Por: Silvia Banfield
Habría que preguntarle a Jorge Luis Borges, si le parece correcta la acción de la Policía Federal de Argentina. Seguro que desde su ciega lápida en Suiza mira Buenos Aires. Es muy difícil que su ciudad eterna, las calles de sus calles, sean olvido en su memoria. Poesía y policía, riman, pero no se parecen. Son como dos tiros contra vía. Paralelas que nunca se juntarán. Un poema, en principio, no tortura a nadie, es una simple advertencia a la imaginación. No pasa de ser una luz roja en el camino. Poesía es un paso en soledad y reversa, con las luces altas en la carretera y bajo la niebla. La policía es un hombro vacío en una ruta que siempre coquetea con el precipicio, el eslabón perdido de lo prohibido. Un gran NO que el poeta se salta, el viejo obstáculo de la piedra en el camino, la perfomance del lugar mal empedrado. La policía es adicta a los retenes, el poeta abre puertas para ver el bosque, porque siempre debe haber una ventana por donde entre la pequeña luz ciega del día. Borges debe haber tomado la pesquisa de la Policía Federal de Argentina como un homenaje más a su obra ficcionadora. Alguien dirá que esa acción impecable, ya no es implacable, por parte de la policía, sino el comienzo de un trhiller borgiano, más bien una pista en el enigma del autor de El Aleph. Es la gracia de la literatura que empuja a la realidad a una nueva ficción. ¿Es un acto legítimo del diván froidiano o un paseo por Corrientes, la letra espesa, mortal, visceral, dulcemente cruel del tango? A Borges le gustaba la milonga. ¿Cosas de la literatura o del arrabal? Orillero del Gran Buenos Aires. Son las calles hechas y rehechas. El derecho a permanecer fiel a un andén. Ya veremos que podría haber dicho Borges. Es el espacio público, impúdico, lúdico, el espejo retrovisor real del día. Borges temía a los espejos y nunca supo que el vestíbulo de su última morada en Suiza estaba presidido por un gran espejo, quizás su última silueta en vida, la proyección del Borges imborrable, la sombra, la que en verdad reemplaza al cuerpo. Ya ingresaba de la mano de la muerte detrás del último cristal. "Yo que sentí el horror de los espejos/ No sólo ante el cristal impenetrable... Sino ante el agua especular que imita..." Donde mete sus narices la policía, algo huele mal, en la punta de la nariz se desprende la materia fecal ya descompuesta. A veces es mejor cerrar los ojos, y sentir la fragancia de las Islas Comoras, que viene del tocador. Es el perfume de los bosques de esas islas, que viven de la fragancia que fabrican. Islas de tocador. Islas para la piel. Islas para los sentidos. Cuerpos islas. Islas como mesas sobre el mar. La playa que las recoge con sus mareas como si fuera un gran tocador. El espejo sólo llega hasta el horizonte. Todo lo demás existe para otro paisaje. El que inventó el espejo envenenó el alma humana, decía el poeta lusitano, Fernando Pessoa. Hoy no fui a la Redacción, me apesta el escenario más que el olvido. Los políticos mediáticos y maniáticos, nos han puesto a caminar sobre cuajarones de sangre. Ha rodado una nueva cabeza norteamericana en Irak y la guillotina no cesa de trabajar y correr la sangre en esta guerra sin fin, inútil, basada en la mentira. Si pudieran salir los muertos de las tumbas de Babilonia y Mesopotamia, los muertos de los muertos, de seguro le arrancarían los ojos a los vivos, hundirían los cuerpos en las trincheras bajo el fondo del desierto. Ya nadie le puede dar vida a la muerte. Se respira azufre, los muchachos van a dejar sus vísceras, hígados, hasta que el miedo y el cuerpo dejan de pertenecerles. Abandonan sus trajes, cascos, sus grandes botas, ya todo es inútil, las manos que se aferraron al fusil de asalto, a una ración de comida, a la mano que ya se despidió.
La frontera mexicano-norteamericana tiene el imán de la pobreza. Son 3.200 kilómetros y unos 40 mil detenidos anualmente, que intentan traspasar una línea geográfica más vigilada que el muro israelí. Es el límite del infierno. Muchos parten y no regresan más. Son jóvenes, adolescentes sin futuro, devorados por la pobreza y corrupción del sistema mexicano. Vienen de familias sacrificadas en el tiempo. Humildes habitantes de la miseria, ciudadanos del olvido, criaturas visitadas por el horror de la vida, y sobre sus espaldas camina la larga infinita desesperanza de México. La miseria ciega viaja en ellos, suspendidos en el camino que se les serpentea, hace circular, que les empuja muchas veces a la muerte. Extraviados en el desierto, ahogados al cruzar el río o abandonados por traficantes dentro de camiones, trenes sellados, son más de 3.000 los mexicanos que murieron cuando intentaban llegar a alguna ciudad estadounidense en la reciente década. Muchos no eran mayores de edad. América latina no necesita mirar hacia Medio Oriente, Afganistán, Irak o Chechenia, tiene sus propias pesadillas: El Sueño Americano. 390 mil mexicanos atraviesan ilegalmente al año la línea fronteriza. Miles de esos miles son deportados posteriormente. (Se les ve al cruzar en sus ojos el sueño revolotear incesantemente. De regreso, si aún viven, sus cuerpos son amarillos, echan humo, el sueño es como un fuego artificial que ya cumplió con la imaginación instantánea de un niño). Todos los caminos fueron blindados con muros, rejas y férreos controles, reforzados. En Estados Unidos viven 38,8 millones de personas de origen latinoamericano, 25,4 millones procedentes de México. Una cifra aproximada a toda Centroamérica. ¿De qué huyen los latinoamericanos? Del hambre, la pobreza y desempleo. Hasta hace poco, de las dictaduras militares, que además de la desesperanza, hacían desaparecer el cuerpo del delito. La OIT sostiene que más de mil millones de personas no tienen empleo. En América latina, un 76 por ciento de los encuestados teme perder el empleo el próximo año. (El terror no sólo viene del terror) Sólo un 8 por ciento vive en el mundo en condiciones de seguridad para crear y crecer- Se ha fundado un sistema global basado en la desigualdad y arrastra a la frustración cada día a más personas. La globalización afirma rotunda y tardíamente la OIT, no está funcionando como debiera. El sistema internacional, agregamos, ha dejado de existir para las grandes mayorías sin voz ni voto ni ley ni reglas del juego justas. El mundo funciona como si un idiota diera vuelta a un molino y creyera que es un reloj suizo. Esperando, desde luego, que el último grano de arena le certifique el fin de la historia.
