la tentación de seg uir en un país destrozado tras un objetivo inexistente o más bien, falso. Del árbol de la vida, sólo caen manzanas moribundas, podridas, sin ombligo, llenas de gusanos desdentados, con sus miradas de violinistas viudos y cara de zorros jubilados por el imperio británico. El país bloqueado por las Naciones Unidas, cercado, desarmado prácticamente, era presa fácil, aparentemente, un objetivo al alcance de la mano, y por eso fue el escogido, ya que se prestaba por el liderazgo repudiado por vastos sectores de Sadam Hussein.
Hoy sabemos que Irak ha sido un chivo expiatorio de otros planes. El sparring del Number One, a falta de Osma bin Laden, un zorro ex agente imperial, preparado, con recursos, conocimientos, múltiples apoyos, para estos eventos de guerra prolongada, infinita, y atravesada por el escalofrío del terror. El esqueleto de la ciudad camina en este minuto algo fatigado por Faluya, piensa en su otra vida, "el Paraíso no está perdido", "al Paraíso vamos con estos cadáveres, y entra como si estuviera en el Oeste, a una mezquita y ora por los que están más muertos que vivos. Son muchos más los que no podrán venir. El humo sale de las casas, las paredes arden, la ciudad estalla, Faluya no es París, y ya no existe. Un millón de misas no la rescatarán de sus cenizas y sufrimientos.
Desde una ventana, que es un hueco para mirar el cielo, que antes se llamó así, y alguien alguna vez sonrió detrás del tiempo, sólo se aprecia el esplendor de la muerte, el vacío, el silencio de más muerte. Yo hago silencio cuando me encierro en el temor de lo que amo. Silencio para seguir monologando con lo amado. Silencio que se carga. Silencia que pesa. Silencio doblemente cómplice. Silencio que mi campana recoge en su redoblar. Silencio que hablará en su momento y espero que sea pronto, muy pronto. Faluya es otro cantar.
Ha retornado Condi, la pianista de Alabama
Se ha detenido el tiempo. La muerte es el tiempo sin reloj. Tiene la llave y el último maquillaje. Enciende el incinerador, apaga la luz por última vez. Te adjunta a una lista sin nombre, que sólo ella tiene en la memoria. Siempre hay un espacio, cupo, lugar, asiento, pasaje, un candidato para la muerte. Su antesala es privada, discreta, ubicua, omnipresente. Ama cumplir con su deber, lo considera irrenunciable. El turno de la muerte es sagrado.
Ha retornado Condi, la pianista de Alabama, en la influyente cartera de la Secretaría de Estado. Y se cuadró de inmediato con El Number One, una soldado más: "estamos ganando la guerra al terrorismo", dijo, en sus primeras declaraciones. Esto es un partido de fútbol. Alguien respondería, ni al chofer de Osama bin Laden se le ha podido encausar legalmente, y Faluya es el espejo del terror de quienes la han ocupado. Un modelo de cómo se puede hacer más terror en medio del terror.
Condi es testigo de lo mal que han sonado las teclas de la pianola de la invasión a Irak. Las notas son aún altisonantes, cae Faluya, se levanta Mosul, explota Bagdad, y el resto hace cri, cri y no son palomitas. La pianista asume en un mal momento el despacho que deja un ha stiado Colin Powell: Al Jazzira mostró el video en detalle de un soldado norteamericano que antes de dispararle a un iraquí herido, desarmado, le grita que se está haciendo el muerto. Para que no hubiera confusión entre la vida y la muerte, le remató. Y su pellejo sin aire se sintió dejar la mezquita, aliviado por el soldado infiel o fiel al terror. Los huesitos fueron cayendo hacia el pequeño altar de la nada. La muerte es una colegiala y sale descalza de la mezquita.
Mira sonriente al hombre de Norteamérica. Le hace una señal como en el baseball, una jugada que sólo ellos entienden y es la mueca del terror. Quizás en otra ciudad se encuentren, y la muerte saque la pelota del estadio. Se oye un aplauso seco, de estrangulamiento del aire, son las manos de los muertos, el vacío de las sombras.¿La muerte es un río que atraviesa un sueño? ¿Un sol que se apaga? ¿Un molino con sus aspas dormidas? ¿El viento encerrado en la montaña? ¿Una luna sin enamorados? ¿Un calendario sin fechas? ¿Una terminal llena de sombreros? ¿Una estación, un puerto, un aeropuerto sin destino?¿Una flama fría en el fuego fatuo de la vida?¿Fin, fue, fu, fuiste? Es el telón en blanco. La pared que conduce a otra pared. Una vuelta de la espalda. Una esquina que el viento desconoce. La fuerza del adiós se esconde en un pañuelo. La muerte tiene futuro. Si te sonríe detrás del sueño, déjala partir. Vivimos tiempos excepcionales y el terror juega con la muñeca de Drácula y se viste, camina, actúa como Jack el Destripador.
Detrás de un paréntesis, el futuro aguarda
El telón del día se apaga frente al ventanal. Una semana en que la sangre volvió a llegar al río. Dos ríos que son el pasado mismo viajan con la memoria de la muerte, cruzan, testimonian la vida sobre la vida, recorren el cuerpo de la nación, historia que el pasado convoca una y otra vez. El río siente arder la ciudad, su espejo en llamas, y se sabe un sobreviviente. Sigue riguroso, aparentemente impasible, su curso. Fluye sobre el ventanal, es de noche, agua, líquido atardecer entre ríos, como la vieja Mesopotamia, el espinazo duro de la historia.
Babilonia en la colgante, suspendida noche de los tiempos, aquí, ahora, el río fluye Poeta y sabes a lo que me refiero en la cábala, el sueño no duerme, viaja, en Las mil y una noches. "Pero lo que acabo de contarte no es nada comparado con lo que viene a continuación..." Babilonia fue enterrada var ias veces y siempre se cultivaron jardines en sus tierras muertas. No importa el tiempo, el lugar. Detrás de un paréntesis, el futuro aguarda. El silencio es un paso en profundidad, un camino, una manera de anunciar el futuro. "Tómalo, es tuyo". La expectación es para el que le pertenece.
Mi café y mis puchos. El repaso de sí mismo. A esta hora un eco da vuelta en una misma. Nada el pez en el agua, anida el chorlito en su árbol. Leo a esta hora el Diario del Poeta, la historia de la hojita amarilla recostada sobre la grama verde, entre unos muros blancos y una tupida selva, bajo un sol quemante. Me relaja en la pasión triunfante por las pequeñas cosas.
"Le toque suavecito el hombro y lentamente fue abriendo sus ojitos de persianas que intentaban filtrar el poderoso sol. Parecía volver a la vida, como si viniera de un largo viaje, soñada en si misma, bajada de una nube. Respiró hondo cuando abrió sus ojitos, sin saber donde estaba, y sentí como decía: aquí estoy por fin. Había dibujado al caer su cuerpecito en el aire, bajo la luz de un día de verano perfumaba el espacio que recorría, vaivén de un zigzag milenario, una pequeña cintura y piernas delicadas cabían justo en una torneada sombra.
Se había caído del Otoño en su país y voló. Por fin, había volado. Descendió con el ruido secreto del caracol sobre la arena y el eco del mar. Hacía sentir el silencio de un río solitario. Dejaba correr el viento que la traía. Por algo el viento nunca se acaba, murmuraba. Lo pueden encajonar en una montaña o calle sin salida, pero por algún lado aparecerá. Tiene cola larga el viento. Sus manos y pies nadie se las ha visto. El viento le silba Silvia a todas las estaciones y cosas al mismo tiempo. La hojita se cruzó de brazos y me miró diciendo, qué hacemos ahora. Los ojos grandes, bien abiertos, le colgaba una crucecita de madera al cuello y llevaba un anillo de plata en la mano izquierda.¿Estaba más comprometida más de lo que parecía? Me la imagine de blue jean, camisilla blanca, pelo largo, descomplicada, pero con aire de profesora, con ganas de fumar y tomarse un café. Qué vamos a hacer ahora, decían sus ojitos en movimiento, y las n ubes pasaban distraídas lentamente, con esa distracción de nubes. Son sus propias naves y se sienten flotando en las nubes. No aspiran a más. Nunca piensan en nada malo. Y si están tan alto, es porque se sienten en paz, no buscan complicaciones como las encontrarían al bajar. Una nube en tierra no tiene presentación.
Una nube recorriendo la ciudad con una cartera blanca, zapatos blancos, traje de dos piezas blancos, y deshaciéndose, como si fuera humo, esfumándose y al llegar a una esquina, cómo doblaría. Alguien siempre querría retenerla por cualquier cosa. Invitarle un café, preguntarle como son las cosas allá arriba, cuánto vale un alquiler, el metro cuadrado cielo, en fin, que se siente hacer llover. Más de alguno querrá tocarla, para decir: me sentí como en una nube. Dan ganas de abrazarla para saberse de todo y nada. Volarse en sus brazos. Así me sentía cuando me llamaba al celular el Poeta: "una nube en las nubes. Competíamos en altura. Cosas mías y cosas de la nube."
