Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 6
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 63
Julio 2004


DYLAN THOMAS:

EL SENDERO POÉTICO
DE UN COMPLEJO
MUNDO ONÍRICO

Por: Alvaro Oliva

Gales; una tierra mágica donde las leyendas y los fantasmas celtas aún llaman a las puertas de los pequeños villorrios, un lugar donde esas siluetas se pasean por la tormentosa costa donde las mutaciones climáticas generan luminosas acuarelas verdosas, intervenidas por un tenue haz de luz. Lo inusual y cotidiano de este terruño formó parte del entorno de los primeros años de Thomas, la degradación en colores del paisaje puede descubrirse estampada al escudriñar en algunos de sus versos.

Acusado por algunos críticos de irracional y rígido este escritor y poeta europeo, nacido en 1914, nos legó una obra onírica que se comenzó a sedimentar en sus primeros años de escuela, en el poblado de Swansea, Reino Unido, bajo la supervisión de su padre y maestro . Ya en esa época comenzó a escribir sus primeros textos donde expresaba su prematura inquietud lírica, distanciada de las tendencias convencionales. Es así, que en busca de nuevas perspectivas para potenciar su talento decide marcharse a Londres, tras terminar sus estudios secundarios.

En la ciudad de la neblina, siempre hermética a las visitas de las corrientes literarias extranjeras, Dylan comenzó a esbozar sus más importantes textos que lo darían a conocer como poeta. De esta forma, en el año 1934, materializó su creación "Dieciocho Poemas", donde desfilaron una serie de temáticas como la muerte, el sexo, el pecado y la religión con elementos del surrealismo introspectivo, en una poesía alejada de la racionalidad, aunque inevitablemente envolvente. Más tarde continuó con las obras "Veinticinco Poemas" (1936) y Mapa de Amor (1939), consolidándose con un tipo de trabajo evocativo, metafísico y algo romántico.

En el año 1936, mientras Europa aún ignoraba el visceral epicentro de la Segunda Guerra, el poeta conoce a la bella Caitlin Macnamara, quien atrae sus vulnerables deseos, motivo por el cual contrae matrimonio con ella. Es así como Dylan engendró a tres vástagos que, aunque llenaron de optimismo el hogar con sus agudas carcajadas y juegos de infantes, no impidieron que la relación con su mujer empeorara a través del tiempo, situación tormentosa que lo acompañó como una inapropiada sombra hasta sus últimos días.

Mientras su matrimonio se deterioraba y el Viejo Continente se agujereaba por doquier, durante los enfrentamientos, Dylan se dedicaba a la radiodifusión y a escribir guiones para el cine. En este período comienza a ponerse en contacto con los hechos bélicos de la época, enterándose, con estupor, de las apocalípticas consecuencias consabidas que conmovían a Occidente.  

Sin embargo, a pesar del decadente proceso bélico, su actividad creativa continuó en ascenso y publicó los apuntes autobiográficos " Retrato del Artista Cachorro" (1940) y "Aventuras en el Tráfico de Pieles" (editado póstumamente, en 1954). En su edad madura, tras ver el odio de las guerras mundiales y mientras soportaba una relación hostil con su esposa, escribió "Defunciones y Nacimientos" (1946), "En el Sueño Campestre" (1951), y la obra de teatro para voces "Bajo el Bosque Lácteo"(Difundido, en 1954) .

En sus últimos años se dedicó a recorrer universidades norteamericanas, efectuando conferencias y recitando sus poemas. En esta etapa de su vida, mientras la década de los años cincuenta recién comenzaba, Dylan ya se había transformado en un alcohólico sin control, dependencia que lo condenó a muerte el 9 de noviembre de 1953, en la ciudad de Nueva York.

Su adicción lo hizo fallecer lentamente, casi como un augurio de su epílogo la bebida lo acompañó en el trabajo y ocio, mientras florecía su exquisito vocabulario y se construía su irrepetible universo. Voluntariamente se fue carcomiendo entre la fantasía y la embriaguez, intentando escapar de una realidad insostenible, una criatura más que no se pudo incorporar ante las bofetadas de la contingencia que le reveló un contexto histórico nauseabundo.

El pequeño poblado de Swansea lo vio nacer y las bóvedas de la gran manzana divisaron, inmutables, su ocaso, las letras de los sueños una vez más fueron adoptadas por un padre, en esta oportunidad, un tutor de cabellos dorados que ostentaba un lenguaje cuidado y exquisito.

Y LA MUERTE NO TENDRÁ SEÑORÍO

" Y la muerte no tendrá señorío.

Desnudos los muertos se habrán confundido

con el hombre del viento y la luna poniente;

cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios,

tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;

aunque se vuelvan locos serán cuerdos,

aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,

aunque los amantes se pierdan quedará el amor;

y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.

Bajo las ondulaciones del mar

los que yacen tendidos no morirán aterrados;

retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden,

amarrados a una rueda, aún no se romperán;

la fe en sus manos se partirá en dos,

y los penetrarán los daños unicornios;

rotos todos los cabos ya no crujirán más;

y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.

Aunque las gaviotas no griten más en su oído

ni las olas estallen ruidosas en las costas;

aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten

ya más la cabeza al golpe de la lluvia;

aunque estén locos y muertos como clavos,

las cabezas de los cadáveres martillearan margaritas;

estallarán al sol hasta que el sol estalle,

y la muerte no tendrá señorío."

 



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Alvaro Oliva puede hacerlo a: alvaro_oliva@hotmail.com
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