Las Naciones Unidas se ha reunido en Nueva York, en su edificio de cristal, espejo de un mundo irreal, para hablar del hambre. Además del terrorismo, ese es el menú de la ONU. El plato de fondo. Una mesa de terror con un solo emperador y muchos convidados de piedra. La ONU, es mucho ruido y pocas nueces. Babel en el limbo. El cristal de la convivencia y del consenso internacional se rompió hace mucho tiempo, señor Secretario General. Para muestras un botón, cuando se debiera estar proponiéndose una solución real y global en Medio Oriente, Condolezza Rice, ve otra película en Irak. los kurdos, los shiítas y los sunitas están trabajando juntos para construir un nuevo Irak". La legalidad o ilegalidad de la guerra en Irak, es un detalle, los muertos no hablan, y el mundo es un tango bailado por un ciego en un ascensor.
Mi Editor me dijo en una última conversación privada, S.B., "el mundo es una ensalada rusa, lleva de todo". Pensé que con dibujar unas cuantas cruces en el mapa mundo bastaría para una nota global. Me quedé hipnotizando la historia de esta nota frente al edificio de la ONU, imaginando que habría detrás del cristal, de las voces que se pierden en el océano de las promesas y palabras. Me imaginé unas inmensas torres de palabras a la salida de la monumental edificación, que una vez reunió a las Naciones del mundo para hacer la paz. Si se pusieran a la entrada del edificio universal uno a uno los memorándum de los últimos años , sabríamos cuan inútil ha sido todo frente a la realidad. Es tan burdo como ve las cosas Condolezza, que si esos desiertos no tuvieran petróleo, no importarían ni la libertad ni la democracia, pretextos del caos. El Imperio hace peligrar el imperio de la ley, advirtió Kofi Annan, en el edificio de(l) cristal, de acuerdo, según como mires a través de él. El Number One agradeció en su presentación estelar de estrella porno, por sus impúdicas palabras, a quienes colaboraron en el rescate del pueblo de Irak de su "dictador ilegal" (¿Hay dictadores legales?) Mientras GWB hablaba de dignidad humana en el colosal caos de Irak, en medio de la inseguridad internacional incluido Estados Unidos, rodaba la inocente cabeza de Eugene Armstrong y después de Jack Hensley, pero Irak sigue siendo una fosa común abierta a una hipotética democracia sujeta a una libertad para depositar bajo tierra las sábanas con cadáveres de niños, mujeres, ancianos, civiles. Es el único instante cuando la televisión no miente. Los imperios a lo largo de la historia sólo han conocido una ley: la ley del embudo. La muerte es casi una cortesía de sus conquistas. Cuando un misil golpea en las ciudades, es una ascensión celestial, porque ha llegado la divinidad. Bagdad, la llamada zona verde, de "extrema seguridad" es un caos en sus inmediaciones, mientras el resto del país naufraga con la guadaña en la mano y el Corán en la otra, cuando van silbando los cohetes y misiles en el cielo hostil de Irak. Esta película de terror, no se la va a perder Hollywood, pero debe comenzar con la ruptura de cristales en la sede de la ONU en Nueva York, que en el aire escriben la palabra: Help. Luego, el gobernador de California, sale volando por esos majestuosos ventanales vestido de Superman a recomponer los cristales rotos del mundo, y su primera escala equivocada es la Isla de Haití, confundido por miles de murciélagos que la sobrevuelan. Sólo alcanza a vocear: ¿Alguien vive ahí? El eco le rebota una y otra vez la pregunta y se desintegra. Ya Hollywood sabrá lo que hará más adelante. Nosotros vamos a la realidad, sin rollo.
Haití es una morgue flotante. 2500 muertos, según un vistazo, ha dejado el huracán Jeanne. El paso real de la muerte. La morgue ha dicho que hasta la muerte tiene un límite. El país más pobre de Occidente sigue agonizando para las cámaras. Es una isla de muerte. "Vengan a verlo". Las tropas de la ONU protegen un paisaje de terror que la bruja del bosque saldría huyendo horrorizada por no tener un lugar para operar con su propio espanto. ¿Sólo la muerte para una Isla negra? ¿Dónde encajará aquí el discurso de erradicación del hambre, el nuevo orden internacional, el diálogo entre civilizaciones? Es una pregunta válida para el embajador de Haití ante la ONU y para el mundo, que ver pasar el cadáver de su enemigo frente a los grandes ventanales de Nueva York, como si el suyo no estuviera en lista de espera. Jeanne, el huracán, estuvo a punto además de arrebatarnos los sueños de la infancia, y los sueños de los sueños de nuestros nietos, porque los sueños no tienen fin, son una larga historia. Había una vez es el eco del eco y así sucesivamente, que se pierde en la memoria, pero que toda infancia recupera algún día en su propio caracol. El cable internacional fue cruel, y como el Capitán Garfios, nos puso a temblar en el tablón frente al mar. El agua cristalina transparente se me cruzó por la garganta en su oleaje final de tortuga dormida. Un maremoto detrás de Jeanne habría soplado al fondo del mar como un gran gigante La Isla Tortuga de 180 kilómetros cuadrados, habitada por 26 mil pescadores y comerciantes, viejo refugio del pirata Drake y de otros corsarios menores, aunque llenos de sangre y aventuras oceánicas. Cuando leí la noticia, dije: caracoles, nos borraron la imaginación. Esta es una trampa, pensé con más calma, del mismísimo Capitán Silver. La ha ocultado para que no descubran donde está el tesoro. Habrá que recurrir al mapa original, una vez llegue el amanecer y se disipen las lluvias, vientos huracanados. Observaremos con ojos de bucaneros las próximas 24 horas y las sucesivas si fuera necesario. En algún momento Silver necesitará respirar y ver el sol. Relucientes doblones, guineas de oro, luises es lo que recordaba de muchos sueños y viejas lecturas. Más monedas que las hojas de otoño.