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Gira la rueda del terror y el horror.
Al mundo no lo baja nadie de este carrusel. Gira la rueda del terror y del horror. Molino sin aspas, vientos que la rueda sopla y lleva. Aspas locas, sin sol. Aspas deshojadas en sus margaritas. Aspas, ásperas, aspiraciones que sólo llevan aguas para un solo molino.
El aroma del café es lo que va quedando, instantes robados al día sin ninguna pretensión, tiempo saturado, tiempo reciclado, tiempo que no le queda tiempo
No todo vive y muere a orillas del Tigris y Eufrates como hace miles años, aunque El Number One ha trasladado una costosa maquinaria de guerra a sus márgenes y no son las viejas corazas de una simple cruzada y sus espadas de acero, relucientes en el brillo de la noche, cuando alguna moneda cae en la bolsa de un monje que lo ha pe(r)dido todo en el altar de su abadía.
La noche tiene sus propios misterios y desenlaces. Se ancla el día como un gran bostezo y también corre el espíritu solitario de la noche en su propio engranaje de hormiga hacendosa. La TV ubicua zumba en off, yo misma que quisiera frotar la Lámpara de Aladino y estar con Vos, en la secreta noche de la vida y detener de paso la máquina de moler carne sobre los Jardines Colgantes de Babilonia. Esto es una alcancía vacía, la hipnosis del olvido, una pantalla de ciertas pulgadas de muerte y horror.
Una mano infantil intenta dibujar el olvido en esa playa solitaria que suele acariciar la adolescencia. Inútil ejercicio para una noche cargada de premoniciones, presagios, y avanzar en la nostalgia, un vicio adquirido por la memoria y el deseo. La noche se perderá como otras. Es también su destino recobrase en un nuevo día. Siento aceitosa las alfombras que conducen a Bagdad, la muerte todo lo imanta con su trajeci to de cortesana encantadora y baila alrededor del cadáver, a la espera de un nuevo triunfo. Siente que se codea con el éxito. En ella, la palabra labor cumplida, es una redundancia.
Quien pudiera disputarle tal certeza, seguridad, convicción y eficiencia en la labor que realiza a cabalidad. Un mundo más seguro, pero para la muerte. En eso todos, estamos de acuerdo, pero El Number One, es el autor de la frase y de esta necrofílica visión del mundo. Un muerto arrastra otro muerto. Se siente el rechinar de los cuerpos como una gran cadena metálica y aún así, la ciega política sobre Irak continúa, como si una mano quisiera retener la arena del desierto y la otra, como Poncio Pilato, se lavará en el Tigris.
Faluya sigue escupiendo muerte, gusanos blandos, arrugados, dátiles de aceros atraviesan su espalda. La ciudad vomita sus ventanas, vacía sus paredes, deja ir los cimientos que la construyeron, polvo, livianas caderas, huesos que a bandonan sus piernas, brazos, rótulas perdidas en un océano de pólvora, sótanos que se saben misteriosos y no hablan. Qué artificio para la muerte, no he visto un solo piano, sino las trazadoras que dividen la noche, un hilo de luz mortal sobre la carne, el cuerpo que se desploma, con sus vísceras avinagradas, amargas, como tomates reventados en una carretera.
El Sueño de la piñata americana
El café me instala frente a la laptop y el ventanal que le habla al viento de Otoño, un tiempo que se ajusta en lo preciso y deshoja los viejos y nuevos árboles. Nada detrás del cristal pareciera serle ajeno. Recibe el pulso del tiempo, el sol y las heladas, la nieve que cuenta del blanco silencio, los mudos secretos del frío y de un Otoño, que ya es mancha amarilla sobre las aceras.
Otoño del Patriarca , Otoño del Otoño, en el gesto del cambio, de un color a otro en el gris teñido de tiempo y la nieve que siempre hace la diferencia en su inmanencia infinita y tan próxima. He estado leyendo a Gabriel García Márquez, el gran plagiador de la literatura latinoamericana. Un copista fecundo, extraordinario, original de la realidad. América latina, un continente olvidado -que ha enviado estos años más de 30 millones de representantes a Estados Unidos, para ser escuchada - y sigue siendo la patria del realismo mágico, un cosmos de alucinaciones, que sólo la realidad puede hacer posible o superar, como al propio espejo que le multiplica el sombro.
No hay agenda para los que habitan más allá del Río Bravo y no hay mucha diferencia para una gran masa que abandonó el Realismo Mágico por el Sueño americano, otra suerte de espejismo. La odisea del ingreso, la vida laboral dentro de Estados Unidos, la existencia misma enmarañada en papeles, un estatus de permanencia que nunca llega, y todo se hace agua entre los dedos, y aún así es mejor una nueva miseria humana, que la anterior.
Los indocumentados corren la aventura como las palabras, la ficción, son personajes de todas las realidades, con un idioma que se va haciendo nuevo, ajeno, personal, de subsistencia. Arrastran el rostro amargo de su paisaje, una humanidad dolorida, traspasada por el olvido y sus cuerpos no figuran más que en las estadísticas de los buscados para ser expulsados. Son millones con sus rostros apagados, la mirada triste de quienes pisan en el aire, acomodan sus almohadas en las dos fronteras de la noche, y conversan con sus muertos apretados ale espanto que les acompaña.
Son fantasmas de una misma raza, comparten la muerte diaria con un oficio estremecedor, inclinan su espalda y se voltean al cielo, el sol les alumbra y deshace una mañana, pero también el invierno les borra el alma, les desautoriza la vida. Van de un sitio a otro para llegar a un mismo lugar, el cual nunca abandona si no es necesario y retrasan la vida con sus gestos lentos, y para dónde ir, donde si no morir. Son hombres y mujeres pausa, habitan un mudo pentagrama, se les suele ver habitados en sus sombras, parcos, en el gesto gráfico del taimado. Es un cuerpo que pareciera no encontrar más espacio que en si mismo. Es la atmósfera de la existencia arbitraria, cumplida por otro, mandada por la ley.
Conforman un vasto paisaje sobre el paisaje mismo que les mira con indiferencia, y les brinda la tolerancia de una tierra perdida y encontrada, algo que no les pertenece. Lo único que se sabe, es que en algún rincón de la geografía, en el paso secreto de la noche, bajo sus lentas risas, en el día repetido se inventan un paisaje, la existencia contabilizada en unas cuantas pequeñas cosas que suman menos que una resta o una piñata vacía.
Son algo más de un millón que anualmente acarician en las fronteras el Sueño de la Piñata Americana. Dejan intactos sus cadáveres flotando en el mar, el desierto fronterizo, las aguas del torrentoso río que separa a México de Estados Unidos, asfixiados en los camiones que los trasladan como mulas, en alguna casa rodante atracados por otros sin esperanza. Amontonan en los registros de aduanas y oficinas de migración, nombres tan comunes, simples, como la muerte que cargan en una cajita de zapatos. Parecieran acordonar la muerte en algún rincón de sus vidas.
Es una noche de grandes contrastes. La muerte tiene un apetito voraz. Ahí, sentada en su ánfora de horror y luto en Irak. El rostro de Margaret Hassan que transmite el dolor del dolor. ¿Quiénes la llevaron ante la muerte como a tantos miles de personas? La anarquía de una aventura ciega de conquista, es la mancha de aceite que recorre todo Irak en una sola gran muerte. No es una metáfora, ni la búsqueda solitaria del hoyo 18 en un campo de Golf. Ni el mejor golpe al inicio de un juego. La sacada del palo muy lenta hacia atrás, la cabeza quieta, y sin perder la mirada en la pelota, no son una garantía de éxito. Todos buscan afanosamente colocar el palo en su mejor posición y reclaman como clave, la armonía de sus movimientos. El mundo gira equivocadamente.
Corolario TV
Enciendo la TV y veo llegar en su nave al segundo hombre más rico del mundo a una ciudad remota del Sur del planeta: Santiago de Chile. Es Haji Hassanal Bolkiah, exótico sultán de Brunei Darussalam, que dirige a 350 mil súbditos. Asiste a la reunión de la APEC ( Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico), que reúne más del 50 por ciento de la economía mundial y el 60 por ciento del Producto Bruto planetario: China, Estados Unidos, Japón, Canadá, Rusia, Singapur, Indonesia, Corea, Taiwán, Malasia, Viet nam, Perú, México, Chile. Son 21 economías, no países, los que conforman el foro.
El Sultán de Brunei, viene preparado para todo al parecer: en Chile va a orar dos veces al día. Nuestro rey es también un gran deportista, declaró un asistente. Él juega golf y vive en su Palacio Real, que tiene 1.788 habitaciones. Es un hombre afortunado y de negocios, coleccionista: compró el prendedor que perteneció a Evita Perón, en 1998 y desembolsó 900 mil dólares por la codiciada prenda, que tiene la imagen de la bandera argentina, en una subasta realizada en Nueva York. En su última visita a la fábrica de Rolls Royce, compró al contado doce de esos vehículos. Cada auto tiene un sistema de cine y un panel de instrumentos con diamantes incrustados.
