Santiago de Chile.
Revista Virtual.

Año 5
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 52
Julio de 2003

 

NACE UN CIUDADANO

Por: Humberto Yannini Mejenes

Habida cuenta de su proclividad a colgarse de todo objeto que mida más de sesenta centímetros de altura, el pequeño Carlos Alberto, próximamente conocido en los bajos fondos del hampa infantil como el alambrista, cumplió hoy unos de sus más caros anhelos civiles: fue debidamente presentado y registrado en los archivos del Registro Civil, por lo que, según reza en sendos artículos de la Carta Magna, no sólo lo pusimos a nuestro nombre sino que pasó a ser, oficialmente, un nuevo ciudadano mexicano.

Es evidente que el pequeño no está consciente de la responsabilidad que ello supone, ya que en un plazo perentorio se hará acreedor a su parte proporcional del Fobrapoa, en principio, y de las muchas reformas fiscales que le habrán de tocar, cuyos fines inmediatos son la mayor captación de impuestos para la mayor dilapidación de los mismos; a no ser que asuma el poder alguien que en realidad los distribuya con equidad.

El nuevo ciudadano, cuyas principales actividades son: dormir, comer, jugar (sobre todo con las cosas que no tienen repuesto, como diría Serrat), sostener innúmeros monólogos con cualquier ente, animado e inanimado, hacer enojar a su mamá y, ¡claro!, aventarse unas deposiciones cuyos vahos lo hacen fácil de localizar, hablar en un idioma desconocido hasta hoy en día, llorar y reír, indistintamente, y engullirse sendos biberones de leche con Quick de fresa entretanto.

El alambrista, también, goza enormidades prendiendo y apagando interruptores de luz, investigando para qué sirven los botones del aparato de sonido, la televisión, etcétera, y después que lo averigua, se dedica impunemente a usarlos hasta que es reprendido por ello; y luego que finge estar haciendo otra cosa, vuelve a encender y apagar la tele, si es el caso, hasta que es nuevamente amonestado; después centra su atención en otra cosa —generalmente si deriva de ello una travesura—, por lo que requiere de una marca personal todo el día.

El poder destructivo del nuevo ciudadano no sólo es notable sino que linda en los terrenos del terrorismo. Dentro de sus más célebres atentados está la estufa cuyas perillas, horno y adminículos adyacentes, han caído en desuso luego de su paso paulatino y avasallador, perpetrado dentro de un modus operandi de suyo exquisito, ya que ejecuta los trabajos al amparo de la normalidad. Igual suerte han corrido algunos otros enseres de la cocina, además de innúmeros artículos que han dejado se servir para los fines que fueron creados, merced al poder destructivo del alambrista, cuyas actividades curriculares podrían ser de mucha valía para entender la esencia misma de la destrucción, y coadyuvar a que esos ciudadanos del mundo apellidados Bush, Aznar y Blear, lleven a todos los rincones del globo terráqueo su ínclita labor pacifista.

Mención aparte merece su proclividad a alcanzar alturas que superan hasta tres veces su estatura. De modo que si se sitúa al lado de una escalera, un sillón o cualquier superficie susceptible de ser escalada, el nuevo ciudadano la emprende con marcial donaire, subiéndose hasta alcanzar su propósito y ajeno por completo a los peligros que ello supone; las más de las veces no lo consigue, y cuando no encuentra cómo bajarse, entonces activa la alarma de voz que de inmediato se convierte en sendos berridos, difícilmente inaudibles, que hacen que el ser humano más próximo a él corra en su auxilio.

El alambrista —dicho esto en su total descargo— lleva la música por dentro, por lo que a la menor provocación musical, se echa a bailar siguiendo una rutina de baile sui generis, de la cual, casi siempre, termina siendo ovacionado por los presentes; y si no es así, acaba aplaudiéndose a sí mismo sin el más mínimo rasgo de pudor, acaso con descaro, esbozando una sonrisa que arrastra a las féminas, la cual complementa con un leve movimiento de cabeza que alborota sus bucles.

El recién estrenado ciudadano está más que dispuesto a vivir su vida, incluso a vivirla saltándose años y dientes, intentando emular, como es natural, a los adultos o en todo caso a su hermana Daniela, por lo que ha iniciado una campaña sin cuartel contra todos los alimentos infantiles de consistencia blanda, incluida toda la gama de productos Gerber, así como todo el vasto universo del Reino Vegetal; en contraposición a ello, sólo quiere engullir quesadillas, carne asada, tacos, hamburguesas, etc.; y como no podría ser de otra manera, prefiere cualquier refresco sobre la leche.

Por lo demás, el alambrista ostenta una fuerza bruta que usa hasta la saciedad, derribando impíamente todos aquellas barreras que son colocadas para impedirle el paso a zonas que le resultan peligrosas, esbozando siempre una sonrisa entre cínica, burlona y angelical.

Ahora mismo, y ante los ojos atónitos de su madre, está desarrollando una técnica para quitarse el pañal y los zapatos en tres segundos flat. Y este su humilde escriba no puede dejar de preguntarse: ¿qué, así son todos los niños, de plano?

 

Si quiere comunicarse con Humberto Yannini Mejenes puede hacerlo a: plafotecnia@prodigy.net.mx

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