La Isla Tortue era una cueva de piratas, el epicentro de un mundo lleno de aventuras vinculado con la flor y nata europea. Espadas, botines, embarcaciones, grandes risas brotaban desde sus playas infectadas de pequeños tiburones. Todos los piratas estaban contra el imperio español. Corría el siglo XVII, para ser exactos y el oro de las colonias de América latina. En la cábala muchos pensaron que el huracán Jeanne, le cobraba a Haití la terrible coincidencia de nombres: La Tortue, con el apellido del primer ministro haitiano Latortue. Dos tortugas en una misma isla, es como si un caimán quisiera comerse a otro caimán.
(Haití es un paréntesis negro de la historia humana. Azotado por el hombre y la naturaleza. Es la esquina cuerva de las Américas, sin ojos, la miseria devastada, país desolación, país de muertos sin sueños, pesadilla, donde la muerte ya es viuda de si misma. Un monumento al horror, Isla Hispaniola, quien descubre Haití, viaja al infierno sin boleto de regreso. La muerte es negra. Si se hunde Haití, desde el fondo del mar, los muertos sacarán a flote la isla y la llevarán a descansar.)
Detrás del ventanal está el mundo. Eso puedo decir en medio de una bocanada que sólo yo respiro y hago estrellar ante el cristal. Menos que las cenizas de un pucho vale esta vida siempre en desventaja de la muerte. Un café negro me recuerda la superficie de Haití, devastada por un perro rabioso lleno de furia. Una isla aislada por la muerte. La muerte flota con su mejor cadáver. El silencio se hace inútil pasajero en estas aguas. La muerte es un acto pirata en La Isla Tortuga. Una vieja isla que estuvo bajo jurisdicción francesa y una atmósfera bucanera a prueba de cañonazos del imperio español. El ventanal me recuerda esta noche que la vida puede estar en otra parte, pero que Françoise Sagan, que tan temprano como a los 19 años nos dijo: Bonjour tristesse, hace 50 años, ha muerto en la intensidad de su historia personal. En medio de su soledad, disfrazada en la velocidad del juego, sexo, los automóviles, la literatura, el amor, el alcohol, la vida sin arrepentimientos, arrebatada al día siguiente de la madrugada. Sagan por un personaje de Proust, también diseccionó la sociedad francesa en sus novelas que llegaron a Hollywood. Nueve veces, dijo en una ocasión, había recibido la extremaunción, y se sostuvo hasta el final de sus días ruinosos de salud y económicamente, con su propia tristeza. En un cierto momento de la vida se desea un hijo. Quizás, para morir un poco menos cuando se muere, dijo en una oportunidad y no sé por que recuerdo esa frase.
La noche se me acaba cuando el ventanal comienza a filtrar el amanecer, y la noche se hace mortal. Retrocede el oscuro fantasma del miedo. La moneda de la noche da vuelta su cara en el día. Me pregunto ¿dónde dormirá la noche en el día? El día corre su cortina y sabe que detrás del ventanal está un nuevo día. La vida por delante.
Hans Blix es mi candidato al Premio Nobel de la Paz que otorga Oslo. Se lo dije a mi Editor, y sonrió. Es un personaje kafkiano, le subrayé, ideal para este mundo. Es un subproducto de la historia del siglo XXI. Esta ficción medieval en pleno desierto. Viajó con su sofisticado equipo de expertos a buscar unas armas inexistentes. Es como si los más sofisticados equipos se transforman en detectores de aire. De la nada. Él lo supo a los pocos días y entró en la ficción. Luz, cámara y acción, fueron sus frases favoritas. Pero por órdenes superiores, siguió en su búsqueda por el desierto. Cuando aprendió a conocer los espejismos, intentó separar los sueños y deseos de la realidad. Estaba condenado de antemano a no teenr éxito. Un grupo de mentirosos seguía orquestando la fábula de las armas de exterminio masivo. Conocían los resortes de los clásicos cuentos de terror.(Aquí es donde debe entrar el libreto de Hollywood, porque Indiana John, es un detalle). Blix, que nombre, no, buscó la aguja en el pajar, inclusive entró a los vedados palacios de Sadam Hussein , y no aparecían las malditas armas de exterminio masivo. Ni una miserable pista que llevara al laboratorio del mal. Bagdad olía a burla, misterio, a cuento. Las alfombras de los inspectores volaban una y otra vez de Bagdad a Nueva York y los hallazgos eran inútiles presunciones, deseos que no se volvían realidad. En algún lugar deben estar apuntándonos. Es una orden que aparezcan en algún lugar. Den vuelta el desierto, pero no la página. Tugar, tugar, salir a buscar y cuidado con no encontrar, soy El Number One y el mundo se va acabar.
El Number One habló en la ONU por el mundo, en un recinto inexistente, sin poder de decisión , como si lo hiciera frente a su propio espejo. "Estados Unidos ha hecho respetar las justas demandas del mundo sobre el desarme en Irak". Sic, plop, plop, plop. Qué numerito, Number One, para la historia de la diplomacia. No dijo nada que las armas de destrucción masiva se ocultaban en su propia imaginación. Tuvo la gran oportunidad para disculparse del mundo, luego del pueblo norteamericano y de Irak. Y fijar un calendario de retiro de las tropas de Irak bajo la vigilancia de las Naciones Unidas y enrumbar una nueva era de convivencia pacífica de la humanidad. Prefiere el abismo El Number One, la ruta cero y el acero. La mirada de Polifemo, con un solo ojo. Visión de ojo de puerta. Mirada pirata. Menos ciego era Borges. Sabía de laberintos y los respetaba. Acataba ciegamente la sentencia de Heráclito El Oscuro, sí, el de Efeso: no nos podemos bañar dos veces en un mismo río. El río, sus aguas, ya no son las mismas. Viet nam es el río de Irak, dos veces la misma agua equivocada.
Borges ciego de sueños inicia esta nota con su Luna de Enfrente encontrada en Buenos Aires por la Policía Federal de Argentina. Libro valorizado en 10 mil dólares por el coleccionista Horacio Porcel que lo vio marchar sin explicación de su biblioteca. El libro lleva la rúbrica de JLB, una dedicatoria a otro escritor argentino, Ricardo Guiraldes. Se vendía en un puesto porteño a menos de 5 mil dólares. El valor del libro, además de la poesía borgiana, es que el famoso autor, podó el texto posteriormente al eliminar algunos de sus poemas, considerados pecados de juventud. La Policía Federal celosa de la originalidad del autor de Ficciones, ha retornado el poemario a su dueño, tal y como su escritor lo editó en 1925. La fidelidad del verbo, es ley.