América latina es el continente con la peor distribución de la riqueza económica. Más de 100 millones de niños viven en la pobreza y no tienen futuro. ¿De qué hablarán en la APEC?. Ah, olvidaba, de terrorismo. La corrupción y los 40 tratados de libre comercio cruzados entre el Pacífico, forman parte de la agenda. El miedo, la libertad, la democracia, la pobreza, el medio ambiente, son temas que nos empujan un paso más hacia el abismo, y debieran tratarse en estos foros poderosos que integran algunas naciones construidas, aparentemente de acero.
25 mil personas protestaron en la calle por la llegada del Number One, como en los mejores tiempos de Vietnam. La guerra tiene esa popularidad. El paisaje de la City chilena se huele tapizado de policías y agentes. GWB llegó una noche en el más sofisticado despliegue militar, que se haya conocido en la historia de Chile. El mundo tenía puesto los ojos en un fantasma, porque nadie lo vio. Los periodistas hacían guardia a dos kilómetros de la terminal área. El jefe de la Casa Blanca, viaja con su séquito de periodistas y las otras versiones de su visita, son pura ficción.
Este es el mundo después del 11 de septiembre, una cajita de fósforo a punto de encenderse en cualquier lugar. Un mundo más seguro, aseguró El Number One. Putin también fue repudiado por los manifestantes. Él, ya había anunciado antes de partir, su Caja de Pandora nuclear. El presidente de la Reserva Federal norteamericana (Fed), Alan Greenspan, también hizo su anuncio, fuera del contexto de la APEC, pero dentro del círculo infernal de la economía Norteamericana.
Señaló que el gran déficit de cuentas corrientes que se registra en su país, histórico, no podrá ser financiado indefinidamente por extranjeros o inversores. Un aviso en la ya recalentada economía estadounidense, abocada a una guerra sin fin, cuyo costo se ha transformado en infinito. Greenspan abandonará el cargo en momentos cruciales y de grandes expectativas para la economía de Estados Unidos, empantanada en Irak, el pozo de la desdicha, sin fondo, de la guerra. Pero Estados Unidos debe buscar con un urgencia, no un reemplazo a Alan, que es irremplazable, sino un presidente de la Reserva Moral de la nación. |
FALUYA:
EL INFIERNO COMPARTIDO
¿La rama de olivo se queda sin árbol?
Por: Silvia Banfield
El mundo mediático, alucinante, totalitario, macabro y mentiroso, nos presenta al instante el infierno de Faluya, con unas luces verdes llenas de esperanza. La imágen me trae el recuerdo del verde de la aurora boreal en esta época del año, que se ha salido rabiosamente de su calendario, expulsa espumas, una nata espesa y se transforma en el averno que un duende verde abre con sus mágicas llaves rojas, mientras la ciudad se desploma como un gran cadáver asistido por las garras de la muerte.
Se sienten crecer en medio de las ruinas y el silencio, unos dientes de leche de un precario y hostil futuro. Todo para adivinar, menos la muerte. Y en ese ejercicio de doctos cuervos mediáticos y analistas iluminados por el pavoroso fuego enemigo, que duerme profundo en nosotros mismos, la disputa del aún inexistente cadáver de Yasser Arafat, adquiere prolegómenos bíblicos, mezclados con la intriga de
Walt Disney.
La Mosad, que le hubiese degollado orando frente al Muro de los
Lamentos, dio a conocer hora, fecha y lugar de su sepelio, días antes que el muerto cumpliera su compromiso de morir y estuviera listo para esa fecha y ceremonia.
El líder histórico de la aún hoy inconclusa Palestina, el "Rais", erró por el mundo árabe casi tres décadas - Jordania, Líbano, Túnez e Irak - antes de regresar a Gaza, en 1994 e instalarse hace menos de tres años, en la Mukata al frente de la Autoridad Nacional
de Palestina. Ese territorio vecino a Israel, se ha transformado en cementerio del pueblo palestino, ahora cercado por un muro en construcción de 660 kilómetros de extensión. (Una de las infamias del siglo XXI).
Un paisaje envenenado para la muerte, y algunos creen que eso ocurrió con el "Rais": un envenenamiento. Israel ha rechazado la idea que sea enterrado en Jerusalén, como fuera la voluntad de Arafat. (Toda esta discusión se ha producido en la larga agonía del líder palestino) ¿Es un muerto tan peligroso que podría resucitar a los tres días? ¿O un enemigo nunca muere?
Hay cadáveres esperados por tantos años que jamás llegan a ser oportunos y cuando ya los tenemos a mano, en las de sus ansiados sepultureros, siguen vivos y coleando en el corazón de su pueblo. No se ajustan los clavos al cuerpo del muerto y sus heridas dejan de sangrar al ritmo de los golpes del viejo martillo romano.
El Editor estuvo a la altura. Me dijo: Silvia, atrapa el misterio de las palabras, circunstancias, lo que hay detrás del cuero cabelludo, donde la médula concentra el origen y algo más. No es que estuviera inspirado: él es así o algo más. Su vicio no son los hechos, sino lo que los inspiraron. El argumento es el muerto, pero el deseo
anida en el corazón del crimen. Vomita en sus espejos la verdad íntima.
Ninguna otra verdad se parece tanto, a veces, a una mentira bien organizada. Cualquier verdad se improvisa en estos tiempos, pero sigue pareciéndose a una mentirita piadosa, de aprendiz de mago, porque el truco se ve detrás de la manga, bajo el sombrero de copa.
Se nota el cansancio del conejo en sus orejas. En la indefinición de sus ojos que sólo buscan una madriguera en medio del espectáculo.
Estoy escuchando atentamente al Editor, oyéndole sí, pero mi mente se ha trasladado al sitiado, desolado, ruinoso, edificio de la Autoridad Nacional Palestina, conocido con el nombre de la Mukata, ex prisión británica, donde Arafat pasó sus últimos treinta y cinco meses de vida.
¿Perseguido por Dios o el demonio?
Arrinconado por su poderoso enemigo secular y abandonado por el mundo, el líder palestino se atrincheró en esa edificación que ha sido símbolo de sus luchas y resistencia. El mundo lo olvidó. Las Naciones Unidas archivó una resolución que abría el camino para un Estado palestino, rechazada por Israel y Estados Unidos.
El paréntesis de absurdos se abrió tras bastidores, como un gran abanico de desesperanza, y el conflicto del Medio Oriente a partir de ese minuto, se hinchó como un globo que reventaría indefinidamente en las narices del mundo.
Después de la obsesión por las armas de exterminio inexistentes en Irak, vino, hasta hora, el olvido por el Medio Oriente. Todo se dejó a la suerte de las partes en conflicto, cuya diferencia en poder bélico es de un elefante a una mosca a favor de Israel. Y aún así, las dos naciones primas hermanas, siguen desangrándose en un largo túnel
sin fin, y cuyo odio se palpa en las piedras, arenas, en las más desoladas rutas del desierto.
(El límite es la verdad, fue lo último que me dijo el Editor, y lo noté desautorizado en su propia alegría, entusiasmo, sin fe en el oficio, más cáustico que otras veces, pero
irrenunciable a sus desplantes de capitán que no admite el naufragio, aunque el mar esté apunto de tragarle hasta las uñas rosadas de su infancia o los cólicos de su abuelita) |
El día anterior, brillante: pon, lo mejor de ti, dijo un aire imperialmente tierno, (no sé si se puede, es una licencia literaria), en ese género bastardo, que manejas como una Gurú de Red Rocks (y de ahí viene parte del mito S.B.)
Arráncale las solapas desde adentro de la garganta, a ese género híbrido, iba profundizando a medida que nos internábamos en su pasillo laberíntico que le conducía a su pequeña oficina, donde nos confesaba hasta la suela de los zapatos.
De aquí para afuera, nada, y su carcajada desmentía cualquier duda. No estamos para copiar la realidad, ni fotografiar la muerte. No quiero ver plumas sobre la sagrada imagen del ordenador y me clavó los ojos, como si esperara una respuesta en Plan B:
Sí, señor.
El pasillo se angostaba con las palabras. Parecía un sendero en Afganistán, con mapas y alfileres alrededor, en las paredes unas fotografías de la guerra, caricaturas, cosas esas que se instalan en su propia actualidad en los lugares donde se escribe sobre el mundo. La vigencia del papel aún. Caminaba casi en paralelo con sus espaldas, pero sus ideas iban a mil, marcha forzada, atropelladas, para caer en ese mañoso silencio expectante, con el que quería profundizar aún más sus sugerencias, verdaderas peticiones faraónicas.
Y se perdía alzando las manos, en señal de adelante, vamos, es la hora, sin nosotros no habrá realidad en la verdad. No quiero ver grasa ni palomas en tus palabras, son tiempos de cuervos, pero mira de frente la realidad, son tus ojos los que están en juego. Impactante, impactante, me dije, sabe su papel. Y dejé caer The New York Time al piso, en señal de aprobación y de aprecio por la competencia.
Me miró por última vez esa mañana, con más cautela, pero con un
cierto orgullo inconfesable, se sintió en sintonía con sus propias palabras y resultados. Fue cuando imaginé ver pasar el ataúd de Yasser Arafat, en una procesión por Jerusalén con el Number One y Sharon al frente en un cortejo de fin de fiesta en el Medio Oriente. Un millón de niños palestinos y judíos dibujaban la palabra peace/paz y tapaban la ignominiosa muralla de los lamentos del siglo XXI.
Y el muro se iba desplomando como un castillo de naipes con los rostros de los dos forzados edecanes del catafalco de "Rais". Me salí de mi misma y me fui. Subí al vehículo y tomé siempre la dirección contraria, para ver si los acontecimientos cambiaban de curso. Una cábala. Sin duda la realidad trabajaba más de 24 horas al día, y no nos consultaba.
Un tráfico espeso, de halcones, automóviles como carrozas, sarcófagos alegres, y sólo los cambios de luz rompían algo la monotonía de las calles. Todos caminaban para alguna dirección. Rostros apretados, miradas de asombro. Algo suspendidas las personas, a la espera del movimiento del titiritero de turno, caminan
con sus cartuchos, abrigos otoñales, la expresión sin tiempo. La ciudad se ahoga en sus vidrieras, los gestos que se desplazan por el cemento de sus calles, la ansiedad, la espera, el motor encendido hacia algún lugar y el juego de un temor que fluye en algunas estadísticas.
Detrás de esa mujer gorda con sombrero, se derrumba mi pasado.
No es la imagen, sino su desprecio por el futuro, su inocultable abandono del deseo primario de la vida. Flota. Ella flota. Woody Allen, ella flota por Manhattan. Es una dona envuelta en polvo azucarado, pero su relleno, es el que desconocemos. Sus poemas
avanzan a su manera. Su cuerpo le pide más. Ella flota en Otoño, la hoja que no volará. Dejo la luz y todo lo que tengo atrás. Alrededor, otras carrocerías, adivino las manos al volante.
Todos hacemos lo mismo. En algún lugar alguien está con la pelotita y el palito en una cancha de Golf, esperando el hoyo de la fortuna. El estatus del vacío y su rostro de tortuga imperturbable cuando llegaba a casa a leer sus periódicos, y a echar todo su pequeño mundo inanimado en su día perfecto en la bolsa. Pasado, pisado.
Boquitas pintadas y el Poeta
En este trayecto echo de menos al Poeta, su palabra en el sentimiento exacto de las vocales y consonantes. Ni una esdrújula demás."Te tengo sobre el escritorio frente al ordenador. Eres una pequeña flor morada que aún alguien respira por Vos. La gracia es
respirar juntos". Tan simple. "Estoy leyendo a Manuel Puig: Boquitas pintadas. ¿Lo has leído? Su portada es azul, como el color favorito nuestro.
Cuatro rosas rojas sobre el pecho de un rostro tres cuartas partes con gruesos, llamativos labios rojos y el maquillaje de un payaso. Es un Folletín, según su autor y sí que lo es. Está en sus páginas Alfredo la Pera, cargado de su intensidad: "Se fue en silencio, sin un
reproche, había en su alma tanta ansiedad" "Dan envidia a las estrellas, yo no sé vivir sin ellas". "La golondrina un día su vuelo detendrá." Frases así, sencillas,
pero que tienen que ver con la vida.
Tengo tu carta frente a mí, cosas así, personales, compartidas. He llegado por fin, y debo descansar para sumergirme en la Laptop y mapear los huesos, las costillas, las vísceras, y conservar la piel
intacta de los hechos que la crónica hace suyos, transforma en una realidad cognoscitiva desde adentro de sus paredes. Enciendo la caja idiota que me mantiene en vilo y me habla desde la almohada del horror. Un café negro, mis puchos, el ventanal que me mira con cierto asombro, más del acostumbrado, como si me cobrara una larga
ausencia. ¿Ojos que no te ven, corazón que no siente?
Conservo frente al ordenador, el póster del Che Cristo crucificado en Bolivia, que me regaló el Poeta. Es una pintura de Guayasamín, en el colorido certero de la muerte, el trazo inequívoco para
un héroe que no tuvo la necesidad de resucitar, porque no ha muerto. Hasta la victoria Siempre. Eso, me decía el Poeta, y repetía mi propia frase. Siento que el café se carga en su anonimato y traspasa el filtro cálidamente.
Cae el líquido negro inocente, codiciado, en sus pozos, y que nos mantiene en este atroz escenario sin pausa hacia el más allá. Me siento para dejar hacer aún más la tarde, a pensar en Virginia
Wolff o en la Plath, en el reloj confuso de sus engranajes de hembras disociadas e integradas al mismo tiempo a su caja de Pandora. Lecturas, simples lecturas.
Un abecedario no necesariamente nos ayuda a encontrar las palabras. Me quedo con la escena del gancho de ropa metálico sobre el patio verde del Poeta, esperando la lluvia, la que lava, limpia y permanece, en una brisa incierta, sin rumbo, pero que llega.
Voy montado en la lluvia/ pero son tus aguas las que siento/ caderas dormidas en el hueso/ húmedo de la noche. Sigue el curso que yo te guío/ fondo de acuarela, la pintura de un maestro/ hondo pincel sobre la tela/ fondo toca fondo suave el color de tu lluvia. Se cuela el gris amarillento del Otoño por la ventana. La poesía se archiva en la memoria. Late, siempre late, mientras un oído escuche. Es de oliva su
aceite, sólo déjala correr que volverá a ti repetida en el ventanal.
¿Cóncavo y convexo el cristal? Cuerpo de luna. El sol entrará en la mañana sin permiso todopoderoso, rojo en mi memoria, vivo, tibio en el ardiente presente. El cristal se humedece, vive los cambios de temperatura, registra el paisaje detrás de mis ojos. El invierno se inventará sus propias ruinas y la nieve persistirá en reafirmar su
silencio ante el paisaje. La boca del deseo es profunda. Se sienten los pasos de la noche.
La oscuridad escalará hasta este ventanal. Cómoda sobre el reflejo de su propia noche, como un gato egipcio, faraónica en su larga soledad, cuerpo de fértil Nilo.
¿Con Arafat, se entierra Palestina o la causa gana nuevas batallas?
Apago el switch y el café me trae frente al desquiciado televisor. La máquina parecesangrar por su propia herida. No tiene música y tropieza con su propia lengua. La CNN durmió las 10 noches de agonía debajo de la almohada del "Rais." Eso nos quiso hacer
saber, de alguna manera. Y la Mosad le velaba el sueño a la princesa de las tinieblas de la información.
Y Faluya bajo el fuego aéreo. 20 doctores iraquíes víctimas en un
hospital. Primer saldo de una victoria anticipada. La TV informa: el deceso del Presidente Arafat será anunciado hoy al término de las reuniones del comité central de Al-Fatah y del comité ejecutivo de la OLP que se desarrollarán en la Mukata", afirmó una fuente anónima. Y el "Rais" sigue respirando. Qué mala noticia esta que la muerte nunca llega.
París no es una fiesta y ¿valdrá una misa? El cuerpo ya ha viajado lo más, de El Cairo a Túnez, por el mundo, y ahora tardíamente a París, la bella diplomática junto al Sena, desde la Mukata, el sitio de la muerte, la infraestructura de la nada y más encima de la muerte, derrumbada por cohetes y tanques israelíes. El Distrito, la Mukata, un pasaje en el paisaje real de la muerte.
Ahí, Arafat, en las derruidas sombras del acosado territorio palestino, compartió por casi tres años, la muerte en vida con su pueblo. "El ilustre difunto", le ha llamado el Vaticano. Un muerto más esperado por sus enemigos que la muerte misma.
Abou Ammar, el nombre de guerra más odiado por los gobiernos de Israel. Algunos como Arafat vienen a este mundo a hacer su trabajo. Él, a darle un techo libre a su pueblo, un derecho de todos, me dijo una señora que no se sentía analista de nada.
En su desolado Manhattan /yace Yasser Arafat, /bajo escombros, el hierro retorcido/
el sol oscuro de Ramala pudre
/todo nuevo atardecer en noviembre./ París, una última misa,/esto ya es ruina
antesala a la muerte./ Ramala no es Nueva York/ pero se parece a sus Torres
derribadas /con sus ruinosas calles sin nombre./ La muerte recicla sus mejores trapos
/ondea su bandera el terror /De la muerte vive la muerte /y a una misma infancia
perdida/ acuden sus ojos sin luz./La noche pudiera ser ciega y no lo es /La luz nunca
olvida a sus muertos/ Aquí yace Yasser Arafat /largo deceso le desean sus enemigos/
en su pequeña Manhattan./ El muerto atraviesa la noche /y revienta la espiga en su
trigo. |
El deceso del Presidente Arafat será anunciado hoy al término de las reuniones del comité central de Al-Fatah y del comité ejecutivo de la OLP que se desarrollarán en la Mukata", afirmó la fuente anónima. El deceso no tiene retroceso pero este no se iniciaba y ya adquiría la forma real a través de los medios, con información filtrada desde Israel.