LA CAJA DE PANDORA
ABRIÓ SU CALDERA DEL DIABLO EN BESLÁN
(Dos veces 11, es más que un martes 13)
Por: Silvia Banfield
Salí en silencio de la redacción, sin tener una precisión si los simples mortales hablamos y vivimos un mismo planeta. ¿Cómo saberlo me preguntaba? Mi cuerpo caía a plomo como el Génesis, sin paracaídas, convertido en una partícula polvorienta del sol, en el desierto de Utah. Y eso que estaba anillado de oro y rubíes. Tengo más tiempo en la tierra que esa cápsula que orbitó tres años el sol. Ni los pilotos dobles de Hollywood pudieron impedir que se precipitara violentamente. Así es la realidad, cae vertical, casi sin asombro, a plomo. Viajó 38 millones de kilómetros intacto y vino a desplomarse a unos metros de la tierra. La foto parecía un caracol semi descubierto, cuando en verdad venía del sol. Me sorprendieron volando en la redacción y en verdad estaba en Florencia, contemplando al perfecto David en sus 500 años, el verdadero ángel de Miguel Ángel Buonaroti. Todos los mapas y rutas trazadas por el Editor conducían a un charco de sangre. Qué asco de líderes tenemos, pensé, y me fui sin escala a Florencia ante la estatua de mármol desnuda, icono del Renacimiento, la mirada de la belleza eterna de Florencia en David. ( Prefiero la belleza a este mundo decadente/ el frío mármol de hace 500 años/ a los despojos del Sueño Americano/ a esta inocente trampa / que repiten para que sea verdadera/ El sueño me revela un mejor destino/que este estribillo muerto de un mundo más seguro/ Dejen que el pájaro sueñe que no existen las jaulas/ y que el cielo es un desafío a sus alas)
Me quedé en una suspensión casi de momia egipcia cuando leí que Rusia anunciaba que estaba en una Tercera Guerra Mundial y que atacaría el terrorismo de manera preventiva en cualquier lugar del mundo, aunque descartaba el uso de bombas nucleares. La Guerra Fría se debe estar muriendo de la risa con estos chistes. Ahora tenemos a las dos antiguas potencias rivales en un mismo camino y azotadas por la misma furia del Islam, aunque Chechenia combate desde la época de los zares en pro de su independencia. Los chechenos han puesto precio a la cabeza de Putin: 20 millones de dólares, 10 millones más que la de su líder. ¿El Kremlin no tiene plata o es ahorrativo? Abro The New York Times , como si quisiera encontrar otra cosa, y de pronto como una bolsa negra de dolor, surgen las mil fotos de los mil solados muertos en Irak de mil familias, el mayor número de víctimas de guerra después de Viet nam. Digo, y doy vuelta la página, para entrar en The Washington Post , y las mismas fotos a colores, como si la muerte nos iluminara desde el más allá. Fundamentalistas de m, y cierro el periódico que le pertenece a los ataúdes, cementerios, a los habitantes de un mundo muerto, y esto no es verano, sino un tiempo infernal, la cara real del hombre que se pasea con su tridente, y la muerte nos mira con su rostro de inocencia. Ven, nos dice, a un paseo por El Tigris y El Eúfrates. Malditos sepultureros de la vida, que se mueran de asco frente a sus espejos, hemorroides, a su mundo de gelatina, genuflexos señores de la guerra, eunucos agentes de funerarias. Los mutilados desfilan sin brazos, ni piernas, ni ojos, no quieren ver otra guerra y suman más de siete mil. Una trinchera llena de pus y gusanos que se alimentan del pánico. Qué horror dormir con el espanto. Yo esta noche repaso paisajes de mi infancia. Leo que Gabriel García Márquez editará el próximo mes su última novela: Memorias de mis putas tristes . Y la historia la cuenta un nonagenario, viejo cliente de un burdel, a quien la dueña del prostíbulo le obsequia una muchacha virgen en premio a su larga devoción por el sitio.
La vida pareciera estar en Brunei. No estaba en mi geografía ese pequeño y rico país petrolero, musulmán. El príncipe heredero de Brunei se ha casado con una plebeya de dulces 17 años, en medio de un boato faraónico. Ella, Sarah, tendrá 1788 habitaciones en el Palacio para escoger donde hacer el amor y dormir. Cinco días durará la boda del país asiático (¿de ahí vendrá el dicho, lujo asiático?), a la que asistieron 6 mil personas y 60 mandatarios, príncipes, sultanes, reyes. Esta vez nada de mirra, ni incienso, sino oro, diamantes, sedas. Pero el mundo no vive sólo de irrealidades y sueños de Las Mil y una Noche . Así fue como, cuentan los asistentes a esa magnífica boda de sultanes y princesas, que la presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, quien asistía a ese evento en Brunei, tuvo que abandonar precipitadamente el reino, porque en Yakarta habían hecho estallar una bomba en la embajada de Australia. Pensé en la frase célebre, de cinemascope del Number One: Un mundo más seguro. Una frase para el celuloide y ojalá el Gordo Moore la recoja en su próximo cortometraje, que da para una tira completa, y podría comenzar con una vista panorámica del planeta bajo el rótulo: Frágil. No camine dos veces por un mismo lugar. El tema es que los dos fundamentalismos han desatado a Lucifer. Ahí está el hábil 666, dueño de la cancha, sin competencia. Reluciente número en su cabeza rapada, sueña con vernos como un montón de polvo para amontonarnos en una pieza en su averno. Sonríe detrás del viento helado de la muerte, sopla, por una ventana apaga el paisaje con un chasquido de dedos infernales. Un mundo más seguro, sonríe. Sólo la muerte asegura el porvenir. Nos vemos en el averno. La muerte seguirá siendo noticia. Póngase en su pellejo. Necesita su cadáver. Pase por su ticket. De seguro ya tiene un cupo, una hora, un lugar. Damos calor humano hasta que en algún momento te pasará a buscar un escalofrío que recorrerá por última vez tu cuerpo. Del otro lado una voz apagada por un bombero gritará una canción de Bunbury:
Sácame
de aquí
sácame de aquí
no me dejes solo
o todo el mundo esta loco
o Dios es sordo
dicen que si continuas
a algún un lugar llegarás
debe hacer falta
bastante caminar
no soy mala yerba
sólo yerba en mal lugar
cabeza de calabaza
el martes de carnaval
hubo un momento en que pudimos
decir que no, que lo sentimos
nos debimos confundir
escribiremos nuevas reglas
esta es la primera de ellas
está prohibido prohibir
sácame de aquí
no me dejes solo
o todo el mundo está loco
o Dios es sordo
sacamé de aquí
no me dejes solo
no entiendo que nos pasa a todos
hemos perdido la razón
nos hemos equivocado
teniendo toda la razón
aun podemos ser libres
dentro de una canción
hubo un momento en que pudimos
decir que no, que lo sentimos
nos debimos confundir
escribiremos nuevas reglas
esta es la primera de ellas
está prohibido prohibir
sácame de aquí
no me dejes solo
o todo el mundo esta loco
o Dios es sordo
sácame de aquí
no me dejes solo
no entiendo que nos pasa a todos
hemos perdido la razón
sácame, sácame...