Hasta el Number One, que se supone informado, se subió a un sarcófago inexistente. La viuda, en medio de todo, razón tuvo al advertir que mataban en vida a Yasser Araf. Francia, de punta apunta estuvo impecable en el manejo de la situación. La diplomacia es francesa. Aún nadie sabe oficialmente de que murió Arafat.
Hace 30 años dijo en la Asamblea General de las naciones Unidas, la Mukata de las naciones rehenes del unilateralismo:
"Vengo con el fusil de combatiente de la libertad en una mano y la rama de olivo en la otra. No dejen que la rama de olivo caiga de mi mano."
La ONU dejó caer hasta los calzones. El carismático palestino con su cabeza cubierta por un kufieh, no abandonaría su eterna lucha en foros y dentro de su territorio, olvidado en estos meses casi por el mundo, y en medio de un baño de sangre que difícilmente podrá olvidar la conciencia planetaria.
Se ha puesto de rodillas a la vida misma. Arafat deja el campo de batalla en medio de un charco de sangre y en ese escenario ahora es Irak el centro del Infierno. Faluya nos mira desde sus escombros -ni la muerte tiene ojos para verla- y pareciera pedirle perdón al
mundo por no dejarla morir de un solo misil y para siempre. Hasta las velas sangran en los altares.
Ciudad asediada, ciudad en ruina, ciudad sin piernas, ciudad sin
manos, ciudad morgue, ciudad dead. Veo en el temblor de la persiana un mundo frágil.
En la oscuridad que sopla la noche con su boca negra, la oscuridad crece, y la muerte se paga un tom collins. Salud, dicen los caballos, por este carruaje que nos lleva al fondo de un barranco lleno de cruces negras. La tierra expulsa a los muertos porque no hay espacio. Vuela el cuero cabelludo, la piel, los dientes de leche, las dentaduras postizas, las pelucas, los harapos de las noches desangradas,
la ruina sobre la ruina y sus dos ruinas más, y entonces, la pequeña humanidad arrepentida sopla un puñado de polvo de huesos turbios por sobre el hombro de una esquina que sabe que no todo es redondo, ni cuadrado, negro o blanco.
Un buen jinete no siempre galopa erguido, ni la noche le promete cobertura total. Una hamaca mira el cielo, en caso que sea necesario. Un buen libro siempre deja páginas en blanco. Un amor verdadero, es un pozo, sabe aguardar silencioso, y es fiel centinela de sus
sueños. Quiero decir, que nadie olvida una buena causa. Pertenecer a una tierra y ser libres, lo es. No se puede seguir mirando por el rabo de un ojo y ser miope además.
Los que olvidan su propia historia, terminan caminando al revés, y siempre en dirección al abismo. ¿Para qué desafiar la muerte con más muerte?
Las noticias son un festín de contradicciones, como desde un principio, como siempre.
Algunas cosas quedan en claro: siempre habrá más vivos para seguir matando.
Una manera de terminar con esta guerra, es matando a todos los rebeldes, a sus descendientes directos y los que sigan descendiendo fatalmente en alguno de sus parentescos. Lo primero que debieran hacer las tropas, es conseguir el árbol genealógico de cada ciudad y arrancar de raíz el pasado mismo si fuera necesario.
Seguidamente abonar con nuestras ideas. Levantar unos cuantos Mc Donalds, enseñarle a jugar baseball, poner una primera piedra para un Disney World, unas cuantas canchas de golf, el edificio de la bolsa, cuatro o cinco rascacielos, una constitución y a ver TV.
Me imagino a los inspectores recogiendo en unos rollos los siete mil años de historia de Irak, la Mesopotamia, Babilonia, y sus alrededores.
Enturbando el pasado, para que no vuelva a ser nunca más presente. Ningún imperio moderno puede permitir tanta antigüedad. La historia es una asignatura del pasado. Basta con el wekeend y el día
por delante. Lo demás está en la TV. No seamos idiotas, la memoria falla, la historia es un vicio en el mundo moderno. La historia es cosa del pasado. La historia pasó de moda, y no llegará a su fin, porque a nadie le importa.
Partió de París el extenuado cuerpo del "Rais". Una de sus últimas esquinas de la vida, la ciudad luz. Patria de exilios, sitio de conjunciones, París, París que no se arrepiente de serlo, rindió honores al "Rais" y lo despidió con la Marcha fúnebre de Chopin, como a un Jefe de Estado. Símbolo de Palestina y de su eterna diáspora.
Sigue viajando Arafat por el mundo después de muerto. Su cuerpo cruza el Nilo, y nuevos honores militares: funeral como estadista en Egipto. Cuatro décadas de su luchacontra enemigos muy superiores militarmente a sus fuerzas, llegan a su fin, sin su gran objetivo: el Estado Palestino. Su legado asoma como la punta del iceberg de una
victoria largamente esperada por su pueblo y un mundo que desea la paz para el MedioOriente, lugar de sacrificios, inmolaciones, muerte y santidad sin par.
¿En la muerte sólo la muerte gana? En Ramala las escavadoras demuelen las ruinas, reparan un paisaje saturado de dolor, y la Mukata le abre sus puertas para siempre al viejo inquilino. Fue de profesión ingeniero, un palestino irreductible. Escapó a la muerte
una y otra vez. Muere en circunstancias no esclarecidas, en un mundo en guerra.
Fue un mito en vida. El enemigo que Israel privilegió en su guerra. No conozco en la historia a un Jefe de Estado más acosado, limitado a la respiración de sus cuatro derrumbadas paredes de su hogar. Un símbolo de la tenacidad y de la ruina ética de los tiempos en que vivimos. Reyes, presidentes, ministros, altas autoridades del
mundo civil y militar, le rindieron honores y despidieron en Egipto.
Ya está enterrado en la Mukata y su tumba fue cubierta con tierra de la mezquita de Al-Aksa, de Jerusalén, lugar donde quería ser enterrado.
Israel sigue en estado de alerta, desde que se construyó su estado, hace medio siglo...
Oh, Ohio, La Unión,
al HOYO DE IOWA
(el Sueño Americano descansa en Paz)
Por: Silvia Banfield
Son tiempos perversos. ¿De qué otra manera podría comenzar esta nota? Ni Penélope aguanta este segundo viaje de Ulises Number One. No es lo mismo quemar las naves en el antiguo D.F. que en toda la Unión Americana. Ningún análisis es correcto, porque el absurdo dio el último paseo del suicida por el borde del precipicio. No los perdones señor, sí saben lo que hicieron. Se montaron el carrusel del miedo y la mentira, y cerraron los ojos detrás de las personas de la noche. Las urnas se llenaron de miedo.
El pánico pone amarillo el corazón. El horror paraliza, le arranca la suela al zapato, no deja caminar, se come la lengua, los sesos, vomita el futuro. El fantasma que recorría la Unión, se ha instalado con honores a orillas del Potomac y próximamente aparecerá sonriente en el Jardín de Rosas, como si llovieran sangrantes rojos gladiolos en Faluya y el mundo fuera acunado por las voces cautivas de los niños de Viena.
Nunca pude definir en mi larga infancia el color de hormiga, y me parece estar viéndolo, oliéndolo rechinar con la manteca de los puercos días y malos tiempos. ¿Ya estoy llegando a ninguna parte como la Nación? One Way es la dirección impuesta por los poderes fácticos, mediáticos, teologales. Y en una mano el misil y en la otra la cruz-gamada. Si Dios comprendiera que nunca segundas partes fueron buenas, su réplica se haría mil pedazos. La imagen que me viene a la memoria son las palabras del Poeta, cuando me contaba del mundo alucinado donde vivía, que era su realidad, como ir al supermercado.
Octubre, noviembre, eran las fechas, contaba, en que millones de cangrejos abandonaban los manglares, la selva, sus pequeñas seguras guaridas para aventurarse por la carretera en un pueblito del Caribe llamado Nombre de Dios. Azules, blancos, chocolates, tapizaban las calles con su magistral lentitud y los caminos se transformaban en un mar de cangrejos, cuyo destino siempre desconoció el poeta. Los automóviles pasaban por sobre sus caparazones, y es la imagen de lo que veo al dejar correr el rollo de esta película, que supera en su parálisis al cine mundo y es tan elocuente por lo que no se refleja en la superficie del telón.
El silencio suele ser tan fatal como la muerte.