sácame de aquí
no me dejes, no me dejes...
tan solo...
sácame de aquí
Así terminarán también como esta canción las tropas del Number One en Irak. ¿Regresarán a casa en la alfombra mágica de J. Kerry? Esa debiera ser la apuesta del pueblo norteamericano esta dos de noviembre. La primera de una serie, como el cambio de rumbo en las políticas sociales y de educación, en el empleo. Las cifras del horror en Irak superan los 200 mil millones y no tienen fin los gastos en esa aventura siniestra, incierta, dantesca. La mentira más costosa en la historia de los Estados Unidos de América. Una guerra con un fin sin fin debe finalizar. Sólo el pueblo norteamericano puede reclamar este derecho a vivir en paz en las urnas a poco más de seis semanas de las elecciones presidenciales. La imagen del panorama real, es un saco roto escalofriante, la sensación de algo vacío lleno de temor, un mundo a la espera de un tiro en la nuca. El mundo ya votó por un cambio en la Casa Blanca. ¿Washington podrá seguir viviendo contra el mundo?
Noviembre está empedrado de grandes ilusiones y obstáculos. Nunca como ahora el pueblo norteamericano había tenido la oportunidad de fijar rumbos en unas elecciones cargadas por el tema de la inseguridad nacional y global, por una conducta rabiosa que ha llevado a la nación al borde del abismo, a un desangramiento físico y económico injustificado. Es claro que todas las bombas lanzadas, los misiles, los más de 200 mil millones de dólares gastados en las campañas de apaciguamiento y conquista de Irak y Afganistán, no han disminuido el terrorismo. Ese es el gran tema de la campaña, lo demás va por añadidura: una economía resquebrajada y un deterioro social creciente, desconocido en la Unión. El pueblo ya sabe que el terrorismo no se puede combatir con más terror. El camino es el del pueblo español que puso un punto final a lo de Irak. Restaurar moral y políticamente las Naciones Unidas, que fue derribada antes que las Torres Gemelas, casualmente en Nueva York. El mundo debe involucrarse en una paz que sólo a él le pertenece e interesa mantener. Un gendarme, aunque fuera bien intencionado, no tiene la capacidad física, credibilidad, ni posibilidad de enderezar el rumbo del mundo como si fuera una gran autopista, que bastara un control remoto en un tablero de mando. Si bien es cierto el mundo ha cambiado desde el imperio romano, el emperador y sus ejércitos tuvieron que sudar la gota gorda, dejar la sangre, convivir, hacer concesiones, caminar el imperio con las sandalias de la conquista y aún así le llegó su hora a Roma. La historia nos transforma en convictos, reos, de su pasado, y aún así lanzamos salvas por las victorias, que son el juego que el bumerang de las futuras derrotas nos hace saludar como fuegos artificiales, fuego fatuo, en verdad. Debiera embanderarse todos los sitios, lugares, estados de la Unión, por la paz. Lanzar una ofensiva de paz por el mundo y comenzar por los vecinos del hemisferio americano. Al terror se le aísla con la paz, con la unidad de las naciones libres, con el fin del conflicto palestino-israelí, con un Nuevo Orden entre Oriente y Occidente, con la paz sin vencedores ni vencidos, sin los muros de los prejuicios, ni las falsas hegemonías, que resultan ser subproductos chatarras de utopías pasadas de moda. Oriente y Occidente parecieran estar más cerca que un mal sueño, que la fantasía de un loco en El Jardín de Rosas, o las alfombras de un Sultán que no encuentra la puerta de Bagdad ni la punta de sus zapatillas de duende.
Un cambio de timón global es urgente, necesario, indispensable. Con una nueva administración es posible. La seguridad es patrimonio de la humanidad. Un lugar inseguro en cualquier lugar del planeta multiplicará más inseguridad. La guerra es un bumerang en el Medio Oriente, el Cáucaso, Irak, Afganistán, y en cualquier lugar del mundo, porque el terror no tiene fronteras, limites, y sus causas son la aberrante miseria humana en todas sus fases, la discriminación, los atropellos de la falsa libertad, a otras culturas, la ambición por el petróleo, el dominio de otros, el frenesí del poder, los fundamentalismos, la creciente pobreza, la mentira de los estados poderosos, la cobardía de los organismos internacionales, el fanatismo religioso en cualquiera de sus órbitas, la pasividad de los pueblos que tienen los recursos para cambiar el curso de la historia. Ayer Bali, Casa Blanca, Estambul, Madrid. ¿Qué ciudad será el próximo objetivo del terrorismo?
Me instalo en la memoria del 11 de septiembre de Santiago de Chile y Nueva York, Las Torres Gemelas. Mañanas tenebrosas para la humanidad. Nubarrones sangrientos, escombros, humo, cristal roto, la especie duerme en estado de coma. Un presidente constitucional es cañoneado por aire y tierra. La ciudad afortunadamente no tiene mar, sólo un río lleno de cuajarones. El presidente se suicida en medio de la traición de los militares y de los escombros del Palacio de La Moneda. Fue un 11 de septiembre de 1973. 17años y unos meses duraría ese 11 de septiembre en Chile, regentado por una de las dictaduras más feroces y cínicas de América latina. (Augusto Riggs es un ejemplo de esta tormenta en el desierto de Chile) La fecha fatídica se repetiría en el 2001, en Manhattan, N.Y., icono de razas, culturas, rascacielos. Ese día, hubo reencuentros de la nada en la esquina del olvido. La casa universal de la Estatua de La Libertad. Nueva York, calidoscopio de razas, lenguas, paisaje profundo de bóvedas, bolsas, valores, patria de las finanzas internacionales. Tan alto mira Manhattan que los pájaros se estrellan y mueren contra los ventanales de sus grandes rascacielos. Las calles son pequeños cementerios de esas aves migratorias. En la mañana del 11 de septiembre del 2001 los terroristas de Al Qaeda derrumbarían no sólo las dos emblemáticas torres del corazón de Manhattan, en el edificio Trade World Center , sino la paz del mundo, y la Caja de Pandora comenzaría su interminable monólogo de sorpresas fatales. El Pentágono perdió una esquina. La muerte reveló su cruel imaginación, develó el rostro de un mundo sin rostro, con un futuro lleno de sospechas, un escenario sin fondo, ni salida, como esa mañana en una calle de Manhattan, donde se arrodillaría la humanidad como en Santiago, Bagdad, Afganistán, Palestina, Chechenia, tantos y tantos lugares, en África, América latina, Asia, para llegar a la inocente escuela de Beslán, en Rusia. Allí, la muerte se disfrazó de niño en Beslán, como en otros lugares sin nombre.
Epílogo
Son tiempos huracanados. De septiembre a noviembre el ojo del huracán continuará en Estados Unidos. Un mundo más seguro, la frase flota en el ambiente. Queda colgando como un nido en la montaña. Sorpresa es la palabra real que crece en la arena y se desplaza descalza en el desierto. De dónde venimos, estamos casi cerca descubriendo el origen de la vida, quiénes somos, más o menos sabemos algo, pero hacia dónde vamos, no. Ese es el gran enigma, un paréntesis blanco como un agujero negro en el espacio infinito. Hola/Hello, el destino en Basora es un soplete encendido debajo de la capa de un monje. Iván el Terrible huracán, como el monje Ras Putin se encontrará con su hermano Jeb en La Florida. ¿Cuándo volverán de Irak a casa y la Casa Blanca volverá a ser la casa de todos?
La muerte abrió las puertas de Bagdad a Occidente
(en tiempos de diluvio, no vote por un diluviano)
Por: Silvia Banfield
La sala de redacción estaba en silencio. No por ausencia. Todos pendientes de sus asignaciones. Es una norma tácita. Mi lujo es no pertenecer al establecimiento informativo. A la orden esclava de la agenda única. Alguien debe hacer el día a día, sin duda, un periódico es la suma de cada hecho. Es decir, las 24 horas del día, los 365 días del año y las horas del mismísimo infierno si hicieran falta. Sólo una masa de rostros uniformados en la atención suspendida. Arman el rompecabezas del día, aunque nada es lineal, siempre cae del cielo una información meteorito, dos o tres. Los hechos son erráticos como los huracanes, se parecen a la punta del iceberg, pero tienen un gran ojo que anticipa una tormenta de proporciones, que va creciendo en la inocencia errática de su paso, en el juego aparentemente infantil de sus movimientos, y sólo sabremos de su paradero real cuando toque tierra. Ahí muere de muerte natural, después de haberse alimentado del terror de los seres humanos, haber dejado sus huellas feroces de pantera sólo rodeada de noche. Y con inocencia, cuando siente agotadas sus fuerzas, se hace llamar depresión
Sí, me he detenido en el ojo del huracán, frente a mis ojos en la pantalla, mientras siento un zumbido y rechinar de notas en las libretas de los periodistas. Es una pintura pastel en la profundidad el ojo que hace sentir el enigma de su viaje en la mirada, oráculo de terror, como si una grieta infinita te mirar todo el tiempo. No te habla, sólo observa, te mide, sopesa, uno siente el vapor de ese ojo profundo hipnótico, que es el cuerpo de lo que se desplaza con furia y obliga a quienes están en su curso a un seguimiento minuto a minuto, y la bestia que tal vez ignora su mortal paso, busca un sitio donde descansar finalmente, pero detrás de su último aire nace un nuevo huracán. Los huracanes juegan con el orgullo de la seguridad nacional.
El hombre todopoderoso e invencible huye por las carreteras despavorido, una y otra vez, por una fuerza que le supera en todos los terrenos, le recuerda la fragilidad de la vida y las cosas, le exige tal vez algo más de humildad. Es la lección de Iván, cuyo ojo refleja a sus antepasados jurásicos, arrugado en la profundidad de sus vientos crispado, lo siento solitario en su tenaz naufragio por el Caribe, se sabe suicida de antemano, es una furia de inmolaciones sucesivas, gigante con pies de lluvias, vientos, torrenciales aguaceros, una presencia diluviana a su paso, el Arca de Noé saldría disparada por su ojo con todas las especies. Qué sería del mundo sin las pequeñas y grandes bestias.
Siento un poco la mirada de un paquidermo en esta sala, la observación totalitaria desde un ojo arrugado, tan pequeño para esa enorme masa que avanza en tantos tiempos distintos, como la velocidad y la parsimonia densa de quien sabe lo que hace. Un punto negro en el centro, envuelto en una circunferencia blanca, espumosa que crece, y pareciera representar un algodón, de esos que venden en los apures de entretención. ¿En qué pensará el ojo del huracán cuando lo sobrevuela el diminuto avión, que quiere saber su curso? Y todo termina siempre siendo el secreto mejor guardado, porque es un rumbo sin brújula. El huracán enciende sus motores en el Atlántico, siente que el ambiente se recalienta, comprende que su viaje está en ruta, es inminente, ya existe un itinerario, comienza a hacer sus maletas, da a entender por donde iniciará su periplo, se deja ver, todos conocen su rumbo, pero no sus destinos reales, y ya lo tenemos en pantalla, en vivo, a color, y obliga a aferrarse en las butacas porque a partir de su partida, todo será incierto, se transformará en un hostil comerciante viajero.
En cualquier momento azorará las costas del Sur, es jueves cuando escribo estas líneas. Iván, se ha seguido burlando de todos nosotros. Dejó fuera de servicio el paraíso fiscal en Gran Caimán. Un mensaje para quienes guardan todo tipo de dinero. Ni el plástico imaginario es seguro a su paso. Sólo rozó la punta de la península de Guanahacabibes, aunque sus vientos de más de 200 kilómetros por hora, destruyeron casas, vías, siembras, cítricos y tendidos eléctricos en Pinar del Río.