La muerte no reconoce el pasado, vive el presente, pero tiene mucho futuro. En tres o cuatro minutos llegaré donde el Editor, pero me siento como uno de esos cangrejos. Pienso en el ventanal que me espera esta noche. Un paisaje oscuro reflejado en el interior de cada cual. Sombras frescas, otoñales. Se inicia un nuevo ciclo de desconfianza, incertidumbre, temores, frustraciones y de un futuro que se da vuelta como una campana y no suena bien. Más bien se muerde la cola de cerdo y piensa que es un chocolate. Ya estoy aquí y he llegado tarde. No me refiero a la solución del problema, sino a mi misma frente a la fachada, a la puerta de la sala de reunión, ya cerrada, en pleno proceso de debate.
Van Gogh muere apuñalado en Amsterdam
Ayer, en medio de la votación talibana en Norteamérica, la aparentemente tranquila, bohemia, feliz y tulipana capital holandesa, Ámsterdam, nos sorprendió el crimen del cineasta Theo van Gogh, apuñaleado y rematado a balazos, quien dijera alguna vez en vida ser pariente lejano del genial pintor neoimpresionista. Quedó convertido en una mancha roja sobre una acera de Ámsterdam, en medio de esta mortal pesadilla religiosa, que tiene ya aristas y escenarios globales. Después de un fracaso amoroso, curiosamente Vincent van Gogh, se convertiría en un fervoroso y obsesivo lector de la Biblia. Se haría predicador circunstancial.
Y la vida sigue el curso para el autor de Girasoles . Conoce a Toulusse - Lautrec, y viajará Arles, sur de Francia, donde se cortaría el lóbulo de su famosa oreja, tras la disputa con el pintor Paul Gauguin. Miro el rostro de Theo y tiene el aire de su loco y genial pariente de pelo rojo. Ha quedado atravesado en medio de la vida, a los 47 años a la misma edad de Vincent, con un pie en Occidente y otro en oriente, y con los dos en la muerte. Tiempos insensatos. Sin color. El mundo no es un cuadro Naif. Más bien, una mancha, que quisiera ser una cuenta nueva, pero queda el borrón, como la mentira.
No consideré oportuno interrumpir la reunión abriendo la puerta del salón de reuniones: la mesa de ideas flotantes. Yo las veo subir como pompas de jabón. Suelen no aterrizar hasta tanto no se esté frente al ordenador o el entrevistado. Adquieren la forma de la inconsistencia, la volatilidad, esa levedad única, intangible, del ser. Tienen la gracia de desdibujarse al mismo tiempo que uno ve la forma efímera. Se dejan pulsar y arrancan, saltan, yo diría envueltas en risas, dudas, preguntas, como si fueran acomodando sus costillas, toda su contextura ósea invisible y que en algún momento adquirirá consistencia.
Yo hubiese lanzado a la mesa una pregunta: ¿Por qué nos dejamos guiar por una oveja negra y descarriada? Risas, abucheos, beeeeee, en fin, miradas, resignación que el clavo pasado ni Cristo pudo detener. El volcán volvía sobre sus viejas cenizas y s entía que se había abierto definitivamente la puerta del infierno. Entra, aquí está más calientito que en cualquier otra parte. Imagino, un cartel de bienvenida. Pero, yo lo imagino un lugar sombrío, ardientemente pavoroso, por lo que no deja ver y nos hace suponer. Mitad ángel, mitad demonio. El demonio era ángel, por los mil demonios. Este era una oveja negra, que se ha convertido en Dios. ¿Los milagros pueden dar para tanto? Porque se va a necesitar uno mundo grande para salir del callejón donde guía la oveja negra al mundo.
Son tiempos excepcionales, y es una mala frase, por ser redundante la expresión en su propio contenido. Lo que sí es una verdad de Perogrullo, es que para la dimensión extraordinaria de la época en que vivimos, necesitamos hombre excepcionales, estadistas, no faraones reciclados en Manhattan. Pero los acontecimientos los tenemos aquí encima de las narices, no son el pasado, porque están ocurriendo precipitadament e en cascada y desbordará el futuro. Parece muy preparado El Number One, para la llamada guerra preventiva, pero todos sabemos que el pantano de Irak tiene muchas aristas, es una soga de varias puntas y que estamos ante un escenario móvil de la guerra después del 2 de noviembre.
Se acabó Halloween y el horror ahora es de verdad. (Escribo esta nota ante la inminencia de un ataque final a Faluya, la ciudad insurgente iraquí, cuyas consecuencias son impredecibles en el curso de posibles nuevos acontecimientos dentro y fuera de Irak) Los que viene, forma parte de la cuerda floja. Se encuentran en el rincón secreto de la imaginación de sus forjadores. En este minuto ya Irak arde en distintos puntos del país, con bajas para la policía iraquí, el ejército de Estados Unidos, hace unos días de las fuerzas británicas y ahora dos helicópteros polacos. Toda acción tiene una reacción dicen los manuales.
La Morgue no comparte sus cadáveres
¿Qué pensará el ataúd de la funeraria, la morgue del cadáver, las osamentas de la fosa común y la muerte de todos ellos? No son tiempos para morirse de la risa, precisamente, ni para darle la espalda a la vida. ¿serían los cangrejos de en Nombre de Dios, los que abandonan cada noche Irak, como si los muertos arrastraran sus vidas lentamente a una muerte mejor? El gran paréntesis de la noche puede gatillar un infierno mayor aún en Irak y sus alrededores. Es lo que piensan las autoridades iraquíes conocedoras del carácter, temperamento, de la historia, de las características de la gente de Irak.
Lo que se ve en las calles y el desierto iraquí, en esas viejas tierras mesopotámicas, es la punta del iceberg. Todo lo que hay debajo, pareciera ignorarlo la superficie, y viceversa, porque es un iceberg de varias puntas. Un caballo sin jinete atraviesa la noche blanca de Bagdad./ La pulsan los cipreses d el tiempo./El desierto es una tormenta silenciosa/ sin tiempo/ juega la muerte al escalofrío/ de una trinchera frente a la ciudad /el orín corroe la memoria/ Ningún gusano traiciona /más de dos veces un mismo cuerpo/ Respeta aun cadáver como a ti mismo/ bíblico, hermano, aún en tiempos de guerra./Un cadáver debiera tener acceso/ aún paisaje inédito/ ante sus ojos/ en el sombrío futuro que le espera./Aún así, nadie tiene derecho/ a forzar la esquina de la muerte/ tomar la curva anticipada/ doblar en zigzag sigue siendo/ un ejercicio del azar/ la improvisación legítima/ de quien no ignora /que el alba es /el más seguro de todos los inicios .
No hay comienzo, sino continuidad del camino hacia el barranco. Debiéramos entrar en materia, pero me he detenido en la sombra que deja un trofeo, después de su victoria. En ese sereno preámbulo sin compromiso. Una sensación de soledad y seguridad, el éxito después del triunfo. Una fórmula envidiable de paz interna. El trofeo se erige en el orgullo, la sombra en lo que recaba de la fama. Es parte del abandono y la proyección. Un más allá en el acá. Era un trofeo de baseball de secundaria. Jóvenes que enfrentaron con ganas una competencia.
Detrás de la sombra se suspendía la risa juvenil. La alegría de vivir. Un estadio estallando en gritos y aplausos. La luz bañaba el lugar para que creciera la sombra. Detrás de la sombra, el escenario real. La sombra, lo que el presente deja ver del futuro. Una silueta que repite y recobra el objeto que no abandona. Lo realza en al soledad. Lo magnifican en la glo ria que la sombra construye en el reflejo lo que es: un efímero señuelo de la vanidad. Se sabe prolongación, pero no ignora que crece en el discreto silencio y que el sigilo la ha bautizado sin nombrarla. Yo creo, mientras veo la tenaz permanencia de sombra frente al trofeo, que se está escribiendo la historia del sombrero que quería apropiarse, robarle, las ideas a la cabeza.
Un tiempo de fachadas, de lunes sin trabajo colgado en la percha ociosa, de ventanales que repiten un paisaje que no les pertenece. Artificio en la palabra, compromiso en la acción real. Un panorama de aletas muertas. Circula un discurso que pareciera no se de nadie y pertenecerle a muchos. La armazón de un castillo sin arena, con hierros reciclados, el derrumbe anticipado de una caparazón. Es el discurso circular sobre dos o tres ideas fijas. Los acontecimientos parecieran moverse más rápido, pero no es cierto, porque ci rculan sobre las mismas ideas fijas del terror y la guerra.
Lo que varía son los ataúdes, la apertura de fosas comunes, las cifras pero sólo son cifras. (Un análisis requiere de tantos paréntesis, que tal vez sería mejor verlo por televisión para no pensar lo que verdaderamente está ocurriendo y sucederás más adelante. Irak, "el país liberado", cuyas armas de exterminio inexistentes cada día exterminan un poco más la perdida democracia norteamericana y sus verdaderos valores humanos, éticos y morales, fue declarado en emergencia por 60 días para controlar el incontrolable caos organizado por las acciones de las fuerzas de ocupación. El país, destrozado, en harapos económicos, devastado por la guerra, se prepara para las elecciones de enero del 2005). Los discursos del Number One se recicla como una papa frita fría enamorada del colesterol. Cuatro años en vano, para avanzar en el vacío.
La América profunda, moral, tradicional, lo ha votado, de acuerdo con los conspicuos analistas.
La moral con pies de barro que sostiene una mentira, le retuerce el pescuezo a los principios fundacionales. No se puede inclinar las rodillas en un altar innecesariamente ensangrentado. Un pez que se parta de su río, muere. Así está pasando con los fundamentos de la nación. Pretender llevar la libertad y la democracia a través de la mentira, no sólo es un acto ilegítimo, amoral, sino un camino hacia el despeñadero. Las naciones nos e dividen por actos irracionales de las grandes mayorías. Más bien porque los tutores del poder mesiánico trazan un camino para llegar un objetivo engañoso, que responde a intereses corporativos, de grupos privilegiados minoritarios, que se esconden en las ideas de grandeza de una nación, para construir insostenibles altares de miedo y poder.
¿El Mal es superior al Bien?
La pequeña sombra del triunfo permanece inmutable. Proyecta el trofeo a contraluz. Le baña una luz que le espejea. Se hace vivaz en el doble sueño de la imagen. Un sueño se reporta asimismo, cuando es real. La sombra permanecerá en su contradicción hasta que la luz le acompañe. La sobra está al acecho y cautiva, depende de la luz. Se siente segura en su primitivo origen, la esperas. Pero sabe que su futuro no será más brillante y permanente de lo que la luz proyecta y permite en ella. Un montón de ruinas, como un mal matrimonio, es lo que se traduce de este momento-país, en los diarios que he revisado y se desprende que este triunfalismo nace de la derrota de toda una nación dividida, sin rumbo, encausada por el abismo del miedo.
Arrinconar la verdad como a una ilegal, para luego pedirle papeles inexistentes, no sólo es un acto inmoral de poca monta, sin o suicida con la sociedad en su conjunto, altamente dividida, frustrada, separada de sí misma, inocultablemente confrontada. No hay rectificación, sino más de lo mismo. La oveja negra se siente el ombligo, no sólo del mundo, sino del cuerpo deforme de una sociedad de enfermos que se sube a una silla de ruedas para proclamar la gloria de un misterio no revelado. La parálisis monta en las ruedas del artificio y corre sin dirección. Agita su sombrero y sólo se le ve la espalda encorvada del pánico cruzar la línea del vacío.
Que mal debe sentir el mal porque quien mal comienza mal acaba. Claro, hay un Mal superior para un mal chiquito. Pero todo mal-acaba mal. ¿El mal es superior al bien porque está en todas partes, y el bien en un rinconcito? El mal come cuatro veces al día y dice: perdónenme si he entrado a sus hogares en la verdad. El mal vive enamorado de su pequeño idolatrado discurso reduccionista y lo proclama a los cuatro vientos, se siente un predicador en cabezas y almas donde ya ha infundido su mensaje de temor, y la salvación, hace notar, está en apoyarlo para erradicar un Mal mayor. ¿Un clavo saca a otro clavo, y el mal redime al de la cruz o lo vuelve a crucificar? La sombra no teme a la luz, ni al clic de un nuevo día, se siente segura, porque volverá en un abrir y cerrar de ojos del sol que la cobija.
La pantalla de la TV en la antesala de sala, sigue insinuando un mundo al revés. Es el termómetro de la idiotez. Nos llena de su sustancia banal. Debiera repartir antifaz para quienes conocen de antemano sus mensajes. Nos repasa el día como una caja idiota para idiotas. Y trae noticias tristes, y su pantalla no hace el más mínimo gesto de dolor. Recicla, devora, perpetúa, despacha , repasa una y otra vez la agenda del día, como una ciega criatura del medioevo. Abusadora mediática. Transmisora del horror y la estupidez. Formadora de la opinión pública impúdica, auspiciadora de la amnesia, del dulce encanto de la bobería. No cesa la cajita de emitir ruidos, imágenes, y así me entero del suicido en la Zona Cero de Manhattan de un joven georgiano de 25 años, llamado, Andrew Veal .
Las elecciones matan en Manhattan. Recorrió miles de kilómetros, se sopló por carretera las Carolinas, Washington, Philadelphia y se disparó en al sien con el revólver de los resultados del 2 de noviembre. Todo un símbolo para un segundo período del Number One. Andrew Veal, de 25 años, trabajaba en un laboratorio de computación de la Universidad de Georgia y planeaba casarse. ¿Qué le llevó a desposarse, en cambio, con la muerte? ¿No vio futuro en el país del futuro? ¿Qué iría pensando de su país Andrew Veal cuando cruzaba las carreteras de una y otra ciudad, furioso, impotente, decidido a llamar la atención con lo más amado y sagrado que tenía en su poder: su propia vida? ¿Dónde se habrá detenido para echar gasolina, cuáles habrán sido sus últimos pensamientos, qué palabras finalmente dijo en medio de su carrera hacia la muerte?
Muchas preguntas, pero la respuesta de todas ellas quizás, esté en esa decisión tenaz de sobrepasar el derrumbado Centro Mundial del Comercio de Manhattan, protegido por aparentemente inexpugnables alambrados. Este otro pueblo, Mr. Presidente, ha comenzado a hablar. Me llega la voz pálida, desorganizada, un torrente de eses y erres, la jauría involuntaria del verbo. Necesito un café. Un pucho. Mi espacio. M i ventana. Mi paisaje. Mi aire. Mi libertad. Mi poeta. Mi tiempo. Mi sueño convertido en realidad. Mi realidad para seguir soñando. El error ha vuelto a escoger la misma piedra. Se ha subido al ala del cuervo para sacar el otro ojo. Cuando apunto estas palabras, la sombra pareciera encogerse de hombros. No se siente responsable, al parecer. Es como si la certeza sellara su nombre con la palabra escalofrío. Un año marcado por los huracanes y tornados en la Florida y sus alrededores, y el miedo que abarrota las estanterías del norteamericano común y corriente. La guillotina tiene un altar en Bagdad y el pavor en CNN, en las grandes cadenas, en los voceros de la Casa Blanca, en los presumidos dueños del poder.
El horror tiene futuro
El miedo institucionalizado sacó carta de ciudadanía e imparte instrucciones por toda la Unión. El horror se ha instalado por cuatro años más en un circuito cerrado. Con una mano ha abierto las puertas al Infierno. Y como en un gran cine con su pantalla en llamas, cuelga un aviso y dice: La guerra continúa . Próximo estreno: La Paz de los muertos y la Mini serie: Pudo ser peor, pero no se pudo . Pasa un asistente de la Casa Blanca vestido de blanco con sus guantes blancos informando que las agotadas ya se agotan para e l estreno, que traerá una sorpresa: avances del rodaje en filmación: La Muerte es inmortal .
El abismo está bajo nuestros pies. Fue reinaugurado el dos de noviembre. Todos los análisis conducen a Roma. El pueblo habló, dijo el emperador. El Sueño Americano descansa en paz.
Epílogo
¿La Norteamérica profunda ha profundizado su error?.¿Dios puede sostener la moral de un pueblo en medio de la mentira y conducirlo a una decisión justa, con sentido común a través del miedo?. El miedo es la antesala de tantas cosas y ninguna conduce a la libertad, a un futuro seguro para todos, próspero y en paz. El miedo paraliza. El miedo homogeniza. El miedo neutraliza. El miedo idiotiza y no garantiza una mejor sociedad. |
¿REQUIEM DE MOZART EN NORTEAMÉRICA?
(El mundo ha perdido en este maldito cuarto de hora)
Por: Silvia Banfield
La humanidad, que ha perdido la cabeza, busca descifrar dos largos siglos después, la identidad de la calavera del genial príncipe de las sinfonías, el austriaco Wolfgang Amadeus Mozart, muerto a los 35 años de edad, cuando finalizaba su propio Réquiem. Un ángel aun meditabundo cuida su supuesto sepulcro, aunque fue enterrado en medio de una tormenta en una fosa común, sumido en la pobreza absoluta. El tiempo agresivo de esa mañana, luctuoso ya lo era, de crespones negros cuervos, dispersó el pequeño cortejo fúnebre que acompañaba a Mozart, por lo que nadie supo a ciencia cierta donde fue enterrado el músico. Viena se había entregado mucho antes a la muerte del joven músico, sepultado en vida en el anonimato.
El iluminado hijo del portero del cementerio, el sepulturero llamado Radschopf, fue el guía para que trasladaran el cráneo de Mozart a su ciudad natal Salzburg, a Joseff Hyrtl, un conocido anatomista de la época. Sólo así se podrá entrar por algún recoveco del misterio de la identidad de Mozart, que sólo se revelará en el 2006, cuando cumpla 250 años y Viena celebre al genio como si el Danubio Azul entrara silencioso por una calle o en un vaso, de la mano de Wolfgang Amadeus.