Salgamos del ojo de la tormenta, aunque pareciera imposible. ¿Me pregunto si el huracán sabrá lo del recalentamiento de la tierra, y que Estados Unidos con el 4 por ciento de la población mundial, contamina un 25 por ciento del planeta?. O por eso, ha escogido quizás, asustar a la Unión en cuatro estados. Sus primos, Charley y Frances, dejaron en jaque a La Florida este año. La agresión al ambiente, nos confirma que la tierra es un ser vivo, que de alguna manera se defiende, retoma su ciclo, y expulsa de su entorno al invasor indeseado, a quien no sigue su ciclo, y rompe una y otra vez el eslabón de su cadena. En un mundo global, todo lo es, como el recalentamiento. La naturaleza siempre ha sido global, responde sincronizadamente. La niebla tóxica de Hong Kong, la acidez que se respira en tantas capitales del mundo, las miles de personas que mueren por enfermedades bronquiales, la amazonía pierde miles de hectáreas de bosques anualmente, el smog en el Distrito Federal de México o Santiago de Chile, las toxinas en Sao Paulo, Nueva York, Bombay, Shangai, cuántas ciudades ya no son habitables ni respirables. Bahías, ríos contaminados, alimentos saturados de químicos cancerígenos, y la tierra recalentada con cambios climáticos de impredecibles consecuencias, para poner un punto final a estas catástrofes que se hacen cada vez más recurrentes. Este es un tema que no le gusta al Tío Sam. Lo minimiza. Le ha sacado el cuerpo al protocolo de Kyoto. No participa de este tratado tendiente a proteger globalmente el mundo. La agresión al planeta es real. La tierra se autorregula, y si el hombre no hace lo mismo, con su apetito voraz frente a los recursos naturales, su consumismo troglodita, su pasión por detonar artefactos que destruyen la vida, la naturaleza terminará por asimilarnos, borrándonos del planeta. No es una idea fantástica para una tira cómica. Es una posibilidad cada vez más real. Han sido días recargados de acontecimientos que no van en dirección de la frase clisé de Wahington. Un país y un mundo más seguro. Es todo lo contrario, y quisiéramos poder decir, sí, es un mundo más seguro el que estamos viviendo. No podemos engañarnos. Irak es más que un fiasco, una vergüenza.
El plan Busch ha fracasado y rotundamente. No hay más explicaciones. En Bagdad la vida es un mal chiste que se repite como la muerte. La ONU, Kofi Annan, ha sellado la estupidez universal, global, con sede en N. Y. : la invasión a Irak fue ilegal, dijo recientemente. Un mal chiste tiene solución, no repetirlo. Pero esta frase lleva el signo de la cobardía, burla, la falta de dignidad y ética. La ONU se quedó sin moral, ausente del escenario real mundial. Renga, coja y ciega. Out. Irak sigue volando en mis pedazos cada día, y los cadáveres se esparcen a uno y otro lado del Tigris y del Eufrates. ¿Un país más seguro, libre, democrático y feliz? El petróleo disparó sus precios y se ha estabilizado en unos niveles muy perjudiciales para las economías de los más pobres. No hay resultados saludables de la invasión de Irak. Presiento que ahí no pasado lo peor. La antesala a la carrera por la Casa Blanca, puede empujar al Islam hacia acciones insospechadas. El terror se alimenta de más terror. Más de 200 mil millones de dólares "invertidos" en la pacificación de Irak. La más grande ironía de la economía, del Tesoro nacional de los Estados Unidos y del equipo estratégico del Number One. Las áreas de salud y educación, desmejoran cada día en Estados Unidos. La economía no resuelve el problema del desempleo, ni del feroz endeudamiento que crece como un huracán y amenaza la estabilidad económica, ya golpeada. Esto es lo medular, y no la campaña del soldado infractor, que cuando adolescente se drogaba en Camp David y su papá dirigía los destinos de la Nación. Lo importante es que ha pasado en Estados Unidos en estos cuatro años y como está el mundo bajo el ordenamiento, los lineamientos de la "doctrina" Busch. Son los hechos los que debieran ser juzgados el 2 de noviembre. Lo que el elector medio, el pueblo no puede hacer, es mentirse asimismo. Tiene una oportunidad única para decidir su destino. Fallarse a uno mismo, es la peor desgracia. El harakiri no es una versión norteamericana del suicidio. El campo pareciera estar claramente rayado. Ningún maquillaje debiera salvar a GWB de estos cuatro años erráticos y lleno de mentiras. Ninguna sanción más dolorosa para un presidente, que rechazarlo en las urnas. El verdadero Número Uno de la nación, es el pueblo, el soberano.
La realidad nos pone serios. Es mejor ir por un tercer café. Dejar que la pantalla recobre su propia lucidez. Reírme un poco de esos mensajes que me envían, para que baje información de las bolsas, gratuitamente. No me extrañaría recibir mensajes sobre la marcha de los Open de Golf, que dan la vuelta del mundo, como si la Tierra fuera una pelotita minúscula que busca un agujero para enterrarse y sobrevivir bajo tierra. Detrás del ventanal hacia el sur, está por llegar Iván. Su lenguaje es el terror natural. Eres terrible, me digo, puedes nacer en el África, tienes tu propia aeronave, servicio migratorio, y te presentas aquí, como un guapo. Recuerdo las historias que me contaba el poeta sobre Waithy , la perra marinera, originaria de Samoa. Estiraba su cuerpo y piernas como una bailarina de blancas zapatillas y miraba con el silencio de los tiempos. Me la imagino sobre el barco en medio de una tormenta en esas noches cerradas en el Atlántico, apenas con su intuición y sus ojos miel frente al mar. Sólo veía un viento negro, sentía el vaivén de la cubierta sobre el intenso oleaje, los pasos de una tripulación alerta, y todo el silencio se resumía en la muda red que aguardaba un mejor momento para ser lanzada al mar. Todo su año de vida en cubierta y viendo nada más que con hombres. En su nueva vida en tierra, la veo acomodándose a las fuertes lluvias tropicales, a las tormentas eléctricas ruidosas, legendarias, recostada junto al poeta, esperando que amaine la furia del cielo. Los peces podían dormir en paz en esas noches, silenciosos bajo la tormenta, como peces en el agua.