Esa paz del cementerio de Mozart siento este día de elecciones en Estados Unidos. Los ojos del mundo aquí en la espalda. Ayer abandonamos la sala de redacción en alerta máxima, con la precaución de abrir los ojos y todos los sentidos, ante un evento cargado de infaustas premociones, sobresaturado de propaganda hostil, precedido del fraude, desprestigiado como nunca antes más allá de la obsolescencia del sistema electoral. Sentí en el pasillo la democracia de rodillas, desautorizada, lastimera, francamente avergonzada. ¿En cuatro años se construyó esto?, me pregunté sin respuesta. Cautelaaaaaaaaaaaaaaa, Silvia, fue la frase sonora del Editor, pero había sido lanzada Urbi et Orbi.
No es para menos, con este suspenso terrorífico, precedido de Halloween. ¿Nadie ha podido hacer nada diferente a estos cuatro años de Mal Epoque? Hoy dos de noviembre es la oportunidad. El país necesita un compositor como Mozart y el mundo, un líder de alianzas eficaces, no castradas de antemano por intereses mezquinos, y que el temor sea el vicio solitario de quienes no creen en el futuro y juegan la carta mugrosa del terror.
A propósito de cartas, un paréntesis necesario. (El Poeta un día me describía la partida de cuatro ranas sobre una mesa de hongo, que en su centro, presidía una rosa roja. Una animada mesa juego de los relajados anfibios con sus respectivas parejas, en la inocencia de un tiempo. Ella, la sapita, llevaba un pañuelo rozado sobre el cuello y sus ojos amarillos abiertos al atardecer. El tres de trébol, un dos y cinco de corazones, el As de corazón negro y un dos de caró, visibles en la mesa. Detrás de cada jugador, la suerte. Me describía los gestos de los animados jugadores, y en especial el de las coquetas sapitas que mantenían sus cartas bajo el sigiloso secreto, adivinado, un tiempo de azar. Era una partida entre amigos, limpia como la noche de estrellas que se avecinaba. Todo indicaba, cito al Poeta, que terminaría en un croar a coro, en señal de una victoria amistosa y compartida). Estos comicios están lejos de ese ambiente. El fantasma del fraude es más que una realidad. A horas tempranas hubo reclamaciones en Denver, Colorado y también en Philadelphia, donde se plantaron miles de votos en las máquinas antes de la votación.
Es una denuncia del diario virtual, Drudge Report , que dirige el periodista, Matt Drudge. Fue el primero en publicar la relación entre Clinton y Mónica Lewinsky. Los analistas coinciden en afirmar que los resultados serán analizados con lupa y aún así, existirá disconformidad porque el escenario está preparado para la desconfianza mutua. Se ha minado el piso a la democracia norteamericana a partir del 2000, en la Florida, con un evidente fraude electoral. El costo de esa jugarreta ha sido a nivel global, no cuantificable, al igual que el daño inflingido a la sociedad norteamericana.
Alguien debe desactivar la mala conciencia que nos lleva a vivir una atmósfera de ruleta rusa, y en la incertidumbre más grande del siglo. El suspenso electoral es parte del juego de la democracia, pero la incertidumbre, no, y menos la desconfianza que reina en estos años. Si todo se hace correctamente y se recupera la confianza en el liderazgo, se podrá pensar un mejor país y un mundo mejor. Pero el proceso electoral norteamericano es el más kafkiano de todos los tiempos, lleno de enredos, malos entendidos, aprehensiones, y un enjambre de miles de abogados definen lo truculento, hostil, difuso, incierto, tenebrosamente
Cuando un sistema electoral, su proceso, desarrollo y expectativas se transforman en un gran protagonista, por sobre los objetivos de una nación y del mundo, de acuerdo con el impacto del país, es que se perdió la brújula, el camino. Y esa es la atmósfera: se siente el cuerpo de Superman cayendo en picada, lleno de kriptonita, debilitado, incendiado, con la Primera Enmienda en chamusquina.
Mal año para Norteamérica, sin duda. Todo lo demás es cuento. Aunque se le intente mirar el ombligo a las estadísticas o se use el Oráculo al revés en la cábala. La economía con un desempeño de tercera división. Las promesas, con bases llenas, pero nadie cree en una carrera que ha llenado de incertidumbre al país y vergüenza al mundo. Los medios de comunicación reflejaron el circuito cerrado de la mentira durante meses, hasta que hicieron un alto frente al abismo, cuando el terror ya se había instalado frente al temor.
La prensa no ha estado a la altura de los acontecimientos. Tantas décadas, más de dos siglos, trabajando para una independencia de los Medios, construyendo espacios a la libertad, velando por la opinión del people, promoviendo el diálogo, buscando en suma, la verdad. Estas seis letras son el buque insigne del Sueño Americano y la estabilidad de cualquier sistema que promueva su propia sostenibilidad en el tiempo. Uno siente en la atmósfera, cuando pisa la madera de una institución, detrás de las paredes el polvo, la ruina, caer el tiempo desdoblado, amarillo, violeta, como una mala canción de cuna. Un ambiente de callejón de pobre, horas que se reciclan en el vacío, tardes domésticas aquejadas de una luz amplia, un horizonte verdadero. De costa a costa algo huele mal. Todos hemos perdido en este maldito cuarto de hora de la historia. Amasijo de hierros fundidos, cristales rotos, mentiras que un ventrílocuo no deja de empujar con su estómago flatulento, y los imperdonables cuerpos de los niños que ascienden ciegos como meteoritos huérfanos sin destino.
Sin credibilidad, no habrá nación, sin un liderazgo responsable, programático, compartido, el mundo seguirá deteriorándose, y no todo es como apostar en la bolsa con celeridad, oportunidad, oportunismo, porque se requiere de un tiempo vital para re-construir. Wall Street apuesta al stablishment , pero se requiere algo más en un mundo mayoritario de seres humanos de carne y hueso. Las elecciones se realizan en un momento crucial para Estados Unidos, a la espera de un cambio, un viraje largamente esperado por el mundo. La gente reclama un nuevo maquinista, y presiento que ha llegado la hora de hacerlo saber en las salas de votación. Este es también un nuevo cuarto de hora. No sólo debe estar presente el cambio del curso de la guerra en Irak, sino las rel aciones con la Unión Europea, China, hacia un Nuevo Orden Internacional, una transformación de las Naciones Unidas más acorde con los tiempos; una política inteligente, coherente, sistemática, para enfrentar los desafíos del medio ambiente (los huracanes en la Florida deben ser un llamado de atención para el nuevo presidente) y el gran desafío del siglo: el energético.
La guerra no es la solución para intentar una fórmula barata de arreglar el tema energético. Nunca América latina estuvo más olvidada que en esta campaña, a pesar de la importancia del voto latino. La guerra y sus fantasmas, el terrorismo, la inseguridad, las sombras vacías del poder, no le han permitido a Bus atender los problemas reales de su país y el mundo. Un presidentes secuestrado por la paranoia de la guerra.
Hoy, en pleno acto eleccionario, se han incendiado varios pozos de petróleo en Irak. Ese país no sólo es una carnicería humana después de la invasión angloamericana, sino un infierno que destruye la ecología, el medio ambiente, y se abre una herida que le atraviesa la garganta al globo terráqueo y uno ve en un niño los ojos de pavor del mundo que no sabe hacia donde ir. La agenda de lo que viene requerirá algo más que buena voluntad o aferrarse a un Dios ciego, o Polifemo que guía con un bastón a los dueños del mercado.
Un gran desafío para los Medios de Comunicación que han saltado al vacío en no pocas oportunidades con historias fraudulentas. Personalmente no confío en estas encuestas de la paridad. La gente ha ido tomando conciencia en las últimas semanas de los errores cometidos por la Casa Blanca, que afecta no solamente a las familias de los soldad os en Afganistán e Irak, sino al bolsillo, el futuro del ciudadano común y corriente. La atención obsesiva de la guerra, la necesidad de destinar miles de millones más por errores de cálculo, falsas y alegres apreciaciones, no le permiten al Number One atender la patria doméstica, la casa, la salud y educación del pueblo. Será determinante en los resultados que ya se avecinan.
Estados Unidos ni el mundo, pueden seguir afrontando una guerra de desgaste, ni la confrontación larvada infinita entre Oriente y Occidente. Estamos ante un escenario de la mayor e incontrolable sangría de la historia de la humanidad en tiempos modernos. El físico británico Stephen Hawking ha condenado recientemente la invasión de Irak calificándola como un "crimen de guerra". Es una voz independiente, alejada de los pasillos y las recámaras políticas. Y la humanidad rueda como una ciega piedra sin fin.
Los resultados de los comicios en Estados Unidos son importantes, pero más, lo serán las políticas rectificadoras que se emprendan el 2005. El pueblo norteamericano tiene la palabra en este momento. Es su glorioso e irrepetible cuarto de hora.
Si quiere escribir Silvia Banfield, puede hacerlo a silviabanfield@yahoo.com.mx
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