Pero también llegan buenas noticias. Viene de Egipto y en una alfombra mágica real. Dos gemelas de 8 meses cayeron de un cuarto piso a la calle, cuando salieron arrojadas por el balcón sobre un colchón. Volaron con la magia de Dios y cayeron intactas al suelo. Si Alá no existe, es grande.
Ahora entiendo la magnitud de las palabras del poeta, cuando sentía en las noches a los tractores derribar los árboles casi centenarios del bosque aledaño a su casa y sólo el río mantenía su leve silencioso curso esas madrugadas. La selva se iluminaba artificialmente, para que los depredadores destruyeran su hábitat. Los animales huían despavoridos con el ruido de la cierras eléctricas, los motores a diesel oliendo a nafta, tronaban entre el follaje y la noche. Un oso perezoso permanece en el árbol, sin prisa, ni tiempo, se desplomará en caída libre cuando la motosierra cruce el tronco de lado a lado. Enciendo un pucho por estos pensamientos, como si esa luz me llevará hacia algún lugar. Está oscuro, definitivamente, sólo el ventanal que es alcanzado por la luz de mi lámpara, reflejo que me asegura que más allá habrá un nuevo día.
En medio de un gran temor vive Estados Unidos, y es el terror, muchas veces manipulado, el principal actor y factor desencadenante del voto en las próximas elecciones. Sorprende que una nación que se ha caracterizado por una lucha frontal contra el miedo, la pobreza, que ha sido más abierta que muchas, nacida de la inmigración, y que se ha sentido sencillamente libre, viva prisionera del espanto, y sus autoridades contribuyan a esta parálisis de la ciudadanía a través de leyes, amenazas vedadas, reiteraciones sistemáticas, censura tácita de la prensa, ausencia de la debida transparencia o la mentira rampante. J. Kerry ha dado en el clavo en medio del escalofrío nacional, al sostener que el presidente George W. Bush está "viviendo en un mundo de fantasías al no decirle la verdad al pueblo norteamericano" . El mundo ya conoce la verdad y el pueblo español señaló un camino a sus gobernantes. Washington, quiere decir Kerry, debe aterrizar en su propia Galaxia. Ya es hora. Irak es una fantasía mortal para los soldados. Muerte, mutilaciones, jóvenes sicológicamente destruidos, cuerpos despedazados envueltos en bolsas de plásticos, secuestros, miles de civiles muertos, mujeres, niños, ancianos, familias sin esperanza, un mundo de horror sin fronteras. Ciudades que ya son fantasmas, pueblos diezmados, una nación milenaria arrastrada en sus ruinas, sobre el polvo del desierto su humillación. La muerte arrastra un mundo más seguro. El que promete el sacristán de Dios en esta parte del mundo. La muerte abrió las puertas de Bagdad a Occidente. Tal y como la conocemos, parca, severa, absoluta, una gran improvisadora, desde luego, y eso corre por cuenta de la casa. Han entrado en pantuflas los soldados de Occidente después de los intensos bombardeos, para no despertar la ira de la ciudad. No saben que caminan sobre el despeñadero. La luz, el resplandor de la muerte detrás de las mezquitas. La muerte va iluminando la ciudad. La parca se instala, no trae guantes de seda, son sus caballos negros los que recorren como en un cortejo, a paso firme, las calles del terror. Una señal indica: por esta vía a la guerra civil. El letrero se va multiplicando. Todas las rutas conducen a la muerte en Bagdad.¿A quién le sirve que el silencio doble una esquina y se vuelva enemigo unos metros más allá? Bagdad se traga a sus hijos y a su verdugo. La ciudad es un río de arena. Un puñado de sal en el ojo de un ciervo . El pan que el horno quema . La puerta que un cadáver abre y cierra. No se muere dos veces en Bagdad . Ni falta hace . ¿ Un muerto es un anfitrión más seguro?. No se mueve de su butaca, pero finalmente pasa la cuenta. Del otro lado, nada es seguro . Y desde este, la muerte saca el As . Un campo seguro para la cruz o el polvo. A todos les falta Dios, en esta hora. La muerte es el acto más repetitivo. La muerte tiene sus riesgos, se puede caer de bruces en el cielo. ¿Quién limpiará el Paraíso de explosivos. ? Pasan las nubes en silencio. Es Bagdad un mediodía. El viento es una guillotina. En un papel arrugado con las palabras al revés, leo sobre el huracán Iván . Es un contratito con el Infierno, digo . La hoja del tiempo se me vuela de las manos . Nada es seguro en Bagdad, ni la arena del desierto, soldado, remember .
Faltan casi los cuarenta días del Diluvio para el torneo Busch-Kerry, y la mesa redonda no cuadra para los dos caballeros, y no todo es cuadrado como un triángulo y menos el de las Bermudas, donde está instalado el actual inquilino, a la vera ribera del Potomac. Hace aguas su candidatura, huracanes, tornados, EL Number One busca un salvavidas en medio del oleaje de la tormenta. La Florida, sede del pasado fraude, vive la conmoción de tres huracanes en poco más de un mes: Charley, France e Iván. Se sienten los problemas de desempleo, salud, y de servicios sociales de toda naturaleza y urgencia. Es un reflejo del país en otros estados de la Unión. El Talón de Aquiles de Busch es la economía, los servicios de salud y educación, y el fiasco de Irak. La mentira ocupa un sitio de honor en la Unión y en esta trama. Las cuentas de la muerte en Bagdad son muy distintas a las que lleva el libro negro de la Casa Blanca. Nadie habla de los soldados que se han suicidado, de los miles de miles de mutilados, y que el cartero sigue tocando las puertas de las viudas y familiares en Estados Unidos. Es el bumerang de la muerte que le devuelve la mano desde Bagdad.
Detrás de la cola del Gran Caimán está el voto latino: siete millones. Se estima que los latinos volverán a definir la presidencia en Estados Unidos. Algo increíble, ser primer actor desde la marginalidad. Sólo en América. Me gusta esa frase. Debemos recuperar la identidad perdida de la libertad y ética. Estos votantes milagrosos provienen de cinco estados del sudoeste: Arizona, Nevada, Nuevo México, Florida y Colorado. Curiosamente, ni una letra sobre los inmigrantes en campaña, ni una palabra sobre Latinoamérica. ¿Nada nuevo bajo el sol rojo de Colorado? Mi corazón está con el cambio.